lunes, 27 de septiembre de 2010
TV cubana: Aquí... SÍ estamos
(La experimentada Alina Rodríguez y la joven Camila Arteche como Cecilia. Madre e hija en un conflicto que pone a la muchacha entre la conveniencia del dinero y el descubrimiento del amor)
A propósito del artículo Aquí no estamos de Leticia Martínez Hernández, periódico Granma, 21 de septiembre de 2010/
Reinaldo Cedeño Pineda
Después de leer el comentario Aquí no estamos, basado en la novela que actualmente se transmite por el canal Cubavisión de la televisión cubana… he decidido mirar con detenimiento mi entorno más cercano.
Hace poco monté un “almendrón” de alquiler de un ex compañero de estudios. Una turba de “muchachones” borrachos hizo el viaje difícil. Sus palabras y sus ademanes no eran aptos para menores, tampoco para mayores; mas a las nueve de la noche, no tenía otra opción para llegar a casa.
Mi ex compañero ha sabido mantener andando el viejo auto de su abuelo. Ya no me conoce. No tiene a menos comentar a cuantos lugares va y cuales son sus hazañas con esta y con aquella, porque dinero tiene para eso.
Un vistazo al barrio y asoman un veterano de Girón al que alguna vez entrevisté para un programa, un locutor de radio y un colega periodista, una ex machetera que se gana la vida en el trabajo por cuenta propia, un oficial militar, un médico especialista, un muchacho que cumplió misión internacionalista en África y que no ha logrado recomponer sus nervios y muchos niños que iluminan la mañana con sus pañoletas de pioneros…
También, una familia que decidió optar por la ciudadanía española, una joven que anda en trámites para salir del país con un señor que casi le triplica la edad, una anciana de la que ninguno de sus hijos se ocupa, dos mujeres trabajadoras que comparten su vida en una pequeña casa (y a las que, por puro prejuicio, no todos saludan), un reguetonero que pone la música a todo dar, un señor que vende plátanos en su carretón, un alcohólico de poco más de treinta años, cada vez más delgado y otro de similar edad que cumplió años en prisión por asaltante.
¿Cánones de normalidad?
Acaso, por mis ojos desfila una novela cotidiana que no puedo desdibujar a voluntad. Por eso, no entiendo cuales son los cánones de normalidad que presupone el artículo Aquí no estamos.
Toda sociedad es inabarcable, esta que construimos y la de cualquier otra geografía. Si de arte hablamos, se impone escoger un fragmento de esa realidad como sustancia inspiradora. Podemos discrepar sobre el resultado de la realización, pero sería absurdo imponerle al realizador cuál segmento “levantar”.
Un desaguisado por el estilo sería reclamar en una telenovela, esta o aquella “representación”, cual si se tratase de una sesión parlamentaria, un proceso eleccionario, o una eliminatoria olímpica.
Será necesario remarcarlo: Aquí estamos es una telenovela; no un documental, un reporte periodístico ni una cámara oculta. No es una tesis doctoral. Por tanto no es su misión específica (no ha de exigírsele), retratar a toda la sociedad.
La realidad que se ve en pantalla es una realidad recreada y ficcional, NO la realidad misma. Tal es, en mi opinión, el primer extravío del artículo: se deslizan confusiones entre lo uno y lo otro.
El valor de una propuesta dramatizada, no radica en cuanto se acerque o se aleje de una realidad dada; sino en su construcción dramatúrgica, el planteamiento de las situaciones y la verosimilitud de sus personajes. Por eso, quisiera haber visto en el artículo más análisis y menos sobrevuelo de impresiones.
Aquí estamos, la novela, va dejando algunos personajes que en su humanidad, nos tocan, como Adonis (Armando Gómez) y Shidarta (Denis Ramos). La superficial Paula (Claudia Álvarez), también, aunque de diferente manera. Están bien actuados. Aquello de que estamos viendo en pantalla “una sociedad grosera porque sí, de paso mal actuada, sin matices”; resulta un frase generalizadora y reduccionista.
