viernes, 26 de diciembre de 2008

2008: Un año para desnudarme...


Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com

Ha sido un año para desnudarme, para despojarme de ciertos remilgos que aún cargo. Así lo quiero guardar, así lo quiero sacudir ( y lo que falta).
Un amigo me preguntó cómo me imaginaba a mi mismo dentro de cuatro o cinco años…

Le dije que nunca me hago semejantes preguntas. El futuro es un lugar ignoto al que no interrogo. No creo en planes a larga distancia. Me gustan más los pasos que los saltos.

Mis aspiraciones tienen más que ver con cosas íntimas, sencillas. La amistad, por ejemplo. La difícil, inasible y esencial amistad.

Si algo me dio este 2008, fue nuevos amigos. Al menos, nuevas manos tendidas. Sé agradecer cada una de las que me sale al camino, aunque la palabra siempre la he borrado de mi diccionario.

(El 2008 fue el año de nuestra asociación de blogueros: el CUBA BLOGS CLUB que ha resultado una bonita experiencia de intercambio. Tengo la certeza de que en este nuevo año, sumaremos otras iniciativas).

LA ISLA y LA ESPINA recibió este año, más de 60 mil visitas desde ciento once países. Al maenos, viajan mis ideas más allá de la Isla y "su maldita circunstancia del agua por todas partes".

Tuve suerte este año de asomarme a otros pedazos de mi país:

Pisé las calles de Manzanillo y Sagua La Grande, me asomé al Guacanayabo y al Undoso, bebí de sus historias de puentes y glorietas. Volví al San Luis de mi niñez, y levanté del polvo, la nostalgia. Recorrí con cierto sobrecogimiento las llanuras habaneras hasta Güira de Melena y Bejucal. En Guantánamo, volví a redescubrir la ciudad, puertas adentro. En Las Golondrinas, Contramaestre, frente a las montañas de la Sierra, al lado de un río encantado, tuve unos días de sanación.

Recuerdo, eso sí, más los rostros que los muros…

En este 2008, continué la dirección de la revista CASERÓN de la UNEAC en Santiago de Cuba. Se trata de una resucitación, de un reto formidable. Un equipo pequeño y experimentado respalda esta aventura. Cada número es un alumbramiento… que nadie me diga que un hombre no sabe lo que es un parto.

A principios de abril fui delegado al 7. Congreso de la UNEAC. Lo llevo como orgullo, haber participado en una reunión que miró a los cimientos de la sociedad cubana. No fue una más.

En el Palacio de las Convenciones, hablé de los temas que acordamos: la necesidad de rescatar el carácter nacional de la radio y la televisión cubanas, sin confundir la capital con el país; y la urgencia de revisar el papel de la asesoría en los medios, tantas veces anodino, cómplice, sobrante.

No sé como, en medio de tantas cosas, pude recopilar de aquí y de allá, entrevistas, artículos y ensayos para conformar un libro con mi experiencia periodística. Ojalá tenga buenas noticias que dar pronto.

Guardo del 2008, alegrías muy íntimas que no podré contar. También algunas tristezas que prefiero pasar. Y la desolación de un parque, los árboles cercenados por la estupidez en Santiago de Cuba, ciudad que parece levantar una oda al cemento.

Guardo las imágenes de muchos cubanos sin casa… y los récords de Beijing, una olimpiada con demasiadas trampas y truculencias. ((Los paralímpicos rescataron su dignidad).

Para mí, este fue un año puente, un año de movimiento. Un año de ideas, de letras y polémicas. Un año pleno de energías.

Y he despedido el año con mi familia, con mis padres. No pido más.

Cuando miro atrás, a los 40 años que cumplí este 2008 (edad redonda, edad definitiva) sólo me quedan los deseos, unos enormes deseos, de seguir adelante.

Y cada vez me resultan más cercanas las palabras de la Madre Teresa de Calcuta:

La vida es una oportunidad, aprovéchala
………………………………………...
La vida es un himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una aventura, arróstrala.

1 comentario:

Anónimo dijo...

UN AÑO PARA DESNUDARME
.
Tuve suerte (este año)
de asomarme a otros pedazos

recorrí (con cierto sobrecogimiento) las llanuras
(volví)
al redescubrir mis ciudades (puertas adentro) sobre golondrinas

bebí en las historias de puentes y glorietas
(volví)
y me levanté del polvo y la nostalgia

frente a las montañas de la sierra
al lado del arroyo encantado (y su manantial)
tuve días de sanación
.
recuerdo la desolación de un parque
árboles cercenados por la estupidez
una ciudad que parece levantar su oda al cemento

y recuerdo
más rostros que muros
(el futuro es un lugar ignoto al que no interrogo)

y recuerdo (eso sí)
unos deseos enormes de seguir adelante.

(Jorge Bousoño)