domingo, 2 de noviembre de 2008

LA PEOR ENTREVISTA DEL MUNDO


Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com

No hay mejor novela que una buena entrevista: esa en que se bebe de un aliento el suspiro de una vida.

Por eso, cuando veo desperdiciados los minutos ante un micrófono o el espacio de un periódico en una entrevista sosa y decantada… me siento estafado. Tomaría un látigo para azotar a aquel que no ha sabido tocar a la persona para que esta se derrame.

He visto de todo: los que no saben siquiera el nombre del entrevistado y lo preguntan ante las cámaras… como si nada, los que entrevistan al atleta que apenas puede respirar; los que una y otra vez preguntan lo mismo: ¿qué le parece Cuba? (el visitante no ha pasado del aeropuerto)… ¿qué significa ganar este premio?… ¿si volvieras a nacer qué serías?… ¿cuáles son sus proyectos futuros?... ¿si te vas a una isla desierta qué te llevarías?...

Hay otro grupo de entrevistadores muy comunes en nuestros medios: “los entrevistadores-melcocha”. No hacen una sola pregunta inquietante, apenas hay opinión, el entrevistador nos hace saber explícitamente que el invitado es su amigo, su hermano, su socio…

Entonces se encuentra uno con Irela Bravo y Diana Rosa Suárez en Entre tú y yo (programa en el que por cierto ya apenas se habla de estreno alguno en nuestra pantalla doméstica... de qué estrenos?)

Impávido escucho que Diana Rosa se siente muy feliz de haber hecho Donde hay hombres no hay fantasmas ―una de las pifias más lamentables del humor televisivo en los últimos años―, mientras a seguidas la entrevistadora comenta como su amiga-entrevistada llevaba dulces a la grabación de ese programa... !!!

Irela Bravo es una excelente conductora, una buena actriz, pero en su desdoblamiento en entrevistador/a requiere cierta distancia, un equilibrio que no sacrifique los criterios y los matices de una pregunta… en pos de una atmósfera más o menos intima, más o menos cómplice.

La célebre Oriana Falacci decía que la entrevista son las respuestas. Estoy de acuerdo con ella en un cincuenta por ciento.

Por ejemplo, cuando Carlos Otero (marcado muchas veces por un estilo humorístico) entrevistó a la trovadora Teresita Fernández, todo fue muy diferente. No tuvo que hacer demasiado esfuerzo en las preguntas, lo mismo que la propia Irela al conversar con la actriz Adria Santana. Sus respuestas fueron capaces de engrandecer la entrevista, y al entrevistador.

Claro, cada personalidad es su propio universo y el entrevistador tiene que prepararse para interactuar con ella. Un escritor, un actor y un músico, todos viven experiencia creativas, sus mundos podrán entrecruzarse… pero cada vivencia es irrepetible.

Las preguntas siempre ―se tenga a quien se tenga delante―, han de moverse de la empatía a las profundidades, del qué harás o qué hiciste… al por qué lo hiciste o por qué lo harás. Una entrevista es como un juego de espejos: una buena luz tendrá un buen reflejo; una opacidad, te devolverá un hueco negro.

Una pregunta tonta, si se tiene delante a una persona inteligente puede tener varios caminos: una respuesta muy por encima de la pregunta (que eventualmente podrá salvar la interrogante de la indigencia); o una respuesta irónica o estudiadamente tonta que pondrá en ridículo, o al menos en aprietos al entrevistador.

Ahí está aquella pregunta a Joan Manuel Serrat de por qué cantaba en catalán. Sorprendido el cantante respondió… que había nacido en Cataluña.

Es terrible recordar un programa como La diferencia con Alfredo Rodríguez desdoblado en entrevistador. A la poetisa Carilda Oliver se le dio a escoger entre afectos humanos y afectos animales. Luego de ensalzar a Papito Serguera (tristemente célebre por "la censura que ejerció contra de figuras y manifestaciones de la música cubana e internacional" (1) como Silvio Rodríguez y The Beatles) todavía le preguntó si tenía algo de que arrepentirse, si prefería…yuca o caviar!!!!.

Una entrevista es responsabilidad. Y quien no sea capaz de asumirla, no debe entrevistar a nadie.

En cierto programa de la TV cubana, Omara Portuondo ya no aguantó más, porque el entrevistador hablaba más que ella, y le dijo con aquella pinta de cubana: “pero si usted sabe más de mí que yo...”

