domingo, 6 de julio de 2014

LUIS CARBONELL: El artista total





♣ Homenaje a Luis Mariano Carbonell Pullés en el panel dedicado a figuras del Caribe desaparecidas recientemente, en el que se rindió tributo también a Norman Girvan, intelectual y economista jamaicano, el Nobel colombiano Gabriel García Márquez, la cantante dominicana Sonia Silvestre, y el músico y compositor Juan Formell  /  XXXIV Festival del Caribe Teatro Heredia, Santiago de Cuba, 5 de julio de 2014.

POR Reinaldo Cedeño Pineda 

Si pudiera decirles quién fue Luis Carbonell… pero ni él mismo lo sabía. No ando buscando palabras de ocasión. Un día, una madrugada irrepetible, en el salón del aeropuerto, me confesó: “Yo no conozco a Luis Carbonell, yo aprendo con él, me sorprendo, lo ando descubriendo todavía”.

   No vengo a repetir la biografía de este hombre nacido un 26 de julio, en 1923, en estas calles. Me conmovió —me conmueve aún— su declaración de que “primero era santiaguero y después cubano”. No lo expresó una, sino mucha veces. Lo sostenía firme, la hacía flamear: era su bandera. La patria antes de ser conciencia asoma por el pequeño pedazo bajo el sol. 

   Permítaseme un salto, el primero de muchos. Después que la ciudad fuera arrasada por el huracán Sandy, vino hasta aquí para estrenar  una estampa de Santiago Carnago. Se necesitaban todas las voces, todas las manos. El artista estaba dispuesto a recoger piedras si era preciso, y así lo hizo saber a las máximas autoridades del territorio. De ese tamaño era su desprendimiento de cualquier fatuidad.

   Si me dieran a escoger una muestra de su estirpe tomaría uno de los sucesos antológicos de la discografía cubana. Cuando en 1955 se graba Esther canta a dos, tres y cuatro voces, no se hablaba de pistas y mucho menos de digitalización. Era un tributo a su amistad con Esther Borja. Se necesitaba una disciplina inquebrantable, un nivel de detalle milimétrico. Ambas cosas las tenía Luis y  las tenía la intérprete. 

  Acometió los arreglos musicales para la ocasión, el montaje de las voces, el acompañamiento pianístico (junto con Numidia Vaillant)  y la redacción de las notas. Un artista total. Años después participó en la formación del Cuarteto del Rey ―con el que debutara Pablo Milanés—; en el de Los Bucaneros, Los Cañas… Muchas agrupaciones siguieron consultándole en las décadas siguientes. 

Luis nació para enseñar, aunque no fuese derecho ni medicina como quería su madre. Y en ese camino no solo escaló, sino que supo espantar una montaña de prejuicios.     


   ¿Cómo logró aprenderse la monumental Elegía a Jesús Menéndez de Nicolás Guillén? ¿Cómo seguir al Capitán  Muerte? ¿Cómo decir Jesús / caña / Manzanillo / ejército?  También se lo pregunté.  “Estudiar”, fue su única respuesta, lacónica respuesta. Algo debió notar en mi rostro, alguna sombra, cuando decidió agregar. “En realidad son tres cosas: Estudiar, estudiar y estudiar”.

     Vivió de la poesía, lo que no puede decirse de nadie, de casi nadie. Y lo mejor, nos hizo vivir con ella. Le extrajo el zumo a cada frase, llevó cada palabra al límite.  De la cáscara a la médula descarnó el poema, y luego lo vistió, capa por capa, dando la gentil impresión de no haberlo tocado nunca.

   Pepe Biondi, el artista argentino, le confesó un día: “Usted no recita. Usted dibuja los versos, los pinta. Usted es un acuarelista de la poesía”.  Y aquel bautismo, con el aderezo antillano, la acompañó para siempre en escenarios del Caribe, América del Sur, Estados Unidos y Europa. 

   Hizo a Lorca y a Camín, a Palés Matos y a Eloy Blanco, a Tallet y a Ballagas. Hizo grandes poemas y grandes autores; pero también insufló vida a obras que no parecían mucho. Las puso a levitar. 

  Se empeñó en decir que no escribió poesía, intentó demostrárnoslo; pero ya sabemos que la palabra rodaba por la punta de sus dedos, nos recorría, nos trajinaba, nos llevaba donde quería y luego… le bastaba halar el cordel. 

   Si pudiera decirles quién fue Luis Carbonell, pero no nos hará falta.  Véanle cruzar los brazos y mecer al bebé… diente de merengue, bemba de caimito… Mirad como sube el olor de la madera, el olor a hembra, a macho y a rústico barracón…  como se dibuja el aire, como un llamado elástico hace el milagro: Fulóooo. Y como llega aquel Niño,  con guantes y to, che ché; como aplaude, como grita, como pronuncia su nombre, igual que el niño Valdés.


1 comentario:

Anónimo dijo...

muy hermoso y reflexivo su texto , sin condenas ni culpabilidades que en definitivas nadie tiene el derecho de abrogarse el titulo de fiscal, de acuerdo con tu modo de decir hermano,yo tambien soy amigo de pacheco y cada quien que determine su vida y salud