Sólo un ciego no vería las grandezas en nuestra sociedad (hace un tiempo, por ejemplo estuve ingresado en un hospital y pude tocarlas con mis propias manos); pero las groserías también están ahí. Y no están “porque sí”.
En el 7. Congreso de la UNEAC (2008), más de una intervención insistió en la necesidad del abordaje en los medios y el arte cubanos de la marginalidad, la discriminación racial y la diversidad sexual, temas necesitados de visibilidad y debate, como parte de una mirada integral a nuestra sociedad.
(Denis Ramos como Shidarta, uno de los personajes centrales de la telenovela cubana)
El compositor y profesor, Roberto Valera (Premio Nacional de Música), señaló durante el citado Congreso de la UNEAC:
"(…) nos duele que después de tanto trabajo en la educación de nuestro pueblo, aún haya jóvenes así, huecos, vacíos, absolutamente idiotas. ¿Por qué junto a tanto joven valioso, producimos aún tanta escoria? (…) No podemos alardear de ser una potencia educativa porque educación no es sólo instrucción. No se trata de falta de educación formal, pues no hablamos de formalidades, sino de esencias: se trata sencillamente de mala educación. (..) ¿Qué podemos hacer específicamente escritores y artistas para ayudar a cambiar esa situación? Pienso que si tenemos los medios de difusión masiva en nuestro poder (…) debemos aprovechar todas las técnicas modernas (…) para usarlas inteligentemente (…)"
Si se introduce al espectador en ciertos ambientes, también sobreviene, indefectiblemente, el diseño exterior y el trazado sicológico de los personajes. El lenguaje es la envoltura del pensamiento. Las comparaciones pueden ser válidas como referencia, pero en el arte, no existen fórmulas únicas.
El artículo Aquí no estamos refiere en uno de sus párrafos “¿qué queremos enseñar?, sí, porque de enseñar también se trata, más allá de entretener con caras lindas, con jóvenes vestidísimos a la última moda, con escenas de sexo”.
Resulta otro planteamiento que parte de presupuestos erróneos. Una telenovela podrá eventualmente estremecer el espíritu de quien la ve sobre un hecho determinado; pero enseñar no es su papel per se. Una telenovela se mueve bajo códigos artísticos, no didácticos. Una telenovela no es un libro ni una escuela, ni puede sustituirlos. No es posible pedirle que sea un centro educativo.
Jóvenes actores encarnan los papeles centrales de la telenovela y salen bien parados de la prueba, más allá de otros resortes que seguramente les aportará su propio desarrollo. En ellos descansa la médula actoral.
Son algunos intérpretes de personajes secundarios o de apoyo los que no muestran la misma altura…
La que interpreta a la esposa del extranjero, por ejemplo, muestra un desempeño fatal. Otros actores escogidos como Armando Tomey, Roberto Perdomo y Tamara Morales, están más o menos como en otras propuestas, de cuerpo presente; pero sin aire vital. Mery Díaz, uno de los “espectros” alrededor de la veterana teatrista (Miriam Learra) luce fuera de training; aunque a decir verdad, creo que todos los espectros... sobran. Alina Rodríguez, Néstor Jiménez y Yazmín Gómez siguen mostrando su talla. Enrique Molina encarna hasta ahora un papel de hombre débil. El despertar de su personaje (todos lo esperamos) seguramente hará emerger del actor esa fuerza con que sabe colorear sus personajes.
A diferencia de otras telenovelas cubanas (escasas en los últimos años y más de una, cargada de escenas blancas que poco aportan), Aquí estamos ha logrado momentos de verdadera excelencia en el guión escrito por Hugo Reyes (codirector junto a Cheíto González) y Alfredo Felipe Pérez…
¿Algunos de ellos? El diálogo de Adonis y Shidarta cuando el primero descubre a su novia engañándole (fábula del gigante y la enana; los diálogos entre Denis (Kelvin Espinosa) y su esposa sobre el dinero y el trabajo; los diálogos entre el siquiatra y su esposa acerca de los viejos y los nuevos tiempos, la escena de un Adonis bebido y desengañado ante su padre, el diálogo de las dos lesbianas cuando una le habla a la otra de casarse o los apuntes de la joven enferma en su diario cuando ve al esposo de su madre en paños menores…
Y los personajes siguen su evolución, estemos atentos… La novela no se ha terminado.
