Diciembre
es el mes de los regalos y cada año, casi al final del mes, salgo puntual a
comprar un regalo singular, un libro, para una amiga especial que disfruta como
nadie de ese obsequio. En 1997, diciembre nos sorprendió lluvioso y como la
lluvia saca a flote la nostalgia, pensé regalarle un buen poemario, quizás
César Vallejo o Gabriela Mistral que escribió en su poema Vergüenza aquello de
Si tú me miras, yo me vuelvo hermosa…Llegué a la librería “El estudiante” y
creo recordar que desde uno de sus anaqueles un libro pequeño, casi
insignificante, me hizo un guiño. No era precisamente un ejemplar de poesía. Su
autor, Joel James Figarola, prestigioso intelectual cubano contemporáneo. Ya
con el ejemplar entre las manos, leí atento la nota de contracubierta: “Seis
ensayos conforman este volumen y en ellos se procura demostrar la existencia en
Martí de un pensamiento político altamente organizado y sistemático con
voluntad de articulación científica”.
Confieso
que dudé sobre la posibilidad de que este libro de ensayos fuera un buen regalo
para mi amiga pero ahí estaba Martí y como ambos padecemos la vocación
martiana, decidí cambiar la estrategia, llevarme un ejemplar a casa, leerlo y
evaluar si este sería finalmente el escogido. Así fue mi primer contacto con José
Martí en su dimensión única, publicado ese año por la Editorial Oriente en
coedición con la Casa del Caribe y la Universidad de Alcalá, en Madrid, España.
Lo leí, o mejor, lo disfruté en una noche; al día siguiente fui raudo y veloz
por el ejemplar de mi amiga. Se lo regalé con una dedicatoria que, tratando de
ser original, recordaba a la propia Gabriela Mistral al referirse a Martí como
el más puro de nuestra raza. Mi amiga también quedó fascinada por el texto.
Este
libro me abrazó y me convenció con sus reflexiones. Desde entonces se convirtió
en mi talismán, la mejor compañía, lo primero que pongo en el equipaje cuando
viajo. A pesar de tratarse del género ensayo, muchas veces denso de leer, la
redacción del texto es ágil, amena y de fácil asimilación. La multiplicidad
temática que aborda no es obstáculo para lograr un discurso homogéneo, pensado
para que el lector encuentre una provocación a la lectura activa en busca de
respuestas posibles de compartir con el autor, al tiempo que verificará la extraordinaria
coherencia de Martí a lo largo de su vida.
Por
su aparente sencillez este es uno de esos volúmenes que parece darse en una
primera lectura y luego de adentrarnos en él, es evidente la necesidad de un
regreso a la página; es un cuaderno para tenerlo siempre cerca y consultarlo
con frecuencia. Un año después de adquirirlo, le escribí una reseña que
presenté al Seminario Juvenil Martiano y fue muy bien acogida por el jurado, y
sobre todo por aquellos jóvenes en los cuales desperté el deseo por conocer el
libro. Destaqué, en aquel entonces, que muchos de los puntos de vista autorales
resultaban novedosos y aportadores en el análisis del ideario martiano; y
afirmé que Joel James se colocaba, con audacia, entre los más acuciosos
estudiosos de la obra martiana.
La
anterior afirmación se puede ratificar ahora que he revisitado a José Martí en
la dimensión que ofrece Joel James y quedo asombrado por la vigencia que
mantiene esta colección de ensayos, casi veinte años después de publicada.
Vigencia que se expresa desde el propio exergo, una carta de Martí a Sotero
Figueroa fechada el 9 de junio de 1893, que expresa: “Vengo de días históricos
y sigo en ellos. Mis deseos y proyectos han sido realizados plenamente. Mi fe
en la estabilidad y la gloria de nuestra nación es absoluta”. La nación cubana
sigue viviendo actualmente días históricos sobre todo en su relación con el
monstruo que conoció Martí, ha materializado muchos de sus sueños y mantiene en
alto su dignidad y la gloria alcanzada.
El
primer ensayo se dedica a reflexionar sobre la fundación del Partido
Revolucionario Cubano. Joel se acerca, con prudente certeza, al concepto de lo
particular en el pensamiento de José Martí y esgrime que este constituye uno de
los pivotes fundamentales de su método de análisis histórico y político, por
demás, nunca sistemáticamente expresado pero sí deducible en algunas de sus
obras y que parece tener su correlato en cierta predisposición suya a valorar o
concentrar su atención en los detalles de las cosas. Esta capacidad de Martí es
un proceso de conocimiento, dígase casi instintivo, que le permite descubrir lo
mismo la resonancia de la sabiduría popular de la tradición oral, que el
movimiento de la naturaleza imperialista en la estructura social y el
ordenamiento estatal norteamericano. Para Joel, esta labor fundacional del
Apóstol demuestra que Martí no fue un iluminado inconsciente, ni un idealista
fundamentalista o diletante, ni un romántico iluso, sino, por esencia un
político realista.
“José
Martí, ciencia y conciencia”, se titula el segundo ensayo, donde Joel James
exhibe sus altos dotes de historiador y realiza, con destreza sorprendente, un
detallado examen de puntos modales del pensamiento martiano. Nos regala aquí un
estudio balanceado, cuidadoso en su exposición y enjundioso en sus
conclusiones. Las precisiones teóricas de Martí sobre ciencia y conciencia,
según Joel, destacan por su análisis adecuado del contexto histórico y por
ofrecernos juicios valorativos de extraordinaria lucidez. Joel propone y aclara
que es una apreciación muy personal sujeta a confrontación, revisión y hasta
rectificación, que Martí fue siempre un hombre en permanente actitud de
conocer, ansioso del descubrimiento y con una gran capacidad de asombro que es
siempre requisito previo a todo descubrimiento. Esta actitud lo llevó a
descubrir la rapaz naturaleza imperialista y a construir sus Escenas
norteamericanas, elevada expresión que demuestra el conocimiento adquirido por
Martí sobre la sociedad norteamericana.
