domingo, 28 de abril de 2013

Eduardo Rivero Walker: OGÚN ETERNO




Reinaldo Cedeño Pineda


♣ Palabras en la exposición fotográfica homenaje a Eduardo Rivero / Fiesta de la Danza, FIDANZ / Cabildo Teatral Santiago / 27 de abril 2013. Santiago de Cuba.

          
Cuando a finales de 2011, mis palabras agasajaron a Eduardo Rivero Walker por su 75 cumpleaños, le vi avanzar por el pasillo del Teatro Heredia. Le vi gigante, Ogún eterno, con su donaire inquebrantable, como mástil erguido que ondea su bandera.

No sé cómo empezó nuestra amistad. Si fueron los caminos de la ciudad, si el sol; si una entrevista que nunca terminó, si fue la danza. Más de una vez perdí los ojos en su apartamento, el piso diecisiete, el vapor de las calles, la gente como hormigas, la montaña. Más de una vez me invitó a los ensayos, a los estrenos de Teatro de la Danza del Caribe, ese colectivo que soñó y fundó en Santiago de Cuba a finales de los ochenta.

De sus labios supe la historia del muchacho de San Isidro y Marianao que un día recibió un telegrama y pasó del cabaret Venecia a fundar el Departamento de Danza del Teatro Nacional de Cuba (luego Danza Nacional de Cuba, Danza Contemporánea). Le escuché hablar de Ramiro Guerra como un dios, de su ascendencia jamaicana por vía materna; de Xiomara, su inseparable compañera; de Súlkary, ícono de la creación danzaria afroantillana.

Conozco la filosofía creativa de Rivero. Para él, no se trataba sólo del gesto, sino del espíritu. No solo de las ondulaciones, del torso o la cadera, sino de la sensualidad asumida, de la identidad, de la luz del Caribe. No solo de una demostración técnica, sino de un cosmos creativo. No del alarde coreográfico, sino de la investigación como sustrato de la historia danzaria.

 

Por eso, conmueven estas imágenes de Dúo a Lam, con un Rivero en el albor. Es la danza de los símbolos, el cuerpo y las manos, la síntesis pictórica. Conmueve verles juntos al maestro de La jungla, Wifredo Lam y al maestro del gesto, Eduardo Rivero.

Un arte inflama al otro, como dijera Mijail Fokin.

Eduardo Rivero Walker tuvo en sus manos la máscara de la realeza de Benim, inspiración de Okantomí. En el hombre africano libre, en su épica se basan varias de sus piezas antológicas. Su creación lo llevó al arte egipcio, las pinturas rupestres del Sahara, las tallas en madera. Esa huella le mereció en 2001, el Premio Nacional de Danza.

Hablamos de un artista en permanente búsqueda. De un artista que intentó mover las estatuas, que lo logró.

Estas imágenes —el blanco y negro de la memoria― atrapan años de fundación, de polémica, de eclosión cultural; de creación colectiva, de demonios exorcizados. Son las décadas de los sesenta y setenta, decisivas para la cultura cubana, en las cuales surgió y se reafirmó Danza Contemporánea. En tal ámbito, Suite Yoruba se presenta como un hito: Eduardo Rivero es la rama movida por el huracán.

Estuve cerca de Eduardo Rivero Walker en sus últimos días. Fueron días difíciles. Estas imágenes son una vuelta, una resurrección. Algunas las veo por primera vez. Es el Ogún que se levanta, Ogún eterno, gigante, con su donaire inquebrantable, como mástil erguido que ondea su bandera.


ARTÍCULO RELACIONADO:

Clásicos de la Danza Cubana: Eduardo Rivero Walker

 

viernes, 26 de abril de 2013

Reinaldo Cedeño Pineda: "mis primeros recuerdos están ligados a los libros y la escritura"



Jesús Dueñas Becerra, 23 de abril de 2013 / CUBALITERARIA

Conocí al escritor y periodista Reinaldo Cedeño Pineda (Santiago de Cuba, 1968), en el evento teórico Caracol 2012, y cuando supe que era el autor del volumen A capa y espada. La aventura de la pantalla —texto que reseñé para la sección Incitaciones del Portal CubaLiteraria—, no pude resistir la tentación de solicitarle una entrevista; petición a la que accedió con la gentileza y naturalidad que caracteriza a los nacidos en la región más oriental de nuestra exuberante geografía insular.

