♫ Es suicida para la cultura de un país legitimar ídolos falsos. Y peor, contemplar impasible como sucede.
REINALDO CEDEÑO PINEDA
Me prometí no dedicar ni una línea al Chupi Chupi (el tema musical de la discordia en estos momentos en Cuba), pero lo que a primera vista pudiera presentarse como discusión estéril, cuando se le quita la cáscara, llega a otras profundidades.
Precisamente anoche cuando tomé un auto de alquiler rumbo al centro de la ciudad, estaba sonando aquello de…
“Dame un chupi chupi /que yo lo disfruti/abre la bocuti/ y tragatelo tuti/Dame un chupi chupi /Dale ponte cuqui /Y apaga la luqui /Que se formó el balluqui.”
(Para quien no maneje los códigos, será bueno aclarar: bocuti es la boca, cuqui equivale a bonita, luqui es la luz y balluqui un ballú, un relajo, una orgía)
No hay que negar que el tema, como otros de su especie, ha alcanzado popularidad. El reguetón es contagioso, sin dudas, aunque en este caso ― a fuer de sincero―, recién pude entender el texto cantado.
EL MECANISMO DE LOS LUCAS
Como es sabido, el videoclip basado en este reguetón tenía varias nominaciones a los Premios Lucas (el máximo reconocimiento cubano al género audiovisual). El tema también ha logrado cabida en nuestra radiodifusión. Aquí surge un océano de interrogantes y de preocupaciones que van más allá del Chupi Chupi.
He visto detenidamente este video. En verdad, me resisto a creer que un jurado que se supone calificado haya podido proponer en más de una categoría un videoclip semejante.
Por ahí anda una nota que incluso califica la canción como “un himno a la felación de las mujeres cubanas”. Huelga el comentario.
El Premio Lucas y el programa homónimo que lo prohijó son loables empeños que han logrado despegar al videoclip cubano, mas no sería ocioso revisar el mecanismo de votación escogido para la popularidad (el SMS), lo que implica ciertamente modernidad y rapidez; pero también la disponibilidad de un celular y de CUC… que ya sabemos que en Cuba no es cosa de juego.
Es cuestionable, cuando menos, asumir la representatividad de un voto popular mediante tal mecanismo. El calco de otras realidades trae esos desguisados y es que no se puede fabricar un país al antojo.
No entiendo el apremio que tienen algunos (en los medios de difusión masiva y fuera de ellos), de convertir en referencias a quienes no lo merecen. O es que existen otros factores extra-artísticos al dorso?.
Ahora bien, si contraproducente resulta haber aupado un tema semejante no huele nada bien que una vez nominado, le haya sido retirado el favor. Al final ese doble error ―como toda promoción negativa―, ha impulsado a ese reguetón más allá de lo que tal vez sus propios autores imaginaron.
Las censuras suelen ser el bumerán de lo que buscan, pero no ha de olvidarse lo que dijera José Martí, que siempre nos parece hablar para el momento: ¨Hay que dar oportunidad a lo mejor para que se revele y prevalezca, sino lo peor prevalece¨
LAS JERARQUÍAS ARTÍSTICAS
El establecimiento de jerarquías artísticas es piedra de toque en la divulgación de nuestra cultura, aunque algunos suelan confundir la gimnasia con la magnesia.
Los filtros que de manera natural podrían y deberían establecer el rigor profesional, la cuidadosa selección de quienes acceden a dirigir un programa de radio o televisión, y una asesoría capacitada (sin los formalismos actuales ni los resquicios que tributan al dinero), cada vez presentan más orificios .
Estamos y estaremos pagando caros esos descuidos en materia cultural.
Dayara Bernal Roque me ha hecho llegar la carta que Osmani García (autor e intérprete del Chupi Chupi) le ha enviado al ministro de cultura de Cuba, Abel Prieto. La he leído tres veces y tres veces con asombro. Parece que en ciertos lares andan poniéndose de moda, peligrosamente, las autotitulaciones artísticas y los autoproclamados liderazgos.
Algunos han afirmado que el reguetón es puro terrorismo en materia musical. No suscribo tal afirmación. La cuestión no es satanizarlo, sino evaluar (como correspondería a cualquier obra de arte), CUALES TEMAS Y QUE INTÉRPRETES han logrado un nivel mínimo de calidad. De tal manera, se haría un favor al propio género y se evitaría su saturación y divulgación acrítica.
En una especie de creciente epidemia, los reguetoneros trabajan sobre una letra elemental, pedestre y pretendidamente transgresora, cuando en realidad, en muchos casos, no es más que obscena y primitiva.
Tengo la impresión de que para algunos de estos artistas, la letra es un verdadero relleno –una colección de ripios rimados– y han convertido su mensaje en caldo de cultivo para la marginalidad.
Es más, algunos bailadores me han dicho que lo que importa es moverse y repiten a diestra y siniestra, sin espíritu crítico, algunos estribillos lamentables. Los reguetoneros andan reposicionando códigos donde el machismo ramplón, el sexo y el dinero aparecen como estatus y sumum, como la verdad. En muchos temas y videos se repite la fórmula del “salvaje” y su harén.
UN ARTISTA ES SIEMPRE RESPONSABILIDAD
Un artista siempre ha de asumir con responsabilidad lo que significa subir a un escenario o transmitir sus ideas a un público. Es una condición inescusable para la que se ha de estar preparado humana e intelectualmente.
Como dije, la cosa va más allá del Chupi Chupi: faltan alternativas al alcance del bolsillo de la mayoría de la juventud. El precio de los discos cubanos sigue por las nubes, imposibles para nuestros discretos salarios. La crítica anda coja o ausente. La formación educacional se ha reblandecido. Ciertos asuntos parecen haber agotado y algunos oídos han girado hacia otros discursos.
Habrá que buscar las condicionantes que hacen que a una parte de la juventud les atraiga y les complazcan cosas como estas, aunque no haya que olvidar que el fenómeno del reguetón no es privativo de Cuba.
Por otro lado no puede obviarse que existe un mundo underground paralelo al de los medios tradicionales de difusión. La memoria flash de mano en mano es un mecanismo que camina más rápido de lo que cualquiera cree.
Es suicida para la cultura de un país legitimar ídolos falsos. Y peor, contemplar impasible como sucede.
Como nos movemos en un mundo de popularidades valdrá la pena recordar la sabiduría popular remarcada en dos refranes: no se puede pasar gato por liebre y también aquel de… quien siembra vientos recoge tempestades.
La cultura cubana no es ningún balluqui (ballú, orgía, relajo).