Al
“Martí comunicador social” se dedica el siguiente trabajo que aparece en el
volumen. Con una impronta diegética Joel articula su ensayo y nos va narrando
sobre el Martí capaz de comunicar en circunstancias disímiles. Convencen sus
argumentos científicos al aseverar que la condición de comunicador social en
Martí, no es ni contemplativa ni movida por el lucro o cualquier otro afán
personal, sino comprometida con razones sociales y políticas tenidas como
superiores. Hay, de ese modo, un componente más elevado de responsabilidad en
la labor.
“El
Manifiesto de Montecristi, ayer y hoy” es, a mi juicio, el ensayo más logrado.
Según Joel, y esto es sin dudas una novedad de su investigación, el Manifiesto…
es un documento raigalmente caribeño y latinoamericano, en el cual se logra
articular orgánica y funcionalmente las correspondencias de lo temporal y lo
espacial, lo demográfico y lo económico, lo cultural y lo político, así se
trazan los específicos perfiles de nuestra realidad y nuestras expectativas,
entonces y ahora, con un alcance profundo, y al mismo tiempo trascendente.
Resulta categórico el autor al asegurar que estamos ante el documento cubano de
mayor importancia en términos de referencias nacionales, entre todos los
elaborados de igual carácter, con anterioridad y con posterioridad a él, y que,
con toda probabilidad, puede ser asumido como un instrumento de la lucha a
favor de la descolonización y la independencia continentales.
Texto
coherente, riguroso y comprometido con la realidad es el ensayo dedicado a la
relación entre “Martí y el anexionismo”. Con acertada puntería, Joel dirige sus
dardos hacia las tendencias anexionistas, bien caracterizadas por Martí, que se
muestran con actitudes de indecisión y entrega; de anteposición de lo personal
a lo nacional. El autor descubre, en la visión martiana sobre la clase obrera y
su derecho a la justicia, que lejos de negarse el derecho de los humildes a
combatir contra la injusticia, se busca crear una patria capaz de resolver las
injusticias.
Con
cierto apego a lo filosófico cierra el libro el ensayo “Concepto martiano del
hombre común”. Aquí el lector interesado puede encontrar una lección magistral
sobre las formulaciones categoriales que el autor descubre en la obra martiana
para completar un concepto de hombre común. Un hombre que incluye, entre otros
elementos, la capacidad del ejercicio de sí mismo y del respeto al ejercicio de
los demás. Joel apunta su atención sobre ciertas ausencias en los estudios del
pensamiento martiano. Las más de las veces, estas ausencias se remiten a
concederle a Martí una radicalidad constreñida a la época en que vivió,
privándose con ello la posibilidad de encontrar en él un sistema de conceptos
capaz de hablarnos en presente.
Aplaudo,
por su permanente vigencia, la reflexión del autor al comentar que ese hombre
común, pensado por Martí, debía insertarse en una sociedad muy unida alrededor
del valor de su independencia; internamente cohesionada, solidaria y
equilibrada. Con alta capacidad para la sobrevivencia y el autoabastecimiento
en situaciones de precariedad y hostigamiento. Y de aquí la necesidad, señalada
por Joel, de continuar sistematizando la sociología y la teoría política de la
periferia del Imperio, cuyas aperturas primeras fueron hechas por el Apóstol,
pero que aún están por concluirse.
Merece
consignarse que Joel no oculta su admiración y respeto por el Maestro, sin
embargo, no se deja llevar por la loa acrítica y la exégesis
descontextualizada. Él, en más de una ocasión, dialoga con Martí, sin dejar de
enjuiciar sus pronunciamientos y nos ofrece sus propios criterios bien
fundamentados, con la vehemencia que era capaz de defenderlos ante cualquier
auditorio.
Como
dijo Pablo Picasso “el que se guarda un elogio, se queda con algo ajeno”. En
consecuencia con este precepto quiero elogiar este compendio e invitarlos a su
lectura atenta. Les aseguro que estamos ante una obra escrita con elegancia y
rigor científico donde la escrupulosidad histórica se erige como el bastión
fundamental alrededor del cual el autor establece sus diferentes planteos, los
cuales defiende con argumentos irrefutables. A lo anterior se añade una prosa
diáfana, que sin dejar de ser científica es comprensible para el público
general. El próximo año 2017 este libro, de marcada intención ética y
humanista, celebrará su cumpleaños veinte, creo que reeditarlo sería un buen
regalo para todos y un digno homenaje a Joel James que supo, con maestría y
verdadera devoción, ubicar a Martí en su justa dimensión.
DEL
AUTOR / Ricardo Hodelín Tablada
Santiago de Cuba, 1964. Doctor en
Ciencias Médicas. Profesor Titular. Investigador histórico. Miembro de la
UNEAC, de la UNHIC y de la Sociedad Cultural José Martí (SCJM). Tiene cuatro
libros publicados y múltiples artículos en revistas nacionales e
internacionales.
Su libro Enfermedades de José Martí obtuvo el Premio Martiano de la
Crítica “Medardo Vitier”. La SCJM le ha otorgado los reconocimientos “Honrar
honra” y “La utilidad de la virtud”. Ha obtenido entre otros galardones el
Premio de Investigación Científica de la Academia de Ciencias de Cuba y el
Premio Anual de la Salud. Textos suyos han aparecido en múltiples publicaciones
entre ellas: Revista Honda, de la SCJM, SIC, El Cubano libre, Viña Joven,
Cuadernos principeños y el Boletín Ideas.
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