domingo, 26 de octubre de 2014
CUANDO EL CORDERO AÚLLA…
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(Momento de entrega del Premio Alejo Carpentier
al joven narrador cubano J.R. Fragela por su novela El cordero aúlla, En la imagen junto a uno de los jurados, Alberto
Ajón)
Reinaldo CEDEÑO Pineda
A Javier Rabeiro Fragela, quien esquiva su
nombre completo o acaso se cobija con sus iniciales al estilo anglosajón
―Herbert George Wells: H.G.Wells, o tal vez mas cercano aún, John Ronell Reuel
Tolkien: J. R. Tolkien— lo conocí, no a través de las letras, sino desde la
imagen: VISUALEER, la singular propuesta
de Internet que asegura que existe otra
forma de leer desde el audiovisual.
Desde entonces, me propuse conocer quien estaba detrás de
aquello. Ahora tengo en mis manos su libro El
cordero aúlla (Editorial Letras Cubanas
2014). Primero, reparé en el título y este me hizo recordar mis estudios
universitarios, especialmente la figura del oximoron: dos conceptos de signos opuestos en una misma expresión.
Los corderos, naturalmente balan; no aúllan; pero es mejor no apresurarse antes
de leer estas páginas.
Un
muchacho de 16 años, con cáncer de pulmón, enfrenta la vida que se le escapa en
cualquier momento. Esta marcado por muertes anteriores, incluida la de su padre
en un accidente. La muerte cabalga sobre él. La violencia le asoma por los
poros.
Lo único seguro es que nunca había
matado a nadie, pero las pulsaciones, las imágenes, el cosquilleo y la ansiedad
lo perseguían. Era una sensación burbujeante, que le obligaba a cerrar los ojos
y abrirlos de nuevo en el momento que su padre salió al patio para matar a una
gallina (…).
El padre la tomó por el cuello y la hizo
girar varias veces. La gallina, ya sin cabeza, saltó de un lado a otro con las
alas separadas y el cuerpo sin albedrío. De momento parecía borracha, o
pérdida. Un ser animado sin dirección lógica.
El destino había escapado de ella y
ahora solo le quedaba esperar.
Aquello era todo (…)
Un final grande y pequeño a la vez.
Quizás por eso su padre reía.
Contemplaba la muerte de la gallina y reía.
El muchacho deseó ese poder. Lo
ambicionó. Adueñarse del momento en que la vida se transforma en muerte.
Poseerlo.
Desde una ventana, agazapado en la penumbra, el muchacho observa
a una mujer haciendo el amor, o mejor despeguémonos del eufemismo: haciendo el
sexo. A la larga, será un juego donde uno querrá quemarse, y el otro, escapar;
porque este es un libro sobre la vida y la muerte, sobre el odio y el amor,
sobre la supervivencia y la obsesión.
Y como es un libro
sobre la vida, repito, es irremediablemente también un libro sobre el sexo.
Sexo solitario, compartido y múltiple; sin guiños, sin gratuidades a la
obscenidad. El lenguaje arrastra con sus párrafos breves, sostenidos, férreos;
a contrapelo de los conceptos y frases hechas, filosófico, con asociaciones de
una trabajada originalidad, con giros inusitados que te vuelcan.
El marinero estuvo casado con una
muchacha que encontró en la bahía. El entretenimiento de la muchacha había
consistido en ver llegar y partir a los barcos. Le gustaba ver flotar tantas
toneladas en el agua como si se tratase de un acto de magia. El sonido de las anclas contra la marea. Las banderas intranquilas,
en una promesa de libertad.
Ella misma parecía un barco. Zarpaba al
pararse en la bahía. Acodada en el muro tenía la forma de un barco. Su cabeza
era la cabina del capitán, sus pechos la proa (…)
Se casó con la muchacha sin pensar
demasiado.
Luego tomó aire. Decidió lanzarse a
fondo. Nadar hacia sitos inexplorados, con peces ciegos y monstruos sin forma.
Bajar y bajar hasta descubrir lo que deseaba.
Pero en el fondo de la muchacha no
existía nada para él.
Los diálogos son gotas; mejor, extractos. Nada sobra. Las
descripciones han sido dejadas en el espinazo; pero tal vez la cota máxima se encuentre en el trazado de
las atmósferas Permítaseme decirlo con un préstamo de las artes plásticas:
sobre el papel se adivina la espátula
más que el pincel; de ahí la sensación táctil de las letras, el relieve de los
párrafos.
