sábado, 4 de octubre de 2008

KANGAMBA: Detrás del combate...


Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com

Si me pidieran escoger la mejor escena de Kangamba (Rogelio París, 2008), el último estreno del cine cubano, sería el beso entre el capitán Mayito (Rafael Lahera) y la angolana María (Linnet Hernández).

Y es que ese beso deviene todo un símbolo. En un segundo, emerge un tema hasta ahora virgen para la pantalla cubana: las relaciones amorosas entre los soldados cubanos y la población africana.

El amor no cree en geografías, en grados, en prohibiciones ni en culturas.

Todavía escogería otra escena: aquella en que el propio capitán Mayito acude al médico Joao porque “tiene eso”. Y “eso” es una enfermedad venérea. Aunque no se dice donde la adquirió, es obvio.

El amor y el deseo no son lo mismo, pero andan estrechamente ligados. No hay que olvidar las edades de aquellos cubanos que, en un acto de generosidad sin límites, expusieron sus vidas, (y algunos las dejaron) en esos lejanos territorios.

Suele castrarse al heroísmo de la cuota humana que lo propugna y rebasa. Se repite como un sonsonete que no debemos crear figuras pétreas, pero casi siempre se acaba puliendo el mármol, y quedan fuera las urgencias de todo mortal y las circunstancias que lo rodean.

Por eso creo que esos “detalles” que ocupan sólo algunos fotogramas, son tan importantes como los combates. Además hemos de brindar por la oportunidad de que los actores negros hayan salido de los papeles de esclavos, sirvientes y apalencados de tantos filmes precedentes.


No hay que olvidar que el propio autor afirmó que se trata esta no de una “película de guerra”, sino de “hombres en guerra”.

Kangamba, en mi opinión, es superior a Caravana, cinta del mismo director sobre la participación de los combatientes cubanos en el continente negro. Superior en su guión (París y Jorge Fuentes), en su óptica y en su visualidad.

Según las palabras del protagonista, Cangamba “es un pueblecito en casa del carajo, construido por los portugueses, no tan lejos de la frontera con Namibia, de apenas ocho mil personas”. Allí fue donde combatientes de la FAPLA y cubanos, son cercados por fuerzas de la UNITA en agosto de 1983. Allí fue el lugar donde resistieron días sin apenas alimentos ni agua…

Estos son los hechos que se cuentan.

La película contó con la asesoría de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR). Varios testimonios aseveran la cercanía de las imágenes a la realidad y los recuerdos renacen… pero no se puede soslayar que se trata de una obra artística y no de un calco.

Kangamba, en mi opinión, tiene un final atropellado, quizás una torcedura que resiente la estructura dramatúrgica sostenida; y aunque en ocasiones puntuales se adivina cierta prefabricación, las explosiones reales, las imágenes digitales para la aviación y la construcción general, marcan un punto superior en la visualidad del tema bélico en la filmografía cubana.

No importa que sean las llanuras del Camagüey las que remeden al suelo angolano, sino la verosimilitud que logró el equipo de la película (sumar a las actuaciones y a una dirección que se advierte compleja, la fotografía, el maquillaje, la asesoría…) en la mayoría de sus noventa y cuatro minutos de duración.

Angola, la participación combativa cubana en el continente africano, es un tema sensible al que se deben seguramente muchas obras y análisis ―no sólo épicos―, mas aquí hemos hablado de una obra concreta. Esa responsabilidad le toca a futuras propuestas.

Ha pasado un cuarto de siglo desde Cangamba (la historia real) mas, resulta inevitable la evocación para los protagonistas, y para los miles de cubanos que participaron en las misiones en África.

Por mi parte, recuerdo (como si fuera hoy) la “Operación Tributo” (1989), momento en que se repatriaron los restos de los mártires cubanos internacionalistas.

Hice una larga fila luctuosa hasta la sede del gobierno en el corazón de Santiago de Cuba. El silencio era pasmoso. Ver aquellos osarios, aquellas cajas de metal; y las fotos de los jóvenes ―jovencísimos―, que habían caído… resultó para mi uno de los momentos más difíciles de mi vida.

Kangamba es también un tributo, un hermoso tributo.

Ficha Técnica:

Filme cubano coproducido por el ICAIC y los Estudios Fílmicos del MINFAR (2008) / Director: Rogelio Paris / Guión: Rogelio París y Jorge Fuentes / Productor: Rafael Rey / Música: Edesio Alejandro / Dir. Fot: Adriano Moreno / Asesor militar principal: General Enrique Acevedo / Interpretes principales: Armando Tomey (Tte. Coronel Lorenzo), Rafael Lahera (Capitán Mayito), Samuel Claxton (el Soba), Félix Beatón (Artemisio), Renny Arozarena (Gral. UNITA), Linnet Hernández (Maria), Jorge Enrique Caballero, Andrés Banderas.


Artículo relacionado:

KANGAMBA (Reflexión de Fidel)
http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art54.html


2 comentarios:

Amparo dijo...

Magnífico tu comentario sobre Kangamba, es una formidable película que todos deben ver. Ya Jorge (alocubano) está dando los primeros pasos para el club y después lo hará con los demás blogs de nireblog, porque no es fácil. Saludos a Desquirón. Un abrazo para Caridad y otro para ti.

Anónimo dijo...

La vi ayer. Me encantó el cubaneo de algunas escenas, el humor de los soldados en los momentos duros. Me parece formidable que la película diluya los discursos, las consignas, todo esa palabrería de mármol que falsea la realidad. Se acerca a los hombres, y deja el espacio imprescindible a los discursos.
Yo tampoco comprendí el final. No sé qué aporta la muerte del protagonista a la historia, cuál es su mensaje, que símbolo pretende. Creo que faltó aliento para terminar el filme.
Pero todo lo anterior emociona, entretiene...