sábado, 2 de mayo de 2009

POEMAS de Reinaldo Cedeño Pineda





ISLA

La Isla se me escapa por la boca
es un suspiro
un rasguño en la piedra.
Cuando quiero asirla escapa con ala de ángel
cuando quiero dejarla me hundo en la arena
Isla mínima semilla en el pico de un pájaro
Isla gigante hormiga con un destino a cuestas
Isla de azúcar y de agua
Isla de los cien caudillos y las mil flechas
cerca de las murallas de Antonelli
un joven saca su tigre al viento
libera el pez amarillo
monta cachumbambé alcanza el cielo.
La Isla sube hasta el Pico real
deja su corazón entre la niebla ¡ay, Isla!
ojos de niño
no me mires
una guadaña castra mis venas
el sol arastra
los moluscos el estiércol
en un charco de luz hila la historia
un caballo bicéfalo.

Los corderos alzan la vista
La Isla espera.

EL TERCO

Yo vivo en una isla dentro de otra isla
todos los días recorro el largo puente
entre el mundo y mi cama
todos los días intento
beso a una arpía con su garra discreta
y me siento a escribir una crónica
con música de fondo
yo vivo alzando cada gloria breve
me persigno por los que ya no están
por los que estamos
entro a mi cuarto de guayaba y murciélago
a vendar mis pulmones para mañana
yo vivo maldiciendo los relojes
yo soy el terco que sube al tobogán
Y a veces se despeña.

ABEBE




Al maestro de la crónica, Víctor Joaquín Ortega

Hubiera sido domador de leones
o acarreador de búfalos
y de pronto apareció como una sombra
al borde del Coliseo Imperial
donde hubiera sido gladiador o almuerzo
su vida en el pulgar del Cesar
desde un país de feudos
de no se sabe dónde
con un nombre innombrable Abebe Bikila.
Todos miran sus pies de subirse a los dátiles
de correr las sabanas
y de pronto aquel silencio empieza a hablar
por las calles olímpicas
un danzarín descalzo
un corazón en cada dedo
el sol revienta el pecho
pero el baobab le empuja
El Nilo corre bajo sus plantas
su sonrisa es dura como marfil de Dahomey.

A Roma le falta el aire
África cruza primero en el centro del mundo
sudando selva y mijo
callado
como una sombra.

LUCÍA

Era un retoño sostenido por Dios, un soplo apenas. Cuando se echó al mundo, los agoreros esperaron para verla hacer, pero a su cuerpo mordido le nacieron ramas.

Era un milagro, dijeron todos, cuando encontró el amor, pero su voz era un alumbramiento y sus dedos pequeños como la ternura. Un milagro, cuando nacieron las palabras, porque el corsé se apretaba como la hiedra, como una maldición.

Era pequeña como una semilla, pero volvía gigante lo que tocaba. Era una hebra del destino en nuestras manos, una brizna, una lágrima helada. Serena como quien se ha sentado a solas con La Vida. Cuando se fue, murieron todas las mariposas de la tierra.

SONETO DEL SUICIDA

La vida es lepra y luna una glorieta
leve manzana al viento este temblor
un abismo quemante incitador
la diana en el cristal una saeta

un farol mortecino marioneta
en hilos del destino surtidor
diente gota clavada ruiseñor
demonios que se quitan la careta

La vida es un absurdo garfio duro
espiga del pantano flor de loto
un leopardo dormido tras el muro

una cornada al vientre un hormiguero
el manantial vacío puente roto
una camelia hundida en el acero.

(Del libro “Los corderos alzan la vista”, Ediciones Santiago, Santiago de Cuba, 2005)


EL VIENTO, SCARLETT





Tara es tierra bendecida de algodones
un mar de copos se aprieta en la llanura
el aire huele a espiga recién abierta a sudor viejo
a Scarlett se le pierde la vista
y se hinca ante el árbol gigante como si fuese un altar
eres mi energía serás mi tumba
debajo el algodón es negro
el algodón es rojo
pero Scarlett O′Hara sólo tiene ojos para Ashley
está bajando la escalera señorial
con su talle de mariposa
la buena Natty la gorda Natty la esclava Natty
tiró del corsé hasta desmayarse
el pelo cae como algodón desgranado
un gesto de sus guantes y Tara florece o se derrumba
El amor es un botón en el viento del sur
el sur es un botón triste a punto de caer
el viento volcó las carretas los barracones
y llegó el día de cosechar la libertad
el día de la viudez el día en que faltan los vestidos
a Scarlett se le pierde la vista en el camino de la muerte
por más que hunda los dientes en la tierra
con sus manos de labrador
Tara se ha ido grano a grano
pero Scarlett O′Hara es el viento que vuelve
su mirada es un mar de copos apretados
sus ojos el eterno renacer de las espigas.


