Sobre el autor: Reinaldo Cedeño tiene 49 años de edad y vive en Santiago de Cuba. Es poeta, periodista, narrador, cronista y promotor cultural. Ha recibido numerosos premios en concursos nacionales de poesía en su país natal, tales como el Hermanos Loynaz en 2011 y el Premio Regino Pedroso en 2014.
lunes, 26 de junio de 2017
Presentación del libro LA ABEJA LIBANDO SAL de Reinaldo Cedeño
Lidia Margarita Martínez Bofill
Estimados amigos: presentar e intentar valorar un
libro de poemas sin ser poeta es un reto singular, que acepté por dos razones
obvias: el cariño y admiración que siento por el autor y el marco que provee el
Instituto Cubano de Ciencias Culturales de la Diáspora, alrededor del cual nos
nucleamos personas que añoramos un espacio donde intercambiar ideas y
conocimientos sobre temas que movieron nuestras vidas desde siempre.
El libro de Reinaldo Cedeño que hoy sometemos a la
consideración de este selecto público es una joya, desde su cuidada edición y cubierta
atractiva. El contenido que nos regala el poeta se mueve entre cuerdas que van
desde una nostalgia estremecedora, un arraigo medular de lo que ha sido su
entorno, hasta eventos y figuras de la
cotidianidad. Lo integran 42 poemas que se distribuyen bajo los epígrafes Monólogo del ebrio y Danza
de los inocentes, y a modo de epílogo, los versos octosílabos que dan
nombre al libro, La abeja libando sal.
Monólogo del ebrio nos conduce desde su humilde
infancia, en “1968” hasta “La pedrada”, donde con una economía extraordinaria
de recursos literarios, nos indica cuán difícil fue para él la muerte de su
madre:
“Cuando se fue mi madre/ supe que no
tener ni donde caerse muerto/ no era una metáfora”.
En medio de estos versos de gran emotividad, hace
un derroche de sarcasmo en “Moneda
nacional”, mientras que en “¿Quiénes son
ellos?” y “Lección de geografía”, la asíndeton
se apodera del poeta confiriendo una fuerza extraordinaria a la
narración, mayor dinamismo y sensación de movimiento.
(Al centro la profesora Lidia Margarita,
custodiada por la trovadora Gladys del Monte y la escritora María Eugenia Caseiro)
En Danza de
los inocentes, que consta de 23 poemas
―el anterior posee 18― el lenguaje es más coloquial, hay más intimismo
en estos versos que en ocasiones se titulan con nombres propios, como
“Silvina”, “María Magdalena”, “Walter” o “Gloria y Caridad”. O con personajes
de películas cubanas estelares, como el David de Fresa y Chocolate. A este epígrafe pertenece “Desexilios”, en mi
opinión, uno de los más angustiantes y
hermosos poemas del libro, dice el
poeta:
“Me he ido a vomitar al borde de los
orinales, al borde de los aeropuertos, al borde de los libros autografiados, al borde de las estrellas de
mar, al borde de mi sabana. Y me he quedado esperándoles, embobecido
esperándoles…”
Es un excelente ejemplo de anáfora, ya que el
empleo de ese recurso estilístico refuerza la expresión detonante: al borde
de… que en un lenguaje no literal resulta sinónimo de abandono, de soledad, de
marginalidad, de lejanía, del sufrimiento de los que, alguna
vez, hemos visto partir a un ser
querido.
El título del libro, que me atrapó desde la primera
vez, es una paradoja, pues plantea una situación que infringe el sentido común.
Cuando nos adentramos en el poema, que
duele en lo más profundo del corazón, comprendemos por qué emplea este recurso
literario. “La abeja libando sal” es una desgarradura que nos deja exhaustos.
Escuchemos a este inquieto juglar:
Voy muriendo de un abrazo
que no alcanzó la otra orilla
soy como un clown
sin mejilla
que va dejando el pedazo
la descarga de un sablazo
el labio contra el metal
la caída sideral
la campana
sin tañido
la plegaria
sin oído
la abeja libando sal.
Voy a encontrar el incierto
camino para volver
voy como el maná
a caer
seré lluvia en el desierto
voy levantando ese muerto
que no dobló la cerviz
quién me talo la raíz
dónde
está el camino a casa
cómo
fundirme en la brasa
cómo
encontrar mi país.
Los dejo con estos emotivos versos, con la
seguridad que ya se han acercado al poeta y a su poesía.
Sobre el autor: Reinaldo Cedeño tiene 49 años de edad y vive en Santiago de Cuba. Es poeta, periodista, narrador, cronista y promotor cultural. Ha recibido numerosos premios en concursos nacionales de poesía en su país natal, tales como el Hermanos Loynaz en 2011 y el Premio Regino Pedroso en 2014.
El libro que presentamos hoy obtuvo mención en el
Concurso Nacional de Poesía “Paco Mir”, en la Isla de la Juventud. Ha ganado en cuatro ocasiones el Concurso
Nacional de Crónicas Miguel Ángel de la Torre, así como el premio del Concurso
Latinoamericano de Crónicas (Nodal Cultura), en Argentina, 2016, y el Premio
Nacional de Periodismo Cultural en 2 ocasiones, así como el Premio Cubadisco
también en dos ocasiones.
Es creador del Concurso Caridad Pineda in Memoriam
de promoción de la lectura y redactor de la página web La isla y la espina.
(MIAMI. Estados Unidos. 23 de junio de
2017)
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