miércoles, 10 de diciembre de 2008

VENEZUELA Corazón adentro: DANZANDO en los CERROS


Esther Domínguez Pineda*
estherdominguez94@yahoo.es

A Caracas llegamos la noche del 21 de junio, y lo que más me impresionó cuando íbamos camino al hotel asignado, fueron los cerros a todo alrededor: miles de lucecitas que parecía un árbol de navidad.

Nos decía el guía: “ustedes ven esto de noche, que lindo… cuando amanezca verán lo diferente que se ve el paisaje”. Y efectivamente tenía razón.

Ver montadas aquellas casitas unas encima de otras, casi sin cimientos, llegando casi hasta el cielo, fue impresionante.

Cuando nos adentramos en los cerros, en las parroquias, vimos a muchos jóvenes y niños que necesitaban ayuda.

LOS CERROS
[Cerro adentro. Esther, Benerado Segura, coordinador de la misión en la parroquia La Vega; Xiomara Solís, especialista de teatro y Félix, instructor de artes plásticas]

Un día íbamos caminando por uno de esos callejones de los cerros. Nos encontramos con unos jóvenes de muy buena apariencia… y cuando pedimos permiso para pasar, ellos estaban fumando. Se pararon muy afablemente, y nos dijeron:

―Tienen el permiso… y perdonen lo malo.

Como no vi nada malo en ellos y no conocía, les pregunté a los venezolanos qué era lo malo. Y ellos me dijeron que lo malo era lo que estaban fumando…

Me sentí complacida de poder sentir que la Misión Cultura Corazón Adentro surtió efecto en niños, jóvenes y personas adultas que se insertaro en los talleres que impartimos. Es que no sólo llegamos al corazón de la ciudad, sino al corazón de la gente.

A medida que fue pasando el tiempo, pude ver como fue mejorando emocionalmente la vida de algunos de ellos.
LO QUE ME ENSEÑARON LOS NIÑOS

Trabajé con niños pequeños, dos veces a la semana, en la guardería Amanda de Shnell. Tuve la suerte de tener el apoyo de la maestra.

Cuando los niños me veían, se ponían contentos, me rodeaban, se apretaban a mí… me daban mucho cariño. Yo me sentía una niña más entre ellos, y les devolvía ese afecto.

Hicimos talleres de expresión corporal, juegos creativos, montábamos coreografías para presentarnos en actividades con la comunidad.



A los mayores, y también a los niños les gustaba mucho el casino, el TAMBOR. El joropo, increíblemente, muchos no lo conocían. Allí aprendí que hay variedades de joropo y de tambor, según la zona geográfica.

Se hizo un festival de parroquias, y yo presentaba dos unidades artísticas con niños y adultos… pero de dieciocho niños sólo fueron cuatro, y no pude presentarla… todavía falta un poco en cuanto a nivel de responsabilidad.

Después que pasó eso, me puse arrecha, y no volví a esa aula… pero para sorpresa mía, cuando yo estaba en el pasillo esperando que la profesora me avisara para entrar, escuché a esos niños, a ellos solitos, cantando las canciones, haciendo la coreografía que yo le había enseñado.

Para mi eso fue una gran sorpresa, ver que había logrado llegar a ellos, y eso me hizo volver a ellos.

Les enseñaba canciones como “Un día de paseo”, que ellos la cantaban de manera diferente. También “Pin pon es un muñeco”… y yo le hacía los gestos con los brazos, y ellos imitaban todo.

La Misión Barrio Adentro, de los médicos fue un apoyo grande a nuestro trabajo, ellos ya conocían a la comunidad.

La misión nos ha beneficiado a todos. Hemos aprendido de su idiosincrasia y tradiciones, de su folclor y ellos también del nuestro.

CAFÉ A LO CUBANO

Formábamos un equipo de trabajo: un trío venezolano con un trío cubano: Scott, Rebeca y Jesús fueron los primeros, luego Miriam, Gregoria (Goya) y Donny. Mis acompañantes cubanos fueron Jesús Morales, de música y Nelson Águila, de teatro; un habanero y un vilaclareño, junto a esta santiaguera-guantanamera.

La misión me ha ganado muchos amigos, tanto venezolanos como cubanos. Artistas, instructores de experiencia… pudimos compenetrarnos, intercambiar. Y sobre todo unirnos más.

Cuando nos encontrábamos en cualquier lugar, solamente de mirar, de escuchar, no sé por qué, enseguida sabíamos que era un cubano y nos acercábamos, nos identificábamos.

Le eché mucho de menos a mi café, porque allá lo hacían muy claro: ¡a mi café de Cuba!, Cuando íbamos a la casa de algún médico cubano, y nos brindaba café a lo cubano, decíamos: ¡Ahhhhh, me parece que ahora sí estoy en Cuba!!!

Saben, me compré mi cafetera, y lo primero que hice fue colar un café a lo cubano.

Esta es mi primera experiencia fuera de mi patria, y pude valorar lo que la Revolución Cubana ha hecho por los niños y los jóvenes, por la sociedad…. que es lo que está intentando hacer Chávez. Lástima que no todos entiendan su propósito.

Creo que las misiones han ayudado mucho socialmente a que los venezolanos se den cuenta de los beneficios, porque no todo es la riqueza material, sino la espiritual que está en cada ser humano y que podemos dar unos a otros.

