(La lluvia en Padre Pico, pieza emblemática del maestro José Julián Aguilera Vicente)
José Julián Aguilera Vicente es un maestro de maestros. Uno de los grabadores más ilustres de Cuba.
Un día se fue a la calle Padre Pico bajo la lluvia, a la famosa escalinata santiaguera, se detuvo en un foco de luz, vio pasar las agujas… y realizó una de las piezas más hermosas que he visto nunca: La lluvia en Padre Pico.
La obra recibió el Premio del Salón UNEAC en 1967.
Yo no había nacido.
Aguilera, el viejo, tiene una familia de artistas. Es el tronco. Es un tronco que el destino agujereó… pero él, ahora mismo, se sostiene del hilo de la vida, estoicamente.
Yo quiero sujetarle.
Su hija Josefina, Chefa, me llamó un día petición de su padre. Quería decir unas palabras… quería que fuera yo quien le hiciera la entrevista.
No contaré los avatares de esta conversación realizada en su estudio, en el sótano del edificio Turquino de la Avenida Victoriano Garzón, en el mismo centro de Santiago de Cuba…
En la revista SIC N. 38, de la Editorial Oriente se publicó el artículo bajo el título “La poesía de la madera”*
La última pregunta fue esta: “Aguilera. ¿Cuál es el momento más importante de su vida?”
Y esta la respuesta:
―Este, en que el gato pasa y aún puedo acariciarlo, ver su elegancia. Este en que estoy compartiendo contigo. Este es mi mejor momento, en que todavía estoy vivo.
No he dudado un solo instante en colocarlo en mi cuarto frente a mi cama, para dormir y levantarme con esa infinitud de gente que se asoma a la lluvia, que sube la escalinata paso a paso, como se sube la vida…
La vista se me pierde…
Es el regalo de navidad más hermoso del mundo.
(* Reinaldo Cedeño: “Aguilera Vicente, la poesía de la madera”, Revista SIC, N. 38 /2008, pp. 31―36, Editorial Oriente, Santiago de Cuba)
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