VER… LA POLÉMICA DEL CHUPI CHUPI
---CARTA DE OSMANI GARCÍA AL MINISTRO DE CULTURA
CUBANO ABEL PRIETO
CARTA DE OSMANI GARCIA "LA VOZ": CHUPI CHUPI censurado en la Mesa Redonda de Cuba por el Ministro de la Cultura en la isla el Dr y letrado ABEL PRIETO quien tiene y merece todo mi respeto… Al día siguiente es despojado de sus 5 nominaciones para los premios LUCAS incluyendo la otorgada por el propio pueblo de Cuba a base de mandar mensajes de texto de 16 centavos CUC con el dinero del sudor de su trabajo… que es la del premio de la popularidad… Y yo me digo y me pregunto?? Si siempre estoy de gira dentro y fuera del país poniendo en mi voz el nombre de mi isla en lo más alto porque para mí los cubanos somos los # 1 en todo en el mundo porque para eso la dirección de la isla nos ha preparado estudiado desde que tenemos 5 años de vida hasta que terminamos la Universidad o Técnico Medio o lo que hayamos escogido:
¿Cómo pudo un ministro de la cultura ir en contra de lo que quiere y prefiere su país….? O no sabe lo que quiso escoger y escogió su país… o no respeta lo que escogió su país… Cómo puede mi ministro de Cultura… faltarle el respeto públicamente a uno de sus músicos más fieles y populares e internacionales y prestigiosos de la música tradicional cubana como es el caso de mi papá de alma y corazón, EL MACRY, sonero de nacimiento y único heredero musical de la más alta calidad mundial que para mí era y dejó plasmado en millones de corazones el Buena Vista Social Club… Compay Segundo escogió al MACRY para que le hiciera coro y lo acompañara en los hermosos juegos de voces que hacían con el son del propio Compay.
Quién se cree este ministro para faltarle el respeto a los que elevan el nombre de su país por el mundo entero haciendo bailar y cantar a millones de personas de otras culturas con la música tradicional cubana, con la salsa, el reggaeton, el rap, o lo que le de la gana al músico de escoger para poder sacarse de lo más puro y profundo las melodías y ponerle palabras que hagan pensar, o reír, o bailar, o llorar, o hacer ejercicios, correr con tu hijo o sobrino en un buen parque de diversiones, para felicitar a la madre, o para felicitar a tu hija por sus 15 en un vals, o para perder la cabeza con tu pareja o en la fiesta más loca o privada a la que te hayan invitado, la letra es para que te entretengas un rato repitiendo el tema y solo la entenderán desde muchos puntos de vista diferentes los que hablan tu lengua, el mensaje universal es la melodía y el arreglo musical, que en realidad es la música, por eso el CHUPI CHUPI le encanta lo mismo al al italiano, que al chino, que al ruso, al árabe, al inglés , al francés, al mexicano, al venezolano, al colombiano o al Yuma y al japonés.
Quién se cree que es para hacer callar a la expresión más pura de Dios que es la música porque a él no le guste, y despojarme a mí, el supuesto músico que él esta representando, de lo que tanto he llorado, he luchado, he trabajado, he sufrido, he anhelado, he soñado, he respetado y moriré amando… Tener el amor y reconocimiento en la sonrisa de mi gente cuando escucha mi música…
Quién es él para despojar al pueblo de Cuba de su música y no dejarlos felicitar a sus músicos… Algo está mal y espero y tengo plena fe y confianza en que la dirección del país se dará cuenta a tiempo de que tenemos un freno incoherente en la dirección de las artes del país más musical del mundo…
Osmani García La Voz… músico cantante compositor actor bailarín y escritor de la isla más linda y de mejor calidad humana en la historia del universo CUBA, CUBA y CUBA y solo CUBA….VIVA CUBA.
---RESPUESTA DE DAYARA BERNAL ROQUE
Estimados colegas:
Muchos se preguntarán que mosquito me picó para que me meta en asuntos del reguetón pero no puedo permanecer callada por más tiempo, estoy CANSADA, de explicarle a mi hermano de 12 años la vulgaridad y pobreza de tanta chatarra que se escucha a diario. Estoy cansada de los problemas del transporte y de aguantar a los choferes con esa música a todo volumen, después de enfrentarme a los dificultades diarias. Créanme que no estoy ociosa. No conozco a Osmani García pero me gustaría que le hicieran llegar mi comentario con motivo de la censura a su video Chupi-chupi y la respuesta que le escribió al Ministro de Cultura Abel Prieto.
1ro que todo, estimado Osmani, cuando uno va a responder o escribir una nota pública debe ser responsable y cuidadoso en el manejo de términos y en la escritura. Usted alega que en nuestro país se nos da acceso a la educación desde los 5 años, sin embargo, pareciera haber omitido tales niveles de escolaridad si cuando leemos o analizamos su escritura.
Señor García, ¿usted tiene idea de quién es el Ministro de Cultura de Cuba? ¿Conoce las disputas sostenidas por él para defender las artes en Cuba, para lograr despojar a personas no tan expertas en la materia, de juicios encartonados y anquilosados, a la hora de evaluar una obra de arte? Creo que usted desconoce que el Dr. Abel Prieto tiene tanta preparación intelectual como temple y coraje para enfrentarse a cualquiera en defensa de nuestra cultura y arte. Me parece extremadamente irrespetuosa su manera de dirigirse a un hombre (porque antes que todo es un ser humano con aciertos y desaciertos) con tales características. En segundo lugar cuando uno se enfrenta a una figura como esta debe tener, corrijo, TIENE que tener argumentos irrefutables, lo cual me parece fallido en su intento.
Por otro lado en la Facultad de Artes y Letras -Universidad de La Habana- me enseñaron que hay que ser cuidadosos a la hora de emplear calificativos como: gran, todo, el más, etc. Todo el pueblo no votó por usted y usted no representa a Cuba, usted representa -ciertamente- a una parte considerable de la Isla, pero no ofenda al resto.
- (la génesis) el video está muy bien en términos formales, eso es verdad: una visualidad fresca despojada de localismo, etc.