En el caso de
J.R.Fragela ―nacido en un poblado con nombre literario, Sabanilla del
Encomendador, 1978— no es difícil ejercer de oráculo. Galardonado en los
Premios Farraluque de Literatura Erótica (2006), Ernest Hemingway (2007) y Luis
Rogelio Nogueras de novela (2011), el autor entra con este libro por la puerta
grande de la narrativa cubana actual, con una marca propia, minimalista,
sacudidora.
No sé cuales serían las
otras propuestas para el Premio Alejo Carpentier de novela que mereció este
libro; pero el jurado que integraron Aida Bahr Valcárcel, Alberto Ajón León y
Michel Encinosa Fú, acertó. Voy a todo riesgo.
Una historia sencilla
―si es que hay sencillez en la brevedad de un grito—, contada desde una intensa
voz interior, desde la sajadura. Una novela conmovedora sin estridencia; cruel o cínica a las veces; cinematográfica siempre; lírica y descarnada. Todo en la
justa dosis, como un mosaico.
No
contaré el final. No cometeré semejante sacrilegio, mas valga la advertencia:
Los corderos también pueden aullar.
Sábado del Libro, Santiago de Cuba. Librería Amado Ramón
Sánchez. Enramadas. 25 de octubre de 2014.
jueves, 23 de octubre de 2014
ENTREGAN PREMIOS DEL XII CONCURSO LITERARIO VIÑA JOVEN (2014)
(Ganadores del XII Concursos Literario Viña Joven 2014. En la
imagen, la profesora Varinia González Estévez (tercer lugar), al medio. A la izquierda, el periodista y poeta Reinaldo Cedeño Pineda (segundo
lugar) y el ganador del primer lugar, el
periodista y narrador, Eric Caraballoso Díaz)
El periodista y narrador Eric Carballoso Díaz con Al alcance del oído:
hitos culturales de la radio santiaguera, se acreditó el primer lugar de la duodécima edición del Concurso
Literario Viña Joven convocado por la revista homónima, del Centro Cultural y
de Animación Misionera San Antonio María Claret.
El trabajo es resultado de un proceso de
investigación sobre el surgimiento y desarrollo de la radio en el territorio
que ya arrojó el volumen La palabra en el aire. Memorias de la radio santiaguera, presentado
recientemente.
El segundo lugar fue para La visualidad oriental: memoria, conquista y prejuicio del periodista y poeta Reinaldo Cedeño Pineda.
El autor abordó la aparición y los valores de la televisión (canal
Tele Rebelde) en Santiago de Cuba, así como la conformación de una imagen deformada del
territorio oriental ―y de su gente—, a partir de la exclusión, la verticalidad
y la centralización de la visualidad cubana.
La Habana vista no como la capital del país, sino como el país, lo que ha traído graves consecuencias para la cultura nacional.
La Habana vista no como la capital del país, sino como el país, lo que ha traído graves consecuencias para la cultura nacional.
El tercer lugar lo recibió la profesora
universitaria Varinia González Estévez con su investigación La zona contigua a la rada entre 1840 y 1868, singular foco
de la vida cultural de Santiago de Cuba.
El jurado estuvo conformado por el historiador Rafael
Duharte, el narrador Manuel Gómez Morales y la investigadora Rosa Rodríguez.
En esta ocasión las bases establecían la
redacción de un artículo o ensayo cuyo tema sería SANTIAGO DE CUBA EN LA CULTURA CUBANA
El acto previsto para la sede del Centro Cultural
y de Animación Misionera San Antonio María Claret, debió trasladarse para la Parroquia de la Santísima Trinidad
por la lluvia, y en él fue invitado a leer el poeta Reynaldo García Blanco
ganador de concursos anteriores y tuvo la animación artística del grupo Los
Guanches.
Asimismo la ocasión fue propicia para festejar
los 15 años de la Revista Viña
Joven ―ya instalada en la vida cultural de la ciudad—con la presentación de su
número 51, por parte de su directora Mirtha Clavería Palacios.
lunes, 20 de octubre de 2014
ENTREVISTA EXCLUSIVA / Juan Carlos Roque: CONTAR HISTORIAS CON VOZ PROPIA
POR Reinaldo
Cedeño Pineda
Fotos:
Cortesía del entrevistado
Juan
Carlos Roque García es un caballero andante, un excepcional constructor
de historias. Nacido en Güira de Melena, en 1960, dejó su huella en programas
como Haciendo
Radio y el Noticiero
Exclusivo de Radio Rebelde. Durante casi dos décadas fue Redactor Jefe del
Departamento Latinoamericano de Radio Nederland y realizador del programa
multicultural Voces.