En el programa 23 y M… la conductora ―que suele moverse entre frases hechas y excesos gestuales― solicita una anécdota al invitado. Ni corto ni perezoso, el pelotero en cuestión, habló de apuestas, de policías orientales y de cuanto había… Lamentable; pero mientras algunos mirábamos atónitos… la conductora no terció en lo más mínimo. Al contrario, esbozó una sonrisa…

Por suerte también he disfrutado en los últimos tiempos de esas entrevistas que constituyen un toma y daca entre el entrevistado y el entrevistador. Por ejemplo a la esposa del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante le preguntaron: Y usted? Sacrificó su vida de actriz… Y allá fue la respuesta: No, porque una actriz nunca deja de serlo: ¡durante medio siglo he sido actriz para un solo espectador!

Esas palabras valían toda la entrevista: una pregunta sencilla en apariencias, pero conocedora de la historia y el carácter de la entrevistada, una pregunta provocadora…que obtuvo una respuesta en consecuencia.

Valdrá la pena recordar un fragmento de la entrevista que el poeta Nelson Simón le otorgara a Dalia Acosta en el 2006:

PREGUNTA: A la sombra de los muchachos en flor ha sido catalogado como uno de los máximos exponentes de la poesía homoerótica contemporánea cubana. Tú mismo decías que su aparición fue como una bomba y que te asombró la recepción que tuvo en Cuba.

RESPUESTA: A veces piensas que estás trasgrediendo mucho y no estás transgrediendo nada. Ese libro hacía falta, como en 1993 era necesaria la película Fresa y Chocolate, de Tomás Gutiérrez Alea. Antes no habría salido esa película y mi libro tampoco. Cuando en realidad logras romper los límites es porque están dadas las condiciones para que así sea. Mi libertad era escribirlo y ahí está. No voy a hacer una bandera de mi libro, tampoco voy a dejar de escribir.

Un entrevistador siempre parte del conocimiento. Las preguntas hay que pensarlas, para lograr el detalle, el filón, la novedad.

La entrevista escrita tiene la facilidad de “retocar” preguntas y respuestas, mientras la de los medios audiovisuales están ceñidas a un proceso de edición que puede suprimir algunos momentos, pero no puede sustituir las frases ya dichas. Si el diálogo es en vivo los riesgos se multiplican hasta el infinito. En este caso, el trabajo de mesa, la conversación anterior se vuelve piedra angular.

Cada vez que veo cuanto se pierde en una entrevista, cómo esta se extravía, se va por el camino consabido…. me pregunto quién confundió rostro con verbo, quién propuso las preguntas, quién las revisó quién asesoró el espacio, cuánto hay de improvisación del entrevistador y cuanto de estudio…

En el verano último no me perdí un programa Privadamente público en la TV. Bajo la conducción de Raúl Garcés, es un ejemplo de cuanto puede obtenerse en una entrevista. Como jurado del concurso de radio "Antonio Lloga In Memoriam" del pasado año, escuché varios espacios basados en entrevistas como Duelo a palabras (bajo la dirección de Yoel Rivero en Radio Sagua), así como varias propuestas dirigidas y conducidas por Abel Rosales (Radio Habana Cuba, Radio Ciudad de La Habana), dignas de encomio.

Sin imitaciones, cada quien desde su cuerda, con las características de cada propuesta ―no es lo mismo un noticiero, un programa cultural, un espacio fundamentalmente para la entrevista, una breve declaración tomada al paso que una entrevista de personalidad― a locutores y conductores… a todos debiera exigírseles una formación específica como entrevistadores como condición sine qua non.

Cualquiera no está preparado para entrevistar, aunque eventualmente lo haga. El vedettismo en radio y televisión suele pagarse caro en el orden cualitativo aunque reporte un poco más de dinero.

ENTREVISTAR ―tanto para obtener información previa, como base para un programa, o el acto mismo de dialogar para las cámaras o la cabina de transmisión radial―… no es la mera alternancia de preguntas y respuestas; es (repito): RESPONSABILIDAD.

No hay que olvidar un ejemplo reciente: programa Impronta (5 de enero de 2007) en la televisión cubana. En pantalla apareció Luis Pavón, quien fuera presidente del Consejo Nacional de Cultura durante el llamado quinquenio gris de la cultura cubana (1971-1976), período caracterizado por “el dogmatismo, la censura y la represión…” (2). Esos pocos minutos bastaron para levantar las voces indignadas de algunos de los más importantes intelectuales cubanos, afectados entonces por una política errada.

Una entrevista no es un relleno ni un meta a cumplir. Guionistas, asesores, periodistas y directores tienen que responsabilizarse con sus entrevistados, INVESTIGAR su vida y obra, y luego, JERARQUIZAR cuáles son aquellos cuyo aporte vale la pena destacar.

Hace algún tiempo presencié el intercambio entre un experimentado conferencista y su interlocutor. Francamente me parece una respuesta apocalíptica, pero… uno ve cada cosas por ahí que no hay más remedio que acordarse de lo escuchando en aquel pasillo:

―Profesor, ¿cuál es la peor entrevista del mundo?
―Ahora, cuando llegues a tu casa… enciende el televisor.

