sábado, 18 de abril de 2015

ADO SANZ: ADIÓS AL PRÍNCIPE DE LAS PALABRAS




(Palabras de despedida en las honras fúnebres del realizador audiovisual, locutor y profesor Ado Sanz Milá. Pronunciadas en la Casa de la Cultura Josué País García de Santiago de Cuba, Sábado 18 de abril de 2015.) 

Reinaldo Cedeño Pineda

Lo veía ir y venir. Surcar sus calles en dos ruedas. El saludo veloz. De la radio a las pantallas. De las pantallas a la radio. Emisora CMKC. Revista Santiago. Buenos días. Una gala, un curso, un círculo de interés. Siempre había algo que le reclamaba, que le esperaba.

   No sé de qué estabas hecho, de dónde te sacaron, muchacho; pero la tuya era una pasión irrefrenable.

  Con el filo de las letras y la música; con el filo de los silencios, trazó Sandrita, la niña con alas, la historia de quien vino al mundo sin brazos. Él los dibujó en el aire y se los devolvió. Siempre hacía el mismo sortilegio. Dicen que la radio se esfuma, que se va;  pero su voz está sonando en la memoria, todavía.

  Desde muy niño, desde el mítico círculo de Nilda G. Alemán, hizo de los estudios, su atalaya. El micrófono nacía en su pecho. Nos acostumbramos a verle ganar en cuanto concurso participaba. Ora como guionista, ora como director, o locutor. Lo que hiciera. Siempre con la ciudad a cuestas, siempre con su gente. Cada premio suyo  —que era decir cada premio nuestro—, era la oportunidad de darle un abrazo a este artista irrepetible.

   Después de verle prendido a la máquina de escribir, a la computadora. Después de verle conversar con famosos o  desconocidos. Después de escuchar La ventana o Supershow o Tridimensional o aquel especial Yesterday, la balada del siglo. Después de tantos y tantos programas, ya nadie se acordaba del ingeniero Ado Sanz Milá.  Su capacidad y estilo de comunicación, lo había arrasado todo.

   La vida le regaló páginas intensas. Otras, tuvo que arrancárselas. Sé lo que digo. Una vez acudí a él pidiéndole ayuda para algo muy caro a mis afectos. La emoción me traicionó. Con tantos he compartido risas, pero con él compartí lágrimas.

   Ado Sanz era un ser humano entero.

    Te vimos sonriente en la pantalla, tantas veces. Te vimos demudado cuando anunciaste por la televisión al país, la huella inmisericorde del huracán Sandy. La ciudad tenía tu rostro. Y tu espíritu generoso, infatigable.

    Pudo caminar sobre las aguas, pudo volar; pero escogió seguir subiendo y bajando por estas calles empinadas. Santiago fue su lugar en el universo. Aquí creó una familia hermosa, aquí conquistó un pueblo. Y nunca desmayó. Nunca escatimó. Nunca le faltaron palabras.  



   Santiago llora, Santiago está llorando; pero no estamos en este sitio para despedirte. No será yo quien lo haga. Tal vez hasta decida gastarte una broma con tu pelo, sabes que ese era tu punto flaco. 

  Te damos la bienvenida a la historia de la radio y de la cultura cubana. Te damos la bienvenida a tu ciudad. Ahora, eres parte de sus montañas. De sus soles y sus sombras. Ahora estás en el aire y por debajo del asfalto. En el latido de cada santiaguero.

  Ado Sanz Milá. Gracias, amigo. Gracias, príncipe de las palabras. Gracias por tu sonrisa de niño eterno. Gracias por cada día y por cada minuto que nos hiciste soñar.//




(Sus compañeros y amigos le hacen guardia de honor. Las últimas palabras del artista publicadas en Facebook junto a su foto, encabezaban el homenaje)  





(Espontáneamente, el pueblo le aplaudió a la salida del féretro, con vítores de “Ado, Ado, Ado”. Vean la calle Heredia, frente a la casa de la Cultura Josué País. Un extraño silencio se sintió al marcharse el cortejo fúnebre del centro de la ciudad. Un mar de pueblo se sumaba en cada esquina y le acompañó hasta el cementerio de Santa Ifigenia.