Buena Vista Social Club: el camino del éxito (sobre Compay Segundo); Cuba,
el éxodo del 80 (historias de los marielitos, 20 años después), Cartas de una madre (una anciana escribe una carta semanal
a su hijo que vive en Miami) o La reconciliación no se decreta (la huella
y el horror de las dictaduras sudamericanas), entre otras obras de su autoría,
han recibido reconocimientos internacionales, incluido el New York Festival.
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♣ ACCESO Programas premiados de Juan
Carlos Roque:
Buena Vista Social
Club: el camino del éxito: http://archief.rnw.nl/espanol/ radioshow/buena-vista-social- club-el-camino-del-exito
Cuba, el éxodo
del 80: https://www.youtube.com/watch?v=vX6LYzsYsmo
Cartas de una
madre: http://haciendoradio.blogspot.nl/2007/06/premio-internacional-para-cartas-de-una.html
(Juan Carlos Roque entrevista a una leyenda, Compay Segundo)
Actualmente es miembro del consejo académico de la Bienal Internacional
de Radio de México, y desde Holanda se desempeña como consultor en
Comunicación, a través de Roque Media Consulting (http://roquemedia.com), que lo ha llevado a España y Ecuador; a las Romerías
de Mayo (Cuba), el Centro de Producciones Radiofónicas de Buenos Aires o la Florida International
University de Miami…
Una
reciente visita a La Habana
y un diálogo de cubano a cubano que traspasa el océano, nos permite acercarnos
a un radialista inquebrantable.
CON LA PALABRA
¿Cuándo se despierta su interés por la radio y
cuándo la siente definitivamente?
La
radio llegó a mí a mediados de la década de los sesenta, siendo niño, a través
del tic tac de Radio Reloj. Tía Tata
cuenta cuentos me ayudó a imaginar lo nunca visto. Lo que vino después
fue casualidad: con la radio-base de mi escuela pasé de oyente a improvisador,
me situé frente al micrófono con mis tímidos 13 años. Inoculado llegué a Radio
Ariguanabo en San Antonio de los Baños, que me acogió como corresponsal
voluntario, guionista y presentador de un programa para jóvenes…
¿Qué
caminos le llevan a Exclusivo de
Rebelde y qué marcas le dejó?
La radio la llevaba a cuestas. Así llegué a
Radio Cadena Habana, donde encontré el secreto: contar historias. Un día, Juan Hernández, director de Radio Rebelde,
me llevó a experimentar el ritmo de la vida en esa emisora, en 1988, cuando
solo tenía dos años de graduado de Periodismo en la Universidad de La Habana.
La
manera particular de contar las historias hizo que Daniel Torres me incluyera
en el Noticiero Exclusivo, como
titular del móvil La
Calle. Dejé el laboratorio de realización radiofónica y
empecé a reflejar la problemática de Cuba y su gente, en vivo. Y si hubo un
programa donde me sentí periodista, al servicio de mi pueblo, fue ese.
Coincidió que hacíamos aquel periodismo cuando en la Unión Soviética ,
estaba el proceso de la perestroika y glasnost, y hubo quienes
nos asociaron a esas tendencias, cuando
respondíamos al llamado proceso de rectificación de errores de Cuba, que nunca llegó a completarse. Y esa apertura
que llevamos adelante, si bien era vista con buenos ojos por algunos cuadros y
dirigentes de las altas esferas, a otros les molestó.
(Juan Carlos Roque
entrevista a tejedoras en Perú)
Radio
Nederland: ¿qué caminos entretejió, qué mundos descubrió?
Llegué
a Radio Nederland en 1995, gracias a su realizador Alfonso Montealegre, que
conoció mi trabajo en La Habana
en 1992 y me invitó a colaborar desde Cuba, y luego con informes esporádicos
desde México y Argentina. Tres años después, solicité una vacante en el
departamento latinoamericano, y fui seleccionado. Fue un contrato de un año que
se convirtió en indefinido, hasta el cierre de la emisora el 29 de junio de
2012.