Los que se han asomado a este blog saben que uno de los temas más recurrentes ha sido la televisión cubana. No soy de aquellos que la minimiza. Su alcance y repercusión, merece siempre la atención. Tal vez a la televisión haya que señalarle (por sólo apuntar lo más reciente) lo defraudante del promocionado espacio humorístico A todo trapo, listo para ser envuelto y tirado al escaparate… pero no me desvío del tema.
Ni inquisidores ni aguafiestas
Lo más desafortunado del artículo Aquí no estamos es la idea apuntada de “exigir responsabilidades a los que aprobaron, alentaron y pusieron en el aire esa propuesta: la Redacción especializada y las instancias de dirección de la TV”.
Me parece estar escuchando palabras de tiempos nada gloriosos. El tono inquisitorial no es sólo excesivo, sino además infértil como mecanismo para la crítica. Como alguna vez escribió Amaury Pérez, ni inquisidores ni aguafiestas...
Toda creación artística es un reto, en tanto dialoga con el espectador (no siempre de la misma manera y con la misma efectividad, claro está); pero la creación es siempre un reto hermoso y necesario.
Alfredo Guevara apuntó en Revolución es lucidez: “(…) sin ejercicio riguroso, profundo, ilustrado (…) sabio, respetuoso de la crítica, pobre será el entrenamiento mínimo que la polémica exige (…) el arte y el trabajo artístico constituye una especialidad”.
A ese pensamiento deberíamos asomarnos de modo más frecuente.
Aquí no estamos asume un tono más de reprimenda que de reflexión, liga la muestra de un hecho con su tácita aquiescencia y al abarcar demasiadas aristas, deja ideas en su esbozo, sin tocar las profundidades. Algunos términos empleados resultan francamente impropios.
No soy de los que dice “escapao” ni “te cogió el tren”, tal vez sea que ya entré en los cuarenta. De mi boca jamás saldrá un tía en vez de un compañera o un señora. Detesto la vulgaridad y el exceso de confianza, pero ambas situaciones están ahí, agazapadas o visibles, y te asaltan de diversas maneras.
No me asusta en modo alguno Aquí estamos.
No me asustan las palabras.
No me asusta que una telenovela muestre (desde una recreación con sus licencias artísticas, insisto) aspectos sobre la vulgaridad y la marginalidad en segmentos de la sociedad cubana. Es más, exponerlas a la luz pública, es lo que ha traído este debate. He escuchado opiniones en paradas y ómnibus, en casas y centros de trabajo. Y eso habrá que anotárselo desde ya a la telenovela.
Me asustaría, por el contrario, una sociedad que etiquete a las personas o que eche la basura debajo de la alfombra. Aquí estamos es una novela para la reflexión y la inquietud. De esas que siempre quisiera ver en nuestra pantalla. No creo ser el único.
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Mientras redactaba estas líneas he recibido en el correo unas notas de alguien que se firma como Libélula. Aún cuando ha decidido firmar con un seudónimo y aunque coincidimos en ciertos aspectos, sus consideraciones me parecen sinceras y las publico a continuación En cursiva van fragmentos del artículo de Granma y a continuación, las consideraciones de Libélula, señaladas con guiones.
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SIN CAMPANA DE CRISTAL (Apuntes de Libélula)
"Y no creo que se trate de que Cuba no esté preparada para ver reflejada su parte fea en la pequeña pantalla, como alguien me sugirió hace algunos días. Porque entonces tendría que hacer recordar aquella durísima, y excelente, Doble juego, de Rudy Mora, la novela que a golpe de astucias, perspicacias, nos mostró una sociedad poco agradable, pero cierta. Tan creíble, que pocos dejaban de ocupar puesto cuando Polito Ibáñez comenzaba a hurgar en su guitarra".
—En mi opinión es un artículo poco serio, superficial y contradictorio.