- la canción es un asco. Su trabajo musical deshonra a la tradición musical cubana. Se puede ser moderno pero dónde está el espacio para la meditación, dónde está el proceso creativo en su trabajo? Perdóneme: Descemer Bueno compuso su álbum de boleros Se feliz, y apenas uno distingue la diferencia con aquellos boleros de antaño, fue tan meticuloso que escogió a Fernando Álvarez para que interpretara estos boleros elaborados por un joven de hoy, haciendo honores a las máximas de la mejor música cubana de todos los tiempos. Este reconocido – y reconocido de verdad en el panorama internacional, con participación en películas, en comerciales, en la producción más reciente de Enrique Iglesias (con varias nominaciones por ese disco)- también se destaca por una música exquisita y extremadamente contemporánea y universal, cuyos referentes se mueven desde la génesis sonora nacional hasta las corrientes globales de varios autores. El proyecto Habana Abierta demostró que no había que encerrarse en la metáfora y rebuscamiento lingüístico de Silvio y Pablo. Demostró que se puede bailar y meditar, que en la mayor “pachanga” hay un espacio para la cita, el intertexto, la apropiación, la inteligencia, la metáfora, etc. y se canta desde la actualidad; son jóvenes también…entonces!!!! No me insultes con esos vagos argumentos que me encolerizan: su música es vulgar, prosaica, elemental, pornográfica. Conoce usted cuántos músicos evocan coqueteos eróticos en sus canciones: muchísimos. Conoces a Vanito Caballero … David Torrens, bufff, Gema y Pavel, estos son jóvenes, no te estoy citando a Polo Montañez, o a Alfredito Rodríguez, no… he mencionado a los colegas de este minuto. Estoy convencida que estamos hablando de “intereses” y públicos diferentes -eso está clarísimo- pero hasta algunos de sus colegas dentro y fuera de Cuba han dejado atrás tanta grosería. No lo has notado? Uhmmmm
- Representar a Cuba en centros nocturnos y algún que otro Hotel no te hacen famoso. En cuántas listas musicales internacionales has ocupado el primer lugar, cuántas nominaciones tienes al Grammy… Cuidado con el ego, eso lo puede decir Orishas (con todo lo cuestionable que es su actitud), Chucho Valdés, Omara Portuondo, los Van Van..pero tú no. Tus grandes ligas son el Salón Rojo del Capri, la Casa de la Música y 4 ó 5 salones cubanos. Mírate en un espejo, analízate y luego di que tu carrera es prestigiosa. Dentro de Cuba sí, es verdad. Vives de la ignorancia o de las debilidades de la gente. Pero razona: quiénes (cubanos) pueden pagar x cantidad de cuc por ir a verte..uhmmm, la minoría. Que características tiene esa minoría? Tu sabes la respuesta, el resto es porque si y no los juzgo. Por otro lado lo popular no es signo de grandeza. El término popular es un muy cuestionado ¿Quién tiene la verdad? Y lo “popular” no es sinónimo de eternidad. Cuántos músicos cubanos han pasado por esta Isla y hoy no se recuerdan. Entonces!!!! Cuidado!!!!
- No quiero que me representes, no quiero que utilices el nombre de Cuba para que japoneses, italianos, “yumas” muevan el cuerpo e imaginen que somos ignorantes. Eso nos desprestigia. NO QUIERO que mis hijos, amigos o familiares se formen escuchando esa música. No tienen que demostrar su masculinidad con tanta grosería; valiente es el que se arriesga a enamorar, a pelear, a superarse…no el que más “jevitas” se lleva.
- Yo no soy anticuada, soy joven, me encanta bailar, fiestar y me gusta que los hombres me respeten, que no se dirija a mí –ni a nadie- como al consorte del “tanque”.
- No ofendas a Dios – te has dado cuenta que no has parado de ofender y meterte con lo que no conoces? Me recuerdas el pasaje bíblico donde Amán fue ejecutado en la horca que construyó para eliminar a Mardoqueo. Además, ¿conoces el Cantar de los Cantares? Eso es erotismo!!!!!
- Algo está mal…es verdad y es que se siga promoviendo la ignorancia, basta de clichés y de esa imagen tercermundista; basta de mal gusto y de cutredad. Tienen que coexistir todas las preferencias pero se deben respetar los límites. NO SE TRATA DE CENSURAR POR CENSURAR. Sino de discernir y saber apreciar, y como usted plantea, de respetar. Ojo…. Cada quien se gana el dinero como quiera o pueda, yo me quejo constantemente del mío, pero no lastimes mi integridad, mi defensa al arte, mi vivir y trabajar por amor al arte.
Yo no apoyo a la censura … pero no tienes la razón. Créeme que muchos lamentarán la ausencia –en su momento- de Abel Prieto. No ofendas a los que de verdad han colocado a Cuba en lo más alto: José Martí, Tomás Gutiérrez Alea, Nicolás Guillen, Alejo Carpentier, Bola de Nieve, Orishas, Lezama, y tantos otros. No!!!!…no digas, nunca, que nos representas…no puedes echar por tierra tanta lucha contra la mediocridad…No y no!!!
No pretendo escribir ni un correo más.
Saludos y mis respetos,
Dayara Bernal Roque
---ARTÍCULO DE ANTONIO ENRIQUE GONZÁLEZ ROJAS
El Chupi-chupi clandestino: ¿prohibir es la solución?
Arrepentido estoy de no haber visionado la Mesa Redonda donde el Ministro de Cultura, Abel Prieto, asumió probablemente la primera acción “real” contra la excrecencia que representa el reggaetón para la música cubana: dígase la expulsión del video clip del tema El chupi chupi, del tal Osmany García, patéticamente autotitulado La Voz (¡Ay, Frank Sinatra y Maggie Carlés!), del parnaso legitimador de los Premios Lucas 2011. De probada incapacidad para trascender sus magros y marginales orígenes, a diferencia de los imprescindibles danzón, jazz, tango, blues, soul, rap y demás géneros que marcaron la faz del siglo XX para Cuba y el mundo, emergidos de los contextos más humildes y discriminados, el reggaetón acusa más de una década de entronizamiento en los circuitos nacionales de la música comercial, el audiovisual, el cabaret y las empresas clandestinas de grabación, generando pingues ganancias para sus cultores, también autoinvestidos como “máquinas de hacer dinero”, al estilo de la baratija patriotera del Baby Lore y su vulgar cohorte de epígonos.
Huero hasta la ningunidad más ingente, el poco tiene que ofrecer para la posteridad, fuera de la adscripción ciega de millones de cubanos, ignorantes de las diversas calidades pasadas y presentes con que se ha tejido el complejo entramado sonoro criollo, cimentado en pilares que van desde Esteban Salas hasta Leo Brower, desde Miguel Failde hasta Benny Moré. El pobrísimo espectro melódico, las más raquíticas letras y la ínfima ralea de su principales “estrellas”, hacen del reggaetón terrible heraldo de generaciones cubanas, extraviadas en el peor de los analfabetismos culturales. No pude menos que congratularme, cuando conocí de amada voz que el consabido pretexto esgrimido por Lucas de sólo valorar la factura visual y no musical, no bastó para evitar proscribir del templo al oneroso comerciante que amenazaba obtener el Premio al Video más Popular y peor, al Video del Año, para una nueva validación del engendro. Vengado me vi de las interminables horas que he pasado en ómnibus ASTRO, obligado a visionar en los circuitos televisivos internos los infinitos galimatías reggaetoneros, hasta el mismo borde del colapso nervioso, así como otros periplos en máquinas de alquiler, bajo semejantes y ensordecedoras condiciones. Mi regocijo no tiene límites, a la verdad…
Mas, un tanto aplacado el primer entusiasmo por la estocada institucional, que requirió de una iniciativa del más alto nivel ante la inacción y la negligencia más escandalosas de las organizaciones artístico-mediáticas encargadas de jerarquizar las propuestas estéticas, me pregunto si esta “cura de caballo” es solución viable para acotar la avalancha de mediocridad que nos embarga. ¿La prohibición ha sido alguna vez útil, a largo plazo, para destronar el mal gusto de una sociedad abocada al caos gnoseológico, al retroceso intelectual, al extrañamiento más catastrófico respecto a su cultura?
