El pluricampeón mundial de lucha, Mijáin
López, abanderado de la delegación cubana
SI QUIERES ESCRIBIR DEL LIBRO QUE MARCÓ TU VIDA; esta es la
oportunidad
Reinaldo Cedeño Pineda
Cada vez que compite un cubano, acabo exhausto. Cómo no hacerlo,
si estoy en cada ippón, en cada carrera, en cada set. Llámesele como se quiera,
pero es algo que me sobrepasa. No me da pena alguna confesarlo.
En 1991, tuve la suerte
de trabajar en unos Juegos Panamericanos. Cada mañana me levantaba rumbo al
estadio de softbol femenino en la afueras de Santiago de Cuba. Me vi detrás del
cristal. Presté mi voz como anunciante en cada uno de los partidos. Reseñé las
victorias cubanas y sentí como las gradas reventaban. Jamás he podido
olvidarlo.
Nadie imaginó aquellas
140 medallas de oro. Cuba era la sede, lo que se tradujo en la posibilidad de
incluirse en todas las modalidades, competir en escenarios conocidos y en el
delirante apoyo del público. Por supuesto, a eso se unió la intensa preparación
que presupone actuar como local en una cita múltiple.
Vale recordarlo, porque
ahora será Canadá quien disfrute de tales ventajas. Nadie se atreva a minimizar
esa condición. Naturalmente, se abultarán las cantidades de títulos y de
preseas en general.
Ojalá el jurado de los deportes de apreciación ―gimnasia artística y rítmica,
nado sincronizado, clavados, y bien visto hasta uno considerado regularmente de combate como el boxeo―, abandone la tendencia a sobreproteger a los
atletas de casa y ser más rigurosos con los visitantes.
Brasil, la próxima sede
olímpica, va con una armada que incluye a estrellas universales o líderes
continentales en la natación, el judo y el voleibol; así como el atletismo y el
tenis de mesa. Ellos también batallarán por el subliderazgo de los
Panamericanos.
Cali 1971, México 1975,
San Juan 1979, Caracas 1983, Indianápolis 1987, La Habana 1991, Mar del Plata
1995, Winnipeg 1999, Santo Domingo 2003, Río de Janeiro 2007, Guadalajara 2011.
En todos esos Juegos, Cuba ha quedado en el segundo lugar en la tabla de
medallas.
Después de la
impresionante relación, muchos hablan de un segundo lugar histórico para Cuba. Llevan razón, histórico sí; pero nadie se lo asignó a
Cuba pre-competencia, no le toca por tradición. Ha sido un puesto luchado.
Segundo lugar quiere
decir desbancar a naciones de mayor desarrollo económico, mayor cantidad de
instalaciones, mayor extensión territorial y mayor cantidad de habitantes. Ha
sido una hazaña que nadie puede escamotear.
Sin embargo, en los
últimos años, han cambiado los contextos y las condiciones. El deporte cubano se ha enfrentado a un
fuerte éxodo, lo que ha lastrado sobre todo a los deportes de equipo. Una cosa es cuidar al atleta y otra es empecinarse. La autorización
oficial para jugar en ligas del exterior, está en ciernes. El fogueo es insuficiente
en la mayoría de los casos.
(MANRIQUE LARDUET: Gran esperanza de la
gimnasia cubana)
El béisbol se ha desangrado. El voleibol, ha pasado de la cima a segundos
y terceros niveles. Hay muchachos
valiosos, que dada las circunstancias han quemado etapas. Del polo, ni hablemos. En medio de eso, sin embargo
está la luz del balonmano para damas, que pretende luchar por su clasificación
olímpica. Ánimo para esas chicas.
Atletas muy jóvenes de la
Mayor de las Antillas, tendrán en Canadá sus experiencias más exigentes. Solo
dos casos emblemáticos: el gimnasta Manrique Larduet y la voleibolista Melissa
Vargas. Súmele a ello que varios países han fortalecido su deporte ―Colombia y
México, entre ellos―, la importación de atletas y la ayuda con preparadores de
otras naciones, en la que la propia Cuba ha dado su contribución.