El solista Aquiles Jorge tocó un fragmento del Concierto de Aranjuez y Grisel Gómez, con voz entrecortada, cantó Gracias a la vida).




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ADO SANZ Santiago Llora. LA CRÓNICA
http://laislaylaespina.blogspot.com/2015/04/ado-sanz-santiago-llora.html

YOUTUBE. VIDEO Artistas santiagueros rinden homenaje a Ado Sanz

Falleció Ado Sanz Milá. LA NOTICIA INCIAL

jueves, 16 de abril de 2015

ADO SANZ: SANTIAGO LLORA


Reinaldo Cedeño Pineda

Lo veía ir y venir. Surcar la ciudad en dos ruedas. El saludo veloz. De la radio a las pantallas. De la pantalla a la radio. Emisora CMKC, Revista Santiago, un pase a la Revista de la Mañana. Y todavía más: una gala, un curso, un círculo de interés. No sé de qué estaba hecho, de dónde lo sacaron; pero la suya era una pasión irrefrenable.

   No olvidaré un instante en el mítico Cornito, en la tierra de El Cucalambé. Rodeado de amigos que no están. Con el filo de las palabras y la música; con el filo de los silencios, trazó Sandrita, la niña con alas, la historia de quien vino al mundo sin brazos. Él los puso. Dicen que la radio se escapa;  pero pudiera dibujar aquel documental ahora mismo. Pudiera darle tantos nombres.

   Acudí a él cuando propuse a la radio santiaguera, un pequeño programa: Cuerdas de mujer. Su breve tiempo, nada tuvo que ver con nosotros. Adoarropó mi idea con las suyas, sintonizó su espíritu. Guardo esas grabaciones, como se guardan las cosas queridas, junto a su respeto. 

  Cuando en 2011, en el parque Céspedes, en el pecho mismo de la ciudad, recibí el Premio Cubadisco por las notas discográficas del álbum Veneración, Ado anunció aquel galardón. Nunca hubiera sido igual, sin su voz, sin su abrazo.  

  Hizo de los estudios, su atalaya. Nos acostumbramos a verle ganar en cuanto festival participara. Ora como guionista, ora como director, o locutor. O lo que fuera. El premio era de Ado. Y lo sentíamos nuestro. 

   Después de verle prendido a la máquina de escribir, a la computadora; después de verle conversar con famosos o  desconocidos; después de escuchar La Ventana o Supershow o Tridimensional, o aquel especial suyo: Yesterday, la balada del siglo;  nadie se acordaba del ingeniero Ado Sanz Milá.  El comunicador lo había arrasado.

   La vida le regaló páginas intensas. Otras, tuvo que arrancarlas. Su handicap era el pelo, ya ausente. Cuando querían subirle la parada, ya sabían el camino.  

    Le vi sonriente junto a su otra mitad en la pantalla, Leticia Rodríguez. Tantas veces. Le vi demudado cuando anunció al país por la televisión, la huella inmisericorde del huracán Sandy. 

La ciudad tenía su rostro.

  Pudo caminar sobre las aguas, pudo volar; pero siguió subiendo y bajando las calles empinadas de su ciudad. Nunca desmayó. Nunca le faltaron palabras. 

   Santiago lo llora. 



(Un instante en el Palacio de las Convenciones en La Habana, 2014. VIII Congreso de la UNEAC. Detrás: Ado Sanz en el extremo izquierdo, y Reinaldo Cedeño. Se incorpora, Tania Fernández, al frente de la Dirección Provincial de Cultura en Santiago de Cuba. Sentadas, las artistas plásticas, Gretel Arrate y Martha Mosquera)

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♣ ADO SANZ: ADIÓS AL PRÍNCIPE DE LAS PALABRAS. Texto de despedida del duelo




---Falleció Ado Sanz Milá. El impacto inicial:

 

martes, 14 de abril de 2015

Falleció ADO SANZ MILÁ



Me acaban de dar la terrible noticia: Ado Sanz Milá, pluripremiado locutor, guionista y profesor de la radio y la TV en Santiago de Cuba falleció hace unas horas en esta ciudad a los 49 años.