—La serie Doble juego y Aquí estamos son diferentes, en efecto. Se asumió un tratamiento diferente desde un punto de vista diferente. Cada realizador pone su impronta en la obra audiovisual.
(Armando Gómez como Adonis, una de las revelaciones de Aquí estamos)
"Es que hemos pasado del no decir nada a querer retratar, mal retratar, una sociedad que, en efecto, pudiera ser vulgar, como si no bastara vivirla, o más bien sufrirla a diario en cualquier soplo de tiempo".
— ¿Cuando expresa “como si no bastara vivirla o más bien sufrirla a diario”. ¿Es que, entonces, lo que le molesta es ver reflejada esa sociedad en la pantalla? ¿Quiere entonces novelas mexicanas o colombianas? ¿Pura evasión?
— Reflejar la cara fea de la sociedad no es sinónimo de aupar ese comportamiento; al contrario: es provocar precisamente, ese rechazo que siente la autora del artículo.
"Sin embargo, la vulgaridad crónica, extendida y hasta televisada con tres dosis a la semana y sin "agua para destrabarla" motivan unas líneas sobre Aquí estamos, la novela que en noches alternas lanza a la cara, sin ton ni son, una sociedad grosera porque sí, de paso mal actuada, sin matices, donde el término "persona normal" casi no existe, en la que ofender a la progenitora de alguien no es un parlamento prescindible, aunque después de los créditos la insistente Aurora Basnuevo vuelva a aparecer con su "¿y cómo quedo yo?".
—El lenguaje vulgar lo emplean los personajes de una procedencia, formación o medio “vulgar” y sirve para la caracterización de los personajes. Es una condición dramatúrgica.
—El único “anormal” de la novela es el hermano de Yoyi. Los demás personajes, señora mía, no son anormales, son simplemente personajes con conflictos.
—Lo de mal actuada, habría que ver si se refiere de forma general, pues hay que destacar la actuación de varios de los jóvenes, que en ocasiones, supera a los de actores ya experimentados; tal vez porque la problemática les toca muy de cerca.
—No entiendo que quiere decir cuando escribe “ofender a la progenitora de alguien no es un parlamento prescindible”. Es una frase oscura.
—El comentario no toca otros aspectos de la puesta en pantalla que hubiese querido ver como que hay conflictos que pudieran desarrollarse más como el de Shidarta y la madre, darle más matices a la sicología de Pedro (el profesor de teatro); un poco más de ímpetu al padrastro de Mariana ( la chica enferma), etc… pero en conjunto esos detalles desaparecen ante los diálogos inteligentes, profundos y la veracidad que tiene (aunque cruda y por eso ofende a algunos).
—No señala una banda sonora excelente en función de la dramaturgia del espectáculo, desde el tema de presentación hasta el lei motiv de los personajes.
—El rechazo que provocan las situaciones y personajes de la novela es su principal logro. Hasta a la autora del artículo le produce “asquito”. ¡Que bueno!
—¿Quién dijo que no hay personajes positivos? Donde dejamos a Pedro (el profesor de teatro que hace Enrique Bueno), a Liset (que empezó a fregar platos para que su esposo puede realizarse como actor y deje las “payasadas” del cabaret); a la abuela Luz, que a pesar de sus años todavía sueña; al siquiatra de Néstor Jiménez que repele a su esposa por lo light que se ha vuelto, al padre de Adonis que trata de encaminar a su hijo; a la mamá de una de la lesbianas, tan comprensiva; a Yoyi, capaz de cuidar a su hermano y prestar su ayuda solidaria…
—¿Acaso no ha visto que el personaje de Cecilia abandonó la vida cómoda con el extranjero, por amor?
—La sociedad es un mosaico. ¿O es que siempre queremos ver el mismo lado y el mismo color?
……………………………………………………….
AQUÍ NO ESTAMOS
Leticia Martínez Hernández
/Tomado del periódico Granma, 21 de septiembre/.
