domingo, 28 de diciembre de 2008

Los ángeles de ABDIEL BERMÚDEZ


Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com

En una esquina de la pantalla, veo sus lentes. Quiero adivinarle el rostro a Abdiel Bermúdez mientras conversa con estos ángeles caídos, ángeles deambulantes, ángeles sucios. Quiero preguntarle como pudo, entre los huecos negros, ver la luz.

En Los ángeles no tiene alas, este joven periodista holguinero extrajo el aceite esencial de cada testimonio sin permitirse un segundo de más. Sacude el drama de esas vidas hasta dejarlo en el espinazo. La filigrana del guión anda tejida con los versos de otro ángel (de las letras) Luis Yuseff. Cada frase es un desgarrón... pero el dolor subyace en la raíz, sin concesiones lacrimógenas.

Acaso sospechando un descuido
el mínimo descuido que me transforme
en un animal que llora…

La obra ―Roger Carballosa y Rafael Oramas en la fotografía― explora la angustia, la dura resignación, la locura, la huella tenebrosa del alcohol, la esperanza acaso… se envuelve como un perro en la noche, abre las manos en las escaleras y las esquinas, desanda por los parques...


No es casual que Los ángeles no tiene alas (Tele Cristal, Holguín, 2007), ostente entre sus galardones, el Premio Especial de Documentales “Rolando González” en el XXIV Festival Caracol Santiago 2007, así como los de guión, dirección y fotografía en la propia cita; el primer premio en guión en el Festival Nacional de Telecentros, Guantánamo, 2008, así como el acreditativo a la Mejor Obra no dramatizada en el Caracol de la UNEAC de La Habana, también este año a punto de expirar.

En la solución dramatúrgica final, Los ángeles… se toca con Suite Havana (Fernando Pérez), en la rebúsqueda del sueño transformado en pesadilla, la identificación y los subrayados. Emerge el homenaje, el homenaje del artista en ciernes, mas ni así cede la altura de una pieza cinematográfica coral como esta. Hubiese sostenido, eso sí, la atmósfera cuasi fantasmal de la música hasta el mismo cierre; la contextualización y la ruptura ya habían sido marcadas.

Que no se vaya el 2008 sin estas letras que debí escribir antes. Abdiel Bermúdez es un nombre a seguir. Su carrera como documentalista es una verdadera promesa. Él le ha devuelto alas a estos ángeles, sobre todo nos ha invitado a nosotros (los indiferentes mortales)… a levantar vuelo.

Ojalá miradas como esta (la de los Festivales de Jóvenes Realizadores, otras), logren al fin el espacio que largamente merecen en nuestra TV, que nuestra TV necesita…

3 comentarios:

Harold Santana Gaínza dijo...

Reynaldo: Qué acertada tu elección de publicar sobre el documental de Abdiel Bermúdez. Desde China, he tenido noticias de su Premio Caracol, que lo tiene muy merecido. Tuve el placer de ser profesor de Abdiel, aunque por poco tiempo, en la Universidad de Oriente. Después, fue increíble la oportunidad que tuve de ser el oponente de su Tesis de Grado con este documental. Fue difícil asumir un rol, donde el malo de la película (yo, en calidad de oponente), solo pudo hacer consideracioens teóricas ante una obra llena de poesía y simbolismos. !Enhorabuena a Abdiel y sus Ángeles! Muchos éxitos le esperan.

Saludos,

Harold Santana

Reinier Barrios Mesa dijo...

Claro que hay que seguir su nombre... Es periodista, de los buenos, de los que esta con la gente y sus conflictos... Tiene la sensibilidad de los artistas, y el talento de los que saben salir a conquistar el futuro... Yo compartí con el los pupitres de la Universidad de Oriente, y las clases del profesor Harold que arriba comenta... Y si, hay que darle esas alas que buscó en quienes no la tienen...

Anónimo dijo...

También vi el documental de Abdiel y me gustó muchísmo, lo que tiene es que dedicarle tiempo también a su novia porque por estar haciendo documentales por ahí se la van a tumbar.... MANDY.
FELICIDADES ABDIEL