Según informaciones que he recibido, fue presumiblemente víctima de un infarto cardíaco. 



Trabajé más de una vez con él y me dio muestras de un probado profesionalismo y creatividad

Lo escribo y no lo creo. Estoy consternado. 



Al centro, Ado Sanz. durante la gala de premiación de Cuba disco 2011 en el Parque Céspedes de Santiago de Cuba 

(Un instante en el Palacio de las Convenciones en La Habana, 2014. VIII Congreso de la UNEAC. Detrás: Ado Sanz en el extremo izquierdo, y Reinaldo Cedeño. Se incorpora, Tania Fernández, al frente de la Dirección Provincial de Cultura en Santiago de Cuba. Sentadas, las artistas plásticas, Gretel Arrate y Martha Mosquera)


♣ ADO SANZ: ADIÓS AL PRÍNCIPE DE LAS PALABRAS. Texto de despedida del duelo
 
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jueves, 9 de abril de 2015

UN SIGLO DE JAZZ EN CUBA o UN SOLO DE LEONARDO ACOSTA




Reinaldo Cedeño Pineda

“En 1955 decidí viajar a Nueva York (…) y a pesar de los pronósticos pesimistas sobre el jazz que había leído (…) me encontré con un panorama muy floreciente: el club Birdland estaba en pleno apogeo (…), y en los alrededores de la calle 52 y Broadway se había inaugurado el Basin Street y seguía en el Palladium y el Hickory House, sin contar con los clubs de jazz de Harlem y Greenwich Village. Regresé a La Habana pensando en la necesidad de tener un club dedicado exclusivamente al jazz, pero el intento que hicimos con el Cabaret Las Vegas fracasó. Después de un tiempo con la orquesta Cubamar y un grupo más pequeño (…) trabajé unos meses con la banda de Benny Moré en 1956 (…) a fines de año, el propio Benny había disuelto la banda y (…) me vi enrolado en la orquesta del venezolano Aldemaro Romero para trabajar un mes en Maracaibo (…) a mi regreso a La Habana, me encontré hastiado de las grandes bandas; necesitaba tocar jazz, y en grupos pequeños”

   “En 1958 yo había hecho otro viaje a Nueva York, y a mi regreso me encontré con un nuevo fanático de jazz, el diseñador francés Jacques Brouté, quien había formado parte de un club de jazz en París y otro en Roma (…) Una tarde celebramos un jam session en el Club 21 (…) para que escucharan el proyecto de Jacques para organizar un club de jazz (…) al día siguiente hicimos una reunión en mi casa (…) el primer paso fue inscribir el club cubano de jazz como “sociedad de recreo” (1) Iniciado en el St. Michel y conformado en el Havana 1900, El Club Cubano de Jazz, se mantuvo durante tres años, a público lleno. 

  Perdóneseme una cita tan extensa, más la creí necesaria para dejar establecido que cuando hablamos de Leonardo Acosta, no estamos solo ante un investigador, un periodista y crítico musical, un escritor y un musicólogo—no por casualidad, Premio Nacional de Literatura 2006 y de Música en 2014—, sino que se trata además de un testigo excepcional, de un narrador que cuenta hechos de los cuales ha sido tantas veces protagonista. Esa multilateralidad le otorga al libro, una solidez excepcional.

  Acosta comienza con los primeros contactos entre la música cubana y el jazz, “la esencial africanía de la música popular cubana”(2), los préstamos recíprocos y las interinfluencias entre una y otra forma, incluidos el éxodo de negros libres cubanos hacia Nueva Orleáns y la colonia de exiliados cubanos en Nueva York; la visita a la Isla de las compañías norteñas de minstrels (3)
 —cuya influencia en el teatro bufo cubano no suele ser mencionada— y, por supuesto, la ocupación militar norteamericana de la Mayor de las Antillas, entre 1898 y 1902, con la consiguiente proliferación de bandas, música y bailes norteamericanos.

