martes, 13 de septiembre de 2011

La locución como ejercicio: ¡Bueno… yo quiero decir que… ay, no sé!


Enrique Pérez Fumero


El hábito de escuchar la radio se ha convertido en un fenómeno personal. Hace algunos años la familia cubana se reunía para disfrutar de un programa, un radio receptor servía a varias personas al mismo tiempo. Visto que, el mercado nos impone casi a diario un nuevo producto con la aplicación “FM” incluida, la gran mayoría tiene acceso a una radio portátil. Por tanto, la preferencia para escuchar un programa es un acto íntimo y depende de la realización en general, donde el locutor cumple una función mayor.

¡Qué difícil es ser locutor! Y a veces muchos erróneamente piensan que al hablar por un micrófono, ya se tiene una carrera. Luego de escuchar los programas que se facturan en Santiago de Cuba y algunos en emisoras nacionales —a los que tengo acceso—, es posible percatarse de ciertos errores.

Lo primero es el poco conocimiento del idioma español: frases vacías, malas conjugaciones y muletillas fuera de lugar. Para describir un fenómeno: “es una cosa”, “algo” o “juega un papel fundamental”. Un locutor radial en Cuba asume el guión como un documento rector: ellos no, ellos son la voz, las estrellas del show, se sienten por encima del equipo de trabajo y a veces no aportan nada. Es común que en programas juveniles, musicales o revistas cualesquiera, el locutor incluya la risa y el choteo como parte de un estilo “conversacional”. La improvisación ha dado paso a una ilación de frases que luchan buscando el punto sin encontrarlo jamás.

Y las equivocaciones no cesan.

Alguien me dijo que sólo se equivoca al hablar quien utiliza la palabra, y tiene razón: errar es de humanos. Como también se martilla un dedo el carpintero, o se le muere un paciente al cirujano por un mal corte del bisturí. Sin embargo, no creo que el carpintero o el cirujano quieran cometer faltas todos los días; entonces el locutor tampoco puede permitírselas.

La cultura general integral es un talón de Aquiles. La rutina cansa y si no existe un hábito de lectura pre-establecido, entonces no hay nada que hacer. La mayoría de los locutores que conozco no son universitarios. En los cursos de habilitación actuales se exige esa condición, sin embargo en el proceso de formación se imparten asignaturas como Historia de Cuba y Geografía. ¿Cómo se entiende esto?

El oficio del locutor no se puede comparar con el de un ingeniero o un científico, pero me atrevería a igualarlos en la función social que desempeñan.

Un locutor radial habla para un público heterogéneo: puede ser un niño, un joven, un ama de casa, un recluso, un esquizofrénico, un violador, alguien que ha decidido quitarse la vida… y en ese justo momento, su función es imprescindible. Un locutor participa en la socialización política o cultural de cualquier sistema y en consecuencia se debe a él.

No importan los horarios ni las estaciones del año: alguien ha decidido escuchar y merece respeto, atención. Ser locutor no es sólo hablar o comunicar; es colorear semánticamente las palabras, llenarlas de matices. Ser locutor es tocar la persona que nos está escuchando, acariciarle el oído con un mensaje claro y entendible.



4 comentarios:

Rogelio Córdova dijo...

En Panamá la locución es variada. Lamentablemente a la mayoría de la población le gusta lo chavacano, lo vulgar y esos que ejercen el trabajo de locutor, se denominan Dj, expertos en poner música vulgar, por ende, hacen que gran parte de la población sea vulgar y se comporte como gente arrabalera. ¡Vaya diferencia¡ ¿Verdad?

Gabo - diseño dijo...

jejeje bueno no creo que la locucion sea el mejor de los ejercicios pero bueno tiene sentido :)

la esquinqa bayamesa dijo...

De acuerdo contigo en ese comentario de P a PA. Yo soy periodista de Radio Bayamo, No soy locutor, pero hace casi 20 años conduzco una revista informativa, Hoy en la Noticia, de 6 am a 7 y 55 am de lunes a sábados. No creo ser un locutor, por cuanto no tengo los atributos que distinguen a los que realizan esa labor, pero me empeño en hacer mi trabajo con dignidad. Eso me ha valido contar con una audiencia que me respeta por la maneera en que planteo los asuntos referidos a sus problemas, esos que de manera cotidiana laceran a los cubanos. Hay una persona, fallecida recientemente, el profesor Victor Montero, quien sostenía un concepto que me tomo la libertad de expresártelo teniendoe en cuenta lo que dijiste acerca del carpintero, de medico..él decía, como maestro de varias generaciones de bayameses, que un maestro, si se equivocaba en alguna palabra, ese error quedaba entre los estudiantes, 20, 30, 40, pero si ese error lo cometía a través de la radio, entonces el daño era enorme, porque a la tadio pueden estar escuchándole, miles, cientos de miles, millones de personas. Victor mantuvo casi hasta su muerte un programa de jazz en Radio Bayamo y fue Premio Nacional de la Radio Cubana

Yoel Rivero dijo...

Espero que este sea un tema muy necesario a debatir en la reciente edición del Festival Nacional de Radio Joven que Santiago de Cuba organiza. El Lloga necesita de estos criterios y muchos más que encaucen a los nuevos realizadores radiales. Qué bueno que Cedeño está en Santiago, un eterno joven y eterno invitado de los Lloga para que participe en los debates que tanto aportan al encuentro.