miércoles, 18 de enero de 2012

Lucha contra la homofobia: Más allá de una fecha




Rey Alexander Rodríguez Cureaux

(Especialista del Departamento Municipal de ITS/VIH/SIDA en Santiago de Cuba)


Daniel tiene cerca de 50 años. Con cuatro hijos que lo respetan, y a los que adora, lleva mucho tiempo como directivo de su empresa, con eficiencia y sobrados reconocimientos por sus excelentes resultados de trabajo.

Separado de la madre de sus hijos, vive con la menor de los cuatro; solo desea, encontrar a la persona, que le acompañé el resto de sus días, para compartir tristezas y alegrías.

¿Simple, ideal, novelesco? Para él, es casi irrealizable, porque su persona ideal tiene que ser… de su mismo sexo.

Y por si fuese poco, en las serranías de nuestro país, donde reside, eso es poco más que un delito, una aberración.

Para muchas personas, las jornadas de lucha contra la homofobia, pueden ser el despertar de una larga y tormentosa pesadilla. El fin de toda una existencia anulada desde la simulación.

Una existencia dedicada a la represión de sentimientos, tan naturales como incomprendidos y, en algunas latitudes, no solo repudiados, sino severamente castigados.

En nuestro caso, resulta difícil de creer en un país de arraigada tradición machista, no solo por cuenta de los hombres sino, por derivación, y en ocasiones como refuerzo, apoyada por las mujeres. De ahí que considere dicha celebración, un paso más que agigantado.

La apertura a los temas relacionados con la preferencia sexual, el respeto a la diferencia; ha sido la marca distintiva de la política educacional en los medios de difusión masiva a nivel nacional.

Una campaña con un diseño increíblemente bello, bien pensado, delicado, alejado de la vulgaridad y el mal gusto. Menciones televisivas, sutiles, claras, que instan al respeto desde el respeto.

Sin embargo, ¿llega este mensaje en toda su extensión a cada rincón de esta Isla? Muy a pesar de sus detractores, la homosexualidad trasciende todos los límites: profesiones, estatus social, edades, ambientes, comunidades…

¿Qué sucede con las llamadas “zonas de silencio”? ¿Qué sucederá con los homosexuales, y por supuesto, sus familias; en las localidades donde el VIH / sida, continúa siendo “un castigo divino merecido” para los transgresores de su sexo?

Tuve la oportunidad de participar en las actividades centrales de la última jornada, con gala nacional en Santiago de Cuba. Ciudad en la que se avanza en tal sentido, al paso que permite el férreo apego a lo sexualmente establecido.

Hubo júbilo, alegría, dedicación, fraternidad y satisfacción; también desconcierto, miedo… homofobia. Se “arrolló” con el inconfundible toque de la conga santiaguera, que por esta vez no embrujó a todos los espectadores.

Los esfuerzos continúan: Proyectos de modificaciones legales, o la inclusión del tema en documentos, para el análisis por parte de organización políticas, como el Partido Comunista de Cuba; que en la introducción del documento base para la Conferencia Nacional de la organización expresa: (…) “los retos actuales reclaman (…) enfrentar prejuicios y discriminaciones de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad”.

Quizás sea imposible “hacer la luz”-al menos no de golpe-, mas para los que viven en la oscuridad, el destello de una estrella fugaz puede igualar a la luz del sol.


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