IXTEL

Ixtel era un retoño del cielo de Texcoco
corría por los caminos con sus alas de colibrí
soñaba ser guerrero
mientras las cañas azotaban su rostro
pero Tenochtitlán se muere de sequía
allí donde el águila devoró una serpiente sobre un nopal
los lagos son desiertos
el maíz anda pariendo granos de ceniza
los sacerdotes observan la mancha de los astros
se mesan el cabello
arde el copal en grandes cuencos
Huitzilopochtli necesita las lágrimas de un niño
para que Tlaloc el señor de la lluvia
y Quetzalcoatl dueño del viento
atiendan sus ruegos
para que el Quinto Sol no muera
Ixtel escucha los tambores
cuando parte con los enviados de altas plumas
imagina su lanza de obsidiana
como la de Huitzilopochtli dios de la guerra
pero Tenochtitlán es gris
por más que cuelguen en su cuello flores de Xochimilco
plumas de pelícano
y la miel rebose en su copa de madera
Tenochtitlán es gris
como un ave moribunda
Ixtel sube la escalinata del Templo Mayor
con las sandalias más hermosas que ha calzado un mexica
cuenta cada piedra
un olor a pulque y a pimienta traspasa las oquedades
danzan los sacerdotes con pieles de jaguar
danzan las flautas de cáñamo
Huitzilopochtli aparece al borde del abismo
el hijo de la diosa con falda de serpientes
con su armadura azul la pierna de colibríes
el rostro negro
Los sacerdotes alzan el pedernal
Tenochtitlán es gris
como polvo de volcán
Ixtel mira como se apagan de repente las nieves perpetuas del Popocatépelt
y siente frío.

(PUBLICADOS AMBOS en: Revista “El Caimán Barbudo”, La Habana, Año 41, edición 345, marzo-abril 2008, página 19)


LA LINTERNA ROJA

El mundo es una linterna que se enciende
en la puerta del hambre
el hambre disfrazada de deseo
el hambre es una nuez.

La Hermana Mayor entona el ritual de bienvenida
su mano de cien años
esparce el bálsamo por la piel de loto
La Segunda Señora hinca alfileres en la almohada
La Tercera canta a la luna
agita su garganta de sauce y de jengibre
agita las mangas de su chaleco blanco
sus cánticos chocan en las montañas
pero el mundo es sólo una linterna roja en la puerta del hambre
vendrán los martillitos en los pies
como si Dios te besara las plantas
los baños de jazmín
la flauta
la locura

Ay Cuarta Señora que no sabes
Ay Señora de las Nieves
El mundo para ti es una linterna que se apaga.

MI NOVIA ES UNA GEISHA

shiso
tengo miedo cuando te inclinas no vayas a quebrarte
miedo a tocar tu kimono de hilos de oro
y adivinarte detrás del abanico un corazón como el Fuji
cuando retocas los polvos de arroz
cuando te doblas sobre la estera de bambú
cuando tus dedos ligeramente tibios
rozan el tazón
y el vapor con un leve olor a cerezo hace volutas origamis
caligrafías que se cuelgan del aire
shiso
un bonsai solitario en la pequeña mesa nos separa
tres siglos nos separan
tengo miedo que un suspiro haga caer las orlas de tu pelo
que se rasgue la puerta de papel
mientras cantas una larga canción una canción de dioses y de nubes
olvido que existe un mundo más allá de la mampara

shiso
entrecierra los ojos ya va a dejar el shamisén
va a descalzar sus pies
Y tengo miedo.


VOY A TOCAR LAS TECLAS DE ESE PIANO

Voy a tocar las teclas en el fin del mundo
voy a colgar un arpegio de la última ola
hasta que el kiwi pierda el horizonte
hasta que el Dios-Hombre saque del mar la Isla del Sur
y canten las ballenas
voy a tocar a rebato
voy a subir el piano a la montaña
para que el viento pase entre sus cuerdas.
Hazme el amor
hasta que la corteza del kowhai se vista de amarillo.