Sabemos que cualquier tipo de veda confiere a las cosas condenadas un atractivo extra entre los seres humanos, quienes satisfacen sus flujos de adrenalina con la violación de los tabúes, sean los que sean. Lo prohibido se nimba de leyenda, hiperbolizándose hasta lo sacro y mítico. No hace falta enumerar perogrullescos ejemplos. Sobran.
Precisamente, el carácter clandestino que inviste al reggaetón cubano desde sus propios orígenes a inicios del siglo XXI (recuerdo mi época universitaria, cuando los temas del santiaguero Candyman brotaban de los bicitaxis habaneros como la mala hierba), ha determinado en cierta medida su proliferación, amén de apelar a los instintos sexuales, violentos y egoístas más básicamente animalescos del homo (no) sapiens, que garantizan su perennidad. Su continuo reptar a espaldas de los circuitos oficiales de grabación, hasta rendirse estos a la imbatible oleada (si no puedes con tu enemigo…ábrele las piernas), le ha creado una aureola de alternatividad y rústico sensualismo, cual cornucopia que mana interminable hedonismo.
Súmesele a esto la prolífica empresa que representa la grabación de fonogramas y filmación de videos clip a estos grupúsculos, más peligrosos que la “mafia miamense” y la “disidencia” interna en tanto amenaza para la integridad nacional. Verdaderas cumbres estéticas se han alcanzado con varias de estas producciones, promocionadas y galardonadas por Lucas, validándose lo peor con lo mejor. Y tras el ya muy obsceno tema de El pudín, aparece la jerigonza del Chupi chupi, cuya sandez ha sido, al menos, igualada por el bodrio promocionado por Kola Loka, intitulado A la my love, delatándose cuán profundo es el abismo al que nos dejamos conducir alegremente por el reggaetón. ¿Qué hacer entonces en un panorama donde los medios “oficiales” han perdido toda preeminencia en la percepción de un cubano del siglo XXI, para quien es muy barato y gratis incluso, sumergirse en corrientes alternas de consumo audiovisual?
Consciente de la incapacidad para desterrar del gusto masivo nacional el terrible género, el Ministerio de Cultura remonta el sendero de la guerra, el warpath de Gerónimo, Toro Sentado y Caballo Loco, lanzando pírrica y suicida arremetida contra el monstruoso campeón de la mediocridad, so pena de extender un tiempo más la fama del tema de marras, el cual se mantendrá entre Lo más pega´o del piso 13 y otros cuentos de horror, de la mala música cubana. Este acto, sin dudas muy desesperado, quizás represente una reacción cualitativa de la institución, que no debe permanecer como acción aislada, sino complementarse de la intensa promoción/validación de casi ignorados talentos, quienes, contra ignorancia y marea, hacen buena música. Quizás implique un repensamiento de los espectáculos de premiación, en tanto la participación de elencos. Quizás hasta Lucas se recualifique. Quizás, quizás, quizás…bueno, al menos soñar no cuesta nada. La cuestión es que esta actitud huele a suicidio, pero igual la considero muy valerosa, a la vez que delata la inacción de los diversos responsables de alzar barricadas de buen gusto ante los chacales, insurrectos y gente de dudosa zona, que asolan las planicies del gusto mayoritario cual salvajes tártaros. Como sea, felicidades Ministro…
----ARTÍCULOS DE GRANMA, JUVENTUD REBELDE Y DE LA PRENSA INTERNACIONAL
La vulgaridad en nuestra música: ¿una elección del “pueblo cubano”?
Periódico GRANMA
Doctora María Córdova
(Doctora en Ciencias sobre Arte. Prof. Titular del Dpto. de Musicología del Instituto Superior de Arte)
Observamos con gran preocupación que en los últimos años se viene difundiendo en calidad de música popular cubana una serie de "obras" (si es que así pudieran definirse), cuya calidad artística e incluso musical deja mucho que desear. Muchas de estas irrumpen en determinados espacios de la radio y la TV, alcanzando un inexplicable grado de difusión que logra atraer, lógicamente, la atención del público, especialmente joven. Posteriormente ingresan en espacios televisivos que, cada año, proceden a premiar videos y canciones en diferentes categorías. Vemos muchas de tales "obras" alcanzar premiación, definidas como "la más popular" o "elegidas por todo el pueblo".
¿Qué procedimiento investigativo valida tales “obras” como preferencia de “todo el pueblo de Cuba”?
Al respecto, consideramos que vale la pena preguntarse, en primer lugar ¿Qué procedimiento investigativo valida tales "obras" como preferencia de "todo el pueblo de Cuba"? Es interesante constatar que para afirmar que la totalidad del pueblo cubano ha hecho tal elección se precisa delimitar con el mayor grado de exactitud posible cómo se ha logrado tal certeza. Precisamos aclarar que un grupo importante de personas que nos rodean (alumnos, vecinos, compañeros de trabajo, amigos, etc.), no nos sentimos representados en tales elecciones ¿Cómo puede ser eso? De manera que lo primero que consideramos que nos corresponde (a los que no nos sentimos representados ni emitimos voto alguno para premiar tales "obras"), es solicitar a las instancias correspondientes que nos respondan de la manera más concreta y urgente posible la siguiente pregunta: ¿Cuál metodología de investigación o análisis estadístico acerca de las preferencias musicales del pueblo cubano se aplica en tales casos (en calidad de instrumento de medición) para que se afirme que tales canciones y tales videos han sido "elegidos por todo el pueblo de Cuba"?
Hacemos la pregunta y consideramos que deberá ser respondida con toda urgencia, porque la metodología de análisis aplicada a las preferencias musicales del pueblo cubano relacionadas, por ejemplo, con el premio LUCAS, debe convencernos a todos de nuestro error: es decir, debe convencernos a quienes no emitimos opinión alguna a través de SMS (ni por ningún otro medio), por cuál ley estadística que desconocemos, estamos contemplados en tales premiaciones y debe convencer a los autores de tales "obras" de que, efectivamente, estas han sido elegidas por un universo que podemos afirmar está constituido por la totalidad "del pueblo cubano". Esperamos la debida aclaración al respecto.
A continuación consideramos necesario comentar el por qué (en lo personal) no nos adherimos a dichas elecciones ni premiaciones. Para ello vale la pena abordar algunas cuestiones.
En primer lugar, no se trata de cuestionar y mucho menos censurar el tema del sexo o de la sexualidad en su relación con la música (o la canción), lo cual sería simple mojigatería, que para nada caracteriza al pueblo cubano. El sexo ha sido tema del arte desde la antigüedad hasta nuestros días. Por otra parte, también ha sido objeto de interés y contenido de una muy buena y extensa parte de la creación artística de compositores cubanos en el ámbito de nuestra canción y nuestra música bailable, esta última con una gran cantidad de obras con textos picarescos (algunos más notables y acertados que otros).
