
(Tres periodistas, tres realizadores de radio, tres premiados: Reinaldo Cedeño, Yamil Sánchez y Eric Caraballoso)
Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com
Hace ya algún tiempo, escribí sobre los Festivales de la Radio. Pongo el link al final para no repetir las ideas.
Sólo me permito reiterar ahora, que a ese encuentro va quedándole grande la palabra Festival, convertido en lo mismo año tras año: una gala de premiación extensa, excesiva en la cantidad de categorías a premiar ―pese a las reducciones―; desentendida de jornadas teóricas o debates que tanta falta hacen, resistente a buscar espacios para transmitir a posteriori y como el sistema radial que es, los programas que la misma radio premia; sin coberturas externas y sin la jerarquía de otros premios artísticos.
El Festival de la Radio ( y no hablo de Santiago de Cuba sino de su concepción general) es una excelente idea, mas su diseño hace rato hizo aguas. El Festival ha de responder a las programaciones y temáticas de las emisoras, nunca a la inversa. El Festival no ha de ser un propósito per se, sino una resultante natural del trabajo sistemático. El Festival ha de pasar del balance al arte, del jurado al debate, del premio a la irradiación. El Festival, necesita, en fin, proponerse metas y estímulos más altos para ubicarse a la misma altura de la gente que hace radio.
Todo vuelve a raíz de la gala de premiación del Festival Provincial de la Radio en Santiago de Cuba en su trigésimo primera edición, realizada este miércoles 25 de febrero; aunque ciertamente he asistido a otras mejores.
Quiero ver este Festival (es decir a esta gala) como un espacio de encuentro con los amigos y con los talentos de la radio, con maestros y recién llegados. Repito, de encuentro que no de intercambio, porque no puede llamarse así al breve saludo que se hace tras los premios y… calabaza, calabaza… cada uno para su casa.
Y como así lo creo, me aferro a las alegrías; me niego a detenerme en las dificultades con el audio, en el espacio abierto escogido (Plaza Cultural Aguilera) que no considero apropiado; ni en los objetos que acompañan al diploma (las ya “famosas” bolas de agua), ni en los diplomas que no llevan el nombre de los ganadores (sino el de los programas)… quiero detenerme en la gente, en los artistas que siguen haciendo radio, pese a todo.
Por eso, al asumirlo así, me niego también a suscribir lo que ha dicho el amigo, trabajador de la radio y santiaguero, Yoanis Hernández en su blog YOANIS RADIO: “Realizado con penas y sin gloria Festival de la radio en Santiago de Cuba”, porque el Festival… NO es esta gala, NO puede serlo: el Festival de al Radio es el esfuerzo de sus realizadores… y ahí está su gloria.
Pienso, por ejemplo en Radio 8SF, emisora del montañoso municipio de Segundo Frente, la mejor en este festival provincial, cuya especialidad consiste en captar el alma testimonial de las personas humildes del entorno. En ese estar cerca de la gente y con la gente, ya pueden impartir una maestría. De allí es Yamil Sánchez, un consuetudinario ganador, que aquí no hizo menos.
Es una lástima que esas obras premiadas no pueden integrarse a la memoria sonora de, al menos, la capital provincial… perdón, eso ya lo dije.
Pienso en mi colega Eric Caraballoso (Radio Siboney) que con tan poca experiencia en la radio, pero con un talento por arrobas… ya se acreditó el premio en testimonio con una obra sobre Luis Carbonell y la radio.
En Nilda G. Alemán, un nombre en la historia de la radio santiaguera, cuyo círculo de interés, cuyo amor, hizo nacer a numerosos radialistas.
En mi colega periodista de la CMKC, Santiago Romero Chang, (¡un periodista que lee!)... y que se adjudicó el Premio de Periodismo de Investigación.
En la elegante María Elena Calzado, la inmortal Doña Guiomar de Tele Rebelde, muerta en plena madurez, que da hoy nombre al premio de actuación (que ganó, como tantas veces, el incombustible Jorge Luis Colomé).
En Iris Sam, esa cubanaza jodedora, esa periodista avispada que se nos fue y cuyo nombre distingue el galardón al mejor programa informativo. Fue para Karina Brooks, la discreta Karina, la palmera, la de Radio Baraguá, la de los trabajos minimal, breves y buenos como este reportaje “Virgina, la de Lázaro”. ¿Dónde estás Karina que no te vi por aquí?

Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com
Hace ya algún tiempo, escribí sobre los Festivales de la Radio. Pongo el link al final para no repetir las ideas.
Sólo me permito reiterar ahora, que a ese encuentro va quedándole grande la palabra Festival, convertido en lo mismo año tras año: una gala de premiación extensa, excesiva en la cantidad de categorías a premiar ―pese a las reducciones―; desentendida de jornadas teóricas o debates que tanta falta hacen, resistente a buscar espacios para transmitir a posteriori y como el sistema radial que es, los programas que la misma radio premia; sin coberturas externas y sin la jerarquía de otros premios artísticos.