Antes de poner una palabra, aclaro: no abogo por la pulcritud en el lenguaje, por aquellas frases al estilo de señoronas impasibles con espejuelos de quita y pon. Como cualquier joven de mi edad lanzo un "escapao" cuando alguien se luce, si antes no se me ocurrió un "estás en talla" aunque a algunos les parezca desentallado. También hablo de "está muerto contigo", de "te cogió el tren", de "más perdío que Carmelina". No me siento apta para decir un asere, pero no me parece mal cuando lo escucho, me sabe a cubanía, a cultura cubana, como escribió Miguel Barnet en estas mismas páginas.
Sin embargo, la vulgaridad crónica, extendida y hasta televisada con tres dosis a la semana y sin "agua para destrabarla" motivan unas líneas sobre Aquí estamos, la novela que en noches alternas lanza a la cara, sin ton ni son, una sociedad grosera porque sí, de paso mal actuada, sin matices, donde el término "persona normal" casi no existe, en la que ofender a la progenitora de alguien no es un parlamento prescindible, aunque después de los créditos la insistente Aurora Basnuevo vuelva a aparecer con su "¿y cómo quedo yo?".
Es que hemos pasado del no decir nada a querer retratar, mal retratar, una sociedad que, en efecto, pudiera ser vulgar, como si no bastara vivirla, o más bien sufrirla a diario en cualquier soplo de tiempo. Y no hablo de aprehendernos del estilo brasileño, donde las favelas están proscritas casi por decreto. Hablo de aprender a ser sutiles, de sugerir enojo usando algo más que "malas palabras", muchas veces pegadas al guión sin coherencia; de contar sobre muchachos como Adonis, pero mostrando mejores caminos que el de una novia también vulgar que le pide cambiar porque "es un fula", y entonces cualquiera en su lugar podría preguntarse para qué cambiar si el medio es como yo; de tomar con seriedad el poder de la televisión para fijar patrones que no tienen que ser necesariamente jóvenes pulcros, de encumbradas familias; de no esperar al último capítulo para pintar de rosa la deslucida sociedad que desde la primera entrega me aseguraron que allí estaba.
Y no creo que se trate de que Cuba no esté preparada para ver reflejada su parte fea en la pequeña pantalla, como alguien me sugirió hace algunos días. Porque entonces tendría que hacer recordar aquella durísima, y excelente, Doble juego, de Rudy Mora, la novela que a golpe de astucias, perspicacias, nos mostró una sociedad poco agradable, pero cierta. Tan creíble, que pocos dejaban de ocupar puesto cuando Polito Ibáñez comenzaba a hurgar en su guitarra.
Entonces pregunto si la fórmula para hacer una novela de actualidad (término de moda, o de prepararnos para lo que viene) resulta la sumatoria de maltratos, malos términos, vulgaridades. No es entendible que una hija lastime con palabras a una madre como si de beber agua se tratara, que se defienda el honor a golpes porque "eso no se le hace a un hombre, y no me aguantes que le voy a partir la cara en dos"; que un muchacho "vulgar" llore su amor, y alguien le diga "para qué tu formas to eso". En fin, ¿qué queremos enseñar?, sí, porque de enseñar también se trata, más allá de entretener con caras lindas, con jóvenes vestidísimos a la última moda, con escenas de sexo.
Evidentemente, algo no funciona bien en la programación dramática de la TV Cubana. Y no es cosa de encarar a guionistas, actores y realizadores, quienes inmersos en el proceso creativo tal vez no hayan ponderado el alcance y las carencias de su propuesta televisual. Se trata de exigir responsabilidades a los que aprobaron, alentaron y pusieron en el aire esa propuesta: la Redacción especializada y las instancias de dirección de la TV.
Mientras tanto, una profesora intenta que sus alumnos no le digan "oye mija"; mientras tanto siguen ocupando espacio en las agendas de trabajo las reuniones donde muchos se rompen la cabeza buscando la mejor fórmula de transmitir valores; mientras tanto una novela asegura que Aquí estamos, y me da por pensar que no estamos cuando a la puerta toca la vulgaridad, y le regalamos el chance de pasar.
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16 comentarios:
A mí también me sorprendió la perspectiva de Leticia Martínez.
Pienso -contigo- que sí estamos ahí.
