Jesús García Clavijo
irenec@medired.scu.sld.cu
Haber vivido, además de ser un gran recuerdo como dijo un poeta, es una posibilidad de conocer mucha gente. De todas, uno no puede hablar de una vez y poco a poco he ido hablando de algunas importantes en mi vida. Leyendo a Retamar, en su libro Recuerdo a… me puse a pensar en las personas que yo recordaba, por suerte a muchas y más aquellas que conocí, aunque ellas no me conocieran, o ya se olvidaran por el paso del tiempo.
Así conocí, por suerte a Nicolás Guillén, realmente no fue por mi cultura de aquellos años iniciales de adolescente, si no porque vivía cerca de la UNEAC en La Habana y allí pasaba buenos ratos entre poetas y artistas importantes.
Antes había conocido a Bola de Nieve y a su padre, no en la UNEAC, fue en una playa en Santiago de Cuba donde vivo, y luego lo volví a ver en La Habana poco antes de su viaje a México donde murió, eso lo supe después con los años, así sería interminable la lista de personas y ese no es mi objetivo hoy.
De todas formas quiero dejar constancia, porque he hablado de ello otras veces, que Juana Bacallao fue mi amiga y hoy ni se acordará de mí, ella es una figura, como me decía y la consideraba. Juana es un personaje en mi vida, quizás porque coincidió con una época importante o ella era tan sencilla que se hizo importante para mí. De Juana hablé largo otras veces.
De todos aprendí. Realmente de todos uno aprende. También conocí a Panchón, mi amigo con su discapacidad física y a Laura, la viejita que limpiaba la casa donde dormía en la Habana, cerca de la UNEAC, y a Munga, la esposa de Luís, una pareja de viejitos, amigos de mi abuela Nanín, que me dieron cariño, familia en la Habana y un balcón para mirar el mar.
Les debo a los demás la inclusión en mis descargas y seguro lo haré.
Uno se deja llevar por el tiempo y el trabajo y las cosas pasan sin que queden las notas para el recuento.
Hablando de trabajo, vivo en el único país del mundo que uno puede vivir sin trabajar; se nace gratis, nada cuesta y hasta te cuidan todo el tiempo en la barriga de tu mamá, luego te dan toda la enseñanza gratis y la comida el estado te la da a un precio simbólico que casi no te cuesta nada, comida para vivir, no para lujos, te enfermas y todo es gratis y te mueres y el entierro no te lo cobran, en fin, que es un país donde se nace y se muere sin trabajar.
Menos mal que ya el gobierno está tomando medidas al respecto y la gente sigue sin trabajar o... trabajan en las tiendas de ropa, porque siempre están llenas. Estoy seguro que se resolverá, pero lentamente; ojalá no tanto.
El tiempo es un recurso, el más importante y a mi, como a los que trabajan, no nos alcanza nunca, aunque lo planifiquemos y replanifiquemos.
Un amigo me decía que el mundo hay de todo, pero mal repartido. Eso mismo pasa con el tiempo. Pero no quiero darles una clase de técnica de dirección, quiero hablarles de las personas que conocí y participaron en la Jornada Científica del día 21 de enero en Santiago de Cuba. Allí, como el año pasado, se unieron poetas y médicos, la salud y el arte, sin embargo no se habló de enfermedades ni tratamientos, se habló de salud, esa que se logra con la espiritualidad y nos arregla el resto.
De la jornada ya Reinaldo Cedeño habló y fue fiel a lo ocurrido, dejándome poco espacio para mis comentarios casi terminados y ahora transformados por ese motivo, el jefe es jefe, y respeto las jerarquías.
Yolanda Franco Sagué, es otra persona que conocí y estaba allí, como el año anterior, con sus poemas y alas. Ella es la esposa de Juan Wong, no olvidemos que detrás de una gran mujer hay un gran hombre, Juan es un gran hombre, cuida la casa para que Yolanda asista a las tertulias y a la Peña Minerva. Es un personaje Yolanda, sobre todo es la que asegura las mejores empanadillas de Santiago. Sus poemas son de respetar y ahora anda en una onda de los orishas un poco sospechosa.