   En busca de antecedentes y pioneros, el autor nos ubica en el Jockey Club, el Gran Casino Nacional y los hoteles Plaza, Sevilla y Biltmore, así como en otras sociedades de recreo donde actuaron las primeras jazzband cubanas que han pasado a la historia, si bien todavía se movían en la llamada society music (música de la “buena sociedad”). Los nombres del violinista Jimmy Holmes y el pianista Chuck  Howard, se encuentran entre los primeros que dirigieron esas agrupaciones, así como el octeto de José Antonio Curbelo que actuaba en el Cabaret Tokio, lugar desde donde se realizó la primera transmisión de jazz radial en Cuba (1927). De las charangas y las orquestas danzoneras de la época saldrán otros nombres antológicos como los de Alfredo Brito, René Touzet y Armando Romeu con su famosa Orquesta Bellamar.

   Acosta nos pasea  por la vida musical cubana y sus grandes bandas, la orquesta Hermanos Castro y la Riverside, la conquista de Europa por la Siboney de Alfredo Brito y la Havana Casino de Justo Azpiazu, todavía sin el Don que la acompañará en su esplendor; para entrar en los años  40 del bebop, el feeling y el mambo, los supershows de Tropicana, el Niño Rivera y el mundo de las descargas con tres célebres pianistas del jazz cubano: Frank Emilio Flynn, Bebo Valdés y Peruchín Jústiz. 

   En el capítulo cinco: “La explosión del cubop o jazz cubano”, el investigador asoma un momento nodal para la historia del jazz universal: la entrada en escena en 1940 de Machito and his afrocubans, con Mario Bauzá como director musical y el toque de Frank Grillo, MACHITO. Este es para algunos “el hecho más importante para el desarrollo de la música latinoamericana en Estados Unidos”; y por supuesto, el encuentro de Dizzy Gillespie y Chano Pozo (1947). El volumen se empeña en hacer justicia a estos cubanos que sin reconocimiento en la Isla, deleitaron a medio mundo en su época y se han convertido en figuras míticas. La figura de Bauzá es particularmente aquilatada.


     
La mitad del siglo XX parece convertir al cabaret Tropicana en el centro del mundo (4). Tal es la afirmación de Leonardo Acosta, tras invitarnos a compartir con figuras de la talla de Frank Sinatra, Benny Goodman, Cab Calloway, Tito Puente o Nat King Cole. La banda de Armando Romeu ponía los más avanzados arreglos de jazz y el baterista Guillermo Barreto organizaba antológicas jam sesions o descargas domingueras en el afamado Cabaret bajo las estrellas. El surgimiento de la televisión y de disqueras nacionales (Panart, Gema, Puchito, Kubaney) resultaron nuevos incentivos, y a finales de esa década de los cincuenta, el ya mencionado Club Cubano del Jazz.

   Las revoluciones no son paseos de rivera, afirmó Alfredo Guevara. Con el triunfo de la Revolución Cubana y la agresividad del vecino del Norte, las radicalizaciones estuvieron a la orden del día. Sobrevinieron excesos. Acosta apunta que aunque algunos calificaron miopemente al jazz  de “música imperialista” (5) se “navegó con mejor suerte que otras músicas como el rock anglosajón” (6), cuando Los Beatles eran escuchados a escondidas.

   Curiosamente, serían dos músicos de jazz norteamericanos, el saxofonista Eddy Torriente y el pianista Mario Lagarde —ambos establecidos en Cuba—, quienes se erigieron en baluartes con su Free American Jazz; al tiempo que Peruchín Jústiz establecía varias agrupaciones. Las descargas comenzaron en pequeños clubes. 

El autor se detiene en el Noneto de Jazz de Leopodo Pucho Escalante, Leonardo Timor, el  singular caso de Felipe Dulzaides, cuyo repertorio fue “uno de los más completos que haya tenido una agrupación cubana” (7), y en los éxitos y avatares de la Orquesta Cubana de Música Moderna, agrupación tipo jazzband, creada por el Consejo Nacional de Cultura y que agrupó a veteranos y estrellas nacientes. 

Esa orquesta sumó una nómina de lujo: el trompetista Arturo Sandoval, el trombonista Juan Pablo Torres —calificados por el investigador como “dos nuevos meteoros”—, el saxofonista Paquito Rivera, el pianista Chucho Valdés, el guitarrista Sergio Vitier el contrabajista Cachaíto  López y los bateristas Guillermo Barreto y Enrique Plá, entre otros.

