y la clase un manicomio popular,
la pizarra era un enojo,
los cuadernos anteojos en los bolsillos de atrás.
En la época del campo era normal
el amor con las matas del platanal
y robarse los caballos
y esperar que caiga un rayo
para no ir a laborar jamás.
Y la vida nos fue separando,
los años nos fueron cambiando,
la cuesta nos hizo un lugar.
Hay amigos que veo,
otros que no sabemos su paradero, su paradero.
Hay amigos en los basureros,
amigos llenos de dinero,
amigos que están más allá.
Hay algunos que veo,
otros que no se sabe su paradero, su paradero.
Mis amigos eran dioses para mí
cuando el suelo se agrietó bajo mis pies,
cuando el amor me hizo polvo,
cuando ciego fui un estorbo,
cuando el miedo dibujaba mi fin.
Mis amigos eran locos de verdad
con la Inquisición corriéndoles detrás,
inventando mil maromas,
imponiendo nuevas modas
como faroles de la libertad.
Y la vida nos fue separando,
los años nos fueron cambiando,
la cuesta nos hizo un lugar.
Hay amigos que veo,
otros que no sabemos su paradero, su paradero.
Hay amigos en los basureros,
amigos llenos de dinero,
amigos que están más allá.
Hay algunos que veo,
otros que no se sabe su paradero, su paradero
Quizás algunos sepan de mis cantos por ahí,
quizás escapen de estos tiempos locos,
quizás la suerte les tenga unas puertas por abrir,
quizás la curda los proteja un poco.
Quizás un día no sea más tarde que temprano.
Hay amigos que duran mil años,
amigos que se hicieron daño,
que no vale la pena insistir,
hay algunos que veo,
otros que no sabemos su paradero, su paradero…
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