La periodista invoca un didactismo a ultranza, que unido a su reclamo de análisis y enjuiciamiento extra artístico, escandalizan.
Sigo leyéndote, como siempre.
Lo primero es que la telenovela ya es un hecho simplemente porque la gente la sigue y para eso se hizo, las actuaciones aún dispares apuntan a bien. La banda sonora me parece que se reciente con el abuso de Arnaldo y el hecho de desaprovechar tanta buena música que se hace en Cuba y no está ni en la radio que se dice nacional, ¿Los conflictos? Esos personajes muchas veces parecen calcados y hasta faltan otros que tanto daños nos hacen en Cuba. No es la primera vez que escucho a gente decir ¨esa no es mi Cuba¨ y sí que lo es señores, esta tierra tiene grandes cosas pero también esos conflictos terribles. Yo también como tú sedeño creo que es una buena propuesta. Aquí estamos.
"Aquí no estamos"(y no solo iniciativa,si no también amor y respeto a tu profesión).Tu haces un breve relato de las personas de tu entorno,que si las comparamos con el mío(centro de la ciudad),la realidad sería más cruel.Llevamos años de imposiciones y ya es hora de dejarlas a un lado,sobre todo cuando se trata de la cultura.Ya pasaron los tiempos del "Viejo espigón",donde se nos presenta a una novia que en plena boda y con el traje puesto,sale corriendo para su puesto de trabajo;eso sí que era difícil de creer,pero había que tragárselo porque eran tiempos donde no se podía replicar.Creo que la que escribió "Aquí no estamos",ESTÁ ATRAPADA EN EL VIEJO ESPIGÓN.Si la novela tiene una gran aceptación,es porque todos los que nos sentamos a verla vemos en ella reflejada nuestra realidad.Con tu escrito respondiste por la mayoría de los cubanos y cubanas que no estuvimos de acuerdo y a la vez dignificaste el arte de tu profesión.Me encantan tus escritos porque ellos son un "basta ya";estás dando grandes saltos y eso me hace feliz,pero cuidado,no sea que se te suba la fama para la cabeza y te olvides de nosotros,jejejejejej.Nuestro vino es amargo,pero es nuestro vino.Cariños.Ketty
Gracias Maykel por tus consideraciones, breves y medulares, como una gema.
Rogelio, admirado colega, tus juicios son muy valederos para mi. Gracias
Ketty te agradezco mucho tus consideraciones. Y no te preocupes,que no hay fama y mucho menos, faltará el abrazo para ti y tu familia
felicicidades hermano cedeño, te la comiste... algo se te esta pegando de Trocha...
Clavijoo
(Tomado del blog CARACOL DE AGUA de Arnoldo Fernández, Contramaestre, Cuba
“TV cubana: Aquí... SÍ estamos”: una polarización necesaria (FRAGMENTOS)
Por Arnoldo Fernández Verdecia.
He leído un excelente artículo del colega Reinaldo Cedeño en su blog La Isla y la Espina con el título, más que sugerente, “TV cubana: Aquí... SÍ estamos”, en respuesta a un texto publicado en el periódico Granma, que sataniza la novela que se trasmite actualmente por el canal Cubavisión. Cedeño Pineda es contundente en su réplica, primero describe momentos de su vida cotidiana para mostrar la cara sucia de la sociedad, para luego adentrarse en las escenas de la novela y presentar sus logros temáticos, los aciertos de las actuaciones, los lunares que tiene como obra artística.
Con el desenfado que es habitual, en este polemista infatigable, aprovecha para dejar caer sutilmente valoraciones sobre otros espacios de la televisión cubana que no funcionan, sin embargo, merecen elogios de la crítica y son ampliamente promocionados.
Cedeño Pineda señala: “Aquí estamos, la novela, va dejando algunos personajes que en su humanidad, nos tocan, como Adonis (Armando Gómez) y Shidarta (Denis Ramos). La superficial Paula (Claudia Álvarez), también, aunque de diferente manera. Están bien actuados. Aquello de que estamos viendo en pantalla “una sociedad grosera porque sí, de paso mal actuada, sin matices”; resulta un frase generalizadora y reduccionista”.