   Al llegar a la creación del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (1969), hablan el escritor y el músico, pues Acosta fue uno de los fundadores
—tocando el saxofón, el fiscorno, las flautas recorder— de la singular agrupación que significó refugio para  muchos talentos —en años convulsos y grises—, y que ejecutó música para audiovisuales, una mezcla de nueva trova, ritmos afrocubanos y brasileños, jazz y rock.

   Como se sabe, en el GES, figuraron Pablo Milanés, Silvio Rodríguez,  Eduardo Ramos, Sara González, Sergio Vitier y Emiliano Salvador (1951-1992), entre otros. A este último, creador nacido en Puerto Padre y desaparecido en todo su esplendor, el autor le remarca su trascendencia, por su “manera de abordar formas pianísticas cubanas (…) sentido del equilibrio y sobriedad en la concepción”. Al grupo Irakere con el piano de Chucho Valdés, el surgimiento de los Festivales Jazz Plaza, con el infatigable Bobby Carcassés como impulsor;  el aporte de Gonzalito Ruvalcaba y los nombres más recientes, se dedican  las últimas páginas, así como a un grupo de instantáneas y referencias testimoniales.

      Un siglo de jazz en Cuba, (Ediciones Museo de la Música, 2012) se enmarca en lo que se ha denominado en los últimos años, Historia de la cultura. Es la primera historia de esta manifestación artística en la Isla. Casi, sin dejarnos respirar entre concierto y concierto, Leonardo Acosta nos entrega generosamente un siglo y más de música cubana, sin prejuicios; sin que escapen nombres y circunstancias, con valoraciones de suma autoridad como entregadas a paso, sin afectación y sin alardes, aptas para todos los públicos. Y desde la propia cubierta —con una imagen suya toda expresion—, se establece el diálogo.


  Permítaseme terminar con un nombre que aparece en la última página del libro como estrella naciente: el del pianista David Virelles, Premio Jo Jazz 1999 y Premio a la  Excelencia Musical Oscar Peterson 2004, cuyos discos han sido verdaderos sucesos en Nueva York, donde reside, y más allá. Valga para la mirada perspectiva de un libro, en verdad, redondo.
   Cuando le pregunté a Virelles, si aquellos nombres sagrados del jazz afrocubano eran acaso cosa del pasado, esta fue la respuesta: 

  “(..) lo que se conoce como “latin jazz” no es para nada cosa del pasado. Chano Pozo tiene un lugar en la música norteamericana, como Machito, Mario Bauzá, Chucho Valdés, Emiliano Salvador, Gonzalo Rubalcaba, Peruchín, Frank Emilio, y gente más joven que produce incansablemente. Todo eso forma parte de nuestro legado cultural y eso me alimenta espiritualmente”(8).

  Más que del saxofón o el piano, más que de la batería  o la improvisación, sea este renuevo espiritual  el que marque otros cien años de la gloriosa historia del jazz en Cuba. Con el mismo vigor de este solo —solo virtuoso — de Leonardo Acosta.

NOTAS:

 (1) Leonardo Acosta: Un siglo de jazz en Cuba, Ediciones Museo de la Música, La Habana, 2012, p. 168-171.
 (2)  Leonardo Acosta: Op. cit. p. 11.
 (3) Género teatral musical norteamericano, con influencias de la ópera inglesa y la música negra sureña.  Los actores blancos debían pintar sus caras de negro para interpretar canciones y bailes donde imitaban a los negros de forma humorística. Establecido semejante código, cuando a partir de 1855, subieron a escena actores negros,  debieron seguir pintándose el rostro.
(4) En ese período de intensa competencia y bonanza económica, el Cabaret Sans Souci trajo a Cuba a figuras como Edith Piaff, Johnny Mathis o Sarah Vaughan, y en el Parisien del Hotel Nacional, estuvo la mítica Yma Sumac.
(5)  Leonardo Acosta: Op. cit. p. 185-186. El autor comenta un incidente durante una descarga de jazz en el Hotel Capri, interrumpida, “por un grupo de energúmenos” y cierto momento en que “en la Escuela Nacional de Música se expulsaba a los alumnos que fueran sorprendidos tocando jazz”. Varias figuras abandonaron el país como Cachao, Bebo Valdés, Juanito Márquez y otros.   
(6)Leonardo Acosta: Op. cit. p. 185.
(7)  Leonardo Acosta: Op. cit. p. 193
(8) Reinaldo Cedeño: Entrevista a David Virelles: “Piel adentro: “Desde la nostalgia, la frustración y la alegría”, ON CUBA; 28 de octubre de 2014, en http://oncubamagazine.com/sociedad/piel-adentro-desde-la-nostalgia-la-frustracion-y-la-alegria

