sábado, 6 de febrero de 2010

SIEMPRE HAY ESPACIO PARA UN NUEVO REALIZADOR (Entrevista con el crítico cinematográfico cubano Luciano Castillo)



Enrique Pérez Fumero
enrique_perez@fch.uo.edu.cu

La Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Los cineastas del mundo. Siempre hay un espacio para un nuevo realizador. Criticar por criticar, no es hacer cine. Santiago Álvarez en la memoria. Coproducir o no producir: he ahí el dilema. Reedición ampliada de la Cronología del Cine Cubano.

Conocernos personalmente fue obra del azar. Antes, había mediado un intercambio por correo electrónico. Luciano Castillo, uno de los más acuciosos críticos e investigadores del cine cubano, artítífice del espacio televisivo De cierta manera... cuando visitó Santiago de Cuba, fue inevitable para un cinéfilo conocer sus opiniones…

―En 1986 se fundó la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, que resultó ser el sueño anhelado de realizadores como Birri, Solanas, Guevara… ¿A más de treinta años de haberse fundado, cómo la escuela recibe esta nueva generación de estudiantes? ¿Cuáles son sus ambiciones?

Como tú bien dices, la escuela fue un sueño compartido por todos los cineastas del continente durante años, porque anteriormente debían marchar a Europa para estudiar cine, aunque la mayoría se formó sobre la marcha. De todas maneras, siempre existió el anhelo de fundar una escuela de cine. En 1985 ya se existía la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y como Cuba ofreció el terreno para una escuela, este fue el primer proyecto de la joven fundación que se materializó al año siguiente.
30 años han sido muy importantes porque en cada curso que finaliza la escuela aporta al universo del audiovisual no sólo del continente sino de todo el mundo, una nueva generación de tele cineastas que es el título que se otorga allá y no por gusto en muchos de los créditos de películas importantes aparecen alumnos graduados de la escuela. Por ejemplo, en los premios Goya de España no es raro que haya varios nominados que cursen estudios en la escuela. A muchos les sorprende que la matrícula no sea muy grande, apenas son 45 estudiantes por año y entre las justificaciones está el hecho de que la capacidad de la escuela no da para más. Pero lo que sí es importante, es que al cabo de 30 años siga aportando y nutriendo este continente de buenos realizadores.

—Desde hace algunos años se ha desatado en Cuba una oleada de nuevos realizadores y personas que están interesados en el audiovisual, no con un interés lucrativo, sino como un medio de expresión y cambio. Pero… qué pasa con los jóvenes que quieren hacer cine y no pueden entrar a la escuela. ¿Cómo el ICAIC y la EICTV se enfrentan al llamado cine independiente: los aceptan o los rechazan?

… Bueno son muchas preguntas… La escuela como todas tiene ciertos requisitos para entrar como son la edad o el hecho de estudiar como mínimo el segundo año de alguna carrera universitaria, más los exámenes de ingreso. Todos los años entran estudiantes cubanos, por supuesto. Cuando un postulante no aprueba en la primera oportunidad puede presentarse en otros años o hacer exámenes para ingresar al Instituto Superior de Arte. Sin embargo, hay otras formar de acercarse al mundo del cine, por ejemplo, participando en la Muestra de Nuevos Realizadores.
La Muestra es un proyecto de la Asociación Hermanos Saíz y en un principio se circunscribió a los límites capitalinos, aunque después se creó en Camagüey el festival El almacén de la imagen, como una especie de alternativa de este concurso audiovisual habanero, pero en este caso para las provincias orientales. Con las nuevas tecnologías, es cierto, los jóvenes tienen más posibilidades de acercarse al audiovisual, pero yo creo que lo fundamental es trabajar. Es decir, siempre hay un espacio para un nuevo creador. Aquel que manifieste que no tiene donde poner su obra es porque no busca el lugar porque están la Muestra, los Festivales Internacionales del Nuevo Cine Latinoamericano y de documentales Santiago Álvarez In Memorian o el del Cine Pobre y no necesariamente tiene que ser un creador que esté vinculado a un organismo. Es que, uno de los propósitos de la AHS y la muestra es descubrir nuevos realizadores. También por ejemplo, el Festival de La Habana tiene concursos de guiones inéditos. En realidad hay muchos concursos: el Mundo Sinergia en Costa Rica y otros que está en ir madurando los proyectos hasta que se puedan realizar.

―En la actualidad hay muchos jóvenes que participan en la Muestra con trabajos críticos asumiendo posiciones de periodistas o sociólogos, pero usted como espectador y crítico, cómo valora las necesidades estéticas y temáticas que reflejan los jóvenes en sus óperas primas y otros trabajos.