Esos
17 años me permitieron adentrarme en América Latina y entretejer sus sueños con
los hilos de sus voces y sonidos: Investigué las desapariciones, reflejé el sentir de afrodescendientes e
indígenas, dialogué con líderes
mundiales y locales, conocí a gente humilde y sus luchas. Di voz a los que no
la tenían.
¿Cuál es, según su juicio autorizado, la piedra
de toque de un comunicador, especialmente de un comunicador radial?
Ya lo
dice la palabra, comunicar, saber transmitir una idea por medio del lenguaje
oral o escrito con la ayuda de las palabras. Lo que llamo la habilidad de combinar las ilusiones y
realidades a la hora de expresar lo que vemos y sentimos. Me atrevería a
asegurar que la voz transmite un 50 por ciento de lo que decimos con las
palabras. No se trata solo de tener una voz bonita, clara, agradable. No, es
mucho más que eso. Es el convencimiento con que expresas las ideas. Es la
personalidad detrás del que habla.
CUBA, EL
MUNDO, LA RADIO
¿Cómo se ve y se siente Cuba desde Holanda?
A Cuba se le ve exótica y distante desde Holanda. La mayoría de las veces, se le aprecia solo por
sus playas, sus mujeres, el ron, el tabaco, la buena música. Cuando un tema
logra trascender, es por el lado oscuro de las cosas. En medio de esas imágenes repetitivas, surge entonces la
añoranza. A esa hora, extrañas todo: el olor a mar, a frutas tropicales, que
aunque se venden, parecen haber perdido su aroma en las neveras.
Echas
de menos el ambiente de sus calles, el ajetreo de la vida diaria. Pero, lo que
más hace el vacío es la ausencia de la familia, de los amigos de toda la vida.
Hay cosas que no tienen sustituto. Y no es que no tenga amigos surgidos al
calor de la nueva convivencia. Sencillamente, es imposible avivar la lumbre con
nieve.
(Juan Carlos Roque en un
curso taller en Morelia, México)
¿Cuál
es la filosofía y proyección de Roque
Media Consulting?
Con Roque
Media… intento dar respuesta a mis anhelos
como comunicador. Quiero enseñar a los más jóvenes lo que he aprendido durante
40 años. Diseño y realizo in situ noticieros o programas de radio. Y hasta
creo, reviso o adapto parrillas de programación a distancia. Pero, el eje
fundamental de este proyecto es la capacitación y formación de nuevos
comunicadores. Organizo talleres y cursos sobre realización radiofónica.
Imparto charlas sobre el mundo de la radio.
¿Cree que hoy, la radio tiene un espacio, o es
acaso ya un actor de reparto?
¿Cómo que actor de reparto? La radio sigue
siendo protagonista junto a otros medios que vinieron después. Si bien me
preocupa que casi no se vendan aparatos receptores en las tiendas, la radio va a seguir existiendo. Y qué decir
de los momentos que prueban su invencibilidad frente a otros medios: ante la
ocurrencia de huracanes, después de terremotos, incluso guerras, porque no
siempre la conexión vía internet estará venciendo fácilmente eventos de esa
naturaleza.
Aquí
vamos a estar o estarán los que la amamos y creemos en su eterna magia, esa de
la que no pueden apropiarse sus grandes competidores.