Cedeño Pineda es licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Social por la Universidad de Oriente. Fue redactor jefe de la página cultural del periódico Sierra Maestra y director de Ediciones Caserón. Es redactor de la web La Isla y La Espina, redactor-reportero de la emisora especializada Radio Siboney, y miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC).

Fue laureado en dos ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo Cultural (1998 y 2001). Obtuvo, además, el Hermanos Loynaz de Poesía (2011), el Cubadisco (notas discográficas, 2011) y el del Concurso Nacional de Crónica Miguel Ángel de la Torre (2010), así como Accésit del Concurso Internacional de Cuentos Hilando cuentos de mujer (Asturias, 2006).

Ha dado a la estampa los siguientes títulos: Son de la Loma (2001, coautor), Los corderos alzan la vista (2005), El hueso en el papel (2011) y A capa y espada…  (2011). En estos momentos, varios libros suyo se encuentran en proceso editorial.

Ha publicado poemas, entrevistas y relatos en España, República Dominicana, Ecuador, Canadá, Italia, Argentina, Venezuela, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, México y Brasil.

¿Cuáles fueron los factores cognitivo-afectivos que inclinaron su vocación hacia la literatura y el periodismo, y una vez empoderado en esas disciplinas humanísticas, qué lo llevó a dedicarse a los géneros audiovisuales?

Los primeros recuerdos de mi vida están ligados a los libros y la escritura. Mi madre fue maestra, y verla escribiendo o leyendo, era su ambiente natural, el ambiente natural de mi casa. Nunca se consideró una poetisa, pero sentía una inclinación natural hacia la poesía y la practicaba circunstancialmente. Estoy ordenando sus papeles sueltos. 

Seguramente, ese querer saber lo que contenían aquellos libros, reconcentró la atención del niño que era, y mucho antes de tener edad escolar, ya sabía leer. 

Hice unos versos de protesta para responder a algunos familiares que se preocupaban por el tiempo que pasaba sumergido en las páginas de los libros. Mis abuelos me obligaban a dormir la siesta y me encerraban en el cuarto de mi hermana que estudiaba ballet y pasaba mucho tiempo lejos. Odio la siesta. No tenía edad para replicar, pero jamás dormí un solo minuto. Descubrí un pequeño armario que tenía mi hermana y me fui leyendo a Verne, Salgari, Mark Twain […] sin saber quiénes eran a ciencia cierta. Por algún lugar escribí que el Capitán Nemo me salvó de las tardes terribles de la siesta.    

Creo que la inclinación hacia la literatura surgió de manera natural, y un día, ya en tiempos universitarios, me descubrí en un taller literario que dirigía la escritora Aida Bahr en la casa museo del poeta José María Heredia. Me iba con mi papel doblado a leer lo que hacía entonces. Nunca fue un sitio de halagos vanos y eso se agradece con el tiempo, aunque en el momento pueda ser algo intimidante. De esa época de finales de los ochenta del pasado siglo, datan mis primeras publicaciones.

Sin embargo, la literatura nunca fue mi único interés. El deporte era, es, una de mis grandes pasiones. En el esfuerzo del músculo hay un manantial de poesía. Recuerdo que llevaba una libreta de records del atletismo para arriba y para abajo, me ufanaba de sabérmelos. Me encantan las estadísticas, a pesar de que las matemáticas nunca han sido mi fuerte. También me gustaba la música. Hubiera querido ser lanzador de disco (admiraba a Luis Mariano Delís) o cantante, pero como la naturaleza me negó condiciones para ambas cosas, decidí que podría vivir esas y otras vidas, y estudié periodismo.  