Ahora bien, cuando los artistas han convertido al sexo en interés y tema del arte (ya sea de la literatura, la plástica, el cine, el teatro, la danza, la música etc.) ha sido —por lo general— para dignificar esa adorable dimensión y necesidad no sólo biológica sino afectiva y emocional de todos los seres humanos. En tal sentido, no considero que tales "obras" dignifican este sentimiento humano sino más bien lo reducen a sus más elementales procederes, eliminando su artisticidad, lo que equivale decir: toda belleza posible. Después de escuchar los textos de muchas de tales "obras" me pregunto: ¿Por qué se proponen sus autores exponer una aproximación al sexo tan despojada de toda esencia artística? ¿Por qué desean tratar la sexualidad a partir de expresiones tan vulgares? ¿Por qué, a estas alturas del desarrollo cultural de la humanidad, abordan el sexo con términos tan cercanos a lo que pudieran ser las relaciones con prostitutas cuando los medios masivos en nuestro país advierten sistemáticamente los peligros de la promiscuidad en relación con el VIH? ¿Qué interés tendría ello? ¿A quién beneficia esta forma de hacer un supuesto arte? ¿A quién beneficia esta forma de hacer música? ¿Podríamos considerar realmente que tales "obras" pueden ser definidas como música cubana? Sería interesante intentar una somera respuesta a tales preguntas.
Como una primera aproximación, cabe recordar a dos importantes científicos del siglo XX, uno de ellos el biólogo chileno Humberto Maturana y el psicólogo norteamericano Daniel Goleman. El primero desarrolló lo que él denominó la biología del amor ¿Y qué plantea esa teoría?: la importancia de ese sentimiento en la constitución de los seres humanos desde la más temprana infancia (el amor sexual como parte de ello). ¿Y quién es Daniel Goleman? Un científico progresista que habla acerca de la Inteligencia Social y quien ha identificado y defiende la "bondad" como uno de los más importantes sentimientos que precisa el ser humano para una alta calidad de vida. Tan importante consideran el amor y la bondad que se ha demostrado influyen hasta en una adecuada regulación del sistema hormonal de los seres humanos. Ambos estudiosos han podido constatar, científicamente, la noción de que "amor y bondad" son de los más importantes sentimientos que constituyen nuestra forma de existencia humana. De manera que no por casualidad, quienes estamos profundamente preocupados e interesados por dotar a los niños y jóvenes cubanos de una ética profundamente humana, nos preocupemos por algunos temas que parecen resultar del mayor interés. Y el tema de la música, así como todas las manipulaciones de que es objeto, resulta del mayor interés no solo para cubanos, sino para una buena parte del mundo actual, aunque para algunos, no resulte tan evidente.
Ello se debe a que el tema del sexo ha ido introduciéndose en la música denominada popular (mala definición por cierto) desde el pasado siglo XX, acentuándose en la era de los clips con objetivos muy concretos:
Al realizar este análisis, lo primero a considerar es que la música presenta la peculiaridad de ser un arte que promueve la socialización: si me gusta el bolero, por lo general vienen a mi fiesta personas a las que también les gusta y ello nos une afectivamente. Es que, entre otras muchas cualidades, la música posee también esta especial cualidad de favorecer ambientes propicios para confraternizar con nuestras amistades e incluso crear nuevas amistades. Así sucede con todas las manifestaciones musicales (trova, rumba, jazz, música de concierto, rock, etc., etc.,) por ello se dice que la música tiene la capacidad de ser una especie de "aglutinante" social, es decir, tiene la capacidad de unir grupos de personas.
El tema del sexo resulta de interés primordial entre los adolescentes y jóvenes por las expectativas que despierta, lo cual constituye también un elemento aglutinador entre ellos. Si a ello le agregamos un "poco de música", la "obra" tiende a popularizarse rápidamente entre amplios sectores de estos grupos etáreos, permitiendo a los creadores, promotores, cantantes, productores y a todos quienes intervienen en su proceso de producción la obtención de rápidos y amplios ingresos económicos. Al mezclarse atractivamente con el tema "sexo" la música, además, deviene un interesante factor de manipulación que facilita la inducción y proliferación de conductas y valores éticos que tienden a generalizarse con cierta rapidez. El resultado es que todo ello deviene una especie de círculo vicioso:
(a) El creador compone música para que se venda con rapidez manipulando temas que despiertan grandes expectativas;
(b) La música se populariza;
(c) El equipo productor percibe amplios dividendos;
(d) Se generalizan conductas y valores;
(e) El público vuelve a comprar determinado tipo de música que le resulta atractiva por los temas que aborda, y así hasta el infinito.
Ahora bien: ¿Cómo se logra esta rápida generalización de conductas y valores éticos? La respuesta es compleja: "desentrañar" la capacidad de la música para convertirse en factor aglutinante y de manipulación, implica un nivel de análisis que incluye su abordaje desde disciplinas como la economía, la sociología, la musicología, la estética y hasta la política. Por supuesto que la creación con objetivos básicamente mercantiles, simula expresiones artísticas y es promovida intensamente y ello confunde también a muchas personas porque: "Si la música suena siempre debe ser porque es arte ¿no?". Pues NO, no siempre que la música suena es arte, no necesariamente todo lo que suena musicalmente es válido desde el punto de vista artístico, aún cuando resulta creciente la frecuencia con que somos sometidos a tales muestras: desde la música que nos proporciona el paso de un "bicicletero", la que percibimos en los ómnibus urbanos, la de los equipos de sonido de los carros de alquiler, hasta la que en muchas ocasiones, indiscriminadamente nos llega por la radio y la TV. Considero que padres, maestros, directivos de la cultura y nuestro pueblo, en general, deben saber que la venta de discos y espectáculos musicales a nivel mundial es uno de los negocios más lucrativos del planeta, tan lucrativo como el petróleo. De manera que el tema de la música es actualmente más importante de lo que pudiera parecer a simple vista.
Otro aspecto a analizar en las canciones que ocupan nuestra atención es su alto nivel de vulgaridad. Relacionar sexo y vulgaridad es muy propio de quienes carecen de los más elementales valores éticos, culturales, artísticos y humanos (por definirlos de alguna forma). Por otra parte es imposible olvidar que la vulgaridad siempre implica falta de respeto a quien no la comparte, de manera que resulta inadmisible generalizar la vulgaridad por nuestros medios y eventos culturales debido a que, quienes no compartimos tales manifestaciones, no debemos estar obligados a aceptarlas. Se precisa también recordar a tales autores, que la vulgaridad NUNCA ha sido la esencia de la música cubana y los ejemplos sobran.
