reyalex1976@gmail.com
Me confieso seguidor y más: amante de los cuentos de hadas, los filmes fantásticos y, por supuesto, de los finales felices. Por ello, no tengo nada en contra, y sí a favor, del clásico de la literatura, La bella durmiente.
Ahora bien, que prefiera volar en alas de la imaginación, no significa que ande de constante paseo por la estratosfera. Convencido estoy de la inexistencia de magos y hadas, enmendadores de hechizos y propiciadores de la felicidad eterna.
Vayamos al asunto en cuestión.
Nunca antes había existido en nuestro entorno, tanta disposición ni atención a la temática homosexual. Al menos no con la seriedad que ello requiere. Desde menciones radiales y televisivas, estas últimas cada vez mejores, concretas y claras; hasta eventos científicos.
Bien por el programa nacional, por la campaña audiovisual y radial seria, responsable, bien pensada. Por el personal bien preparado, porque si para algo no hay espacio en este tema es para la improvisación.
Sin embargo, ¿será esto suficiente?
Variadas, todas despectivas, hirientes, homofóbicas… son las expresiones que a diario se escuchan:
―No quiero “maricones” trabajando conmigo. Búsquenle otro lugar.
―“Es educado, muy responsable e inteligente…pero es maricón”
―¿Tú sabes quién se pasó para el otro bando…?
―Ella estaba en la esquina, con ese muchacho… ¡ese que es maricón!
Larga pudiera ser la lista con expresiones similares, incluidas las referidas a lesbianas, tema doblemente tabú. Y no pienso hablar de los defectos, porque todo ser humano los tiene, más allá de su preferencia sexual.
Prefiero hablar del respeto, del tan traído y llevado respeto. De ese espacio vital, indispensable, que a fuerza de costumbre, de mala, muy mala costumbre; se viola cotidiana y comúnmente en nuestra simuladora sociedad.
No sólo en lo referente a la preferencia sexual y a la expresión de esta, sino en todo sentido: como te vistes, que comes, que lugares frecuentas, que música te gusta… pero no nos apartemos del tema.
Simular se ha hecho también cotidiano, quizás como vía para la aceptación, y en el sentido que nos ocupa, no sólo es práctica para los homosexuales; sino para los “heterosexuales” que, como diría un magnífico profesor que tuve, padecen el Síndrome de la Cenicienta.
¿En qué consiste el síndrome? Al igual que en el cuento, el encanto se rompe hacia la medianoche. ¿La diferencia? Cenicienta deba estar en casa para esa hora, los “heterosexuales” que lo padecen, salen a esa hora, en busca de la “oscuridad y la lujuria”. Al amanecer se restaura el hechizo, renace su homofobia.
La sociedad marca los patrones, eso lo sabemos, como también sabemos que la sociedad se educa. Nadie piensa que será fácil, mas se impone.
Unidad en cuanto al tratamiento y la sistematicidad en los diferentes lugares: provincias, municipios… Sobriedad y decoro, preparación exhaustiva al tratar este asunto; porque de eso depende al avance hacia el verdadero respeto.
Las caricaturas, los estereotipos, el establecimiento de excepciones como reglas; dañan la imagen de un grupo, de surgimiento casi tan antiguo como la misma humanidad. Y que se ha destacado, entre otras cosas, por sus valores estéticos y humanos.
Tal vez muchos no lo consideren de esta forma, mas el menor de los logros en este sentido, tiene una doble connotación. Sobre todo después de conocer que hay países donde las sanciones llegan hasta la pena de muerte.
Legislar, analizar, o definir que los homosexuales tienen derechos y que deben ser respetados; todo ello en una sociedad falocéntrica, como la nuestra; puede adelantarnos siglos de evolución en el pensamiento.
Como la mayoría de los seres humanos, no fui ungido por ninguna deidad con el don de la adivinación y también como la mayoría, pierdo por último la esperanza.
No sé si esta será una historia de final feliz, no sé si el “hada madrina”, logrará deshacer el hechizo; solo espero que esta vez, La bella durmiente, no tenga que esperar cien años para despertar de este, que para muchos va siendo un mal sueño...
OTROS ARTÍCULOS del AUTOR:
Metrosexualidad: ¿Hombres in pelo en pecho? http://lapolemicacontinua.blogspot.com/2008/12/metrosexualidad-hombres-sin-pelo-en.html
3 comentarios:
Estimado colaborador de Cedeño: (Espero que el dueño del blog te haga llegar de inmediato esta opinión)
Te gustan los finales hermosos, pero lamento vaticinar que nuestra generación no vivirá tiempos de verdadera tolernacia, ni siquiera gracias a estas campañas. Tendríamos que acabar de cientos de años de discriminación y eso no se conside en poco tiempo. Recuerda cómo Eusebio Leal, durante el congreso de la UNEAC, puso el dedo en la llaga incluso al reconocer que, pese a los esfuerzos de la REvoluciñon, subsiste también la discriminación racial. Se trata de algo que no se elinmina por decreto.
Aún así, claro está, vamos avanzando. Pero nos queda pensar en resolver múltiples asuntos, como los de la falta de una diversidad de espaciones para las personas gays (de eso hablo en mi blog) Además, también será preciso que los homosexuales den la cara ante los medios. Todavía existe reticencia a abordar el problema públicamente, o manifestar de tal modo la prefrencia sexual, no para hacer de ello un espectáculo, sino para contribuir de una vez y por todas a la eliminación de un tab{u que sobrevive entre nosotros mismos.
Mi más cordial saludo y sgeuiré leyéndote.
Eso lamentablemente es lo cierto, sin embargo se debe de seguir luchando - por nuestros seres querid@s, por l@s desconosid@s, por uno - reeducando a l@s demas,en temas de genero, derechos humanos,realizar una labor de concientizacion social y emocional desde uno, pasando por la familia, barrio, hasta llegar a sectores institucionales como ser la iglesia y el sector politico.
Eso lamentablemente es lo cierto, sin embargo se debe de seguir luchando - por nuestros seres querid@s, por l@s desconosid@s, por uno - reeducando a l@s demas,en temas de genero, derechos humanos,realizar una labor de concientizacion social y emocional desde uno, pasando por la familia, barrio, hasta llegar a sectores institucionales como ser la iglesia y el sector politico.
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