Nueva Zelanda tiembla si pones tus manos en las mías
voy a tocar las teclas en el fin del mundo
voy a tocar cuando me arranquen los dedos
aunque tenga que morir dentro del piano.

LECCIÓN DE ARQUITECTURA

Soy fiel la luz amarillenta
la piedra del bautismo
piedra de cantería piedra bruta
el agua
un pedazo minúsculo de pan
el puente levadizo la ventana
la almena por donde al guarda se le va la madrugada
una estrella la punta del fusil
la hoja de acanto
la rosa en el frontón el templo

arena
arena en la cuchara.

(Del libro en preparación: “Poemas del lente”)

OTROS POEMAS

LA DANZA DE ROBERTO Y CATALINA

(a Roberto Valera y a su madre Catalina Chamizo, de 103 años)

Cuando bailan Roberto y Catalina, el mundo se detiene. Catalina deja caer su mano de niña. Y Roberto tararea una canción que sólo ella puede escuchar.

Catalina se sujeta del aire, de su pañuelo blanco. Roberto cierra los ojos para ver su alumbramiento en el rostro de Catalina.

La ventana huele a mar.

Catalina baila el primer danzón, baila para espantar el miedo. Roberto siente la isla bajo sus plantas.

Catalina y Roberto se miran como si fuera la primera vez.


CHAT

¿Qué hacer si un rostro de café y de madrugada se asoma a tu PC?

si no es juego si sales trasquilado

si la gloria se anda escribiendo en la pantalla

si los juncos se enredan en tus pies.

Las calles de siempre resultarán estrechas (y más sucias)

mañana no leerás los titulares.

Uno se aprieta se inventa unos minutos

pero es la hora

y si das clic….

el mundo se te apaga.

SI ME VIERAS, RITA


Si vieras, Rita como he aprendido a mover los dedos, como he logrado el cono pequeñito.

Si vieras el rostro de mi madre preparando un banquete con arroz y cariño.

Si vieras que libros van cayendo.

Los pregones de ahora no los escribe Moisés Simons, son urgentes, como pedradas. Ya nadie dice caserita ni cucurrucho

Si me vieras por las calles, si vieras mis zapatos.

Si me vieras, Rita Montaner.


NUNCA HE VISTO GOLONDRINAS EN LA HABANA


Las raicillas se aferran a las oquedades, las hojas beben cada gota. La naturaleza va gastando la piedra, grano a grano.

He bajado por la escala labrada en el muro, paso a paso, mientras la fiesta del libro revienta en las bóvedas y las plazoletas.

El foso aplasta.

Me acerco a la tumba del poeta.

Solo.

Me asomo tras la verja, debajo de la buganvilla

golondrina, ¿no lo ves?

en la tumba del poeta

no hay un sauce ni un ciprés.

Estoy subiendo por la escala, paso a paso, rumbo a los libros y las plazoletas.

Solo.

Nunca he visto golondrinas en La Habana.

MILONGA DE LA HABANA

para Rosalía Arnáez

Bandoneón (I)

Un bandoneón tendido frente al mar

sin fuelles para el alma.

Bandoneón (II)

Bandoneón con botones de mujer

La Habana es una rosa recién cortada

Bandoneón (III)

Un bandoneón suena a rebato

los fieles han cruzado el agua.

AUTOHIPNOSIS

Nunca te amé:

lo voy a repetir como un demente

hasta que me lo crea.



REFERENCIAS LIBROS y POEMAS:

--Son de la Loma. Los dioses de la música cantan en Santiago de Cuba
http://www.salsapower.com/interviews/dioses.htm

--Poetas Latinoamérica
http://www.paginadepoesia.com.ar/latin_pineda.html


3 comentarios:

Maykel dijo...

Mi amigo.
Que placer llamarte asi!
Permiteme ser parco delante de todo lo que es inefable.
Nos vemos aqui.
Siento que siempre hemos estado de viaje ahora que casi vuelves a la ciudad fluvial...
Un abrazo.

PC dijo...

el poema Lucia, un canto a la belleza y al respeto a las palabras!

PC dijo...

el poema Lucia, un canto a la belleza y al respeto a las palabras