Coincido plenamente con el criterio citado, pues muchas “personas”, yo diría que una amplia representación, tienen la costumbre de construir falsos didactismos para programar la vida de los demás seres humanos y hasta decretan lo artísticamente correcto y lo que no es así.
Es natural que reaccionen de esa forma, pues se le vienen abajo sus máscaras y lejos de favorecer las posibles enseñanzas de una sociedad altruista, la novela muestra una visión agresiva de la misma, al montar el ómnibus, al ir al mercado, en cualquier lugar te la encuentras y casi te ahoga si no tienes los instrumentos para sobrevivirla y tomar distancia.
El artículo Aquí no estamos de Leticia Martínez Hernández, del periódico Granma fechado el 21 de septiembre de 2010, sencillamente lo que hace es reproducir un criterio de algunos sectores épicos de la sociedad, agotados en presentar una realidad idílica y se arraciman temerosos ante obras artísticas como la que tenemos el gusto de apreciar en Cubavisión. Muy temerosos la cuestionan, la maldicen e incluso algunos plantean que se está validando lo malo de la realidad cubana.
Ante visiones edulcoradas como las señaladas, Cedeño Pineda señala: “En el 7. Congreso de la UNEAC (2008), más de una intervención insistió en la necesidad del abordaje en los medios y el arte cubanos de la marginalidad, la discriminación racial y la diversidad sexual, temas necesitados de visibilidad y debate, como parte de una mirada integral a nuestra sociedad”.
El autor del blog La Isla y la Espina cita palabras del compositor y músico Roberto Valera para evidenciar que los artistas e intelectuales cubanos tienen claridad sobre estos problemas y la necesidad de reflejarlos en una obra artística a través de los medios: "(…) nos duele que después de tanto trabajo en la educación de nuestro pueblo, aún haya jóvenes así, huecos, vacíos, absolutamente idiotas. ¿Por qué junto a tanto joven valioso, producimos aún tanta escoria? (…)
Honestamente creo que Leticia Martínez equivocó su análisis al anclar sus criterios en el señalamiento de la visibilidad que toma la cara sucia de la sociedad cubana en pantalla. Llamar a la novela Aquí estamos “vulgaridad crónica, extendida y hasta televisada con tres dosis a la semana y sin "agua para destrabarla" es un didactismo trasnochado que el colega Reinaldo Cedeño Pineda cuestiona con una lucidez impresionante (...)
Hola Cedeño:
Recientemente la TV Cubana convocó a un concurso de guiones de TV. Quien te escribe, César Hidalgo Torres, desconocido guajiro de Holguín, ganó el premio. Ay, que felicidad, porque al fin, creí, iba a mostrar otro pedacito de Cuba en uno de los espacios de mayor audiencia de la Televisión. Fui al Festival Nacional de TV a recoger mi premio: !Y me lo entregaron!!!. Convercé largo con Mayté Vera y hasta con la Jefa de la División... y ya gasté los 3.000 pesos que me regaló la viuda de Abraham Rodríguez, que el nombre de ese guionista lleva el concurso. Y vine para Holguín a esperar... y ya me llegó la comunicación de la "Asesora". No producirán la telenovela porque mi guión es "un asco". Me dio mucha verguenza con el Jurado. Acabo de comprobar que ellos no saben de guiones de TV y se equivocaron conmigo y me dieron un premio que no merecía y engañaron a la viuda que me regaló 3 mil pesos... Me dijeron en la división que mi novela no muestra la real realidad de Cuba: debe ser porque mi novela se desarrolla en un monte de estos donde vivimos. Aquí casi nadie tiene teléfono móvil y los pocos que lo tienen solo lo usan para ver el número de donde los llaman. Como me gustaría contarte cosas: más a tí que a la sacrosanta División de Dramatizados de la Tele Cubana. Este es mi correos: cesar@radioangulo.icrt.cu
Hola Cedeño:
