viernes, 30 de mayo de 2014
315 Enramadas St.
Por Reynaldo García Blanco
Fotos:
Vicente Villán Anaya
Muchas veces me gusta detenerme en la parada de la ruta
101 que está en el parque de Ferreiro. Desde allí se puede divisar un cartel
que dice: Las
verdades elementales caben en el ala de
un colibrí. José Martí. Pero luego de esta sabia reflexión se me ocurre bajar
por calle Enramadas y la gramática de la ciudad comienza a cambiar. Ahora les
cuento:
Pensé que era una alucinación. De repente creí estar
frente a una de esas minitiendas que abarrotan los aeropuertos internacionales
de Panamá, Medellín, San José de Costa Rica, cualquier sitio del mundo... Pero
no. La realidad pura y tajante me daba de lleno en el rostro. Estaba en la
populosa calle santiaguera Enramadas, justamente en el número 315 entre
Carnicería y Calvario. Unos anuncios en el más puro inglés comercial me ponían
en consonancia con la conocida marca Adidas, esa compañía multinacional fabricante de calzado y ropa
deportiva, cuya sede central se encuentra en Herzogenaurach, Alemania:
LOVE ME/OR LOSE ME/ALL IN NOTHING/ORIGINALS
DENIN/BOOST YOUR RUM
Miré a ambos lados . Solamente
me faltaba que apareciera de la nada su fundador Adolf "Adi" Dassler y me extendiera
alemanamente su mano derecha.
A mi memoria vino el paradigmático poema “Tengo” de
nuestro Poeta nacional Nicolás Guillén, sobre todo aquel fragmento donde dice: Tengo, vamos a ver, /tengo el
gusto de ir/yo, campesino, obrero, gente simple,/tengo el gusto de ir/(por
ejemplo)/a un banco y hablar con el administrador,/no en inglés,/no en
señor,/sino decirle compañero como se dice en español.
Vinieron a mi mente los recientes congresos de la Asociación Hermanos
Saíz (AHS) y de la
Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba donde con
suma valentía se discutieron aspectos como la seudocultura deshumanizante y
globalizadora que intenta borrar de un plumazo la identidad de millones de
individuos. La discusión en torno a los peligros que trae consigo la sociedad
de consumo aupada por la frivolidad de los medios masivos. Volví a recordar al
novelista Abel Prieto y ex Ministro de Cultura —ahora asesor del Presidente
Raúl Castro―, cuando abordaba en una intervención reciente el relativismo que
propone la globalización consumista para que ninguna idea tenga valor bajo la
premisa de que Si todo vale, todo se anula. Maneras
subterráneas para fraccionar y atomizar el mundo en que vivimos.
Me acordé del término “Industria de la mierdita”,
acuñado por el teatrólogo Omar Valiño.
Vinieron a mi mente fragmentos de José Martí, canciones
de Silvio Rodríguez, retazos de diálogos de Alfredo Guevara con jóvenes
creadores y la idea fundante de la Cultura como escudo de la Nación.
Pensé en una ciudad que ya comienza a vestir sus
mejores galas para celebrar su medio milenio de nacimiento. Pienso que es un
atentado a nuestra identidad como cubano e hispanohablantes. Desde una radio
cercana se escuchaba aquello de: "Calle Enramada Mayor, novia de nuestra
ciudad"
Pero no. No era alucinación alguna. Allí estaba yo, en
plena calle Enramadas No 315 entre Carnicería y Calvario. Me puse a pensar en
cuántos santiagueros simples entrarán a esta tienda con anuncios en inglés, con
tan rico que es el español.
Creo que a partir de ahora comienzo a cuidarme de las
Multinacionales no vaya a ser que me extiendan una tarjeta de presentación con
la leyenda: 315 Enramadas St.
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