No puedo decir, en modo alguno, que me he dedicado a los medios audiovisuales, aunque solo un necio, podría restarles importancia en el mundo de hoy. Recuerdo, por ejemplo, a Gladys Goizueta, cuya voz inolvidable me arropaba la madrugada por las guardarrayas, en las temporadas de la escuela al campo.

La radio y la televisión son medios que parecen sostenerse «en el aire»; pero solo lo parecen. Dejan su huella inasible, su huella sonora y visual te acompaña toda la vida, te asalta cuando menos te imaginas. Por eso, escribir de ellos, de sus obras o protagonistas, es un camino que nunca he despreciado, a pesar de lo desagradecida o retadora que resulta escribir una crítica o una historia de cualquier producto audiovisual del cual todos creemos saber.


¿Qué motivación fundamental lo decidió a escribir la historia de los medios audiovisuales en Santiago de Cuba y sintetizarla en el volumen A capa y espada….?

A capa y espada… es el primer resultado del proyecto «La cultura artística y literaria en Santiago de Cuba. Medio Milenio», una brillante idea de la Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas, que dirige el maestro Alberto Lescay, y que saludará los quinientos años de la fundación de la ciudad.

Busca sintetizar el aporte de la creación santiaguera a la cultura de nuestro país, de la cual es —en mi opinión— una de sus columnas vertebrales. Inicialmente, también abarcaba la radio, pero nos dimos cuenta de que la tarea amenazaba con no tener fin para la fecha convenida. Así, propuse a mi colega Eric Caraballoso para que se ocupara de ese tema, y nos concentramos en la pequeña pantalla.

Es decir, todo comenzó como un libro por encargo. La verdad es que me lo pensé mucho antes de aceptarlo. Había que bordar esas historias de la memoria de sus realizadores y asumir los riesgos en cuanto a fechas y detalles. Como se sabe, cada evocación es una reinvención. Apostamos al testimonio por obligación: durante los primeros años, la programación se realizó en vivo y solo quedaban, con mucha suerte, algunos minutos grabados en una cinta, algunas fotos, y sobre todo, muchos recuerdos. Por otra parte, porque el testimonio le confiere al relato la autoridad de sus protagonistas y  unos colores, muy difíciles de obtener de otra manera. 

Trabajamos sin parar durante más de dos años. Por un momento, este libro quebró mi salud. Aunque tuve ayuda, procesar más de doscientos testimonios grabados, buscar a ciertos personajes en una pesquisa casi policial y bajo un sol inclemente, localizar recuerdos dispersos en archivos, cartas, periódicos y folletos; convencer a gente allende nuestros mares, fue una labor agotadora física y psíquicamente.  

La fundación de Tele Rebelde en Santiago de Cuba, el 22 de julio de 1968 y su posterior desarrollo, es uno de los capítulos más hermosos, más humanos de la cultura cubana en el último medio siglo. No exagero si digo que Tele Rebelde pudo ser posible al establecerse un puente artístico-técnico de gran magnitud, un puente de afecto indestructible entre los habaneros (con Jesús Cabrera al frente), que ya hacían la televisión, y los orientales, quienes soñamos mucho tiempo con tenerla.

Un grupo de jóvenes, más con entusiasmo que con conocimientos, se entregaron a la tarea de rescatar la imagen de su propio territorio, desde la realidad o la ficción, sin reparar en horas, carencias o salarios. Y eso, sin duda alguna, merece loor. 

Esfuerzos y resultados en más de una ocasión estuvieron en equilibrio y de ahí que programas como Guión 5, que aquellas aventuras al estilo de El Zorro o La pantera negra, que novelas como Tú eres mi historia o Doña Guiomar, que el Noticiero Oriental de Televisión o que Recital, que el corto El sastre, que las invenciones técnicas para sostener esa programación, hayan quedado como referencias indelebles.

Como dijera un artista, si hay una huella es porque hubo una obra. Lo curioso es que este canal, de cobertura oriental, no se vería en occidente en sus primeros años; pero se veía más allá de nuestras fronteras y llegaron cartas desde Haití y República Dominicana que pudimos consultar. 

