jueves, 27 de enero de 2011

La sublime locura de ANA MARÍA DE AGÜERO





Texto: Reinaldo Cedeño Pineda.
Fotos: Enrique León Arias

Ana María de Agüero solo se ha enterado que tiene 74 años por el dolor que, a veces, le muerde las piernas. Lo demás es pasión perenne.

Para el dramaturgo Ramiro Herrero, se trata de “la escritora teatral más prolífica y creativa de Santiago de Cuba, sus más de 35 obras así lo demuestran”.


Y agrega en el prólogo al libro Vuelo Circular (Ediciones Santiago, 2009) que “los temas principales que aborda son: la comunicación entre los seres humanos, la existencia individual, el homosexualismo, la convivencia y sus implicaciones psicológicas, el amor, las carencias, la demencia senil y los problemas materiales”.

La panetela, argumento que aborda la intensa crisis socioeconómica cubana de los noventa, mereció el premio Heredia (1993). Un año después repitió igual galardón con Ana, dos tiempos, alrededor de la pérdida de la identidad a causa de los conflictos existenciales y económicos.

Ambos premios la afincaron en su natal, Santiago de Cuba.
Teresa, muerte sublime la acreditó como ganadora del premio Escritura de la Diferencia, otorgado en Nápoles, Italia en 2008. Fue su homenaje a Lourdes Teresa Fonseca Martínez, "una amiga que me amó mucho, y a quien estoy segura, que también amé”.


Caserón te invita, espacio conducido por el poeta José Orpí, fue tarde de confesiones ante amigos y admiradores.

Graduada de Letras en 1967 en la Universidad de Oriente y en idioma francés en 1975, sus textos han aparecido en publicaciones nacionales y extranjeras.

Fundadora del colectivo Teatro Mella (primer grupo profesional santiaguero después de 1959), sus recuerdos de la etapa fundacional de los sesenta, resultó un homenaje a generaciones de nombres que han pasado por las tablas del oriente cubano.

Una descarga de la mítica María de los Ángeles Santana, la tocó para siempre. Y desde entonces, se entregó a las tablas, primero como actriz; luego, como directora y escritora.

Ana María comentó la influencia radial en el diálogo directo de sus obras y su desarrollo, desde las piezas de un solo acto hasta propuestas más complejas como Triángulo de Roma, terminada en fechas recientes.

Con desenfado, con una sinceridad casi feroz, dice estar loca: es la sublime locura de aquellos que no se rinden, que no se callan, que no se cansan de amar.


A los asistentes nos regaló la representación de un poema de la argentina Myrta Baiter y, en exclusiva, algunos versos de su propia cosecha, del libro inédito Las puertas del marco de mi habitación.

XLVIII

Tú no sabes de amores tormentosos
ocultos, incondicionales y fieles
Por eso no cruzas las puertas y marcos de mi habitación.

LIV 

Una soga pende del marco de las puertas de mi habitación
me balanceo gozosa de mirarlas
por última vez.

LV

En el más allá las veo
Me han perseguido y no encuentro la paz
Ahí están… entre las tinieblas
Las puertas y marcos
de mi habitación.

--Entrevista radial de Reinaldo Cedeño con Ana María de Agüero, en:

SEIS PREGUNTAS para la TV CUBANA


Reinaldo Cedeño Pineda


1. ¿Qué aporta a la comunicación con el televidente, que mientras el locutor(a) del Noticiero Nacional de Televisión da a conocer las noticias, estén pasando personas por detrás o se mantenga el ruido de una impresora (además de cinta) en plena acción?


2. ¿Por qué la imposición en la pantalla de un mismo rostro y un mismo estilo en la locución, como va ocurriendo ya con la joven Bárbara Sánchez Novoa?


3. ¿Por qué y para quién se continúan transmitiendo teleclases los fines de semana?


