domingo, 29 de abril de 2012
UNA ENORME HOGUERA para Manuel Gómez Morales
♠ Presentación
del libro Evolución remake (Ediciones Caserón) en la sede de la UNEAC en Santiago de Cuba,
27 de abril de 2012
Reinaldo Cedeño Pineda
Uno quisiera, a veces, entre
la basura ambiental y la basura humana, volver a la copa, enroscar la cola
prensil, tomar la fruta y detenerse en el árbol primigenio. Como todo creador es
Dios por un instante, Manuel Gómez Morales pudo dar un empujón a su homínido
rumbo a la rama más alta. Por eso, la abuela puede tomar el bisturí y herir el
viento. Por eso, cuando un hombre se decide a ir a la montaña para hacer el
amor, no valen ni las guerras ni los Bandos ni los reclutamientos forzados. Cuando
un hombre hace el amor es inexpugnable. Por eso, Dioscórides ―tal vez como el
viejo Tersites o un nuevo Liborio― pliega su diploma bajo el brazo y a cada
paso la ciudad se le desmorona ante los ojos, casa a casa y cuadra a cuadra.
Evolución
Remake está escrito, según el
juicio de su prologuista Julio Corbea, desde una prosa nerviosa. Asoman “prostitutas, soñadores, ingenuos,
incomprendidos, ladrones…”. Toda la fauna, todo el mundo. La mirada del
escritor, es dolosa, violentada. Son tiempos de desgarramientos. Sus palabras
son trazos de espátula, esenciales y táctiles. El autor nos hace revisitar la
ciudad, casi podemos olerla, acaso con ese olor a aguas albañales, a sangre y a
cerveza de “Carnavalitos”. Pero sobre todo, nos hace desandar la ciudad
interior de sus personajes: la esperanza al límite, el testimonio lacerante, la
ironía mordaz, la violencia y la alucinación.
Aunque obras de relativa extensión como “Carnada”,
“El último cachalote” y “Accidentes” demuestran que Manuel Gómez Morales va
alcanzando el espesor, el tono y la atmósfera de un cuentista; sigo creyendo
que es en el relato breve (dinosaúrico, minimal) que el autor alcanza sus cotas
más altas como lo demuestran el cuento que da nombre al volumen Evolución
Remake y por supuesto, el simbólico Emigración,
que con permiso del creador me doy el gustazo de leer; no encuentro mejor demostración
a mi tesis:
Cinco patos de la Florida penetraron en su
refrigerador; se acomodaron en la nevera, sin pluma sin vísceras. Tan pronto
los vio, saltó de la cama y cayó de bruces con las mejillas hundidas y un
envejecido dolor en el vientre. Fatigado, se incorporó. Estaba incómodo consigo
mismo por no saber cómo entraron los patos, por no comprender la realidad de un
sueño de colores.
Luego de un esfuerzo
agotador sintió un alivio instantáneo. Supo que los cinco patos de La Florida utilizaron la
puerta principal. Mientras sentía regocijo por las aves, una mirada en derredor
le provocó otro salto, cayó prendido de una muerte tan volátil como él. Recordó
que nunca tuvo refrigerador.
Manuel Gómez Morales ―Manolito como todos le
conocemos―, no ha sido huérfano de ediciones. En 1998 publicó Hoja de ruta y tres años después, Cambio de horario. El volumen Con la tiza blanca de tus juegos data
de 2003. Sin embargo, esta obra es un paso notable en su carrera de narrador,
un crecimiento. Cada predicción es un riesgo, pero Evolución remake es, a mi entender,
la entrada definitiva de Manuel Gómez Morales en la narrativa
santiaguera. Y más, apenas un esbozo de lo que, su laboreo y persistencia, su
capacidad de observación y de poetizar las angustias de esta vida, nos
entregará en lo adelante.
Ediciones Caserón de la UNEAC en Santiago de Cuba ha
acertado con la publicación de este volumen, galardonado en 2007 con el Premio
del Concurso Nacional La
Enorme Hoguera. La llama debió resistir muchos vientos en
verdad, casi renacer de sus rescoldos. Publicar es siempre un milagro. Me
permito compartir el regocijo de este momento, por partida doble: por el enorme
ser humano que lo prohijó, por el escritor que lo labró.
Cuando los lectores se
sumerjan en sus páginas, apuesto, se llevarán en la memoria algunas lumbres
para el camino.
Muchas gracias.
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