viernes, 17 de octubre de 2014
Liliana Casanella Cué: MÚSICA, EXÉGESIS Y RIESGO
Liliana Casanella
junto a una estatua del afamado compositor Tite Curet en San Juan, Puerto Rico
Reinaldo Cedeño Pineda
La mulata Celestina / le ha cogido miedo al mar
/ porque una vez fue a nadar / y la mordió una guabina… (guaracha
anónima, siglo XVIII) Es carne de masa sola
/que el carnicero sujeta/ con ella forma una bola / y con un hilo la aprieta (guaracha anónima,
Siglo XIX) Las que no sean de talle
gracioso/ de andar salamero con gracia especial/ esas no son cubanas (Ignacio Piñeiro, son, 1920)
Salí de casa una noche aventurera / buscando
ambiente de placer y de alegría… / En Catalina me encontré lo no pensado / La
voz de aquel que pregonaba así / Échale
salsita (Ignacio Piñeiro, son, 1920) Mamá, yo quiero saber/ de dónde son los cantantes/ que
lo' encuentro muy galantes / y los quiero conocer (Miguel Matamoros, son, 1920) Valga que hablé que si no…/ Valga que hablé que si no.. /
Me coge el gallo Rufina. / Eso lo dijo el perico / cuando un gallo equivocado /
lo confundió con gallina. (Ñico Saquito,
guaracha, 1930)
Pero que bonito y sabroso / bailan el mambo los mexicanos
/ mueven la cintura y los hombros / igualito que los cubanos (Benny Moré,
mambo, 1950) No quiero codazos / Ni tampoco
cabezazos / Lo que yo quiero es una pelea / limpia como no hay dos (chachachá,
Rafael Lay, 1950) Cuando llego yo a la
fiesta / las nenas se me alborotan / dicen que yo soy candela / dicen que yo
soy el diablo / y no es verdad / Cojan turno, tengan calma (Enrique Jorrín, chachachá, 1950) Esa cosa que me hiciste mami / me gustó…/ me gustó
(Lilí Martínez, son, 1950) Le he dicho a María Caracoles / que no baile más
mozambique / y por mucho que se lo digo / María Caracoles, tú siempre sigues
(Pello El Afrokán, mozambique, 1960)
Ay, si el niño no quiere naranja / Bríndale limón (merengue haitiano, 1980, Los Karachi) Y dicen que, / que a esa muchacha no hay / quien le ponga el freno que / que que de qué / Qué facilidad / ¡Mírala! / ¡Mírala! /Sandunguera / que tú te vas por encima del nivel (Juan Formell, songo, 1980) Puede ser muy linda, / linda por fuera / y tú no sabes si por dentro / es una escoba barrendera (Rodolfo Vaillant, guaracha–son, Estrellas Cubanas, 1980)
Ay, si el niño no quiere naranja / Bríndale limón (merengue haitiano, 1980, Los Karachi) Y dicen que, / que a esa muchacha no hay / quien le ponga el freno que / que que de qué / Qué facilidad / ¡Mírala! / ¡Mírala! /Sandunguera / que tú te vas por encima del nivel (Juan Formell, songo, 1980) Puede ser muy linda, / linda por fuera / y tú no sabes si por dentro / es una escoba barrendera (Rodolfo Vaillant, guaracha–son, Estrellas Cubanas, 1980)
La negra
no quiere / que le monten la guagua por detrás (Adalberto Álvarez, son,
1950) La vida es un circo/ todos somos
payasos / escasean los magos/ todo me da asco…/ Tú cambiaste mi amor por
diversiones baratas… / Tú eres una bruja, / una bruja sin sentimiento / tú eres
una bruja (José Luis Cortés, timba, 1990)
Búscate un temba que te mantenga / Pa´ que tu goce,
pa' que tu tenga (David Calzado 1990)
Apenas
una gota de nuestro océano musical. ¿Quién? ¿Quién se atreve a ignorar que la
música popular bailable es parte de esa síntesis asumida de una comunidad, el
sello espiritual que deviene de choques, refundiciones y refundaciones. Es
decir, nuestra identidad.
¿Acaso
hubiésemos existido, hubiésemos resistido sin la picardía, sin el doble
sentido, sin ese gracejo criollo que encarna por excelencia la música popular
bailable?
(La escritora Liliana Casanella y el presentador Reinaldo Cedeño en el Callejón del Carmen. Festival MatamoroSon Santiago de Cuba, 2014)
Liliana Casanella Cué (Santiago de Cuba, 1965) se sumergió en esas
aguas, buceó, halló luces en el mismo sustrato y emergió con este libro: Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor
(Siglo XVIII-XX) Ediciones CIDMUD 2013,
entiéndase Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana , con
la edición y corrección de Charo Guerra.
El
volumen llega avalado nada menos que por
una mención en el Premio de Musicología Casa de las Américas 2012 y por el
Premio Caturo de la Fundación Fernando
Ortiz 2014, otorgado al libro de mayor aporte al estudio científico de la
cultura. Después de semejantes lauros, ya imaginará el lector la recia
investigación contenida en estas 342 páginas. Casi no hay que decir más, pero
he decidido arriesgarme, más bien solazarme
Citemos en primer lugar a la propia autora, es pertinente: “La creación
musical popular, como constructo activo del acontecer social y con una visión
de divertimento bailable y de crónica
muy definida, no puede existir al margen
de la evolución sociolingüística. Tratándose de textos concebidos para la comunicación oral (cantar,
escuchar) se explica que sus principales recursos respondan esencialmente a los principios de
sonoridad, ritmo y eufonía. Desde el punto de vista estructural, el autor recure más
a elementos reiterar imágenes fácilmente decodificables, de notable
expresividad y plasticidad que difícilmente encontrarían validez en la poesía
escrita”.