Recientemente la TV Cubana convocó a un concurso de guiones de TV. Quien te escribe, César Hidalgo Torres, desconocido guajiro de Holguín, ganó el premio. Ay, que felicidad, porque al fin, creí, iba a mostrar otro pedacito de Cuba en uno de los espacios de mayor audiencia de la Televisión. Fui al Festival Nacional de TV a recoger mi premio: !Y me lo entregaron!!!. Convercé largo con Mayté Vera y hasta con la Jefa de la División... y ya gasté los 3.000 pesos que me regaló la viuda de Abraham Rodríguez, que el nombre de ese guionista lleva el concurso. Y vine para Holguín a esperar... y ya me llegó la comunicación de la "Asesora". No producirán la telenovela porque mi guión es "un asco". Me dio mucha verguenza con el Jurado. Acabo de comprobar que ellos no saben de guiones de TV y se equivocaron conmigo y me dieron un premio que no merecía y engañaron a la viuda que me regaló 3 mil pesos... Me dijeron en la división que mi novela no muestra la real realidad de Cuba: debe ser porque mi novela se desarrolla en un monte de estos donde vivimos. Aquí casi nadie tiene teléfono móvil y los pocos que lo tienen solo lo usan para ver el número de donde los llaman. Como me gustaría contarte cosas: más a tí que a la sacrosanta División de Dramatizados de la Tele Cubana. Este es mi correos: cesar@radioangulo.icrt.cu
Cesar
Gracias por escribirme. No he visto tu guión, pero conozco perfectamente tu calidad. Cuando en una entrevista me preguntaron que dijera uno de los problemas fundamentales de la Tv cubana, le dije que LA FALTA DE CONCIENCIA NACIONAL. ES un mal de fondo.
Nos comunicamos. UN saludo y suerte
cedeño
Amigo, te felicito por ese gran artículo, ya era hora que escuchara algo así sobre Aquí estamos. Es que comparto totalmente tus criterios. Es alarmante que, incluso, entre público intelectual se manejen determinados juicios inadecuados al respecto. Casualmente hace unos días leí el artículo al que respondes e igual quedé estupefacto ante tanta incoherencia y superficialidad, además del carácter tendencioso de su análisis, pero ya sabemos a qué responde esa postura.
Bueno un besote y que dios te conserve esa cabecita tan iluminada que tienes
Carlos
Oye, un comentario de Arnoldo Fernández sobre tu replica a Leticia Martínezz puedes leerlo en la pagina de radio Mambí, Santiago de Cuba, Link
http://www.radiomambi.cu/print.php?type=A&item_id=5457
Pero, ven acá, esa periodista Leticia está loca?
felicidade Cedeño por contestarle con argumento, profesionalismo y respeto
Otro Carlos en el debate
Conozco ru réplica desde que estaba en ciernes. Privilegio que me da tu amistas...Estiy de acuerdo...Y quién saca del inmovilismo al periódico Granma que saca ese comentario y no espacio a las réplicas aunque, de seguro, en el seno del propio diario, crezcan las polémicas...Eso me da mucha pena...la telenovela no es asunto de seguridad nacional..El problema no es cogerla con Leticia, sino con la escasa diversidad de opiniones que existe en la gran prensa nacional..Menos mal que JR hizo algo, aunque no se trata de réplica abiertamente..¿Pudieras explicarme por qué tú, que eres un verdadero periodista?
CEDEÑO tu comentario tambien salió en la pagina de la Dirección de Cultura de Santiago de Cuba
Felicidades pòr la divulgación y por el contanido
Miralo en
http://www.cultstgo.cult.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=3030&Itemid=222
Mi amigo Adrián:
El eterno dilema entre la opinión pública y la opinión publicada, en el periodismo cubano (y más allá) halla sus cauce cuando la pluralidad de criterios es vista como un elemento natural, fértil e insustituible. Por supuesto, siempre he entendido la polémica como un intercambio de saberes y no como un duelo a sablazos, el capricho de un pataleo o la mordedura de una serpiente.
Cada vez que no se ve la tierra, lo que parece trinchera acaba convertido en sepultura.
También es preciso recordar que un artículo no es un periódico, que más de un medio de prensa ha abierto ciertos espacios y que nos falta mucho, a periodistas y a periódicos.
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