lunes, 31 de mayo de 2010

V Olimpiada del Deporte Cubano: Excelencias y chapucerías


El clavadista José Antonio Guerra junto a Jenkler Aguirre protagonizó uno de los momentos inolvidables de la V Olimpiada del deporte cubano.

Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com

Haber visto una final electrizante como la de plataforma entre José Antonio Guerra y Jenkler Aguirre, los excelentes duelos del ciclismo entre cubanos y venezolanos, los ippones y ganchos de los medallistas mundiales del judo y el boxeo, el disco de Yarelis Barrios y el cronometraje electrónico de vuelta a la piscina del Complejo Baraguá… son razones para la alegría en la V Olimpiada del Deporte Cubano, recién concluida.

La no asistencia de Cuba a los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Mayagüez por razones ya conocidas, tendrá su precio —sobre todo en los deportes colectivos y de apreciación— y aunque el evento no podrá suplir esta ausencia, resulta un loable esfuerzo por insertar una competición múltiple en el panorama de 2010, mucho más si se tiene en cuenta la situación económica global, pero…

Una cosa es la competencia en sí y otra su reflejo en la pantalla chica, a la zaga de las excelencias deportivas. Somos exigentes porque así nos lo han enseñado, porque desde hace muchos años se realizan en Cuba transmisiones deportivas de digna factura.

Sin embargo, esta vez se desaprovechó el calibre de varias competencias y más de una irrregularidad asomó en la cobertura; en franco contraste con las transmisiones de Radio Rebelde que merecen el reconocimiento de los oyentes, así como el sitio de la V Olimpiada en Internet, el boletín digital JIT (sea dicho, muchos toman sus referencias; pero no siempre citan la fuente) y la página Bola de Nudillos de José Raúl Castillo.

Pero, volvamos a la Olimpiada vista en la televisión cubana…

Un solo deporte colectivo en la pantalla

Una Olimpiada donde no se transmitió ni béisbol, ni softbol, ni fútbol, ni futsal, ni voleibol ni baloncesto ni hockey...

Poco balance en las disciplinas transmitidas, es el primer apunte. Mientras pudieron verse todas las modalidades del clavados: individuales y sincronizadas, desde un metro, desde tres, desde la plataforma, tanto masculinas como femeninas (nada en contra de los saltos ornamentales, pero en esa materia hay bastante desigualdad de calidades); sólo se transmitió un deporte colectivo: el polo acuático (desde Santiago de Cuba).

Por cierto, nuestra televisión nacional insiste en no dar oportunidad alguna a los narradores de las localidades. En ese tema, Radio Rebelde volvió a sentar cátedra, con la narración del futsal (fútbol sala) desde Las Tunas, a cargo de Albert Blanco y Ernesto Merino, especialistas anfitriones, que se desempeñaron a gran altura.

La narración deportiva cubana anda urgida de nuevas voces y de nuevas perspectivas. Por otro lado, he visto crecida en esta Olimpiada una tendencia nada agradable: aquellos que dan las victorias por sentadas mucho antes que acabe una modalidad transmitida, lo cual acaba con las expectativas del televidente, subvalora al resto de los participantes e incluso, rebaja el nivel de las competencias, donde "ya se sabe" quien va a ganar..

Cierta vez, Renier González declaró que los narradores cubanos eran "los mejores del mundo", por asumir muchos deportes. Creo en la especialización. Discrepé entonces y lo ratifico ahora: el vedettismo, da resultados a muy pocos y la narración no es la excepción... Un único deporte colectivo, repito ¿Quién ha visto la transmisión de una competencia múltiple sin imégenes del baloncesto, el voleibol o el balonmano por sólo citar algunos deportes?

El torneo de softbol femenino con la participación de la selección de Venezuela (sexta olímpica) y sus partidos con los equipos cubanos, hubiera sido una opción apetecible, mas tampoco estuvo en pantalla.

También esperé infructuosamente ver, por ejemplo, el torneo de béisbol femenino (con Puerto Rico, Venezuela y las tres selecciones cubanas), lo que hubiera agregado personalidad propia y novedad al certamen.

Me quedé con las ganas de apreciar el futsal, que merece a gritos un poco de imagen por su condición de finalista de los últimos cuatro mundiales (todo un sueño para nuestro fútbol once) y por los buenos partidos escenificados, según las transmisiones de. Rebelde.

Tal vez hubiera sido ocasión para haber apreciado algún partido de badminton o una hermosa jornada de equitación, por ejemplo, pero también fueron oportunidades perdidas… En cuanto a la natación, puede ser estimulante para la Comisión Nacional del deporte apreciar la cantera de niños y adolescentes con que cuenta (y ojalá adelantemos en las piscinas, falta nos hace), mas tener que ver hasta cuatro series de una misma modalidad fue aburrido, abusivo y más propio de un control interno. En todo caso, la televisión no puede mandar en esas decisiones; pero si puede (y debe) preservar el espectáculo, limitando las transmisiones a las finales A.

No hace falta decir más.

Es entendible que la cercanía del Complejo de Piscinas Baraguá y del Velódromo Reinaldo Paseiro (ambos ubicados en la capital) haya influido en su extensa cobertura… pero no haber transmitido los deportes colectivos con pelota (cuatro de ellos efectuados en Ciego de Ávila), más allá de cualquier consideración material, fue una decisión lamentable.