COMO SIEMPRE Y COMO NUNCA
No dudo que habrá actuaciones cubanas memorables. Nadie lo dude.
La delegación continúa con grandes nombres, con medallistas olímpicos o
mundiales como la judoca Idalis Ortiz, el decatleta Leonel Suárez, la pertiguista
Yarisley Silva ―se aproxima un gran duelo―, el remero Ángel Fournier.
También el tirador Leuris Pupo, la
ciclista Lisandra Guerra, el clavadista José Antonio Guerra, el luchador Mijaín
López. Y por supuesto, los boxeadores, encabezados por Lázaro Álvarez y Julio
César La Cruz.
En el atletismo, donde
Cuba cifra fundadas esperanzas, Pedro Pablo Pichardo con sus 18,08 metros,
estableció la tercera mejor marca de todos los tiempos en el triple salto.
Denia Caballero encabeza el ranking del mundo del disco (70,65) y su compañera
Yaimé Pérez es tercera (67,13). La ochocentista Rose Mary Almanza, ha mejorado
tres veces su récord personal hasta llevarlo a un notable 1.57.70, segundo en
la lista planetaria de la temporada.
Confío en la estirpe de
los atletas cubanos, pero la lucha será recia. Como siempre y como nunca, valga
la paradoja. Por eso, habrá que justipreciar cada ascenso de un cubano al
podio, aunque no venga el oro. Entre los comentaristas, y muchas veces entre la
propia afición, resulta un aprendizaje todavía a medio camino, una aceptación a
regañadientes.
El deporte es más que
músculo y más que estrellas. Es sinónimo de alegría y de sano orgullo, de
superación y de salud, de ejemplo para la juventud y de crecimiento.
El espíritu de triunfar
merece loas, pero el chovinismo es un tósigo.
No hay hombres ni mujeres de metal, los atletas son humanos con sus
glorias y falencias. Unos resisten la presión más que otros. Conozco a varios
de cerca.
Escribo esas verdades de
Perogrullo, porque he leído comentarios después de una derrota, que parecen
olvidarlo. Algunos deberían meterse a una cancha o un estadio, para aprender lo
que se siente.
Yo seguiré cada ippón, cada carrera y cada remate de un cubano en
Toronto, sin importar si es favorito o no.
Cuba no va rendida; pero podría no ocupar el
segundo lugar en los Juegos Panamericanos. Hay que decirlo y decirlo ahora, sin que un escalón más bajo, implicare automáticamente una actuación desdeñable a nivel continental.
Espero que los análisis, en
cualquiera de los casos, sean más argumentos que pasiones. Al fin, no olvidemos que se trata de unos Juegos deportivos y no de una batalla.
Todo se
sabrá en un día histórico para la nación cubana, el 26 de julio. Y si se
compite limpiamente, si se entrega todo, no cabrán los reproches.
3 comentarios:
Reynaldo:
Equilibrado, sosegado, comprometido, son los adjetivos que me vienen a la mente para tu comentario porque, para desgracia nuestra, la politización extrema y el jingoísmo soberano han lastrado la esfera pública insular de tal modo que algunos han llegado a creerse una raza diferente a la humana.
Si se retiene el segundo puesto: magnífico; si no sucede así hemos de deplorarlo porque, es natural en el homo sapiens sentirse admirado y respetado por sus hazañas; pero, si los contendientes por ir más rápido, más lejos y más fuerte son mejores que nuestros deportistas, por las razones que fuesen, hemos de aceptarlo y punto. El sinsabor de la pérdida ha de convertirse en lección, solo así se aprende. Para los que saltaron al ruedo y a pesar de los pesares cayeron con las botas puestas, nuestro aplauso como corona de laurel.
muy buen artículo o, creo que 3ro o 4to estarán bien. No creo haya
> un 2do otra vez, muy buen trabajo, un fuerte abrazo
Aquiles
Muy buen comentario amigo, certero y profundo...
saludos
Noel
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