Este libro es esencialmente testimonial, mas no esquivó —cada vez que fue posible— la valoración, el carácter y la polémica, incluida la lenta sangría y finalmente, el desgarrón que significó la pérdida del nombre inicial del canal y su traslado a la capital a mediados de los ochenta. Hay muchas preguntas lanzadas a un mar sin costas. Las verticalidades les han hecho mucho daño a la cultura y la sociedad cubanas. 

A capa y espada… se rehace constantemente, porque se sigue haciendo televisión y cine en Santiago de Cuba. Un libro que debe mucho a la experiencia de su editora, Lina González Madlum, ya que es una coproducción de la Fundación Caguayo con la Editorial Oriente. 

Este libro no es la historia, es la ciudad y es su gente. Más allá de cualquier lema, vivir en Santiago de Cuba es cabalgar sobre un toro bravo: el destino te pondrá muchos obstáculos en el camino, pero tendrás que asirte a su lomo y aprender a saltarlos sin caerte. Es cierto, que para hacerlo nos enfrentamos —en ocasiones— a la torpeza de algunos y al silencio de otros; que a veces caminé sobre puentes rotos, pero siempre hubo conciencia de su utilidad y no nos permitimos desmayar.  


 Reinaldo Cedeño y Rosalía Arnáez durante la presentación del libro A capa y Espada en la sala Villena de la UNEAC

Ese título fue presentado en la sala Martínez Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en el seno del evento teórico Caracol 2012. De acuerdo con su apreciación, ¿qué acogida tuvo por parte de los lectores y la crítica especializada?

Agradezco mucho esa posibilidad a la UNEAC, a profesionales de la estatura de Rosalía Arnáez y Soledad Cruz. Nunca olvidaré las lágrimas a punto en el rostro de Enrique Molina, la adrenalina de Mireya Chapman, el agradecimiento de Antonio Resillez, la presencia de Jesús Cabrera o Freddy Moros. ¡Cómo no hacerlo!

Al otro día, nos invitaron a dar una conferencia sobre la historia contenida en el libro, en el Centro de Investigaciones Sociales del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Fue un público muy interesado, y por las características de la audiencia, me percaté de que es una historia injustamente olvidada, que carga el lastre del fatalismo geográfico que se pretende negar, pero que tanto se aferra a la realidad con sus garras, cada vez que no buscamos los mecanismos más eficaces para vencerlo. 

La primera presentación del volumen había tenido lugar a inicios del año 2012, en el Salón de los Vitrales de la Plaza de la Revolución en Santiago de Cuba. Mi madre había fallecido recientemente, y solo el cariño de los amigos y la preocupación de la Fundación Caguayo, me pudieron sostener. El poeta León Estrada me dijo que nunca viviré nada semejante. Ojalá se equivoque. Fue una verdadera descarga emocional, con una presencia avasalladora de protagonistas y personalidades de la cultura. También fue hermosa, en otra cuerda, la presentación en la peña Letras Compartidas que hacemos —desde hace un año— en la biblioteca Elvira Cape. 

Este es un libro que me perseguirá, un libro viajero que ha llegado a varios lugares del mundo, desde donde he recibido llamadas o mensajes. No sabré agradecer lo suficiente las palabras conmovedoras de la actriz Dania Domenech desde los Estados Unidos; o la confianza depositada por Saily Rivas, de la Fundación Caguayo; y por Amado Cabezas, Carlos Padrón o Pedro Lago, en la consulta de todos sus archivos.

La doctora Yamilé Haber fue generosa: escribió que este es el libro que todos quieren tener. La profesora Elsa Santos y el historiador Rafael Duharte destacaron la investigación encarnada en él. La maestra de dramaturgia Marcia Castellanos ―a quien admiro tanto y no soy el único— me dio criterios sobre el libro que me recompensaron tanto esfuerzo; pero lo más hermoso es que algunos lectores me han detenido en plena calle para hablarme del libro. Incluso, una persona me recibió cantando «Tilín Tilón», y me dio las gracias por haberle devuelto una canción de su niñez. 

