“Ciudad en Rojo”, primer largometraje de ficción de la realizadora cubana Rebeca Chávez, parece ser de esas películas que no deja a nadie indiferente. Desde su estreno en Santiago de Cuba, urbe en la que se desarrolla la acción del filme, he escuchado las opiniones más dispares. Unos la aplauden por su acercamiento a un pasado heroico y terrible a la vez. Mientras, otros la critican por la forma de abordar aquellos acontecimientos.
En lo particular, he encontrado un término para evaluar la cinta: “Ciudad en Rojo” es una película irregular. Y lo es porque, desde mi punto de vista, sus fallas y aciertos dan pie a los comentarios más encontrados.
Lo primero que no puede perderse de vista es que el filme está inspirado en la novela “Bertillón 166”, del escritor santiaguero José Soler Puig. Pero sólo eso: inspirado. No es una reproducción fiel del libro, por decisión de sus guionistas, y también por necesidades lógicas del lenguaje audiovisual. Sin embargo, para quien conoce la novela es evidente que la cinta trató de seguir varias de sus tramas. Y las comparaciones, lógicamente, son inevitables.
La directora no quiso prescindir de la historia del comunista, que lleva hasta cierto punto el hilo argumental. De hecho, es él mismo quien se relaciona, de una forma u otra, con el mayor número de personajes de esta película coral. Sólo que su devenir, lejos de fortalecerse con el avance de la cinta, se va haciendo errático, inconsistente, hasta finalizar en una muerte fortuita que, por las carencias de su progresión, termina por parecer absurda.
Otras subtramas, como las de Raquel y Rolando, y la de Carlos Espinosa, también se resienten en su construcción. No tienen el peso que su dramatismo necesita, y su resolución se antoja algo ingenua. A ello suman, además, problemas de actuación, algo que en sentido general es uno de los puntos bajos de la película. A muchos personajes les falta pulso, calado espiritual, una condición que los situé al nivel de la historia que cuentan.
La mejor de las subtramas es sin dudas la del Quico el sastre, muy bien conducida por dos actores de experiencia como Mario Guerra y Herón Vega. En ella sí crece una tensión dramática que presagia el desenlace doloroso, pero perfectamente justificado en el desarrollo de las acciones. Otro punto a favor es sin dudas la banda sonora.
He dejado para el final el tema de la ciudad. Ella es, y Rebeca Chávez así lo quiso, la principal protagonista. Dos de mis mayores miedos en este sentido eran la ambientación y la dirección de arte. Pero más allá de algún anacronismo y la insistencia en ciertas locaciones, la reconstrucción de aquel Santiago resulta efectiva, creíble.
(Tomado de http://www.radiosiboney.icrt.cu/
Título original: “Variaciones del rojo”)
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