Teresa Madlum, también mencionada por Reinaldo, fue parte de mi infancia, Lola, nos crió a los dos, Lola es Dolores Payás, no la otra de antes de la revolución que tenía un prostíbulo cerca del puerto, que por suerte visité muy pequeño, para darle cobertura a mi padre que trabajaba cerca y de paso aprender y conocer las cosas del pasado de mi ciudad. Pensándolo bien, yo soy bueno; estudié en colegios religiosos, luego mi papá trabajaba en algunos negocios de montar cuadros y venderlos, lo que lo obligaba a viajar por muchos pueblos y siempre iba con él. Lo raro era, que sus oficinas, todas, estaban cerca de los prostíbulos de la época y yo tan pequeño no entendía nada de aquello, pero me gustaba más que andar con las monjitas y el Ave María.
Ahora hablan de los traumas… traumado estaría yo con tales cambios en mi vida, que por suerte, ayudaron a mi formación vocacional.
Como Tere es mi hermana casi, no hablaré de ella porque sería nepotismo, palabrita de moda y perseguida en algunos lugares.
Hablaré de los ponentes en el orden de aparición según el programa previsto.
Reinaldo Cedeño Pineda, obligatoriamente debo hablar bien del pues si no... no me pone en su blog, pero de todas maneras nada malo podría decir, si la bondad y lo humano podría medirse, Reinaldo superaba todas las medidas. Él no sabe donde lo conocí. Admiré si, aquel muchacho joven y con perspectiva que escribía en el periódico Sierra Maestra de mi ciudad, con un periodismo distinto, fresco, valiente y culto, pero nunca lo había visto de cerca, una mañana de visita en la biblioteca Elvira Cape, estaba Reinaldo y yo entré e intercambié algunas palabras de paso con él, muy serio por cierto, mientras esperábamos nos atendieran. Pensé, este muchacho, va a llegar lejos. Ahora se, que lo más lejos que ha viajado, es La Habana, fiel a sus ideas guillenianas, que: mientras más nacional, más universal. De todas maneras no le vendría mal viajar, digo a otros países, lo dijo Vladimir Maiakovski: el poeta debe viajar… pero creo que en aquel entonces no se hacían tantos trámites con la visa.
Uno viaja también de otras maneras y anda distancias, Internet ayuda. Pero no es lo mismo que el cuñito en el pasaporte y ver la cara que le ponen a uno al cruzar las aduanas.
Muchos años después, nos volvimos a ver en la casa de Teresa, mi hermana, y luego fuimos amigos, unidos, por Yolanda, que aunque casi no habla, es muy buena comunicadora y en su síntesis une a la gente.
Cedeño dio inicio brillantemente a la jornada científica que les dije del día 21 en el Hospital Docente Materno Sur Mariana Grajales, primera vez que lo escuchaba exponer y hasta una persona me dijo sus dudas de si funcionaría o no esa conferencia en ese entorno de partos, medicinas, heridas y tratamientos. Y funcionó. Nunca dudé de ello y no me hizo quedar mal, ya Cedeño, es plantilla de la medicina natural y tradicional, nada mejor para el estrés que saber de donde vinimos y sobre todo, hacia donde nos movemos, él lo logró y todos se lo agradecimos.
Le siguió el Dr. Regüeiferos Prego, toda una institución en la salud pública de Cuba y del mundo, sobre todo en la neonatología, esa que nos cuida en los primeros tres meses de abandonar la barriguita de mamá, quién duda que Reinaldo fuera paciente suyo.
A Regüeiferos lo conocí paseando por las calles de mi ciudad, a la antigua, muy elegante y con corbata, con su esposa de brazo, algo perdido y tan necesario rescatar, digo la elegancia, no la esposa, cada uno sabrá como resuelve sus reuniones, pero es lindo ver a la gente así unida y elegante, en él se conjugaban ambas cosas, digo la elegancia y la esposa, luego supe, comentario de paso, que era una institución en la medicina y no se equivocaron quienes me lo comunicaron bajito, para que el profe no lo escuchara, desde ese momento lo admiré y luego fui su amigo, respetuosamente lo digo y vivo feliz con ello, al menos así me considero. Brilló su conferencia, que luego me comentó a solas, amaneció preparándola por el tema tan fuera de lo común como el arte y la salud en la calidad de vida. De todas maneras, genial como siempre, el Dr. MSc. Luís Alberto Regüeiferos Prego, es otra persona que conocí, aprecio y agradezco.