A capa y espada… es un libro coral, cuenta una historia colectiva de un medio de prensa, de un medio artístico, de un medio técnico, todo a la vez. En ese sentido, es un libro raro. No es mi primer libro, pero sí el más difícil. No te voy a negar que alguna persona que no esté en sus páginas, puede haberse molestado; pero este libro no fue pensado como una relación de nombres, como un informe de fechas, ni como un diccionario. Es necesariamente una selección. Es la calibración del espíritu de sus protagonistas y de aquellos espectadores que convirtieron la obra en un trabajo cultural comunitario, mucho antes de que se hablara en tales términos. Esa era su televisión y aquellos que veían en la pantalla, sus ídolos.

Este es un libro contra la desmemoria. Los medios audiovisuales padecen de una cruel orfandad de memoria. Lo mejor que pudiera ocurrir es que haya motivado a otros a detenerse. En la radio y la televisión la gente trabaja mucho, vive intensamente el día a día, pero no suelen detenerse a teorizar ni a contar sus historias. 

Este libro es, en primer lugar, un acto de justicia. Así lo valoramos y así creo que lo ha percibido la mayoría de las personas que se han dirigido al autor o a los realizadores del proyecto. 

De las anécdotas, vivencias y experiencias registradas en su archivo mnémico, ¿podría relatar alguna de ellas que le haya dejado una huella indeleble en el intelecto y en el espíritu.

Si te refieres a este propio libro, hay tantas que me es difícil decidirme, pero me quedo con aquella de Recreo. Un día ese programa infantil salió a una escuela y a su conductora la tocaban […] para ver si era de verdad. Era tanta la ilusión creada en esos finales de los sesenta-inicios de los setenta del extinto siglo XX, que Tele Rebelde, para quien lo sepa ver, tiene mucho de lo «real maravilloso» carpenteriano.

Estudiaba aún Periodismo en la Universidad de Oriente cuando entrevisté al escritor José Soler Puig. Llegué a la hora incómoda del mediodía, pero me atendió como si me esperara, como si me conociera. Hablamos largamente y me dijo algo que no he podido olvidar: «La grandeza no se pregona». Ahora que he recorrido un poco de camino, me abrazo a ese regalo que me hizo en la sala de su casa. No me gusta la fidelidad proclamada a gritos, la falta de pudor ni la fatuidad.

Carilda Oliver me dijo, en su natal Matanzas, otra verdad como una catedral. Cuando le pregunté qué era lo único que no podía hacerse en materia de poesía, esperaba quizás una larga disquisición teórica y me respondió con una sola palabra: ignorarla. Pobre de aquellos que lo hacen.

 Un ilustre periodista afirmó que «el periodismo es literatura con prisa». Como profesional de la prensa, ¿cuál es su valoración acerca de ese aforismo: se ajusta a la realidad o es una mera especulación intelectual?

Se puede escribir una novela de quinientas páginas, técnicamente correcta y no tocar a nadie. Se puede hacer una crónica de quinientas palabras o un «humilde» programa de radio y estremecer hasta la médula. Solo creo en lo que sea capaz de tocar, no importa cómo se llame. Es lo único que en verdad me interesa.

Muchos entrevistan. Entrevistar se ha convertido casi en una pandemia, pero suelen malgastar su tiempo, sin saber nunca qué cosa es, sin darse esa oportunidad. Una entrevista nunca se ha de concebir como una meta para llenar unos minutos o unas páginas: una entrevista es una búsqueda infinita.

Una entrevista es sumergirse en una vida, beber de un suspiro su aliento. Una entrevista es un toma y daca, una fiesta, un dolor. No vale la pena hacerla si no consigues que la persona entrevistada se derrame. Y si se concibe así, quién dijo que una entrevista es menos que un poema o un cuento. Una entrevista es un encuentro. Una entrevista es, en verdad,  una novela en síntesis.  

