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Erik
Pico
Hace
algún tiempo atrás me costaba comprender el verdadero sentido del significado
de PATRIA…
y hoy, mientras iba caminando hacia el trabajo, divisé unos páramos fríos y
neblinosos donde pastaban llamas y ovejas a dos grados de temperatura, con el
frio calándome los huesos y un volcán enorme nombrado Cotopaxi casi delante
de mi (el segundo más grande del mundo), sumado a una soledad terrible a las
6:30 de la mañana, me detuve, hice un alto en mi existencia y me dije: ¿Qué tengo
que ver yo con todo esto?... ¿Dónde me he metido que no diviso nada que me
nombre o me evoque un poco de lo conocido, de lo amado hasta el momento?… ¿Cuán
lejos estoy de todo lo que me hace levantarme cada día de la cama con ganas
de seguir, respirar, vivir? …y fue entonces cuando por vez primera me sentí
un extraño en medio de un páramo que no me decía nada, que no me
hablaba…porque nada tenía que decirme…ni yo a él...
Y
fue así como comprendí en un segundo lo que significaba. PATRIA: es el pan nuestro de cada
día junto a tus seres queridos, es el café matinal con esos vecinos que te
vieron nacer y que son casi como tu familia. Patria son los amigos que te
ayudan a vivir cada día y te empujan a reír aun cuando se imponen las
lágrimas. Es un poco de historia en cada esquina de mi ciudad de techos rojos
y adoquines. Es el mar que rodea la silueta de la Alameda. El Ángel de la
Catedral que como farol inmóvil se impone en su pedestal contra las
tempestades, mirando la ciudad en lontananza…
PATRIA son mis muertos en Santa Ifigenia, esos que
descansan en el suelo de donde nunca alzaron el vuelo… y donde único podría
llevarles flores. Es la risa de los niños corriendo con sus pañoletas a la
salida de la escuela y alzando sus papalotes de vuelos de ensueños… es el
ladrido de mi perra cuando la acaricio en las mañanas, y la mirada de mi
madre que me dice que me ama… esa mirada cómplice de quien no quiere verme
partir…
PATRIA es mi casa, mi cuarto, mi cama, mis libros en el
estante viejo que me hizo mi abuelo; es el retrato de mis tíos en la sala de
cuando eran pequeños y no sabían del Norte…
PATRIA es el calor de mi tierra, mi gente, sus alegrías
y tristezas, que también son las mías; es la lluvia que cae a veces en las
tardes y el olor a vida que impregna en sus calles, es mi maestra de primaria
que veía en la bodega a principios de mes en la cola del pan…
PATRIA es el primer beso que di, en aquella fiesta de
los años 90, donde nos vestíamos iguales y bebíamos solo agua. PATRIA soy yo,
pero yo en mi mundo, no en un páramo extraño que nada puede decirle a la
inquietud del mundo, ni a la mía…
PATRIA es cada lágrima que derramo cada día por volver a
abrazar a los míos…y es el silbido del viento…que me grita desesperadamente…que
regrese…
(EL AUTOR es actualmente profesor del Centro Cultural y de Información Monseñor Pedro Claro Meurice Estíu, en Santiago de Cuba)
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