Nota: (1) “Para una cronología” en La política cultural del período revolucionario; memoria y reflexión, Centro Teórico Cultural Criterios, La Habana, 2008, p.5.
Nota 2: Ibidem.

ARTÍCULOS RELACIONADOS:

--ESCRIBIR es hacer el amor con las palabras:
http://laislaylaespina.blogspot.com/2007/11/escribir-es-hacer-el-amor-con-las.html

--LOS FANTASMAS no pueden vivir del cuento
http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/10/tv-cubana-iv-humor-los-fantasmas-no.html

---ENTREVISTAS de personalidades y ARTÍCULOS de la cultura
http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/10/letra-y-vida-crnicas-artculos-y.html

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente material, Reinaldo. La entrevista puede ser un género periodístico de alto vuelo, pero a veces se olvida que los entrevistadores somos meros intermediarios, se pasa por alto esa función.
Iris Hernández

Adrián Quintero Marrero dijo...

Cedeño:
Gracias por seguir escribiendo. Fluyen tus palabras tal y como quisiera que me sucediera a mí y puedes estar seguro de que Adrián Quintero no malgasta elogios. Hay quien dice que nunca los ofrece. En todo casi serías tú afortunado. Pero si yo no dijera nada serías bueno igual...
Aunque me pase la vida criticando a nuestro periodismo, no puedo evitar reconocer que hubiera querido ser periodista. Será que tengo algo allá adentro que me dice "esto es interesante", "fíjate en esto", "hay que arreglar tal cosa". Todo buen periodista -creo- debe tener esa voz dentro, olfato periodístico le dicen algunos sin saber explicar qué diablos es. Pero..qué está pasando querido amigo, que en mi emisora durante los doce o trece años que llevo trabajando oficialmente, he visto a no sé cuánta gente colgarse el cartelito de periodista. Respeto tanto esa profesión, que creo que ya nunca me consideraré periodista porque el destino me deparó otras cosas, ni aunque pertenezca a la nómina de una redacción...
Se parecen todos los días con las mismas cosas en sus grabadoras: dos o tres pregunticas para conseguir alguna hilvanar noticias que muchas veces no son noticia o que ellos no consiguen que lo sean...No tienen ni idea de lo que es entrevistar porque no tienen idea de lo que es el periodismo y me disculpas que sea tan doloriosamente lapidario. Entrevista a un campesino, entrevista a un obrero, entrevista a una federada, entrevista a un paciente que vive con VIH, a un dirigente, todo es lo mismo de lo mismo..
Entonces yo, cuando por una u otra razón he usado la entrevista para un documental, o un programa, me vuelvo loco tratando de ser original, de lo que los entrevistados no digan lo mismo de otras veces, de ponerme en el lugar del especrador y preguntar lo que hubiera preguntado en mi lugar.....En mi programa de debate Con voz propia, coloco preguntas en el guión y exige a la conductadora que no las ignore..Y no sé de la misa la mitad, que Orlando Castellanos y Oriana están a no sé cuántos años luz...Pero luego llegan los otros...lo del vidrio y los que tengo aquí, codo con codo....y vienen con su m...Y entonces, como dirías tú mismo y que conste que no hay intención alguna de burlarme sobre las particularidades del uso del idioma en tu tierra, no me queda más remedio que decir: "¿Qué se eso?"
Nota: Durante mis recientes días como jurado del Encuentro de Radio Comunitaria que se organiza en Yagujay volví a disfrutar de la labor de una joven periodista de Radio Chaparra, en Las Tunas que logra conmovedores testimonios de personas que viven con VIH y de sus familaires. Tú debes recordar este tipo de trabajo. Ahora no logro mencionar el nombre de aquella joven periodista de Chaparra, tal vez tú sí.

MR BLOG. dijo...

Es cierto, pero a aveces el entrevistado es cínico, eso me molesta mucho, le preguntan: ¿te gusta mi país?, y la contestación siempre es tan benéfica que dan ganas de vomitar, y sí, ni pasó del aeropuerto.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hola, Rei, por acá todo bien. Quería desarrollar un poco más la idea pero mi mensaje debía tener menos de 300 caracteres, entonces lo corté ahí. Pero, a lo que me refiero es que se supone que uno le saque al entrevistador lo que le interesa a la gente y hacemos tremendos papelazos porque se van cosas incluso q a nadie le interesan. Y qué me dices de los entrevistadores de radio y tv que intercambian elogios con el entrevistado en un yo pa ti tú pa mí, interminable. En prensa plana no escapamos a las antientrevistadas pero tenemos más posibilidades de editar.
Un besito
Iris Hernández

Anónimo dijo...

Amigo:
Muy bueno y oportuno su comentario. No los abandone…..
Alexis Schlachter