No creo en los campos vedados, me gustan más los campos minados. No acabamos de comprender lo breve que es la existencia terrenal, para establecer tantos límites y etiquetas en la creación y en la vida. 
En las últimas páginas de mi libro El hueso en el papel, escribí algo que me permito reiterar: Otros que busquen las junturas o los muros entre periodismo y literatura. Se ha perdido demasiado tiempo en eso. Yo escribo.

¿Alguna sugerencia a los jóvenes que dan los primeros pasos en esos campos del conocimiento humano, donde usted se desenvuelve como «pez en el agua»? 

Escribir es siempre una duda. A veces, no creas, hay que reinventarse el agua. Tal vez entre al campo de la herejía, pero desde mi punto de vista, lo importante no es decirlo primero, sino decirlo mejor.  
Hay que saber escuchar a quien llegó antes, mas hacerlo con cierta irreverencia. Lo esencial es escuchar el latido y trazarse sus propios caminos. 
Escribir es hacer el amor con las palabras. Y aunque en ocasiones uno pueda tocar la gloria, y en otras, rozar el fracaso, el intento ha de ser siempre alcanzar el orgasmo.
 


TOMADO DE CUBALITERARIA

 

lunes, 22 de abril de 2013

Dos viejos pánicos / NANCY CAMPOS Y DAGOBERTO GAÍNZA / 45 años de pasión escénica



Nancy Campos y Dagoberto Gaínza, son dos instituciones del teatro en Santiago de Cuba, del teatro en el país.




Cuarenta y cinco años de pasión escénica que no han desmayado jamás.

 

 
SIRVAN para el homenaje estas fotos del italiano VITO GIORGIO sobre la obra DOS VIEJOS PÁNICOS de Virgilio Piñera con las que arrasaron hace algunos años, con los escenarios, los premios y la crítica del país. 




El proyecto A Dos Manos que ambos encabezan, es un regalo de toda su experiencia al resurgimiento y apreciación del teatro en la comunidad.



Infatigables, apasionados, persistentes



Dagoberto Gaínza ha interpretado innumerables personajes como El Quijote, Santiago Apóstol y el TABO de Dos Viejos Pánicos.



Nancy Campos marcó un hito con su personaje de TOTA en Dos Viejos Pánicos.


 


 45 años de arte!


domingo, 21 de abril de 2013

Cápsulas meditacionales / OFERTA DE VALORES: LA ALEGRÍA



Por: Nereyda Barceló Fundora

A pesar de la euforia progresista que  mundialmente ofertan algunos medios de difusión, pese a las ofertas paradisíacas de la propaganda, no obstante  la búsqueda desenfrenada de evasiones  placenteras, nuestro mundo se siente abarrotado por el pesimismo. Porque en este mundo, superficialmente feliz, hay soledad y abandono, hambre y guerras, injusticia y explotación, odio y egoísmo... ¿Se puede estar y ser alegres de verdad?

Yo opino que sí, porque la alegría no es patrimonio solamente de los que ríen, sino de los que esperan, y no reside en que nos sonría la vida, la alegría no es una cosecha, sino es una siembra, porque hay más alegría en dar que en recibir y “Dios ama a quien da con alegría” ( ll Co.9,7)

La alegría es posible y necesaria para nuestro mundo, para nuestro país, para  nuestra ciudad, para nuestra familia, para nuestros amigos, porque  no en pocas ocasiones se pretende cubrir ese déficit de alegría con un superávit de evasión y ruido musical.
Hay que abrazar la sabiduría del corazón, hay que valorar lo que realmente es importante, lo eterno, el amor que se derrama hacia los demás en entrega, generosidad,  perdón, tolerancia, humildad y todo ello nos aportará verdadera alegría, porque podemos utilizar lo material para vivir sin penas, pero no como fin de esta vida.