Hace un tiempo en la escuela se vivió un momento en que los jóvenes se acercaban a la realidad cubana y abordaban temáticas que estaban al alcance de todos y nadie las trataba y eso demuestra que todo realizador tiene el deseo de ser descubierto. Yo creo que para abordar esos temas hay que ser lo más honesto posible, y no es el hecho de buscar un tema por los comentarios que pueda suscitar, porque no es criticar por criticar. Siempre hay una arista desde la cual se puede abordar un tema y si resulta de crítica es necesaria una buena fundamentación. Muchos jóvenes piensan que por criticar, ya tienen un buen material. Yo creo que lo principal es descubrir el tema o el personaje que amerita ser llevado a la pantalla y entonces apostar todo lo posible en él. Hay un refrán muy cierto y es que cortando huevos se aprende a capar. En mi opinión hay algo que adolece el cine joven cubano y es que sus realizadores muchas veces desperdician la posibilidad que les puede ofrecer el hecho de ver una película de la cinemateca, un cine debate y esa es una escuela que no se puede olvidar porque es muy importante. Hay quienes se creen que han descubierto lo más novedoso cuando ya ese recurso se utilizó en etapas precedentes. Yo creo que desperdician las posibilidades que están al alcance de la mano. El realizador cinematográfico tiene que estudiar, ver todo el cine, no sólo el que se hace hoy sino pasear por diferentes etapas, directores, guionistas…

—¿En qué medida el ICAIC o la escuela de todos los mundos estarían de acuerdo en asumir otro proyecto que siguiera las huellas del Noticiero ICAIC Latinoamericano que dirigió Santiago Álvarez? Tal vez otro proyecto, pero con las mismas intenciones y otras más…?

Realmente es difícil. Yo he estado en varias reuniones donde los jóvenes han planteado que sí están de acuerdo en retomar el Noticiero ICAIC Latinoamericano, pero todos los tiempos no son iguales, claro esa no es justificación. Cuando Santiago Álvarez lo hacía no existía lo que hoy se llama sinergia mediática o tanta inmediatez de la noticia porque no había tantos recursos ni medios tecnológicos. Por esa razón, el Noticiero llegó a crear un lenguaje tan peculiar que aún hoy se disfrutan los noticieros como si hubiesen sido filmados recientemente. Y es que cada uno de los materiales era considerado como un documental donde se seguía una estricta dramaturgia. A estas alturas es muy difícil hacer un trabajo así. Bueno, si aparece quien lo quiera hacer con el equipo preparado para un proyecto de esa naturaleza me parece que el ICAIC le va a dar la bienvenida y la escuela también lo apoyará. Aprovecho esta pregunta para destacar un valor de Santiago y es que en cada una de sus obras, explotaba todos los recursos del audiovisual sin cargar la obra de entrevistas que es lo que ocurre en el cine contemporáneo. Se abusa mucho del género entrevista al punto de hacer un collage con ellas y decir pomposamente que tienen un documental. Santiago apelaba a todos los recursos habidos y por haber y la entrevista en última instancia porque siempre encontraba diversas maneras de decir.

―En el 2009 se cumplieron 50 años de la fundación del ICAIC y durante ese período de doce meses se estrenaron varios filmes como El Cuerno de la Abundancia de Juan Carlos Tabío; Los dioses rotos, de Ernesto Daranas, Ciudad en Rojo de Rebeca Chávez; La Anunciación de Enrique Pineda Barnet y la más reciente El premio Flaco de Juan Carlos Cremata. En relación con las coproducciones, siempre han funcionado como una vía soluble frente a la precariedad económica del continente. ¿Cómo el ICAIC asume estas ayudas sin que exista de por medio un mecanismo de dominación cultural para que el cine que se siga haciendo tenga un carácter completamente nacional?

Ese es un dilema que ha enfrentado el cine hace muchos años y siempre ha persistido esta idea: coproducir o no producir. Todo el cine de América Latina e incluso el europeo es a base de coproducciones. Es más, la coproducción es una posibilidad que tienen muchos países para distribuir y por eso no se puede eliminar del todo. Muchas producciones clásicas cubanas no se vieron en el extranjero excepto en festivales o en círculos minoritarios y fue por falta de distribución. A partir de la película Fresca y Chocolate (1993), es que la coproducción garantizó la distribución de los filmes. Es decir, las coproducciones son básicamente imprescindibles para realizar otros trabajos.

—Finalmente Luciano, ¿Cómo van los preparativos de su último libro? Temas, comentarios, acercamientos a qué…

Yo me he convertido en una especie de hijo adoptivo de Arturo Agramonte porque trabajábamos juntos en diversas investigaciones, sobre todo la etapa de los pioneros del cine cubano que por mucho tiempo se obvió por completo. Mi sueño era publicar o reeditar la Cronología del Cine Cubano muy apresuradamente a partir de la información que tenía como fruto de la investigación de muchos años y la idea era ampliar esa cronología. A su muerto yo seguí investigando pero siempre con el anhelo de publicar la cronología y entonces luego de varios años pensé que ya era el momento. Acabo de terminar el libro que en un futuro será una versión corregida y profundamente aumentada de la Cronología del Cine Cubano que la firmaremos Arturo Agramonte y yo, y que abarca el cine cubano desde finales del siglo diecinueve hasta 1959. Solamente esta primera parte tiene 1700 páginas. Con eso te estoy revelando que es fruto de muchas investigaciones y temas que nunca se habían tratado en cuanto a testimonios y trabajos. Hasta ahora estoy esperando porque una obra de esta envergadura nunca se ha hecho en Cuba. Hay una cosa y es que el cine cubano no empezó en 1959. Anteriormente se hizo un cine comprometido y este libro pretende rescatar todas esas memorias. Queremos que salga con la mayor calidad posible en cuanto al material fotográfico porque un libro de cine sin imágenes, le falta alma.

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