Los textos de tales canciones también ofenden por la proyección esencialmente machista desde la cual se expresan y ofensivos también por disminuir la relación sexual al nivel de aquella que se abordaría con una pobre prostituta. Es imposible olvidar que Cuba es un país en el cual la mujer ocupa un lugar prominente en todas las esferas, un país de dignidad femenina si así pudiera definirse, con amplia difusión actualmente de estudios, investigaciones y temas relacionados con los derechos de la mujer y los problemas y conflictos relativos a la construcción y defensa social del género femenino. ¿Cómo aceptar un lenguaje tan inapropiado, ofensivo y desprovisto de toda ética formando parte de nuestra música cubana y de los contenidos de nuestros medios masivos?
Por lo expuesto vale la pena preguntarse también: ¿En dónde reside la mayor responsabilidad por la difusión, promoción y generalización de tales manifestaciones? Indudablemente un creador, en primera instancia, puede expresarse como mejor considere aun cuando su obra pudiera resultar socialmente irresponsable así como artísticamente negativa. Ese tipo de creación que carece de calidad artística no debería generalizarse y si ello sucede, considero que la mayor responsabilidad recae en los artistas y especialistas designados como mediadores entre los compositores y el público, tanto en la radio como en la TV. Vale entonces preguntar: ¿Cuáles son las razones que los llevan a seleccionar, difundir y generalizar tales "obras"? ¿Cómo estamos representados en tales políticas de difusión todos los ciudadanos cubanos que no compartimos tales manifestaciones?
La generalización de tales manifestaciones resulta totalmente inexplicable en un país que, a pesar de sus grandes dificultades económicas, mantiene todos los años eventos culturales, muchos de ellos internacionales y de calidad incuestionable: cabe mencionar, entre muchos otros, el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la Feria del Libro, los Festivales de teatro, danza, ballet, música (de concierto, jazz, campesina, boleros, danzón, etc.), el evento Casa Abierta, el Festival del Caribe y el Festival Caracol en el cual no sólo se premian los mejores programas de radio y TV, sino que también se debaten cuestiones fundamentales de la difusión a través de los medios. ¿Cómo explicar tal contradicción?
Parece necesario ampliar y generalizar urgentemente la reflexión sobre estas problemáticas ¿No sería muy útil para todos divulgar los importantes debates que, en torno a estos temas, se realizan cada año en diferentes foros culturales? ¿Quiénes serían los responsables de promover y divulgar los resultados de tales debates? ¿Qué aplicación deberían tener las conclusiones a las que se arriban en los mismos?
A manera de consideraciones finales deseamos expresar dos ideas.
En la música, así como en todas las manifestaciones artísticas, está encerrado el largo camino histórico de la humanización de nuestra especie. Disfrutar, entretenernos, ocupar nuestro ocio, nuestra vida con el arte, significa educarnos en la alegría, la fraternidad, la bondad, el amor y en la reflexión sobre las más profundas y esenciales problemáticas que ha enfrentado y aún enfrenta la humanidad. Promover manifestaciones tan inadecuadas como la que nos ocupan, significa regresar a instintos pre-humanos, contra los cuales lo mejor de la humanidad está luchando desde hace siglos.
Me parece entrever en toda esta proyección algo que lamentablemente está intentando abrirse paso en el ámbito de la música cubana desde hace cierto tiempo, fenómeno que no resulta tan evidente, pero que con cierta atención se hace apreciable: ¿Qué proyecto de vida futura nos proponen quienes, crean, interpretan, divulgan, promueven y generalizan formas tan desagradables, vulgares y aberradas de expresarse?
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Chupi chupi, el reguetón que aviva polémica en Cuba
EFE | LA HABANA
La letra de un popular reguetón cubano que fue nominado para unos premios de videoclips musicales ha desatado una viva polémica en la isla sobre un género que despierta pasiones entre muchos jóvenes pero también fuertes críticas de quienes lo consideran vulgar y vejatorio para las mujeres.
La canción de la discordia se titula "El chupi chupi", del reguetonero Osmani García, cuyo repetido estribillo dice: "Dame un chupi chupi, que yo lo disfruti/ abre la bocuti, tragátelo tuti", entre otras expresiones de contenido sexual.
El video de este tema, en el que Osmani García aparece acompañado de otros reguetoneros cubanos, fue nominado a los Premios Lucas de vídeoclip en varias categorías.
La canción se ha difundido repetidamente en radio y televisión hasta que arreciaron críticas de destacados funcionarios y se avivó una polémica en la que entró incluso el diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC, único), con un artículo titulado: "La vulgaridad en nuestra música: una elección del "pueblo cubano"?".
En esa nota, María Córdova, académica de Ciencias sobre Arte y de Musicología, critica que canciones como la citada ofenden por su machismo y "por disminuir la relación sexual al nivel de aquella que se abordaría con una pobre prostituta".
"La vulgaridad nunca ha sido la esencia de la música cubana y los ejemplos sobran", espeta Córdova, quien abre su extenso artículo (casi dos páginas de un diario que tiene ocho) expresando la "gran preocupación" que provocan obras musicales cuya calidad deja mucho que desear pero que alcanzan un "inexplicable grado de difusión".
"No siempre que la música suena es arte, no necesariamente todo lo que suena musicalmente es válido desde el punto de vista artístico", opina esta académica.
A primeros de mes, según recogen blogs oficialistas, el presidente del Instituto Cubano de la Música, Orlando Vistel, tachó de "horrible ejemplo" de chabacanería esa canción durante un conocido programa de la televisión cubana en el que también participó el ministro de Cultura, Abel Prieto.
Vistel afirmó que el videoclip "se coló por una fisura" en los Premios Lucas, que se entregarán el 27 y 28 de noviembre.
El debate ha llegado incluso a los blogueros de la isla tanto oficialistas como críticos.
Entre estos últimos, la famosa Yoani Sánchez define la polémica canción como "un reguetón de corte lascivo", pero opina que "los gustos musicales no se cambian censurando".
"Si en Cuba toda la tele, los periódicos y la radio no fueran propiedad privada de un solo partido, existiría un espacio también para este tipo de producciones, aunque a mucho no nos gusten", considera Sánchez.
La bloguera confía "en que algún día existirán canales desprovistos de ideología que, en el horario para adultos, presenten temas como éste (...). Levantarán polémica y generarán debate, pero ningún funcionario público podrá borrarlos de un plumazo".
En la calle muchos desconocen la controversia que ha generado la canción de Osmani García, a quien los vendedores callejeros de películas y música pirateadas señalan como uno de los reguetoneros más populares del país y de mayor preferencia por parte de los jóvenes.
"El reguetón es lo que más vende. Ha avanzado tanto que ha dejado a un lado a la salsa cubana. Todos los días salen reguetoneros nuevos y a la juventud le gusta", explicó hoy a Efe Yadira, que tiene su puesto en una céntrica avenida habanera.
En una esquina de la calle Neptuno, en Centro Habana, Mario coincide en que el reguetón cubano es "lo que más se vende" y que el autor de "El chupi chupi" es uno de los cantantes más populares, aunque se apresura a aclarar que a él no le gusta el género.