(Presentación en Feria del Libro, 8 abril 2015.  Casa de la Trova Benito Odio, Guantánamo)

sábado, 4 de abril de 2015

“Cuba se ve, se siente, se necesita como el aire”




(Una locutora inolvidable, Consuelo Almaguer: “En Radio Mambí, Santiago de Cuba, estuve físicamente durante 28 años, pero nunca he dejado de sentirme de la casa”).

Reinaldo Cedeño Pineda
Fotos: Cortesía de la entrevistada

Todos los caminos conducen a Roma. Por eso, un día tomó uno de ellos y despertó frente al Coliseo. Las milenarias piedras habrán temblado con sus latidos, con su duende profundo; pero esa es la historia más reciente. Un poco más atrás…

Finales de los cincuenta. Habrá que entrar a la mirada de una niña que observa las flores de la caña de azúcar en el modesto barrio cerca del central América, Oriente adentro. Y a sus oídos, para escuchar, sigilosamente, el tono inconfundible de Violeta Casals desde la Sierra Maestra: ¡Aquííí Radio Rebelde… desde Territorio Libre de Cuba!”.

—Será tuyo, dice el padre. Tuyo, el radio de ojo mágico.

Esta es la historia de una mujer que se echó una ciudad en el bolsillo. Santiago de Cuba la extraña. Se llama Consuelo Almaguer.

 Miedos y osadías

“Mi madre siempre se hacía acompañar de aquel radio, mi madre que se me fue tan temprano. En aquel aparato enorme escuchaba las canciones de la época, y yo las cantaba, cuando papi me subía a la mesa de la casa. También me gustaba mucho aquella señora que decía: “Rina dura más”. Aún no sabía que se trataba de una maestra eterna de la locución, Consuelito Vidal.

“Desde que aprendí a leer me gustaba que me dieran la tarea de leer los periódicos o libros en casa de mis abuelos. Tenía solo dieciocho años, cuando se libró un concurso para formar locutores, y me presenté a Radio Revolución. Me hicieron la prueba junto a cerca de doscientos aspirantes… y aprobé. El profe Andrés Houdayer, y Rafael Fábregas, me dieron mucha fuerza para continuar. Tenía a mi hija Amor dentro de mí y sentía muchísimo miedo.

Repasemos los estudios, los micrófonos, los personajes de casi tres décadas… de tu historia en Radio Mambí, la emisora más popular de Santiago de Cuba…

“En el setenta, salí al aire por primera vez en Radio Mambí, en el programa Qué tal gente joven y en otros, cuando faltaban Rolando Zacarías o José Antonio Llano, profesionales muy amados de esa planta. También me llamaron para hacer la producción musical de Radio Siboney, aunque oficialmente me abrieron el contrato en 1972. En Radio Mambí estuve físicamente durante 28 años, pero nunca he dejado de sentirme de la casa.

Creé mi primer programa que llamé Esta tarde en Mambí, un espacio de los trabajadores. Fue el embrión de lo que sería desde 1982, Santiago en 26, mi amado programa, al calor de las actividades del territorio por la significativa fecha. Era una fiesta, una fiesta cada tarde. 

Dondequiera que estoy por este mundo y escucho canciones muy populares, me transporto a esa época. Allí formé mi concepción de la vida en la solidaridad; allí logré una familia que lo mismo me aplaudió, me regañó, hasta me castigó; y aún siento que unos cuantos me quieren. 