4. ¿Dónde ha quedado el espíritu crítico del casting o selección de actores para los programas dramatizados, cuando se insiste, por sólo citar un ejemplo, en otorgar personajes protagónicos a un actor tan esquemático como Vladimir Villar, el Orestes de la telenovela Añorado Encuentro?


5. ¿Qué juicios de apreciación estética y dramatúrgica manejan quienes aprueban las propuestas humorísticas en la televisión (que pifiaron largamente con Donde hay hombres no hay fantasmas) al aceptar otra propuesta tan insoportable como A todo trapo?


6. ¿Por qué existe tan poco espacio para la entrevista a personas que no pertenecen al sector artístico o deportivo?


─Tal vez usted coincida, discrepe o tenga su propia interrogante. ¿Se anima?


ARTÍCULOS RELACIONADOS:

--Segunda parte: Sigue polémica sobre Seis preguntas a la tv cubana
http://laislaylaespina.blogspot.com/2011/03/sigue-la-polemica-sobre-las-seis.html

--Tercera parte: TV Cubana, mucho ruido y TV cubana: el ABC perdido
http://laislaylaespina.blogspot.com/2011/03/nuevas-sobre-la-polemica-seis-preguntas.html

-TV y radio cubana: Los puntos sobre las íes (TODOS LOS COMENTARIOS)

http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/11/tv-cubana-los-puntos-sobre-las-es-todos.html

-UN micrófono no es una pasarela

http://laislaylaespina.blogspot.com/2010/02/tv-cubana-un-microfono-no-es-una.html


miércoles, 19 de enero de 2011

JAQUE MATE


Jesús García Clavijo

irenec@medired.scu.sld.cu


Ernesto tenía demorada la edad y cada tarde se sentaba en el portal de la bodega con sus fichas de marfil y su tablero de madera fina a la caza de alguien que tuviera tiempo para una partida –sabiendo que a Ernesto nadie le ganaba en el barrio, ni de otros barrios- por eso su amigo sospechaba cuando le hacía tablas.

Ernesto vivía solo con sus fichas y su tablero, más seis perros y un gato, una señora, -que todos creían era su amante- lo atendía en los menesteres del hogar con la misma frecuencia que los hombres de su edad harían el amor.

Cuando aparecía un contrincante, se reunían muchos caminantes a ver cada movimiento y nadie se iba hasta que con una sonrisa, lentamente, Ernesto movía la ficha y quedaba mirándole la cara a su adversario con la satisfacción de saberlo perdido en la movida, entonces, todos se miraban con los ojos muy abiertos y se iban rascándose la cabeza.

Solo el amigo de las tablas presentía la cercanía de la derrota porque entonces, Ernesto -para que no se fuera- se dejaba ganar alguna ficha importante, era la señal de que en el próximo movimiento terminaría todo, pero él no quería.

Una tarde se murieron dos perros y ese día no se jugó en el barrio.

Fue la única vez que se dirigió al público -de todas las partidas- y muy bajo dijo: se me han muerto dos amigos. Y marchó de luto a ver atardecer en la parroquia del desierto.

Nadie se había ido aunque no esperaban el final de ninguna partida.

Una semana duró el luto de sus perros, y hasta dicen que le hizo los rezos de los humanos. Salió al mismo portal de la bodega de las tardes en la espera de un rival para sus juegos.

Habló con el único transeúnte que se hizo de sus fichas y las acomodó blancas y negras frente a frente, con en el mismo ritual establecido para las grandes competencias.

Murmuró unas palabras casi entendibles, anunciando la muerte de su esposa. Su rival le preguntó -porque nadie le conocía ninguna- salvo las sospechas de la señora que lo atendía en su casa.

Hace hoy cincuenta años joven -dijo- murió una mañana de arco iris.

Ernesto inclinó por primera vez el rey, se fue a su cuarto dejando fichas y tablero.

Estaba muy enfermo -tristemente- de amor.

Enero 14 del 2011