Así dicho, con semejante claridad, desde una mirada escrutadora, se acerca Liliana Casanella Cué a la música popular bailable cubana desde los mil setecientos hasta el siglo veinte. No debe olvidarse, advierte que “el material sonoro, en este caso las letras en
Su capacidad para traspasar la mera relación de textos
musicales en orden cronológico y
situarnos continuamente en los contextos sociales; su demostración de que los acercamientos a la
música popular, devienen desde “códigos clasistas, raciales y éticos”; sus
revelaciones sobre los monopolios mediáticos en la producción crítica y su
observación sobre los juicios meramente literarios que obvian funcionalidades
discursivas y destinatarios o sobre la lenta asimilación de la dinámica
creativa de esta vertiente musical y sus
transgresiones de los estilos acuñados. Ahí radican puntos nodales del libro, aportes nada
despreciables.
Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (Siglo XVIII-XX) recorre los juicios de valor establecidos, primero desde los moldes europeos y la llamada música culta, sus códigos e imaginarios, los artículos y reseñas de épocas idas y épocas recientes, hasta los acercamientos y las críticas impresionistas que al acercarse a la filosofía popular contenida en los temas —mirándolas siempre desde arriba o desde al lado―, las acuñan como música de la gentualla, música obscena o indecente, música viciosa, música bárbara, música inmoral, música chabacana, música populachera, música de negros y mulatos, como aquellas de los caleseros que a “golpe de palos sobre la tabla trasera del carruaje los rayos de al ruedas entonan cántico infernal medio africano y medio bárbaro”.
Para integrar en un solo corpus sus presupuestos, la autora nos asoma a un amplio abanico
que deviene lo mismo de las páginas de El
Regañón de La Habana ,
que de lejanos, desconocidos, viajeros, famosos de la música, la
investigación, el periodismo, la
musicología… que escribieron sobre el tema. Abeja laboriosa que obtiene miel de
toda flor. Cítense algunos nombres como los del bibliógrafo Antonio Bachiller y
Morales Francisco Calcagno, Walter Goodman, Luis Casas Romero, Fernando Ortiz,
María Teresa Linares, Argeliers León, Rosendo Ruiz, Helio Orovio, Leonardo
Acosta, Danilo Orozco, Alejo Carpentier,
Zoila Lapique, Roberto Zurbano.
Estoy seguro que os asombraréis cuando lean algunos de
estos párrafos.
Música popular bailable cubana. Letras y
juicios de valor (Siglo XVIII-XX), no es la narrativa de
esas valoraciones, no es la unidad de la dispersión; en todo caso, no es solo
eso. Dicho en una frase:
el libro no es un compendio, es una
exégesis. Su inmersión es de tal profundidad
que, de manera natural, arroja nuevos juicios valorativos, deja establecida la
necesidad de un norte (otro) en las aproximaciones al tema; despeja exclusiones
y elitismos, para develar su trascendencia
y pone en su justo contexto, el
marcador socio-estético de nuestra música popular bailable, proa de la cultura cubana.
Empero,
no os asustéis. El libro es capaz de seducir a críticos y al más humilde de los
mortales, al bailador, al curioso. Y por si fuera poco, incluye una selección
de clásicos de la música popular.
Liliana Casanella Cué, filóloga por
Pablo
Villa advierte que “la música popular no solo expresa sentido a través del
sonido, las letras y las interpretaciones sino también a través de lo que se
dice de ella”. Pero tengo que decirlo, Liliana Casanella Cué me ha condenado.
Aunque lo bailable no es mi fuerte —natura no me dotó particularmente con esa
gracia―, cuando me arriesgue a echar un paso,
cuando escuche las descargas, cuando ose escribir, estaré abriendo mentalmente
las páginas de su autoría.
Polémico, cuestionador, múltiple y serio. A la cultura
cubana le hacía falta un libro como este. Claro,
todo esto hubiera podido decirse en siete palabras: “Ese libro que escribiste,
mami, me gustó”.
Al lado de la estatua de Don Miguel
Matamoros.
Santiago de Cuba, 17 de octubre de de 2014.
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