EN EL HOTEL KURSALL

El hotel Kursall, en Avenida Casanova y Calle El Colegio, en Caracas, fue nuestra casa desde el 21 de junio hasta el 6 de diciembre de este 2008. Mi habitación era la 212.

Allí se creó un espacio, cada quince días, los sábados: KURSARTE, iniciativa de Alfredo Velásquez, director de la Compañía Danza Libre de Guantánamo.


[En el cumpleaños del primer bailarín de la compañía Danza Libre, Vicente Yauner, en una de las habitaciones del Kursall. De izquierda a derecha: Xiomara, Alfredo Velázquez, director de Danza Libre; Yaunelis Rodríguez (Tita), bailarina, y el homenajeado. A su lado, Yarisa, de artes plásticas. Sentada, Lisandra Rodríguez, otra bailarina. Detrás, botella en mano, Esther. Todos guajiros guantanameros... ]

Fueron momentos maravillosos, los bailarines cantaron, los cantantes fueron bailarines. El que tenía alguna inquietud artística, pudo desarrollarla, aparte de su propia especialidad. Todos esperábamos ansiosos ese día… y los cumpleaños.

Celebramos los cumpleaños de todo el mundo en las habitaciones. Ahí era que nos sentíamos cubanos de verdad, con micrófonos, globos, tortas, tragos, risas… Y no podía faltar nuestro Son de la Loma…

MI DEBUT COMO CANTANTE y el grupo TÍRAME ALGO

Mi frustración de cantante la pude desarrollar con el grupo “Tírame algo” que comenzó de bachata en la guagua, y terminó dando funciones en las actividades de La Parroquia La Vega.

Tanto gustó que nos pedían otra y otra. Y nosotros nos decíamos: “tenemos que montar otra cosa…” porque dondequiera llevábamos el mismo repertorio, Guantanamera y Cuba, que linda es Cuba.



La primera vez que nos presentamos fue en un CDI (Centro de Diagnóstico Integral de Montalbán), el 13 de agosto, cumpleaños de Fidel. Cuando dijimos el nombre del grupo, la gente empezó a reír, pero luego no se cansaron de aplaudirnos…

Los pacientes lo disfrutaban muchísimo. Una venezolana vino y me dijo: “felicidades, quiero mucho a los cubanos, yo quiero mucho a Cuba… yo fui a operarme la vista allá, y Cuba es maravillosa”.

Entre los recuerdos no puedo dejar de mencionar la celebración del 55 aniversario del 26 de julio en el teatro Teresa Carreño, un teatro hermoso, con todas las condiciones para recrear la imaginación del artista.


[Teatro Teresa Carreño, Caracas. En primer plano, de izquierda a derecha: Esther, Xiomara y Benerado]

Allí se unieron muchos de los artistas, el grupo Manguaré, compañías danzarias ―entre ellas Danza Libre y Danza Fragmentada―, la Brigada José Martí y la de Circo; nuestra querida Silvina Fabars, bailarina, coreógrafa y maestra del Folclórico Nacional… Su salida provocó la ovación del público. Fue un espectáculo muy hermoso
No puedo dejar de decir que entre los que subieron al escenario estaba mi hijo Esteban, primer solista y coreógrafo de la compañía DANZA FRAGMENTADA.

Intervino varias veces dentro del espectáculo pero su interpretación en el dúo junto a la bailarina Aliyannis arrebató aplausos que no dejaron de ser motivo de emoción y orgullo para mí.

Lo que no quiero recordar es cuando marcamos al ascensor del teatro. La caja metálica nos llevó al sótano, y allí no hubo forma de hacerle regresar. Nos quedamos encerrados… hasta que vinieron en nuestra ayuda.

[Vista exterior del majestuoso teatro Teresa Carreño de Caracas. Uno casi se pierde dentro de este lugar]



[El metro de Caracas. Cuando bajé a la estación del metro, le dije a mi acompañante: si yo vengo sola aquí, me pongo dar gritos. Vi a tanta gente, tantos pasillos que me puse muy confusa. Todo era primera vez: primera vez que montaba un metro en mi vida, porque en Cuba no hay metros; primera vez que salía a la capital venezolana, primera vez que iba a ver a mi hijo al hotel Alba Caracas]

EN CUBA

Ahora estoy en mi Cuba. Me siento tranquila, segura, feliz de regresar a mi Patria, de ver a la familia, a los amigos… pero quedan grabados en mi mente y mi corazón todos los recuerdos vividos y que añoro en la patria de Chávez, que ya siento como parte mía. !Y aquellos helados! Ahora mismo recuerdo esta canción

¡Viva Venezuela, mi patria querida!
Quien la liberó, mi hermano, fue Simón Bolívar

(Una vista de Caracas desde el telesférico)



(Caracas, el porte de gran ciudad)

* La autora es reggisseur y profesora de ballet de la Compañía Danza Fragmentada Guantánamo, Cuba. Graduada de nivel medio de ballet de la Escuela Profesional de Arte de Camaguey con treinta años de experiencia en el sector artístico.


1 comentario:

Amparo dijo...

Esas vivencias son muy conmovedoras. Que tengas un feliz año nuevo y que ese blog cada día tenga máx éxito y logre lo que persigues. Un abrazo