Y quiero sugerir algo que podemos tener en cuenta para sentir alegría: 


Por dura que sea la jornada, busca tiempo para:
Apreciar cada nuevo amanecer
Escuchar el clamor de tu hermano
Tender tu mano fraternal
Buscar senderos de esperanza y
Descubrir el milagro de la vida.


lunes, 8 de abril de 2013

Otorgados PREMIOS PERIODÍSTICOS Primero de Mayo 2013



 Según la nota de prensa remitida a esta redacción, los tres jurados evaluaron más de 500 publicaciones de los diferentes medios

Yimel Díaz Malmierca / Diario TRABAJADORES

Expediente Puente Roto o cómo la burocracia casi derriba un puente, de Ismary Barcia Leiva, de PerlaVisión, Cienfuegos, se alzó con el GRAN PREMIO del concurso periodístico Primero Mayo, que cada año convoca la Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Según la nota de prensa remitida a esta redacción por Orestes Eugellés, divulgador de la CTC, los tres jurados evaluaron MÁS de 500 PUBLICACIONES de los diferentes medios y otorgaron los siguientes premios:

TELEVISIÓN. Premios:

La serie de trabajos sobre pormenores de la industria azucarera, Abdiel Bermúdez Bermúdez, Telecristal, Holguín; el conjunto de realizaciones sobre los Cinco Héroes, Roxana Tompson Casamayor, Sistema Informativo de la TV y Contradicciones del sector pesquero, Pedro Arturo Rizo Martínez, TV Yumurí, Matanzas.

Menciones:

Respuestas en el central Mario Muñoz, Yosvani Albelo, TV Yumurí, Matanzas; y Crónicas sobre los trabajadores de la salud, Mylenys Torres, TV de Villa Clara.

Jurado: Armando Morales Blanco, Reinerio Flores Corbelle y Federico Moros Bermúdez.

RADIO. Premios:

La serie de reportajes sobre la ayuda médica de Cuba a Haití, Michael García Pérez, Camoa, Mayabeque; el conjunto de trabajos sobre impagos de salario y la sindicalización de trabajadores no estatales, de Claudia Martínez y Daimí Domínguez Beltrán, Ciudad del Mar, Cienfuegos; Los dones de Juana María, de Arelis García Pérez, Sancti Spíritus; y la serie sobre temas económicos, de Jesús Álvarez López y Miguel Ángel Montero Rivero, CMHW, Villa Clara.

Menciones:

La serie sobre el incumplimiento de obras en construcción, Abel Falcón Curí, CMHW, Villa Clara; La Llenadora, Yara Cárdenas Restoy, Sagua la Grande; y El sistema de salud en Sancti Spíritus tiene un enfermo, Lisandra Gómez Guerra y Yerisleidy del Sauzal Francisco, Sancti Spíritus.

 Jurado: Guillermo Santisteban Mendoza, Julio Batista Delgado y Enma Almeda Marchesse.

PRENSA ESCRITA. Premios:

Comentarios sobre el proceso de la actualización de la economía cubana, Ramón Barreras Ferrán, semanario Trabajadores; la serie sobre la lucha contra la corrupción, las distorsiones de los espectáculos, el empleo de los músicos espirituanos y los precios, Mary Luz Borrego Díaz; y Controversia en pleno vuelo, Enrique Ojito Linares, ambos del periódico Escambray de Sancti Spíritus; el conjunto de crónicas de interés humano y social publicadas por José Aurelio Paz, en el semanario Invasor, de Ciego de Ávila; y Siempre esperamos la mañana, Reinaldo Cedeño Pineda de Santiago de Cuba, publicado en el diario Juventud Rebelde.

VER Trabajo Completo/ Siempre esperamos la mañana, Juventud Rebelde, Reinaldo Cedeño Pineda / Marque http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2012-10-29/siempre-esperamos-la-manana/
Menciones:

La serie de trabajos sobre dirigentes obreros y hechos históricos del movimiento sindical cubano, Alina Martínez Triay, Trabajadores y Héroes por dentro, Yandrey Lay Fabregat, del periódico Vanguardia, Villa Clara.

Jurado: Luis Sexto Sánchez, Víctor Joaquín Ortega y José Alejandro Rodríguez.