Hacía una transmisión directa con Radio Progreso y Eduardo Rosillo, para dar a conocer a todo el país, lo que más sonaba en Santiago. Ahí mismo introducía temas de grupos que yo misma llevaba a la radio como Gloria Latina, Sur Caribe, Los Guanches, El Septeto Santiaguero, y tantos más. Promover la música de Santiago fue siempre un objetivo importantísimo para mí, no solo porque era mi tierra, sino por todos los valores que teníamos y que seguimos teniendo”.

Pero también hubo televisión, teatro, espectáculos…


“Sufrí tanto como gocé. Nunca tuve ropa adecuada, me las prestaban. Y luego, sobrevino el miedo a los vuelos; miedo al micrófono y luego a las luces y a las cámaras; miedo especialmente a ese primer momento de salida al aire o a escena. Fue increíble cuando alguien como Germán Pinelli me dijo que él también estaba nervioso ante cada presentación. No puedo dejar de mencionar a Amado Cabezas, cuando el canal Tele Rebelde transmitió el espacio Desde mi cuadra. Trabajé como conductora principal, y compartí con Mileydis Ochoa y Laritza Ulloa.

“Tuve la dicha de estar al lado de grandes locutores, de mi hija Amor Almaguer, y en diferentes escenarios compartir con Marialina Grau, Héctor Fraga, Lilia Rosa López, Pastor Felipe, Antonio Pera, Joaquín Mulén, Germán Pinelli y Enrique Santiesteban. También con Navarro Cuello, Guzmán Cabrales, Rolando González, José Raúl Castillo, Ramòn Capote, Ángel Miguel Alea, Lorenzo Ruiz, Gerardo Houdayer, Yamilé González, Irma Shelton, Jossy Jiménez, Ana Margarita Gil, Ibrahím Apud, con todos los Alarcón Santana., con tantos, tantos…

“Fui presentadora de afamadas personalidades cubanas e internacionales de la música, el cine o el teatro. A la mente, ahora mismo, me vienen figuras como Santiago Álvarez, Alicia Alonso, Juan Formel y Los Van Van, Adalberto Álvarez y Son 14, la Orquesta Aragón, Elena Burque, Fernando Álvarez, Esperancita Ibis, Eva Griñán, toda una constelación de estrellas. Creo que, en verdad, he tenido mucha suerte”.


¿Y por qué entonces la radio, por qué tanta insistencia, por qué semejante fidelidad?

“Porque me permitió sentir el amor por la unidad de la familia santiaguera y cubana, mas allá de puertas y ventanas. Me hizo creer que yo era su mejor compañía. Y por eso me empeñé”.

¿Qué asideros tenías, qué resortes movías para lograr aquella excelente comunicación con tus oyentes?


“La locución es para mí, una meta que aún persigo. Tú y yo sabemos que debe haber mucha sinceridad para hacer creer lo que trasmites. Yo solo he contado con eso”.

El escritor Lezama Lima hablaba del “azar concurrente”, de esos giros sorprendentes de la vida. ¿Qué sensaciones te inundaron cuando te viste en Radio Rebelde, en la emisora que escuchabas de niña?



“No solo la escuchaba en medio de aquella atmósfera clandestina, junto a mi padre y sus compañeros del Movimiento 26 de julio; sino que entre los siete y ocho años, yo quería imitar a Violeta Casals. Lo hacía bajitico, debajo de la cama de papi y mami.

“El 21 de enero de 1998, viaje a La Habana, y cuatro días mas tarde, salí al aire con las noticias para Cuba y más allá, a través de Radio Rebelde. Poco tiempo después, incursioné por toda la programación de esta emisora, como voz fija del Noticiero Nacional de Radio y junto a Franco Carbón en el popular programa Así, en los leads culturales y en la parte del periodismo radial, bajo la dirección de Guillermo Piñeiro. También hice locución en otros programas, y en Radio Taíno. Esta guajira se cuida de no ser presuntuosa, pero en esos años, dejé un montón de hermanos”.

En la ciudad eterna

¿A estas alturas, quién es Consuelo Almaguer León?