Chapucerías

Varias irregularidades signaron las transmisiones televisivas. Algunas en verdad, no las había visto con anterioridad.

En el polo acuático, ocurrió algo inusitado. En uno de los partidos grabados, justo cuando se cobraba un penalty… ¡oh!... el casette se corrió hacia delante… ¡y así siguió la transmisión tan campante!

En la gimnasia artística, una luminosidad omnipresente dañó la transmisión. Hubo ejercicios que costó verlos y en el caso de las barras paralelas, hizo crisis. Las cámaras se reubicaban una y otra vez, hasta que lograron solucionarlo… avanzada ya la final por aparatos.

¿Improvisación, mala dirección, insuficiente evaluación del escenario de competencia o escenario inadecuado para una transmisión televisiva de calidad?

Por otro lado, los dislates en la narración deportiva de Marcial Hernández ya pasan de castaño oscuro. Empecé a tomar notas de ellos, hasta que francamente me cansé.

Basta recordar algunos: se refirió a una gimnasta que “hacía su salida de la viga”, cuando a ojos luces se había caído, de otra gimnasta en las finales de la rítmica que consiguió la misma nota y allá va el narrador a decir que averiguará como se dirime el primer lugar en estos casos, cuando es sabido que en ese deporte es muy normal otorgar más de una medalla de oro o de otro color.

En el ciclismo, todo se salvó por Renier, porque lo mismo se refería a que estábamos en al contrarreloj individual cuando… se corría la colectiva, que daba como ganador a un ciclista nacional cuando era obvio visualmente que había ganado un venezolano, se perdía con la atleta que se quedaba en determinada modalidad, o cambiaba el tiempo o la nota dada…

La transmisión de la competencia de pesas a cargo de la TV de Holguín (donde conozco a excelentes profesionales) denotó falta de creatividad. Un torneo deportivo es un espectáculo en sí mismo y la cámara no ha de limitarse a dar testimonio visual, sino a construirlo y reforzarlo; mucho más en el caso de la halterofilia que suele ser estática.

De ahí el reto. En mi opinión faltó preparación para asumir este deporte y una recia mano directriz. La transmisión se tornó monótona y reiterativa. A modo de relleno, al menor parpadeo, la cámara se dirigía, una y otra vez al público de manera indiscriminada. Fue un recurso que se agotó en sí mismo y no hubo capacidad para recrear nuevos enfoques.

Sabida la coincidencia de algunas pruebas del atletismo, ya es hora de que la televisión
(sobre todo si es grabada, tal cual el caso) se adapte a esa condición y ofrezca imágenes menos incompletas, erráticas o centradas en una sola figura. Aquí sin embargo, es preciso anotar el alto nivel de la narración, encabezado por Sergio Ortega.

Por lo visto, el estadio de atletismo anda urgido de tratar el área de campo (un césped muy maltratado o inexistente) con el mismo cuidado que su flamante pista.

A diferencia de otros juegos múltiples, apenas se insistió con entrevistas a las figuras más sobresalientes, como complemento indispensable de las transmisiones.

Por último, las reflexiones sobre el triunfo de Occidentales. Si en ese colectivo estaban buena parte de las figuras de nuestras preselecciones nacionales, ¿en realidad alguien con dos dedos de frente, manejó la posibilidad de que otra selección sería la ganadora?

Por eso me cuesta trabajo entender los términos de Daniel Palacios en Juventud Rebelde cuando se refirió a que “el equipo Occidentales abrumó al resto”. Parodiando a García Márquez, colega, esta era la crónica de un triunfo anunciado, una verdadera perogrullada.

El público cubano es conocedor. La V Olimpiada del Deporte Cubano fue un esfuerzo soberano que mereció una cobertura televisiva de mayor rigor.

Al respetable hay que respetarlo. Siempre.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo de Marcial no tiene nombre y lo de algunas transmisiones como lo de la gimnasia fue el acabose.., aunque la olimpiada cubana tuvo cosas muy hermosas Por fin encuentroa alguien que publique lo que hace falta. Gracias
Rolando

Anónimo dijo...

Y que me dices de las mil y una finales de la natación, con niños, niñitos y adolescentes? Ah como hubiera querido ver béisbol femenino y voleibol en esa Olimpiada, pero nada de eso, clavados por aquí y por allá. Y una gimnasia que aún deja bastante que desear Ojalá publiques esto…

Yulieski

Anónimo dijo...

Reinaldo

Tengo entendido que esa cobertura anémica y restringida tiene que ver con la falta de equipos remotos en la TV cubana... pero eso no tiene que ver con la decisión de que a que deporte dedicar las energías y cual ignorar?.

De todas formas es muy cuestionable que se haya pasado la natación a todas o l agimnasia rítmica con mucho por superar, en vez de pasar los deportes colectivos.Que me disculpe quien lo decidió.Se equivocóoooooooo

En cuanto ala narración hay mucho de que hablar, pero creoq ue a algunos les falta preparación. Como s erecuerd a Eddy Martin por favor. Al periodismo deportivo en Cuba le va falta un poco de sinceridad y le sobra triunfalismo.

José A.
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