Aquí hago un alto para confesiones. Lo hago para resaltar la maestría del tercer ponente. En mi función de asesor del evento habíamos planificado a dos ponentes de Holguín muy importantes que seguirían en el programa, lo que no podíamos planificar era el terremoto de Haití y la presencia nuestra, digo de Cuba, en ese hermano país, aspecto que movió todo el sistema de salud cubano y a los dos ponentes, que un día antes, cuando estábamos por imprimir los programas, me comunicaron no podrían asistir.
Quintero, hablen con el Dr. Quintero, urgente, el dirá que si; fue la primera persona que nos vino a la mente, con la seguridad de los hombres buenos. Casi con horas, no días antes, se le pidió al Dr. MSc. Jesús Quintero nos impartiera una conferencia sobre esos temas que tampoco estaban programados en su labor diaria, y dijo que si, ya él había asistido a otros eventos nuestros y conocíamos de sus dotes de buen comunicador y paladín de la medicina natural y tradicional en Cuba.
A Quintero también lo conocí. Era un misterio que pasaba con su maletín por la puerta de mi casa todos los 45 días que permanecí con una fractura en reposo. Años después, previo a la visita a Cuba de otro grande de vla medicina natural y tradicional del mundo, el Dr. Sadhak Godoy de Guatemala, estrechaba la mano de Quintero en la sala de mi casa. Hasta hoy, Quintero es uno de los amigos que guardo y conservo, como de las mejores personas que conocí. Quintero, disertó en el evento, movió neuronas y sin hablar de enfermedades, nos curó a todos, el tiempo de su conferencia fue el que más rápido pasó en nuestras vidas, sin darnos cuenta, sin papeles ni notas, el Dr. MSc. Jesús Quintero, hizo una pausa, como el poema de Benedetti…no para contarnos las mentiras/ si no para cantarnos las verdades.
Lo que nunca supe, ni le he preguntado, qué lleva en el maletín, todavía anda con él. Las personas se dividen en tres partes anatómicamente, pero algunas nos dividimos en más.
Muy de moda los celulares, como parte inseparable del cuerpo humano cubano últimamente, aunque no tengan crédito, no importa, allí va el celular, que amenaza con desplazar la socorrida jabita, la de por si acaso.
Luego, llegaron dos seres de Argentina, que mostraron sus experiencias con personas que presentaban algún tipo de discapacidad y mediante el arte, ellos, durante años, y sin mucho apoyo, pero con muchas ganas de ayudar, han logrado darles salud y calidad de vida. Andrea Dibella y Oscar Polzonetti. A los dos los conocí también, suerte de la vida. Un matrimonio de gente buena. Psicóloga y psicoanalista ella, amorosa y capaz. Pintor, profesor de arte y poeta él. Ambos se hicieron dueños de Santiago de Cuba y de nuestros corazones, fue la ponencia más larga y debatida de todas, sus experiencias nos conmovieron, su sencillez y humildad perduran en nosotros todavía.
Luego, no podía faltar, hablaron los poetas, la poesía. ¿Y es que todo lo anterior no lo fue?
La mejor clausura de la historia y el traslado al almuerzo y al intercambio abierto y franco frente al mar.
Allí entre bailes, risas, alegrías, saludos y felicitaciones, entre médicos y poetas, pensaba en todas aquellas personas que conocía, pero sobre todo en los que trabajamos para que esa alegría fuera realidad.
Allí estaba el Dr. MSc. José Antonio Lora, el primero en tocar a mi hija Irenita al salir del vientre de Irene. Lora era el presidente del comité organizador, máximo responsable de toda la jornada. También estaba la Lic. Irene Cruz Martínez, presidenta del comité científico.
A Irene también la conocí, pero ella antes a mi, de todas maneras el orden de los factores no altera el producto y el producto fue Irenita algunos años después, que también participó en la organización del evento; de un evento que nos dejó a todos con ganas de seguir.
Allí frente… al mar del Sur/ que también Caribe llaman… recogiendo caracolas en la playa con Irenita, pensé contarles de la jornada científica y escribirles estos relatos de la gente que yo conocí; que como todos ustedes, han sido muy importantes para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario