domingo, 26 de octubre de 2014

CUANDO EL CORDERO AÚLLA…

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(Momento de entrega del Premio Alejo Carpentier al joven narrador cubano J.R. Fragela por su novela El cordero aúlla, En la imagen junto a uno de los jurados, Alberto Ajón)

Reinaldo CEDEÑO Pineda

A Javier Rabeiro Fragela, quien esquiva su nombre completo o acaso se cobija con sus iniciales al estilo anglosajón ―Herbert George Wells: H.G.Wells, o tal vez mas cercano aún, John Ronell Reuel Tolkien: J. R. Tolkien— lo conocí, no a través de las letras, sino desde la imagen: VISUALEER, la  singular propuesta de  Internet que asegura que existe otra forma de leer desde el audiovisual.

   Desde entonces, me propuse conocer quien estaba detrás de aquello. Ahora tengo en mis manos su libro El cordero aúlla (Editorial Letras Cubanas 2014). Primero, reparé en el título y este me hizo recordar mis estudios universitarios, especialmente la figura del oximoron: dos conceptos de signos opuestos en una misma expresión. Los corderos, naturalmente balan; no aúllan; pero es mejor no apresurarse antes de leer estas páginas.

   Un muchacho de 16 años, con cáncer de pulmón, enfrenta la vida que se le escapa en cualquier momento. Esta marcado por muertes anteriores, incluida la de su padre en un accidente. La muerte cabalga sobre él. La violencia le asoma por los poros.

Lo único seguro es que nunca había matado a nadie, pero las pulsaciones, las imágenes, el cosquilleo y la ansiedad lo perseguían. Era una sensación burbujeante, que le obligaba a cerrar los ojos y abrirlos de nuevo en el momento que su padre salió al patio para matar a una gallina (…).
El padre la tomó por el cuello y la hizo girar varias veces. La gallina, ya sin cabeza, saltó de un lado a otro con las alas separadas y el cuerpo sin albedrío. De momento parecía borracha, o pérdida. Un ser animado sin dirección lógica.
El destino había escapado de ella y ahora solo le quedaba esperar.
Aquello era todo (…)
Un final grande y pequeño a la vez.
Quizás por eso su padre reía. Contemplaba la muerte de la gallina y reía.
El muchacho deseó ese poder. Lo ambicionó. Adueñarse del momento en que la vida se transforma en muerte. Poseerlo.

Desde una ventana, agazapado en la penumbra, el muchacho observa a una mujer haciendo el amor, o mejor despeguémonos del eufemismo: haciendo el sexo. A la larga, será un juego donde uno querrá quemarse, y el otro, escapar; porque este es un libro sobre la vida y la muerte, sobre el odio y el amor, sobre la supervivencia y la obsesión. 

   Y como es un libro sobre la vida, repito, es irremediablemente también un libro sobre el sexo. Sexo solitario, compartido y múltiple; sin guiños, sin gratuidades a la obscenidad. El lenguaje arrastra con sus párrafos breves, sostenidos, férreos; a contrapelo de los conceptos y frases hechas, filosófico, con asociaciones de una trabajada originalidad, con giros inusitados que te vuelcan.

El marinero estuvo casado con una muchacha que encontró en la bahía. El entretenimiento de la muchacha había consistido en ver llegar y partir a los barcos. Le gustaba ver flotar tantas toneladas en el agua como si se tratase de un acto de magia. El sonido de las anclas  contra la marea. Las banderas intranquilas, en una promesa de libertad.
Ella misma parecía un barco. Zarpaba al pararse en la bahía. Acodada en el muro tenía la forma de un barco. Su cabeza era la cabina del capitán, sus pechos la proa (…)
Se casó con la muchacha sin pensar demasiado.
Luego tomó aire. Decidió lanzarse a fondo. Nadar hacia sitos inexplorados, con peces ciegos y monstruos sin forma. Bajar y bajar hasta descubrir lo que deseaba.
Pero en el fondo de la muchacha no existía nada para él.

Los diálogos son gotas; mejor, extractos. Nada sobra. Las descripciones han sido dejadas en el espinazo; pero tal vez  la cota máxima se encuentre en el trazado de las atmósferas Permítaseme decirlo con un préstamo de las artes plásticas: sobre el papel se adivina  la espátula más que el pincel; de ahí la sensación táctil de las letras, el relieve de los párrafos. 

   En el caso de J.R.Fragela ―nacido en un poblado con nombre literario, Sabanilla del Encomendador, 1978— no es difícil ejercer de oráculo. Galardonado en los Premios Farraluque de Literatura Erótica (2006), Ernest Hemingway (2007) y Luis Rogelio Nogueras de novela (2011), el autor entra con este libro por la puerta grande de la narrativa cubana actual, con una marca propia, minimalista, sacudidora.

  No sé cuales serían las otras propuestas para el Premio Alejo Carpentier de novela que mereció este libro; pero el jurado que integraron Aida Bahr Valcárcel, Alberto Ajón León y Michel Encinosa Fú, acertó. Voy a todo riesgo. 

  Una historia sencilla ―si es que hay sencillez en la brevedad de un grito—, contada desde una intensa voz interior, desde la sajadura. Una novela conmovedora sin estridencia; cruel o cínica a las veces; cinematográfica siempre; lírica y descarnada. Todo en la justa dosis, como un mosaico. 

     No contaré el final. No cometeré semejante sacrilegio, mas valga la advertencia: Los corderos también pueden aullar.

           
Sábado del Libro, Santiago de Cuba. Librería Amado Ramón Sánchez. Enramadas. 25 de octubre de 2014. 

jueves, 23 de octubre de 2014

ENTREGAN PREMIOS DEL XII CONCURSO LITERARIO VIÑA JOVEN (2014)





(Ganadores  del  XII Concursos Literario Viña Joven 2014. En la imagen, la profesora Varinia González Estévez  (tercer  lugar), al medio. A la izquierda,  el periodista y poeta  Reinaldo Cedeño  Pineda  (segundo  lugar) y el ganador del primer lugar, el periodista y narrador, Eric Caraballoso Díaz) 

El periodista y narrador Eric Carballoso Díaz con Al alcance del oído: hitos culturales de la radio santiaguera, se acreditó el  primer lugar de la duodécima edición del Concurso Literario Viña Joven convocado por la revista homónima, del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret.

El trabajo es resultado de un proceso de investigación sobre el surgimiento y desarrollo de la radio en el territorio que ya arrojó el volumen La palabra en el aire. Memorias de la radio santiaguera, presentado recientemente.

El segundo lugar fue para La visualidad oriental: memoria, conquista y prejuicio del periodista y poeta Reinaldo Cedeño Pineda.

El autor abordó la aparición y los valores de la televisión (canal Tele Rebelde) en Santiago de Cuba, así como la conformación de una imagen deformada del territorio oriental  ―y de su gente—, a partir de la exclusión, la verticalidad y la centralización de la visualidad cubana. 

 

La Habana vista no como la capital del país, sino como el país, lo que ha traído graves consecuencias para la cultura nacional.

El tercer lugar lo recibió la profesora universitaria Varinia González Estévez con su investigación La zona contigua a la rada entre 1840 y 1868, singular foco de la vida cultural de Santiago de Cuba.

El jurado estuvo conformado por el historiador Rafael Duharte, el narrador Manuel Gómez Morales y la investigadora Rosa Rodríguez. 

 En esta ocasión las bases establecían la redacción de un artículo o ensayo cuyo tema sería SANTIAGO DE CUBA EN LA CULTURA CUBANA

El acto previsto para la sede del Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret, debió trasladarse para la Parroquia de la Santísima Trinidad por la lluvia, y en él fue invitado a leer el poeta Reynaldo García Blanco ganador de concursos anteriores y tuvo la animación artística del grupo Los Guanches.  

Asimismo la ocasión fue propicia para festejar los 15 años de la Revista Viña Joven ―ya instalada en la vida cultural de la ciudad—con la presentación de su número 51, por parte de su directora Mirtha Clavería Palacios.

lunes, 20 de octubre de 2014

ENTREVISTA EXCLUSIVA / Juan Carlos Roque: CONTAR HISTORIAS CON VOZ PROPIA


 

POR Reinaldo Cedeño Pineda
Fotos: Cortesía del entrevistado

Juan  Carlos Roque García es un caballero andante, un excepcional constructor de historias. Nacido en Güira de Melena, en 1960, dejó su huella en programas como Haciendo Radio y el Noticiero Exclusivo de Radio Rebelde.  Durante casi dos décadas fue Redactor Jefe del Departamento Latinoamericano de Radio Nederland y realizador del programa multicultural Voces.


   Buena Vista Social Club: el camino del éxito (sobre Compay Segundo); Cuba, el éxodo del 80 (historias de los marielitos, 20 años después), Cartas de una madre (una anciana escribe una carta semanal a su hijo que vive en Miami) o La  reconciliación no se decreta (la huella y el horror de las dictaduras sudamericanas), entre otras obras de su autoría, han recibido reconocimientos internacionales, incluido el New York Festival.

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ACCESO Programas premiados de Juan Carlos Roque:



(Juan Carlos Roque entrevista a una leyenda, Compay Segundo)

Actualmente es miembro del consejo académico de la Bienal Internacional de Radio de México, y desde Holanda se desempeña como consultor en Comunicación, a través de Roque Media Consulting  (http://roquemedia.com), que lo ha llevado a España y Ecuador; a las Romerías de Mayo (Cuba), el Centro de Producciones Radiofónicas de Buenos Aires o la Florida International University de Miami…

   Una reciente visita a La Habana y un diálogo de cubano a cubano que traspasa el océano, nos permite acercarnos a un radialista inquebrantable.

CON LA PALABRA

¿Cuándo se despierta su interés por la radio y cuándo la siente definitivamente?

   La radio llegó a mí a mediados de la década de los sesenta, siendo niño, a través del  tic tac de Radio Reloj. Tía Tata cuenta cuentos me ayudó a imaginar lo nunca visto. Lo que vino después fue casualidad: con la radio-base de mi escuela pasé de oyente a improvisador, me situé frente al micrófono con mis tímidos 13 años. Inoculado llegué a Radio Ariguanabo en San Antonio de los Baños, que me acogió como corresponsal voluntario, guionista y presentador de un programa para jóvenes…

   ¿Qué caminos le llevan a Exclusivo de Rebelde  y qué marcas le dejó?

   La radio la llevaba a cuestas. Así llegué a Radio Cadena Habana, donde encontré el secreto: contar historias. Un  día, Juan Hernández, director de Radio Rebelde, me llevó a experimentar el ritmo de la vida en esa emisora, en 1988, cuando solo tenía dos años de graduado de Periodismo en la Universidad de La Habana.

   La manera particular de contar las historias hizo que Daniel Torres me incluyera en el Noticiero Exclusivo, como titular del móvil La Calle. Dejé el laboratorio de realización radiofónica y empecé a reflejar la problemática de Cuba y su gente, en vivo. Y si hubo un programa donde me sentí periodista, al servicio de mi pueblo, fue ese.

   Coincidió que hacíamos aquel periodismo cuando en la Unión Soviética, estaba el proceso de la perestroika y glasnost, y hubo quienes nos asociaron a esas tendencias, cuando  respondíamos al  llamado proceso de rectificación de errores de Cuba, que nunca llegó a completarse. Y esa apertura que llevamos adelante, si bien era vista con buenos ojos por algunos cuadros y dirigentes de las altas esferas, a otros les molestó. 


    

(Juan Carlos Roque entrevista a tejedoras en Perú)

Radio Nederland: ¿qué caminos entretejió, qué mundos descubrió?

   Llegué a Radio Nederland en 1995, gracias a su realizador Alfonso Montealegre, que conoció mi trabajo en La Habana en 1992 y me invitó a colaborar desde Cuba, y luego con informes esporádicos desde México y Argentina. Tres años después, solicité una vacante en el departamento latinoamericano, y fui seleccionado. Fue un contrato de un año que se convirtió en indefinido, hasta el cierre de la emisora el 29 de junio de 2012.

   Esos 17 años me permitieron adentrarme en América Latina y entretejer sus sueños con los hilos de sus voces y sonidos: Investigué las desapariciones,  reflejé el sentir de afrodescendientes e indígenas,  dialogué con líderes mundiales y locales, conocí a gente humilde y sus luchas. Di voz a los que no la tenían. 
  
¿Cuál es, según su juicio autorizado, la piedra de toque de un comunicador, especialmente de un comunicador radial?

 Ya lo dice la palabra, comunicar, saber transmitir una idea por medio del lenguaje oral o escrito con la ayuda de las palabras. Lo que llamo la  habilidad de combinar las ilusiones y realidades a la hora de expresar lo que vemos y sentimos. Me atrevería a asegurar que la voz transmite un 50 por ciento de lo que decimos con las palabras. No se trata solo de tener una voz bonita, clara, agradable. No, es mucho más que eso. Es el convencimiento con que expresas las ideas. Es la personalidad detrás del que habla.

CUBA, EL MUNDO, LA RADIO

¿Cómo se ve y se siente Cuba desde Holanda?

   A Cuba se le ve exótica y distante desde Holanda. La  mayoría de las veces, se le aprecia solo por sus playas, sus mujeres, el ron, el tabaco, la buena música. Cuando un tema logra trascender, es por el lado oscuro de las cosas. En medio de  esas imágenes repetitivas, surge entonces la añoranza. A esa hora, extrañas todo: el olor a mar, a frutas tropicales, que aunque se venden, parecen haber perdido su aroma en las neveras.

   Echas de menos el ambiente de sus calles, el ajetreo de la vida diaria. Pero, lo que más hace el vacío es la ausencia de la familia, de los amigos de toda la vida. Hay cosas que no tienen sustituto. Y no es que no tenga amigos surgidos al calor de la nueva convivencia. Sencillamente, es imposible avivar la lumbre con nieve.




(Juan Carlos Roque en un curso taller en Morelia, México)

¿Cuál es la filosofía y proyección de Roque Media Consulting?

  Con Roque Media… intento dar respuesta a mis anhelos como comunicador. Quiero enseñar a los más jóvenes lo que he aprendido durante 40 años. Diseño y realizo in situ noticieros o programas de radio. Y hasta creo, reviso o adapto parrillas de programación a distancia. Pero, el eje fundamental de este proyecto es la capacitación y formación de nuevos comunicadores. Organizo talleres y cursos sobre realización radiofónica. Imparto charlas sobre el mundo de la radio.
   
¿Cree que hoy, la radio tiene un espacio, o es acaso ya un actor de reparto?

¿Cómo que actor de reparto? La radio sigue siendo protagonista junto a otros medios que vinieron después. Si bien me preocupa que casi no se vendan aparatos receptores en las tiendas,  la radio va a seguir existiendo. Y qué decir de los momentos que prueban su invencibilidad frente a otros medios: ante la ocurrencia de huracanes, después de terremotos, incluso guerras, porque no siempre la conexión vía internet estará venciendo fácilmente eventos de esa naturaleza.

  Aquí vamos a estar o estarán los que la amamos y creemos en su eterna magia, esa de la que no pueden apropiarse sus grandes competidores.


viernes, 17 de octubre de 2014

Liliana Casanella Cué: MÚSICA, EXÉGESIS Y RIESGO





Liliana Casanella presenta la revista Clave 




Liliana Casanella junto a una estatua del afamado compositor Tite Curet en San Juan, Puerto Rico

Reinaldo Cedeño Pineda

La mulata Celestina / le ha cogido miedo al mar / porque una vez fue a nadar / y la mordió una guabina… (guaracha anónima, siglo XVIII) Es carne de masa sola /que el carnicero sujeta/ con ella forma una bola / y con un hilo la aprieta  (guaracha anónima, Siglo XIX) Las que no sean de talle gracioso/ de andar salamero con gracia especial/ esas no son cubanas (Ignacio Piñeiro, son, 1920)
 
    Salí de casa una noche aventurera / buscando ambiente de placer y de alegría… / En Catalina me encontré lo no pensado / La voz  de aquel que pregonaba así / Échale salsita (Ignacio Piñeiro, son, 1920) Mamá, yo quiero saber/ de dónde son los cantantes/ que lo' encuentro muy galantes / y los quiero conocer (Miguel Matamoros, son, 1920) Valga que hablé que si no…/ Valga que hablé que si no.. / Me coge el gallo Rufina. / Eso lo dijo el perico / cuando un gallo equivocado / lo confundió con gallina. (Ñico Saquito, guaracha, 1930) 

 

   Pero que bonito y sabroso / bailan el mambo los mexicanos / mueven la cintura y los hombros / igualito que los cubanos  (Benny Moré, mambo, 1950) No quiero codazos / Ni tampoco cabezazos / Lo que yo quiero es una pelea / limpia como no hay dos  (chachachá, Rafael Lay, 1950) Cuando llego yo a la fiesta / las nenas se me alborotan / dicen que yo soy candela / dicen que yo soy el diablo / y no es verdad / Cojan turno, tengan calma (Enrique Jorrín, chachachá, 1950) Esa cosa que me hiciste mami / me gustó…/ me gustó (Lilí Martínez, son, 1950) Le he dicho a María Caracoles / que no baile más mozambique / y por mucho que se lo digo / María Caracoles, tú siempre sigues (Pello El Afrokán, mozambique, 1960)

   Ay, si el niño no quiere naranja / Bríndale limón (merengue haitiano, 1980, Los Karachi) Y dicen que, / que a esa muchacha no hay / quien le ponga el freno que / que que de qué / Qué facilidad / ¡Mírala! / ¡Mírala! /Sandunguera / que tú te vas por encima del nivel (Juan Formell, songo, 1980) Puede ser muy linda, / linda por fuera / y tú no sabes si por dentro / es una escoba barrendera (Rodolfo Vaillant, guaracha–son, Estrellas Cubanas, 1980) 

    La negra no quiere / que le monten la guagua por detrás (Adalberto Álvarez, son, 1950) La vida es un circo/ todos somos payasos / escasean los magos/ todo me da asco…/ Tú cambiaste mi amor por diversiones baratas… / Tú eres una bruja, / una bruja sin sentimiento / tú eres una bruja (José Luis Cortés, timba, 1990) Búscate un temba que te mantenga / Pa´ que tu goce, pa' que tu tenga (David Calzado 1990)
   Apenas una gota de nuestro océano musical. ¿Quién? ¿Quién se atreve a ignorar que la música popular bailable es parte de esa síntesis asumida de una comunidad, el sello espiritual que deviene de choques, refundiciones y refundaciones. Es decir, nuestra identidad. 

   ¿Acaso hubiésemos existido, hubiésemos resistido sin la picardía, sin el doble sentido, sin ese gracejo criollo que encarna por excelencia la música popular bailable?


(La escritora Liliana Casanella y el presentador Reinaldo Cedeño en el Callejón del Carmen. Festival MatamoroSon Santiago de Cuba, 2014)

    Liliana Casanella Cué (Santiago de Cuba, 1965) se sumergió en esas aguas, buceó, halló luces en el mismo sustrato y emergió con este libro: Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (Siglo XVIII-XX) Ediciones CIDMUD 2013, entiéndase Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana, con la edición y corrección de Charo Guerra. 


   El volumen llega avalado nada menos que  por una mención en el Premio de Musicología Casa de las Américas 2012 y por el Premio Caturo de la Fundación Fernando Ortiz 2014, otorgado al libro de mayor aporte al estudio científico de la cultura. Después de semejantes lauros, ya imaginará el lector la recia investigación contenida en estas 342 páginas. Casi no hay que decir más, pero he decidido arriesgarme, más bien solazarme



   Citemos en primer lugar a la propia autora, es pertinente: “La creación musical popular, como constructo activo del acontecer social y con una visión de divertimento bailable y de crónica muy definida, no puede existir al margen de la evolución sociolingüística. Tratándose de textos  concebidos para la comunicación oral (cantar, escuchar) se explica que sus principales recursos  respondan esencialmente a los principios de sonoridad, ritmo y eufonía. Desde el punto de vista estructural, el autor recure más a elementos reiterar imágenes fácilmente decodificables, de notable expresividad y plasticidad que difícilmente encontrarían validez en la poesía escrita”.


Así dicho, con semejante claridad, desde una mirada escrutadora, se acerca Liliana Casanella Cué a la música popular bailable cubana desde los mil setecientos hasta el siglo veinte. No debe olvidarse, advierte que “el material sonoro, en este caso las letras en la Música Popular Bailable Cubana, se articula sincrónicamente con representaciones sociales que adquieren relevancia en períodos concretos y crean sedimentos de significados según la escucha y el consumo”.

   Su capacidad para traspasar la mera relación de textos musicales en orden cronológico y  situarnos continuamente en los contextos sociales;  su demostración de que los acercamientos a la música popular, devienen desde “códigos clasistas, raciales y éticos”; sus revelaciones sobre los monopolios mediáticos en la producción crítica y su observación sobre los juicios meramente literarios que obvian funcionalidades discursivas y destinatarios o sobre la lenta asimilación de la dinámica creativa de esta vertiente musical  y sus transgresiones de los estilos acuñados. Ahí radican puntos  nodales del libro, aportes nada despreciables.   
   
 Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (Siglo XVIII-XX) recorre los juicios de valor establecidos, primero desde los moldes europeos y la llamada música culta, sus códigos e imaginarios, los artículos y reseñas de épocas idas y épocas recientes, hasta los acercamientos y las críticas impresionistas que al acercarse a la filosofía popular contenida en los temas —mirándolas siempre desde arriba  o desde al lado―, las acuñan como música de la gentualla, música obscena o indecente, música viciosa, música bárbara, música inmoral, música chabacana, música populachera, música de negros y mulatos, como aquellas de los caleseros que a “golpe de palos sobre la tabla trasera del carruaje  los rayos de al ruedas entonan cántico infernal medio africano y medio bárbaro”.

  Para integrar en un solo corpus sus presupuestos, la autora nos asoma a un amplio abanico que deviene lo mismo de las páginas de El Regañón de La Habana, que de lejanos, desconocidos, viajeros, famosos de la música, la investigación,  el periodismo, la musicología… que escribieron sobre el tema. Abeja laboriosa que obtiene miel de toda flor. Cítense algunos nombres como los del bibliógrafo Antonio Bachiller y Morales Francisco Calcagno, Walter Goodman, Luis Casas Romero, Fernando Ortiz, María Teresa Linares, Argeliers León, Rosendo Ruiz, Helio Orovio, Leonardo Acosta, Danilo Orozco,  Alejo Carpentier, Zoila Lapique, Roberto Zurbano. 

   Estoy seguro que os asombraréis cuando lean algunos de estos párrafos. 

  Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (Siglo XVIII-XX), no es la narrativa de esas valoraciones, no es la unidad de la dispersión; en todo caso, no es solo eso.  Dicho en una frase: el libro no es un  compendio, es una exégesis. Su inmersión es de tal profundidad que, de manera natural, arroja nuevos juicios valorativos, deja establecida la necesidad de un norte (otro) en las aproximaciones al tema; despeja exclusiones y elitismos, para develar su trascendencia  y pone en su justo contexto, el marcador socio-estético de nuestra música popular bailable, proa de la cultura cubana. 

  Empero, no os asustéis. El libro es capaz de seducir a críticos y al más humilde de los mortales, al bailador, al curioso. Y por si fuera poco, incluye una selección de clásicos de la música popular. 


 
-->(Liliana Casanella, agasajada en el Festival MatamoroSon por música en vivo. En la imagen junto a su sobrina Julieta y al bibliotecario Eduardo Delgado)

Liliana Casanella Cué, filóloga por la Universidad de Oriente, Máster en Música, mención Musicología en el Instituto Superior de Arte, autora de En defensa del texto que también tuve el honor de presentary miembro de la UNEAC y de la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, posee un verbo medular y  una literatura transparente. Nos introduce en la cópula de la música popular bailable en los salones de los cuarenta-cincuenta, en la timba y el son, en los cambios e ideologías de los sesenta-ochenta,  con la misma facilidad que refiere los cánones musicológicos.


  Pablo Villa advierte que “la música popular no solo expresa sentido a través del sonido, las letras y las interpretaciones sino también a través de lo que se dice de ella”. Pero tengo que decirlo, Liliana Casanella Cué me ha condenado. Aunque lo bailable no es mi fuerte —natura no me dotó particularmente con esa gracia―, cuando me arriesgue a echar un paso,   cuando escuche las descargas, cuando ose escribir, estaré abriendo mentalmente las páginas de su autoría.  
  Polémico, cuestionador, múltiple y serio. A la cultura cubana le hacía falta un libro como este. Claro, todo esto hubiera podido decirse en siete palabras: “Ese libro que escribiste, mami, me gustó”.

  Al lado de la estatua de Don Miguel Matamoros.
Santiago de Cuba,  17 de octubre de de 2014.