“Una hija, una hermana, una madre, abuela y bisabuela que hubiera querido tener más tiempo para dedicar a la educación y orientación de los de su casa. Tuve mi primera hija muy temprano, Amor, de la que recibí una linda nieta, Angelita, que a su vez ya me dio mi primer biznieto, Cristian Salvatore, napolitano. Mi segunda hija, Arianne, me dio dos nietas, Dalila y Carolin, nacidas en la ciudad de Novara, al norte de Italia. Son verdaderos amores”




(Consuelo Amaguer. Imagen junto a su hija Arianne y el esposo de esta,  Junior, ambos pintores. La pequeña es la hija de ambos, Dalila)

¿Cuál es su lugar preferido en la Ciudad Eterna?

“Es realmente difícil escoger un sitio de referencia, no importa si ya caminaste sobre esos mismos adoquines más de una veintena de veces. Por supuesto, he tirado monedas en la Fontana di Trevi, de espaldas como manda la tradición, yo y mi familia. He llorado frente a la magnificencia del Capitolio, o frente a ese símbolo universal que es el Coliseo, que te estremece hasta lo más profundo, cuando te vienen referencias de tanta historia.

“Me encanta la Piazza Navona, con su forma elíptica, que está sobre las ruinas del Circo de Domiciano. Allí se encuentra, entre tanta diversidad cultural, el Instituto Cervantes; allí se multiplican nuestras emociones, cuando de pronto, la Embajada Cubana en Roma celebra la presentación de un libro de un escritor o poeta cubano, o se abre una exposición. Es tanta la emoción que de pronto crees que estás, allí dentro, en un pedacito de Cuba”.




(Consuelo Almaguer junto a nieta Angelita y su hija Amor, en la Fontana Di Trevi)

¿Cómo se ve la Isla desde Roma?


“Cuba se ve, se siente, se necesita como el aire. Bajo su sol no hay espacio a la nostalgia: está siempre la sonrisa amplia, que nunca te resulta extraña, porque es tu gente. Estoy en Italia desde 2009, y cuando alguna italiana o italiano sabe que soy cubana, casi siempre me hacen muchas preguntas; pero sobre todo veo que  me observan con  mucho interés. Y el que nunca ha ido a Cuba, acaba queriendo conocerla.

“Aquí, en la casa o en la máquina, siempre estoy con Radio Mambo, que trasmite música latinoamericana, especialmente la salsa cubana —como le llaman por acá—, aunque sea el Septeto Santiaguero, por ejemplo. Los restaurantes y asociaciones cubanas, donde se come y se baila, tienen mucha publicidad en Italia. No te imaginas cuanta gente quiere a esa pequeña gigante que es mi Isla”.

“Cuando mi esposo está en Cuba, dice que se siente como si estuviera en Roma. El romano tiene una personalidad abierta, bastante semejante al cubano. Si vas al bar por un café y no saludas, ellos lo hacen y hasta te comentan la noticia del día o cualquier otra cosa. Son extrovertidos. Es que hasta el sol se parece al de Cuba. Hay lugares, incluso, en que de pronto reacciono como si estuviera en La Habana o en cualquier ciudad de Cuba. Y cuando paso por algunas calles estrechas, con subidas o bajadas, siempre se me aparece la semejanza con Santiago, ante mis ojos enamorados”.



(Instantánea de la amistad: Consuelo Almaguer con el poeta Pedro López Cerviño, durante la presentación de sus libros en Italia)

¿Si pudieras pedir un deseo ahora mismo… cuál sería?

“Quisiera estar junto a mis oyentes, aunque sea en una transmisión, por los 500 años de nuestra villa de Santiago de Cuba que se cumplen este año. Soy como una hija de esa ciudad, porque aunque no nací propiamente en ella; no abandono jamás aquel seno que me hizo suya. Saber que, de algún modo, mi modesto trabajo ha permanecido en el recuerdo de mis oyentes, es uno de mis mayores goces”

¿Qué es lo que más extrañas de Cuba?

“CUBA”.

VERSION EN INGLÉS. VERSION IN ENGLISH:  
“CUBA is SEEN, FELT, NEEDED as the AIR”

VERSIÓN EN ITALIANO/ ITALIAN:
“Cuba si vede, si sente, si necessita come l’aria”