jueves, 4 de agosto de 2016
PURA DEL PRADO: “Un MAR entre los bordes de mi HERIDA”
Reinaldo
Cedeño Pineda
Era una tarde de
Santiago. En sus versos de “La Trocha”,
la calle ondeaba, se encogía, se armaba de sabor y carnaval. De pronto era nostalgia y de pronto,
pregón. La voz quería escapar:
ciclónica, indomable, misteriosa. Una voz de otro mundo.
Me hubiera gustado conocerla, a la dueña de
aquella voz. A la osada muchacha que había regalado flores silvestres a
Gabriela Mistral, saltando la verja de la casa de Dulce María Loynaz. A la joven que
lloró a Frank País, compañero de estudios en la Escuela Normal para
Maestros de Oriente, y luego lo pintó con una conmovedora sencillez:
“Recuerdo
cosas simples: te gustaban las lomas / los pantalones cremas y las blancas
camisas / la música, las nubes, la Biblia, las palomas / tocar himnos al
piano y esconder las sonrisas”. (1)
Hubiera
querido tener sus cantos salidos de la imprenta clandestina en 1957 y la
primera edición de su libro Color de
Orisha (Barcelona, 1972), inspirado en Lydia Cabrera, que tan buena crítica
le granjeó. Y sentarme en un rincón mientras actuaba, sobre todo en aquella
descarga en Washington (1973), que una cubana de los pies a la cabeza como
ella, supo contar a sus amigos:
“(…) me robé el show con ‘La Trocha’, que
la arrollé como nunca, porque la orquesta de
Mulens y Julio Gutiérrez me sopló una clase de conga que se acabó el
mundo y creo que me descuarejingué y no se me quedó célula sin menear (…) Yo creo
que la diosa Ochún, tan resalá como es, se me coló adentro (…) me compraron
libros, me besuquearon. Bueno, shampoo de cariño y aché de nuestro pueblo”. (2)
Le habría felicitado por su célebre
artículo “Los emigrados” (La Opinión
de Los Ángeles, 1972), por su medalla de
oro en la Universidad de Turín con Idilio
del girasol (Barcelona, 1975), y
por aquella nota lapidaria aparecida en la revista Norte de Holanda: “es hora ya que el mundo rinda pleitesía a esta
poetisa cubana”. (3)
Hubiera querido ser su amigo.
Pero su vida no fue de aplausos. Ni de
lejos. Tuvo contradicciones con sus compañeros en el duro período de la lucha
clandestina, a finales de los cincuenta en Santiago de Cuba, cuando toda
precaución era poca. Viajó a México y a Estados Unidos. De allá regresó a su
país durante un breve período, en 1959,
ya en estado de gestación.
AL CENTRO, PURA DEL PRADO en casa de la escritora Uva de Aragón, 1974..
Decidió emigrar a los Estados Unidos, “por
razones privadas, como el haberme enamorado de un emigrante con el que me casé.
No obstante tan emigrante como el que más”. (4) Así lo dejó escrito. Pero, también
hubo desencantos, no hay que negarlo. Lo deja entrever en más de un poema. (5)
Aunque su obra ha sido incluida en numerosas
antologías, esas circunstancias la persiguieron, ora como un perro de presa;
ora, como una sombra. “Con tristeza me digo a veces que si me hubiera quedado
en Cuba, a estas alturas estaría consagrada”, confesó. (6)
IMAGEN DEL LIBRO "SANTIAGO LITERARIO"
Nació en Santiago de Cuba, el 8 de diciembre
de 1931. Su nombre completo era Pura del Carmen del Prado Armand. Sangre mambisa corría por sus venas, pues era
nieta de Silverio del Prado, general del Ejército Libertador. Tuvo dos hijos,
Raúl y René, de su matrimonio con Jorge Pedraza, piloto de aviación civil residente en Miami.
De ahí sobrevino su seudónimo de Esther Pedraza.
Cuando
leí el libro Pura del Prado, una voz de océano,
una conmoción me recorrió. Estos párrafos son un pretexto para agradecerle a Nydia Sarabia,
la autora, por haberla devuelto a la
vida entre sus compatriotas, por haberle renacido en toda su humanidad, sus
letras y su caos. No recuerdo si se lo dije en mi
visita a su casa; pero aquí lo dejo escrito.
Hay una carta que la escritora envió en 1972 al Círculo Artístico Literario Heredia, y a sus compañeros de la pluma, la revolución y la vida de ayer, según sus palabras:
“A veces me pregunto ¿y qué habrá sido de mis amigos del alma? ¿se acordarán de mí, de esta poeta que hace tantos años no pisa su tierra, ni los ve ni les habla, y que sin embargo, jamás dejó de amarlos (…) Muchas noches y tardes y días, envuelta en olas lejanas (…) de mi propia entraña he arrancado voces, miradas, sonrisas. (…) A veces, he cantado mi nostalgia:
Entre angustias y dicha dividida
acá mi nido, allá mi procedencia
un mar entre los bordes de mi herida
una orilla de amor y otra de ausencia. (7)
La propia periodista e investigadora afirma
que en varias ocasiones, Pura quiso
volver, pero su esposo no aceptaba el viaje a Cuba, ni de visita. El entorno sociopolítico
imperante y la economía, también conspiraron en su contra. Los años hicieron lo
suyo. Mas, al fallecer en Miami, el 16 de octubre de 1996, nadie pudo negarle
ya lo que tan ardorosamente había
pedido.
Pura del Prado fue sepultada el 22 de noviembre de 1996 en el panteón del Arzobispado, en la necrópolis de Santa Ifigenia. Era una tarde de Santiago. Su hijo René Pedraza del Prado se comunicó conmigo y esclareció: "Fui yo quien vine acompañando al cuerpo de mi madre y quien obtuvo los permisos para ese traslado con la asistencia de elArzobispado de Santiago. Fui yo el orador aquella mañana en el cementerio de Santa Ifigenia y recité la razón por la cual fue llevada a Cuba: ¡Aquí no! ¡Que Va!".
El día que
yo me muera
se va a
morir Cuba un poco
porque mi
espíritu loco
tiene zumo
de palmera
………………………….
¡Prométanmelo, soldados!
Cuando se
rompa este hierro
¡No dejen en
el destierro
Mis huesos
abandonados
Llévenme
para allá
Aquí no.
¡Qué va! (8)
NOTAS
(1) “Elegía
a Frank País”, en Nydia Sarabia: Pura del
Prado, una voz de océano, Ediciones Caserón, Comité Provincial de la UNEAC,
Santiago de Cuba, 2011, p. 203.
(2) Nydia Sarabia: Pura del Prado, una voz de
océano…, p.30-31.
(3) Op. Cit, p. 41.
(4) Op.Cit., p. 153. La cita corresponde al
artículo “Los emigrados” de Pura del Prado.
(5) Así
lo sostiene, por ejemplo, León Estrada tras mencionar poemas como “¡Ay Cuba!”,
“¿Por qué se van?” y “Décimas a la Virgen de la Caridad del Cobre”, en la ficha
de la autora para su voluminoso libro Santiago
Literario, Fundación Caguayo, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2013, p.
212.
(6) Op.
Cit, p. 44. La cita corresponde al fragmento de una carta de Pura del Prado del
año 1977.
(7) Op. Cit., p.
175-176. El fragmento corresponde al testimonio del doctor Guillermo Orozco
Sierra
(8) Op. Cit., p, 206-208. El fragmento corresponde al poema “Aquí, no”, de Pura del Prado
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