Has leído alguna vez a TONI MORRISON? Tengo que decirlo. Nunca la había oído mencionar hasta que le otorgaron el Premio Nobel de Literatura en 1993. Incluso, en el primer momento, pensé que era un hombre. Luego me consolé pensando que no era tan conocida. Me equivoqué todas las veces.
Hoy, junto a Mario Vargas Llosa ―a quien el Nobel sueco se le debe hace rato― Toni Morrison se ha convertido en mi favorita, aunque a ambos me los he leído solamente desde ediciones extranjeras. Manos amigas me los han hecho llegar.
La profesora Morrison desarrolla sus historias sobre el sur de los Estados Unidos. Son historias negras que te sacuden hasta el espinazo, con un verbo de basalto, iluminado, que te exprime el alma.
Luego he tenido la suerte de poderme leer La canción de Salomón, Jazz, Love y una que rebosa de sensualidad y suspenso, La isla de los caballeros. Lamentablemente no he podido hacerlo con Beloved que cuenta una historia basada en hechos reales, como una madre le corta la cabeza a su hija para impedir que la conviertan en una esclava…
Ahora he leído que Toni Morrison le envía una carta al candidato presidencial norteamericano Barack Obama (de un origen realmente singular: nacido en Honolulu, Hawaii, de padre kenyano y madre norteamericana, y educado sus primeros años en Jakarta, Indonesia) tomada de http://progreso-semanal.com/. Y no he querido sustraerme de traerla aquí:
Estimado Senador Obama:
Esta carta representa algo nuevo para mí --el apoyo público a un candidato presidencial. Me veo obligada a hacerle saber por qué la escribo. Una de las razones es que puede ayudar a obtener otros partidarios; otra que este es uno de esos momentos singulares que las naciones ignoran a su propio riesgo. No ensayaré las múltiples crisis a que nos enfrentamos, pero de una cosa estoy segura: esta oportunidad de una evolución nacional (incluso de una revolución) no se presentará de nuevo en un corto plazo, y estoy convencida de que usted es la persona para aprovecharla.
¿Me permite describirle mis pensamientos?
He admirado durante años a la Senadora Clinton. Su conocimiento siempre me ha parecido exhaustivo; su negociación de la política la de una experta. Sin embargo, me atrae más la calidad de la mente de un candidato (en la medida en que yo pueda juzgarla). No tuve muy en cuenta su género como fuente de mi admiración, y lo poco que me importó estaba basado en el hecho de que ninguna mujer liberal ha gobernado a Estados Unidos. Solo a las conservadoras o a las del "nuevo centro" se les permite la entrada a ese reino. Ni tampoco me importa mucho la raza. Yo no le daría a usted mi apoyo si eso fuera lo único que usted tiene que ofrecer, o porque me haría sentirme "orgullosa".
Al pensar cuidadosamente acerca de las fortalezas de los candidatos, me sorprendí cuando llegué a la siguiente conclusión: que además de una aguda inteligencia, integridad y una poco común autenticidad, usted posee algo que no tienen nada que ver con la edad, la experiencia, raza o género y algo que no vi en otros candidatos. Ese algo es una imaginación creativa, que acoplada con la brillante equivale a la sabiduría. Sería una lástima si solo lo asociáramos con las canas y la ancianidad. O si consideráramos una ingenuidad la visión aguda. O si creyéramos que la astucia es perspicacia. O si nos conformáramos con curas refinadas hechas a la medida para cada árbol arrasado en el bosque, mientras ignoramos el venenoso paisaje que lo alimenta y lo rodea. La sabiduría es un don; uno puede entrenarse, heredarlo, aprenderlo en clase o ganárselo en el puesto de trabajo --ese acceso puede promover la adquisición del conocimiento, pero no la sabiduría.
¿Cuándo --pensé-- fue la última vez que este país fue guiado por un líder así? ¿Alguien cuyo centro moral no estuviera embargado? ¿Alguien con valor, en vez de mera ambición? ¿Alguien que realmente cree en los ciudadanos de su país como "nosotros", en vez de "ellos"? ¿Alguien que comprende qué hace falta para ayudar a Estados Unidos a comprender las virtudes que cree que tiene, lo que necesita desesperadamente convertirse en el mundo?
Nuestro futuro está maduro, escandalosamente rico en posibilidades. Pero para desatar la gloria de ese futuro se requerirá de una difícil labor, y puede que algunos se asusten tanto de su nacimiento que se negarán abandonar la nostalgia por el vientre materno.
Ha habido unos pocos líderes clarividentes en nuestro pasado, pero usted es el hombre para estos tiempos.
Buena suerte a usted y a nosotros.
Toni Morrison
2 comentarios:
Interesantísima esta entrada que compartes Cedeño, relacionada con la política en Estados Unidos desde la mirada de una escritora que no conocía.
Quizás se pueda bajar este libro desde internet.
Un abrazo,Zenia
Desde ayer trato de escribirte aquí, pero nada, veremos si esta sale. Muy bueno esto de Toni Morrison, es verdad que muchos no la conocen, bueno hasta ahora, te has encargado de ello. Un abrazo
Publicar un comentario