jueves, 9 de febrero de 2012

De nuestra música cubana: LA CONGA




Francis Castillo y Alex Ferrer del Valle

Las comparsas son mucho más que una marcha rítmica colectiva, son “ballets ambulantes”. Así definió el novelista y musicólogo Alejo Carpentier ese fenómeno sociocultural y espontáneo que ocurría en el paso de miles de bailadores en fiestas tradicionales como Las charangas de Bejucal, Las parrandas de Remedios, entre otras.

La Conga es un género de nuestra música cubana que no ha tenido el privilegio de otros estilos musicales como el Son, el Danzón, la Rumba y el Bolero por sólo mencionar algunos. Aunque han escrito de ella, investigadores y musicólogos, aún no la han jerarquizado en el lugar que le corresponde, a pesar de sus valiosos aportes a la identidad nacional.

Esa conga que arrastra, cuando la escuchamos con su contagiosa y penetrante polirritmia, tuvo su origen en las fiestas que celebraban los esclavos africanos en tiempos de la Colonia. En las festividades del Corpus, los domingos y especialmente el 6 de enero, Día de Reyes. Este era un suceso musical y social que llenaba de alegría a las ciudades cubanas, tal y como sucede en la actualidad. Conga es también un nombre que se le da a un tambor afrocubano.

La conga tuvo, desde sus inicios, características muy peculiares debido a su carácter masivo. Producía un gran jolgorio que traía con él un desborde de cantos, toques de tambor y las fabulosas coreografías, que en un proceso paulatino, fueron incorporándose a las principales ciudades de la isla: Santiago de Cuba, Camagüey y la Habana. La conga es un fenómeno sociocultural que se ha generado en las principales ciudades de Cuba.

Los instrumentos que utiliza la conga son de un rico arsenal sonoro. Mientras el son hacía uso del bongó como elemento percutivo fundamental, las Charangas o Típicas a la francesa basaban su ritmo en el timbal o la paila criolla junto a una combinación instrumental de origen europeo. La conga basó su fuerza rítmica en las tumbadoras, quintos, cencerros, rejas de arado, sartenes, campanas, bombo y cuantas cosas sirvieran para percutir.

En Santiago de Cuba, este bombo por ser más achatado recibió el nombre de galleta, gracias al ingenio popular. Los tambores bocú también difieren en su uso y forma de las tumbadoras que se utilizan en el resto del país, así como los hierros que se percuten exclusivos de la región oriental y que le dotan de más personalidad.



Las congas santiagueras incorporaron una variante del cornetín conocida como corneta china. En el occidente de la Isla, suelen usarse las trompetas y los trombones en busca de mayor sonoridad. En la región del Camagüey particularmente en las celebraciones y fiestas tradicionales de San Juan, surgieron las congas sui géneris que también recorrían las calles. La riqueza y peculiaridad del bombo le añadían un estilo diferente.

Nuestras congas recibieron las influencias provenientes desde Haití, tales como la Tumba Francesa o la Tahona. Por otra parte, La Conga Cubana logró su consagración internacional a partir del año 1928 cuando Eliseo Grenet la introdujo en París y de inmediato causó furor en compañía del Son, desplazando a otros géneros tan famosos como el Jazz y el Tango.

Debido al estremecimiento que causó este género musical y bailable, muchos compositores incluyendo los llamados de música culta, sintieron la necesidad de sumarse a esta corriente. Dos ejemplos mayores que alcanzaron categoría universal son sin duda, Amadeo Roldán y Alejandro García Caturla.

La Conga continuó un proceso lógico de desarrollo para dar paso al ritmo Mozambique, creado por el percusionista y popular autor Pedro Izquierdo más conocido por Pello El Afrokán. Este ritmo fue concebido sobre la estructura musical y danzaría de la conga, mezclado con formas de raíz yoruba con elementos de la Samba brasileña, forma sonora con estrecha relación con la rumba.



Santiago de Cuba, es tierra ferviente de congueros y de congas. Ahí están las representaciones de San Agustín, El Guayabito, Alto Pino, Paso Franco, Los Muñequitos, San Pedrito y la legendaria Los Hoyos, con sus pasacalles por las céntricas avenidas del paseo Martí y la Avenida Victoriano Garzón durante las fiestas carnavalescas, siempre en el mes de julio.

Hoy en día, la conga ha sido asimilada en el repertorio musical de variadas agrupaciones que forman parte del patrimonio de nuestra cultura, entre las que sobresalen La Ritmo Oriental, La Monumental, Orquesta Yacaré, Irakere y Original de Manzanillo; mientras en Santiago de Cuba destacan Los Tambores del maestro Enrique Bonne y el trabajo sostenido que ha realizado el maestro Ricardo Leyva con Sur Caribe.



Sur Caribe ha fusionado y asimilado dentro de su repertorio este género, con el tema Añoranza por la conga. Su autor, Ricardo Leyva, trabajó los coros, el ritmo y los pasajes de los trombones, la cadencia al estilo conguero, refrescado con ciertos aires sinfónicos en el tratamiento de las cuerdas, y en el ritmo de base el inconfundible toque de la conga de los Hoyos.

La conga como género ocupa un lugar importante dentro de nuestro proceso histórico musical. Hoy, mucha de la música y los bailes en nuestro ámbito popular proceden de la conga que es, a su vez, uno de los bailes cubanos que más y mejor expresa la identidad de nosotros... los cubanos.

3 comentarios:

Rogelio Córdova dijo...

Me gusta la conga santiaguera. La música de Sur Caribe...Muy bueno!

Anónimo dijo...

Maestro en qué es Ricardo Leyva? Jejeje Me río mientras toco el piano...

Anónimo dijo...

bueno, a Leyva y a sur Caribe le debemos, al menos, que la conga haya vuelto a tocar los escenarios musicales de toda Cuba mas alla de un pasacale santiauero. Eso sin hjams subestimar a los autenticos congueros de la lata y el palo

Otro que toca el piano