La ceremonia oficial de esta 30 edición del premio periodístico Primero de Mayo tendrá lugar próximamente en Villa Clara, en reconocimiento a los lauros obtenidos por esa provincia y a la sostenida participación de sus profesionales en el concurso.

domingo, 7 de abril de 2013

Un POEMA por la COREA unificada y la PAZ



Reinaldo Cedeño Pineda

Ahora que la escalada militar sube peligrosamente entre la República Popular Democrática de Corea y Corea del Sur, LA ISLA y LA ESPINA quiere apostar por la 
paz.

El equipo unificado de Corea en el mundial de tenis de mesa de Chiba, Japón 1991.


Le regalamos un breve poema inspirado en la dramática cinta AS ONE / Como Uno (Corea del Sur, Moon Hyeon-seong, 2012) que recomiendo a todos y que narra la unión entre las selecciones de tenis de mesa (ping pong) entre las dos Coreas en el Mundial de Chiba, Japón en 1991. Unidos pudieron derrotar el poderío chino y proclamarse campeones mundiales por equipos en el sector femenino. 

Asimismo le recomendamos el artículo “Cuando la pelota movió corazones” del sudcoreano  Sung Won Choi  en http://eldiariodecoreadelnorte.blogspot.com/2012/12/cuando-la-pelota-movio-corazones.html
    
COREA
  
        (Tras ver la cinta As One, donde se une Corea en un solo equipo de tenis de mesa)

Puedes dibujar una sola península
si aflojas el puño
puedes
una península azul sobre fondo blanco
puedes jugar ping pong
la red será el paralelo 38
Bun Hi
Jung Hwa
del mismo lado.

 

Algún día esta división en la península de Corea no será más

jueves, 4 de abril de 2013

CONVOCAN a los XVII JUEGOS FLORALES 2013 en SANTIAGO de CUBA


El Centro Provincial del Libro y la Literatura de Santiago de Cuba y el Centro de Promoción Literaria José Soler Puig convocan a los XVII Juegos Florales, 2013 que se regirán por las siguientes bases:

§          Podrán participar todos los poetas residentes en el territorio nacional sin límite de edad.
§          Se concursará con un cuaderno de 10 cuartillas, con letra Times New Roman 12 puntos, a 1,5 de espaciado.
§          Los textos deben ser absolutamente inéditos, no estar comprometidos editorialmente ni estar participando en otro concurso.
§          Se presentarán 3 copias del cuaderno, acompañadas de una ficha con los datos del autor: Nombres y apellidos, dirección particular, teléfono y/o correo electrónico.
§          El Centro de Promoción Literaria no se responsabiliza por la devolución de las obras.
§          El cuaderno a concursar debe ser entregado por correo postal o entregado personalmente en la Librería Ateneo Amado Ramón Sánchez, sito en Calle Enramadas No.356 e/ Carnicería y San Félix, especificando en el sobre: XVII Juegos Florales 2013. No se admitirá el envío por correo electrónico, ni se tendrá en cuenta la fecha de envío del mata sello.
§          El plazo de entrega vence el 15 de mayo de 2013.
§          La celebración de los Juegos será entre el 23 y el 25 de mayo. Los organizadores no se responsabilizan del hospedaje ni transportación de los concursantes. Es obligatorio presentarse a defender su cuaderno.
§          Los textos seleccionados podrán conocerse a través de los teléfonos 625907 / 624264 / 622173 / 652153.
§          Un jurado de admisión tendrá listo el 20 de mayo la relación de las obras seleccionadas para el concurso. El fallo del jurado será inapelable.
§          Los autores seleccionados harán una lectura parcial de su obra el día 24. Los resultados se darán a conocer al día siguiente donde los galardonados también deberán realizar una lectura pública de uno de los poemas del cuaderno.
§          Un jurado determinado a estos efectos dará un Premio único consistente en: 2000 pesos (dos mil pesos) en moneda nacional, y la publicación del cuaderno por Ediciones Santiago con su pago correspondiente de derecho de autor, que se presentará en la XVIII Edición de los Juegos Florales 2014, en Santiago de Cuba.
§          Otras instituciones afines otorgarán Premios colaterales.
§          La participación en el concurso implica la aceptación total de sus bases.