Unas manzanas más allá otro vendedor se niega a hablar del reguetón: "Me parece la música más horrible del mundo. A los muchachitos y muchachitas como estas sí que les gusta", dice señalando a dos jóvenes que a su lado están al frente de otros puntos de venta de artículos variados.
Una de ellas, Tania, de 20 años, dice que el reguetón es la música que más le gusta, que la canción de "El chupi-chupi" es buena aunque ya está un poco "pasada" (antigua) y se asombra cuando conoce que ha levantado "ampollas" por su vulgaridad: a ella ni le molesta ni le parece vejatoria.
La bloguera cubana Yoani Sánchez abogó en su premiado blog Generación Y por espacio para este tipo de canciones en la isla, aunque "a muchos no nos gusten".
"Tal pareciera que nadie puede permanecer inmutable, tranquilo, mientras escucha aquello de dame un chupi-chupi", escribió la filóloga.
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LOS PREMIOS LUCAS y LA EXALTACIÓN DEL DESEO (Juventud Rebelde)
Este año se pusieron de manifiesto mayores niveles de variedad estética, imaginación y diversidad de estrategias narrativas en los videos nominados
Joel del Río
26 de Noviembre del 2011 20:48:46 CDT
Un paréntesis de jolgorio, hedonismo y juvenil efervescencia, entre los tópicos apacibles y otras habitualidades del audiovisual y de la música cubana, constituyen los premios Lucas, que a pesar del enconado menosprecio de algunos recalcitrantes, constituyen hoy por hoy el más efectivo sistema de premio, estímulo a la creatividad, vínculo real entre el público y los creadores, contacto dinámico y progresista entre lo genuinamente popular, lo vernáculo, un sector de la vanguardia audiovisual, y los más idóneos y flamantes vehículos para promocionar nuestros valores musicales. Para demostrarlo, están las recientes ediciones de los premios, incluida la de este año, cuyos ganadores acabaremos de conocer este domingo.
A juzgar por los nominados al mejor video, porque los nombres de los triunfadores escapaban a mi conocimiento a la hora de escribir este artículo, este año se pusieron de manifiesto mayores niveles de variedad estética, imaginación y diversidad de estrategias narrativas. Se evidencian notables cotas de habilidad y agudeza a la hora de insertar, o no, al intérprete en el mundo surrealista, fantástico o realista-citadino que los videos promueven. Para suerte de los espectadores, el panorama se ha refrescado considerablemente, y disminuyen, por los menos en la lista de los videos más reconocidos y nominados, aquellos aferrados a los dos grandes lugares comunes predominantes durante muchísimo tiempo: de un lado, el solar, la marginalidad, cierto regusto documental en la penuria material; y en las antípodas, los espacios turísticos y «glamorizados» del hotel, el carro lujoso, el club nocturno, la pista de baile y la mansión ostentosa.
Frío, de Joseph Ross, para Raúl Torres; Carnaval, de Joseph Cahill y Raúl Paz para este último; Mambo Congrí, de Alfredo Ureta, para Rita del Prado y el dúo Karma; Angry Boy, de Alejandro Pérez para las Sexto Sentido, y Reverse, de X Alfonso para sí mismo, se cuentan entre las obras más redondas, sugestivas y evocadoras del video musical cubano, y por eso dominan las nominaciones en cuanto a dirección, producción, fotografía, edición, dirección de arte y efectos especiales. Para sostener la coherencia más elemental, y evitar que derivemos a las discordancias de otros premios, es de suponer que los videos con mayor número de nominaciones por especialidades aparezcan también en las categorías de mejor video del año y en los renglones dedicados a sus respectivos géneros musicales, es decir, Frío y Carnaval, en pop rock, Angry Boy y Reverse en Fusión, y Mambo Congrí en Infantil.
De todo ello se infiere, con buenas razones, que este año los géneros musicales preferidos por los realizadores, técnicos y creadores más arriesgados, innovadores, profesionales y conocedores del medio han sido el pop rock y la fusión. En el primero de estos dos acápites clasifican también algunos videos muy notables que se acogen al principio de la ambigüedad como principio rector de la ansiedad y del deseo, como Mi televisor, de y para Nassiry Lugo, con ese protagonista torturado por las tentaciones del rectángulo luminoso; la sublimación popera que representa Chico malo, de Ernesto Fundora para Ilsa, y el romanticismo de complicadísima hechura, y pasado por agua, que representa La estación, de Ismar Rodríguez, para Adrián Berazaín.
En cuanto a la fusión, a las obras creadas para Sexto Sentido y X Alfonso, se añaden las que se concibieron pensando en Buena Fe (Mamífero nacional colinda con el videoarte mediante el enaltecimiento del dibujo y la animación, el grafismo intencionado, y del diseño asociado a la caricatura), mientras que Gente, de nuevo con Raúl Paz, y codirigido por el intérprete y el director de fotografía Luis Najmias jr., prescinde saludablemente de la imagen del cantante, y abreva en los códigos del gran musical clásico norteamericano para exaltar muchas de las cosas que nos identifican mundialmente: cierto sentido de la belleza, de la sensualidad, el ritmo, la luz, el baile, las calles de La Habana Vieja...
Habría que reconocer que, en general, el video musical cubano, independientemente de sus obras más complejas y reformadoras, está arribando a las mismas temáticas y motivos que reitera hasta el cansancio la llamada publicidad aspiracional (Mi televisor pone en letra, música e imagen las propuestas de este tipo de videos) que incentivan en el espectador el deseo por conseguir, disfrutar y exhibir tales cuerpos, peinados, ropa, carros, celulares, buen sexo y mucho dinero... Habría que contar cuántos de estos musicales brevísimos promueven una especie de neomachismo mal disfrazado, y presentan a uno o varios cantantes que se insinúan y se contonean cual irresistibles objetos del deseo, y aluden sin ningún pudor a su potencia sexual avasalladora, y describen en las letras de las canciones su infinita capacidad para proporcionar plenitud sexual y rendir con su poderío a su pareja erótica, quien por lo regular no sabe lo que es el sexo hasta que afortunadamente encontró a su adorable Narciso.
Desde los tiempos de Elvis Presley, Marilyn Monroe y Los Beatles, pero sobre todo luego de los años 60, con sus trascendentales y emancipadoras sublevaciones en los órdenes social, político y sexual, la música pop internacional ha coqueteado con el erotismo, y casi todas las décadas y países presentan catálogos de cantantes, hombres y mujeres, cuya imagen se afianza a partir del llamado sex appeal, y de sugerencias más o menos sensuales tanto en su proyección escénica como en la letra de sus canciones. Mi generación —a la que seguramente pertenecen también los padres de cualquiera de estos jóvenes que hoy repiten los estribillos escandalosos, y se retuercen al ritmo del reguetón— creció adorando expresiones exaltadas de la experiencia sexual a través de fragmentos poético-musicales memorables, que me callo para eludir el lugar común del vejete sancionador y censurador de los más jóvenes a nombre de un pasado cultural glorioso.