El Festival de la Radio ( y no hablo de Santiago de Cuba sino de su concepción general) es una excelente idea, mas su diseño hace rato hizo aguas. El Festival ha de responder a las programaciones y temáticas de las emisoras, nunca a la inversa. El Festival no ha de ser un propósito per se, sino una resultante natural del trabajo sistemático. El Festival ha de pasar del balance al arte, del jurado al debate, del premio a la irradiación. El Festival, necesita, en fin, proponerse metas y estímulos más altos para ubicarse a la misma altura de la gente que hace radio.
Todo vuelve a raíz de la gala de premiación del Festival Provincial de la Radio en Santiago de Cuba en su trigésimo primera edición, realizada este miércoles 25 de febrero; aunque ciertamente he asistido a otras mejores.
Quiero ver este Festival (es decir a esta gala) como un espacio de encuentro con los amigos y con los talentos de la radio, con maestros y recién llegados. Repito, de encuentro que no de intercambio, porque no puede llamarse así al breve saludo que se hace tras los premios y… calabaza, calabaza… cada uno para su casa.
( RADIO SIBONEY: De izq a derech: los operadores Oscarito y "Juanquii", la directora Mercy, los periodistas Eric y Cedeño, y la investigadora Olivia. Véanse algunas "bolas de agua". / En el Festival de Base de la emisora se habían presentado trabajos interesantes)
Y como así lo creo, me aferro a las alegrías; me niego a detenerme en las dificultades con el audio, en el espacio abierto escogido (Plaza Cultural Aguilera) que no considero apropiado; ni en los objetos que acompañan al diploma (las ya “famosas” bolas de agua), ni en los diplomas que no llevan el nombre de los ganadores (sino el de los programas)… quiero detenerme en la gente, en los artistas que siguen haciendo radio, pese a todo.
Por eso, al asumirlo así, me niego también a suscribir lo que ha dicho el amigo, trabajador de la radio y santiaguero, Yoanis Hernández en su blog YOANIS RADIO: “Realizado con penas y sin gloria Festival de la radio en Santiago de Cuba”, porque el Festival… NO es esta gala, NO puede serlo: el Festival de al Radio es el esfuerzo de sus realizadores… y ahí está su gloria.
Pienso, por ejemplo en Radio 8SF, emisora del montañoso municipio de Segundo Frente, la mejor en este festival provincial, cuya especialidad consiste en captar el alma testimonial de las personas humildes del entorno. En ese estar cerca de la gente y con la gente, ya pueden impartir una maestría. De allí es Yamil Sánchez, un consuetudinario ganador, que aquí no hizo menos.
Es una lástima que esas obras premiadas no pueden integrarse a la memoria sonora de, al menos, la capital provincial… perdón, eso ya lo dije.
Pienso en mi colega Eric Caraballoso (Radio Siboney) que con tan poca experiencia en la radio, pero con un talento por arrobas… ya se acreditó el premio en testimonio con una obra sobre Luis Carbonell y la radio.
En Nilda G. Alemán, un nombre en la historia de la radio santiaguera, cuyo círculo de interés, cuyo amor, hizo nacer a numerosos radialistas.
En mi colega periodista de la CMKC, Santiago Romero Chang, (¡un periodista que lee!)... y que se adjudicó el Premio de Periodismo de Investigación.
En la elegante María Elena Calzado, la inmortal Doña Guiomar de Tele Rebelde, muerta en plena madurez, que da hoy nombre al premio de actuación (que ganó, como tantas veces, el incombustible Jorge Luis Colomé).
En Iris Sam, esa cubanaza jodedora, esa periodista avispada que se nos fue y cuyo nombre distingue el galardón al mejor programa informativo. Fue para Karina Brooks, la discreta Karina, la palmera, la de Radio Baraguá, la de los trabajos minimal, breves y buenos como este reportaje “Virgina, la de Lázaro”. ¿Dónde estás Karina que no te vi por aquí?

Por supuesto, en el premio de mi amigo Yovanis Acuña, con su documental “Café Bonaparte: El imperio de las palabras” (Radio Grito de Baire, Contramaestre) que defiende la tesis del quehacer del grupo literario Café Bonaparte (Baire) no sólo como un grupo de intelectuales y escritores que se reúnen todos los domingos a las tres de la tarde, sino en su proyección social como gestores de la cultura. El debut de esas consideraciones las hizo en esta blog, con el mismo título (http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/09/yovanis-acua-montero.html)
Y en Adelaida Pérez Hung, la hermosa china, merecedora del premio de guión, con esa madre Rebeca Hung que es ya una leyenda de la actuación radial.
