Reinaldo Cedeño Pineda
La osadía me presentó a Caridad Ramos, la ternura. Su pieza Inocencia describe el instante en que una adolescente toma la rosa del erotismo entre sus dedos.
Confieso que miré hacia atrás varias veces, por si la niña de cera abría los ojos.
Los cubanos convivimos a lo largo del país con piezas de su autoría. Ahora, muy cerca del Políclínico 30 de Noviembre, en un islote vial del reparto homónimo de Santiago de Cuba, Caridad Ramos ha regalado una escultura a toda la ciudad, una verticalidad de 3,40 metros de acero y mármol.
La obra no tiene título. Será el transeúnte quien la nombre, quien se inquiete al paso. Desde una visión cósmica, la artista ha dado vida a “un ser de gran magnitud que cohabita ese espacio junto a todo lo demás”.
El volumen resume una mirada, un espíritu, un símbolo encarnado en una forma fálica recurrente en varias de sus obras.
“Como la pieza es resultado de la convocatoria de la Fundación Caguayo para el Simposio de Escultura y estaría destinada al emplazamiento en lugares públicos de la ciudad, me pareció importante significar lo enérgico y lo viril en la identidad del pueblo cubano, y especialmente el santiaguero.
“Cuando se escribe de una ciudad rebelde ayer, hospitalaria hoy y heroica siempre, se habla de virilidad; aunque de ninguna manera para desdeñar a la mujer, sino para reafirmar el valor de un pueblo”.
-Algunos consideran esta modalidad de las Artes Plásticas, esencialmente masculina, por lo que requiere de fuerza física. ¿Cómo dialoga una mujer con la escultura, desde la concepción hasta el resultado final?
La escultura es una profesión que requiere un ejercicio de mente y de cuerpo, físico y conceptual. Si bien es importante que se conozca la técnica, que se domine la práctica; es igual de importante la concepción de la obra. Me inserto en este arte de manera natural, porque el acto de creación no tiene género.
Concebir la obra es un parto difícil, pero cuando sale, lo hace ya con la técnica a utilizar, dialogando con todos los elementos que conlleva una pieza, sea de pequeño o de gran formato.
Cuando se trata de volúmenes y dimensiones más notables, se requiere de muchos factores y decisiones, del trabajo de otros equipos y ese proceso lento y complicado, puede envejecer tu pieza. Cuando la pieza no se puede realizar, es difícil porque ese acto de desgarramiento, en que has entrado y salido de muchos mundos, te deja solo.
-Exposiciones como Ambivalencias (1999) y Tribulaciones (2005) hablan de las vivencias y angustias de la mujer. ¿Cuánto hay de autobiográfico y de autoafirmación en ellas?
Tienen más de historia que de autobiografía. No se refieren sólo a Caridad Ramos, sino a la historia de muchas mujeres que han convivido en mi tiempo, que he conocido de mi familia, de mujeres cercanas y hasta de mis propias hijas que me han servido de modelo para algunas piezas como Olema para Inocencia y Juanalise para Homenaje a la ternura.
-¿Por qué escoger la cera, un material tan susceptible a la acción del tiempo para encarnar estas búsquedas?
En primer lugar, por el carácter de la cera que es capaz de dar la nobleza que, de todas maneras, habita en cada ser; y me permitía reproducir en un ejercicio técnico exigente, las situaciones y experiencias inherentes al ser humano.
En Tribulaciones, una de las piezas (Musa) tomó como modelo el cuerpo de mi hija mayor. En la muestra, la pieza se derrite… fue un acto de mucho desprendimiento de sensaciones. La característica de la cera deja salir el espíritu y la energía que habita en la forma. Después que se derrite la pieza, vino la bailarina Yamilia Prevals (solista del colectivo teatro de la Danza del Caribe), en una interpretación de todas esas agonías, las frustraciones… y fue un resultado de mucha fuerza.
-¿Se considera una transgresora?
No lo creo. Quien pudiera calificarme de esa manera, será por una mirada mojigata. Yo hago lo que siento y soy sincera con lo que hago. Las obras más figurativas no reflejan exactamente todas mis vivencias, tal vez reflejan más mis miedos, la experiencia que ha coexistido con mi tiempo.
-Durante 16 años desarrolló un trabajo cultural comunitario reconocido en todo el país, en una zona tan poblada de Santiago de Cuba como el Distrito Antonio Maceo. ¿Cuántas vivencias le aportó como ser humano, como artista?
Tan pronto como llegué a este lugar, comencé trabajando con los niños y niñas del barrio. En pleno período especial convoqué a los jóvenes para realizar juguetes con sus propias manos y con materiales reciclables. Después, se fueron integrando personas de todas las edades, y a partir de 1996, comenzaron a hacerse talleres de enseñanza de las artes plásticas y aplicadas, todo en mi propia casa. Finalmente se elaboró la propuesta teórica del Proyecto Golondrina como un homenaje a las enseñanzas de José Martí y al rescate de valores para la vida cotidiana.
Una labor como esta, tiene siempre, a la par de su desarrollo, detractores que constantemente intenta frenar el trabajo, mas ello se convirtió en el impulso decisivo para tomar decisiones importantes en mi vida.
En todos esos años tuve el placer de cumplir con un compromiso social. Sé que el Proyecto sirvió a muchas personas para crecer espiritualmente, y a otras para encaminar su vida hacia el arte. El placer mayor está en haber contribuido a esos cambios, a veces imperceptibles, que se da en el ser humano cuando se le muestra un camino diferente. Algunos de los niños y jóvenes que pasaron por aquí, hoy son graduados de las escuelas de arte y de instructores de arte, son adultos que participan en la vida cultural de la ciudad de manera activa y con resultados sorprendentes. No es un impacto para medir, sino para sentir. Y no hay regalo silencioso más agradable que estar ahí.
Caridad Ramos Mosquera. Breve Currículum
(Imagen tomada durante el Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, La Habana, 2008)
Las Tunas, 24 de Enero de 1955. Graduada de la Academia de Artes Plásticas José Joaquín Tejada de Santiago de Cuba en 1978. Graduada en el Instituto Superior de Arte (ISA) en 1983. Ha realizado más de una decena de exposiciones personales y participado en más de centenar de muestras colectivas, entre ellas la realizada en el Palacio Ducal de Gandía (Valencia, España, 2006).
Esculturas instaladas (Selección)
-Monumento a Celia Sánchez Manduley. Parque Lenin, La Habana, 1985.
-Monumento a Ernesto Che Guevara. Holguín, 1988.
-Monumento por el 500 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a Cuba. Bariay, Holguín .1992.
-El sol sale de las Formas. Prado de las Esculturas. Santiago de Cuba, 1988.
-Precipitada descomposición hacia su esencia. Estación de Ferrocarriles, Santiago de Cuba, 1997.
-Erótica, Museo Servando Cabrera Moreno. La Habana, 2004.
-El Parto de la Forma. Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI), La Habana, 2003.
-Acople Múltiple. Edificios 18 plantas, Avenida Victoriano Garzón, Santiago de Cuba, 2006.