lunes, 22 de julio de 2013

De la publicación y la necesidad de la POESÍA

Manuel García Verdecia

Por desgracia, en la era actual, la poesía ha dejado de ser un asunto de interés general. Esto tiene disímiles causas entre las que se incluyen la mala instrucción literaria de la población, así como una publicidad no siempre juiciosa y atenida a su calidad estética de libros de poesía. Sin embargo, lo peor es que, como corolario de esta insuficiencia, incluso en nuestro país, ha llevado a disminuir la publicación y circulación de esta. Tal medida es la peor cura pues con ella, a la vuelta de unos años, será aún menor el público lector de poesía con el consiguiente desánimo a los poetas, la mutilación del desarrollo sistemático del cultivo de ella, así como el detrimento que su menosprecio conlleva al espíritu de una nación.



Aquí quiero recordar tres citas. Una es de Martí: «¿Quién es el ignorante que mantiene que la poesía no es indispensable a los pueblos?.. La poesía, que congrega o disgrega, que fortifica o angustia, que apuntala o derriba las almas, que da o quita a los hombres la fe y el aliento, es más necesaria a los pueblos que la industria misma, pues esta les proporciona el modo de subsistir, mientras que aquella les da el deseo y la fuerza de la vida.»

La poesía es un componente principal de la vida espiritual de los pueblos. Ella no solo transmite saberes y valores esenciales sino que incorpora el acercamiento y el interés por aspectos como el bien y la belleza que ennoblecen, agrandan y benefician el alma de los mismos. Es de aquí que inspira ese «deseo y fuerza de la vida». Por tanto, no hay acción más justificada y altruista que la que se haga para que ella forme parte de los usos cotidianos de las personas.

La segunda cita se la debemos al enorme poeta Walt Whitman. Decía que «Para tener grandes poetas, se necesita de grandes públicos.» O sea, hace falta que haya personas que se interesen por la poesía, no solo en cifras sino en entendimiento y sensibilidad, pues esto recompensa a los poetas y da significación a su obra, así como establece las debidas condiciones de apreciación para que estos se sientan estimulados en la constante evolución de su arte. Sin embargo, un público no se consigue por mandato ni mera voluntad. Es el fruto de la práctica y la comunicación sostenidas. Solo se ama lo que se conoce. Es así que deben ofrecerse las más amplias y variadas oportunidades para que se forme un público lector de poesía.

En tercer lugar y relacionada con esta formación de un público, traigo una frase de Marx. Al establecer las características de la relación dialéctica entre un objeto y un sujeto, declara (cito de memoria): «Al crear un objeto, no solo se crea un objeto para un sujeto sino también un sujeto para ese objeto.» O sea, que es precisamente con la frecuente relación con un determinado objeto que se crean las necesarias cualidades de percepción e interés en el sujeto hacia el mismo. Por tanto, no es eliminando la publicación y circulación de la poesía que se constituye un público que la lea y disfrute.

Debe haber mejores lecciones de literatura en las distintas enseñanzas, más espacios para el conocimiento y la crítica de la verdadera poesía, más divulgación de las especificidades de tal arte y, sobre todo, una mayor accesibilidad a las más variadas y diversas maneras de poesía de distintas lenguas y periodos históricos para que por inmersión y continuo trato las personas puedan integrar el debido gusto lector.

Todo cuanto tiene que ver con la calidad de las personas, con su formación más plenamente humana y espiritual nunca será un gasto ocioso sino una inversión redentora.

08-07-2013

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