Todo cambia y se modifica, incluso las concepciones de lo que es correcto, tolerable o excesivo respecto a las alusiones sexuales de una canción. Me parece erróneo juzgar el presente desde consideraciones éticas y estéticas de hace 20 o 30 años. Los niños y jóvenes de hoy tienen un acceso mucho más fluido, temprano y natural a los temas que antes se consideraban de exclusiva consideración por parte de los adultos. Y todo ello debiera estar claro para quienes deciden en los medios de comunicación la suerte, el destino final, y los valores o contravalores que portan las canciones, los videos musicales y otras obras audiovisuales.
Comprendo los argumentos, y hasta comparto las opiniones de quienes piensan que la letra de El Chupi Chupi es grosera, escabrosa e inconveniente. Entiendo a quienes quieren proteger a sus hijos de ese alarde de sexo oral y ceremonial sadomasoquista, que el texto ilustra impúdicamente. Y conste que no estoy juzgando ninguna práctica sexual sino su exhibicionismo. Puedo incluso entender a quienes les molesta en el oído la jerga y la rima forzada con que la canción lesiona las normas más elementales del lenguaje. Pero desconocer que ese tipo de propuesta tiene seguidores dentro de la sociedad no me parece recomendable.
Pienso que «la crisis» de El Chupi Chupi deberá encontrar una salida cuando se establezcan mejores mecanismos para conocer a cabalidad, y evaluar, los gustos de los televidentes, cuando se razone y se dialogue en torno a los límites que imponen la cordura, la civilidad y la moral de los espacios públicos. Habría que encuestar, registrar el impacto real de este tipo de productos, buscar alguna vía para que encuentren un público apto y dispuesto a disfrutarlo o denostarlo, o a bailarlo sin ponerle demasiado asunto a la letra. Pero este tipo de videos, de reguetón o de cualquier otro género musical, debiera también encontrar un espacio de confrontación con un público capaz de discernir su utilidad y alcance.
Pienso que es inútil tratar de evitar que el deseo y la sensualidad se expresen musicalmente. Y también es inaudito pretender que todos estemos obligados a compartir los desafueros erótico-verbales de algunos cantantes de moda. Pero los Lucas están por encima de todo ello. Su importancia cultural trasciende la discusión en torno a las virtudes o defectos de este o aquel video.
8 comentarios:
(RECIBIDO VIA CORREO de la Dra. Aida Morales)
Reinaldo:
Me alegra saber lo de tu peña y también esta arremetida contra esta seudocanción, con un texto bochornoso y ultrajante. Hace falta poner coto a la seudocultura, la banalidad y el mal gusto rampante, se ha ido imponiendo la moda de la marginalidad, grandes espejuelos de sol a altas horas de la noche, enseñar los calzoncillos, llenarse de cadenas, ponerse pullovers llenos de brillo, falsa lentejuelas, andar con una toallita secándose el sudor…. En fin que todo tiene que ver. Ropas, modos de decir, vocabulario soez, modos de comportarse en las calles, la agresividad de porque sí. Todo ello se refleja en la cultura pero no es nada más que una muestra de la crisis de valores que estamos padeciendo y la imagen social de la crisis económica. Esos son los jóvenes que eran niños a inicios de los noventa, o que nacieron en esos años.
Tienen que ver mucho los medios de difusión. Mi sobrina de 9 años conoce todas esas canciones y los estribillos. Como le digo que esas no son letras? Igual que con los vestuarios, si todos los cantantes “populares” del momento salen con esos atuendos descabellados y antiestéticos a cualquier hora del día, sin tener en cuenta tipo de programa, horario, público a quien va destinado.
Hablar de todo ello tiene le poder de la catarsis, pero sólo una pregunta. ¿qué hacer para revertir el hecho?
Saludos
Aida Morales
Yo creo que la cosa no es solo del Chupi Chupi. Es que no han visto el videclip llamado LA CORRUPCION de EL CHACAL. DE ahí a lo porno va poco. Por favor, por donde vamos.....y por donde van estas "voces y estrellas nuestras del reguetón".
Uno ahí
La canción es aberrante, pero ningún Estado puede controlar esas cosas. Este es el verdadero quid de la cuestión.
Si la canción no infringe una ley existente, no hay derecho a censurarla. Que la oiga el que quiera y el que no que se baje del taxi. Antes me comportaba como un talibán en estos asuntos, pero la vida me ha demostrado que no podemos decidir lo que quiere escuchar la gente.
El Estado educa, promueve, regula, pero al final la gente hace lo que quiere. Y la gente tiene derecho a tener sus gustos (buenos, malos y regulares). Tocando el piano te saludo...
Pianista, como bien dices la cancioon es aberrante. Que bueno que sigues leyendo!!!!! Coincidimosa ciento por ciento gente escucha lo que quiere y tiene el poder de decidir qu ecosa, loq ue insisito es en que los meduios de difusion masiva y sobre todo si se trata de escoger una obra para premiarla que se supone lo mejor, debe tener mucho cuidado a la hora de evaluar su calidad. Si difundes lo peorcito, ya sabes que eso es como un espejo... ya sabes lo que te devuelve. En el papel de un jurado, estoy seguro que no hubieras seleccionado el tema
Rei, acabo de leer tu trabajo sobre el "tristemente famoso Chupi Chupi" Coincido contigo en algo medular al respecto. Dónde están los decisores de nuestros medios que se dejan arrastrar por esta música underground. Eso se debería criticar fuertemente. Osmani García LA VOZ? puede decir y expresar lo que quiera en SUS OBRAS? Ahora de ahí a promover temas como este, por favor. Me molesta enormemente esa retórica de los LUCAS con los vídeos más populares a partir de la votación por SMS. Es que no tendrán otras técnicas de investigación social que lleguen a otros cubanos (UNA GRAN MUESTRA, POR SI NO LO SABEN) Validar propuestas como estas es un insulto, porque ya ves cómo es capaz de responderle a un Ministro. Nada amigo, como decía Martí: EN APAGADO BRUTO LA ESCALA UNIVERSAL DE NUEVO EMPIEZA.
Yovanis Acuña (Asesor de Grito de Baire)
http://eladversariocubano.wordpress.com/
«Está es una página de hombres libres para hombres libres. Serví a mi patria desde las filas del silencio y tengo hoy el privilegio de poder salir a rostro descubierto, para decir la verdad que se esconde a la opinión pública, sobre las acciones de la Agencia Central de Inteligencia. Para eso nace este Blog, para denunciar los planes del Gobierno de los EEUU contra Cuba y el mundo»
Raúl Antonio Capote (Daniel) para los Órganos de la Seguridad del Estado Cubano
Por ahí anda un chiste qu ele viene muy bien a el tal Osmany García,,, en vez de OSMANY la voz ,,, le dicen Osmany La tos.... se lo merece
Osmany garcia es el mejor cantante del mundo soy su fan #1
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