martes, 25 de septiembre de 2007

ARENA SECA

Reinaldo Cedeño Pineda

Lentamente, la arena se hunde. Roca y sal, olor a sal, y musgo aferrado. Dobla por el camino recorrido mil veces, se parte la maraña espinosa en dos, el pórtico natural de uva caleta. Avanza más rápido, vuelve a internarse. Sus botas quiebran pequeñas ramas secas, hojas secas, erizos secos, arena seca. Se acerca a la primera caleta, esbozo minúsculo de playa que se hace lugar entre el diente de perro y la costa. Mira detenidamente, pero está vacía, sólo un horizonte inalcanzable, azul…Espera, la espera siempre le ha entregado recompensas. Se levanta como un resorte y avanza sigiloso, con maestría, hasta donde la hoja redondeada de la uva forma un túnel, un visor natural, hace su atalaya. El mar lame dos cuerpos con fruición, ambicioso. A hurtadillas se mueve. Y les nombra Camarón y Pedernal. Camarón reza. ¿Está llorando? No lo sé, el dolor y el placer se confunden o, tal vez, el sol ciega sus ojos. Pedernal está en barranca, las gotas se detienen redondas sobre su hombro y puedo verle entero. Camarón es un niño travieso. Se instala en la tabla salvadora para remar. Pedernal baja los brazos. Camarón se va al cielo. No está junto al mar, sino en su paraíso, con la lengua rozando esas pequeñas piedras del pecho. Camarón es blanco y rojo camarón; Pedernal es negro, negro pedernal. Este mangle se está derritiendo, arde entre Camarón y Pedernal… A lo lejos un barco, un faro, un viejo pescador; pero ellos nada ven. Y corren. Los cuerpos baten el aire, el aire es deseo. Hay un olor salobre y a mercurio. Corren hacia el verde... casi me tocan; pero no me ven. Camarón se abre, camelia deseosa. Pedernal es un rinoceronte. Le entrega su cornada. Quien la tuviera cerca para morder esa manzana sacada del agua, con algo de salmuera. Manzana en salmuera. Una mordida enorme, verde y roja en el tronco de la uva caleta. Dura como una anunciación. Quién fuera, quién fuera a la vez Camarón y Pedernal. El grito se confunde con el rugido del mar. El mar me está mirando. Y estoy yéndome del mundo, estoy cayendo... No tengo piernas… Camarón se ríe con labios de manzana. Pedernal goza con labios de semilla. Yo he naufragado. Estoy carcomido y lívido. Se van con las nalgas danzantes. Gime la arena seca, las hojas secas, el alma seca…. Todo se moja.
Ay… este mar, que me come los ojos…



1 comentario:

Rafe58 dijo...

He accedido por vez primera a tu blog. Este que acabo de leer, en cuestión, me parece un texto hermoso y voy a compartirlo con las personas que más quiero. ¡Cuánto lirismo...! Ojalá otros vean la belleza, como aparece aquí, dondequiera que la vida (y el talento de por medio) nos la ofrecen. Gracias.