Y en Daylin (o Daylín?) Martínez quien ganara el Gran Premio a la Maestría... por su programa “Fiesta de Corazones”, también de Radio 8 SF, aunque a ella no la conozca demasiado. Me dijo Pedrito Lago, miembro del jurado, que el programa es excelente. Lo creo, pero tampoco lo podré escuchar… Ese es un privilegio de ellos, los evaluadores, y de la gente de la serranía.
Ah… se me olvidaba. Yo también gané un premio, el del comentario por MI TÍA, una referencia a los excesivos tratamientos que algunos prodigan a diestra y siniestra a personas que ven por primera vez.
UNA CODA DE SAL y OTRA DE ARENA
Al salir de las premiación, pasada las diez de la noche, no pude encontrar guagua (ómnibus) alguna que me trajera hasta mi casa… y tuve que tomar un motor que, servicio particular al fin y a esas horas, me hizo pagar ( prefiero los puntos suspensivos….) para poder llegar.
Hoy hemos sostenido un intercambio con el presidente del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión), Ernesto López, el vicepresidente para la radio (Guillermo Pavón) y el director de radio en Santiago de Cuba (Joel Macías). Le he expresado lo que pienso ( y no sólo yo) sobre las incoherencias de la asesoría y sus complicidades; así como la orfandad terrible de memoria radial. Sinceramente creí ver receptividad en estos planteamientos y otros, los relacionados con el tema de la investigación, al que le queda un largo trecho para cumplir su cometido. También estuvo presente Waldo Ramírez, vice del ICRT para la televisión, en el propósito declarado de mayor unidad entre la radio y la TV... El momento más hermoso fue la entrega de una flor a las auxiliares de limpieza de nuestras emisoras, y el aplauso a su humildad...
Mis intensos años como periodista me han hecho ganar el ojo alerta, y aprestarme para escuchar "el callado estruendo" del que hablara Lezama. En la radio hay sombras, mas SUERTUDAMENTE muchas luces: la gente de radio es fiel, no suele ser de las que se asusta ni de las que renuncia. Y sé que SU festival es el día a día; y la mejor GALA de PREMIACIÓN, esos que le oyen y que le agradecen con una palabra o con una sonrisa.
Artículos relacionados:
Festival de la radio cubana: en el reverso de los premios
http://laislaylaespina.blogspot.com/2007/09/festiavl-nacional-de-la-radio-en-el.html
Realizado con penas y sin gloria Festival de la radio en Santiago de Cuba. Sin penas ni glorias
Y en Adelaida Pérez Hung, la hermosa china, merecedora del premio de guión, con esa madre Rebeca Hung que es ya una leyenda de la actuación radial.
Y en Daylin (o Daylín?) Martínez quien ganara el Gran Premio a la Maestría... por su programa “Fiesta de Corazones”, también de Radio 8 SF, aunque a ella no la conozca demasiado. Me dijo Pedrito Lago, miembro del jurado, que el programa es excelente. Lo creo, pero tampoco lo podré escuchar… Ese es un privilegio de ellos, los evaluadores, y de la gente de la serranía.
Ah… se me olvidaba. Yo también gané un premio, el del comentario por MI TÍA, una referencia a los excesivos tratamientos que algunos prodigan a diestra y siniestra a personas que ven por primera vez.
UNA CODA DE SAL y OTRA DE ARENA
Al salir de las premiación, pasada las diez de la noche, no pude encontrar guagua (ómnibus) alguna que me trajera hasta mi casa… y tuve que tomar un motor que, servicio particular al fin y a esas horas, me hizo pagar ( prefiero los puntos suspensivos….) para poder llegar.
Hoy hemos sostenido un intercambio con el presidente del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión), Ernesto López, el vicepresidente para la radio (Guillermo Pavón) y el director de radio en Santiago de Cuba (Joel Macías). Le he expresado lo que pienso ( y no sólo yo) sobre las incoherencias de la asesoría y sus complicidades; así como la orfandad terrible de memoria radial. Sinceramente creí ver receptividad en estos planteamientos y otros, los relacionados con el tema de la investigación, al que le queda un largo trecho para cumplir su cometido. También estuvo presente Waldo Ramírez, vice del ICRT para la televisión, en el propósito declarado de mayor unidad entre la radio y la TV... El momento más hermoso fue la entrega de una flor a las auxiliares de limpieza de nuestras emisoras, y el aplauso a su humildad...
Mis intensos años como periodista me han hecho ganar el ojo alerta, y aprestarme para escuchar "el callado estruendo" del que hablara Lezama. En la radio hay sombras, mas SUERTUDAMENTE muchas luces: la gente de radio es fiel, no suele ser de las que se asusta ni de las que renuncia. Y sé que SU festival es el día a día; y la mejor GALA de PREMIACIÓN, esos que le oyen y que le agradecen con una palabra o con una sonrisa.
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Mi tía
Café Bonaprte: El imperio de las palabras
FOTOGRAFÍAS (Cortesía. Zaylen Clavería)

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