domingo, 11 de enero de 2015
Concurso de Promoción de la Lectura Caridad Pineda In Memoriam / UN CONCURSO DONDE EL LECTOR ES EL PROTAGONISTA
(Logotipo del Concurso, realizado por Marta Mosquera,
Premio Nacional de Diseño)
♣ La IV edición tiene por primer vez carácter tanto nacional como internacional CONSULTE LAS BASES EN
Reinaldo
Cedeño Pineda
Saber leer es saber andar, escribió José Martí.
No le faltó razón. Sin embargo, en el camino que va de las primeras letras
aprendidas por imperiosa necesidad hasta la asunción de la lectura como un
placer, no cabe el azar. Estrategias familiares, educativas, mediáticas y
sociales han de intervenir en esa senda a cruzar.
Un libro presupone al menos una gran tríada: el
autor —junto a todo el equipo que lo hace posible: editor, diseñador, artes
gráficas—, el promotor, que ha de justipreciar el esfuerzo anterior, y
finalmente el lector. Ninguno es actor de reparto. Si no hay lectores
entrenados, o por lo menos curiosos, se acaba lanzando la botella a un mar sin
costas.
La promoción del libro y los autores se
inscribe entre las más difíciles. No olvidemos que un libro representa un
proceso intelectivo, que se aparece a primera vista menos lúdico y más exigente
que otras manifestaciones, como la música. Y esa promoción se encuentra
inevitablemente en competencia con otros productos comunicativos.
En consecuencia, es preciso dar paso a un
estilo más enfocado y creativo. Se trata de calidades. Promoción es
comunicación por excelencia. Ir más allá de los carteles anunciadores pegados
al cristal o de la cartelera repetida de corrido en la pantalla, que esconden
el zumo que cada libro contiene, resulta un imperativo. Parecen verdades de
Perogrullo, pero remarcarlas arroja luz sobre ciertos caminos trillados.
Un promotor ha de comentar, enamorar, subyugar
y convencer al lector. Cada acto promocional —incluida cualquier presentación,
los Sábados del Libro— que esquiva estos principios y se contenta con la mera
divulgación, es un disparo de salva.
El universo promocional del libro necesita
comprometerse definitivamente con el lector, dejar de verle como receptáculo y
estimular su interactividad. No basta con explicarle la necesidad de la
lectura, hay que demostrárselo con propuestas irrechazables. Bajo
estos presupuestos, echó a andar en 2012 en Santiago de Cuba, el Concurso Caridad Pineda In Memoriam de Promoción de la Lectura.
A los participantes se les invita a escribir un
texto de hasta cinco cuartillas que comente cuánto ha significado en su vida un
libro determinado, escogido libremente. El lema permanente del concurso: Una
lectura marcó mi vida, busca resortes emocionales y la implicación directa del
lector. En el orden práctico, facilita el envío por correo postal y
electrónico. Los lectores han vuelto a ser protagonistas, y los resultados han
sido en verdad estimulantes.
El Comité Organizador ha recibido trabajos de
escritores avezados y noveles, investigadores, bibliotecarios, periodistas,
historiadores, militares, estudiantes, pioneros, jubilados, amas de casa,
personas que confiesan que jamás han escrito, lectores de las más variadas
procedencias. Las edades fluctúan entre los diez y los 85 años. Un rotundo
mentís a los que se han rendido, a los que preconizan la muerte del libro.
Ese propósito de trabajar con todos los
públicos posibles, nos hizo escoger el nombre de Caridad Pineda Anglada
(1933-2012), insigne maestra santiaguera,
participante en la histórica Campaña de Alfabetización, laureada con la Distinción por la Educación Cubana
y tenaz defensora de la lectura desde las aulas y la comunidad. Una oportunidad
para que su ejemplo cobijara nuevos proyectos: Honrar, honra. La Biblioteca Elvira
Cape fue la primera en acoger la iniciativa cuando otros no confiaron en ella.
Auspiciado por la Asociación Cubana
de Bibliotecarios (Ascubi), la emisora cultural Radio Siboney y en su última
edición, por la Uneac
—en territorio santiaguero—, el Concurso ha tratado de desterrar algunos
supuestos. No habla de hábito, vocablo que tiene cierto eco a lo impuesto, sino
de la pasión por la lectura.
Una de las fortalezas del certamen es el
acompañamiento de muchas instituciones, por lo que se multiplica su resonancia
y sus miradas valorativas. Se ha impulsado la idea de que no se trata de
premios agregados o colaterales, no solo porque el fallo deviene de jurados
autónomos, sino porque esos reconocimientos conllevan mérito propio.
Como en todo concurso, gana el mejor, según la
consideración del jurado. En ese sentido, se ha contado con figuras de
prestigio que lo han apoyado generosamente: la ensayista Daysi Cué, la
narradora Aida Bahr, la diseñadora Marta Mosquera, el crítico Fernando
Rodríguez Sosa, así como el periodista Eric Caraballoso, el multifacético
Yunier Riquenes y los poetas José Orpí y Teresa Melo, entre otros.
El Concurso Caridad Pineda In Memoriam de
Promoción de la Lectura
otorga un gran premio, así como galardones al autor novel y al de la tercera
edad —público del que mucho se habla, pero se atiende menos—, además de las
menciones y finalistas que el jurado
considere. Ha contado con el respaldo invaluable de la prensa. Publicaciones
digitales e impresas han acogido a posteriori sus trabajos, valga citar algunas
como La isla y
la espina, Claustrofobias, Isliada, El Caimán Barbudo, Radio Siboney digital,
SIC, En julio como en enero, el boletín Ideas y Viña Joven. Seguramente otros se sumarán.
(El joven escritor santiaguero Rodolfo Tamayo,
ganador de la tercera edición es premiado por Antonio Moltó, presidente de la Unión de Periodistas de Cuba)
Entre las tendencias que ya va arrojando,
pueden mencionarse el interés por los autores latinoamericanos —con García
Márquez y Neruda a la cabeza—, la preeminencia de la narrativa, la permanencia
del eco de las obras de autores de la época soviética y la profusa referencia a
libros como El
Principito, La Biblia ,
La Edad de Oro y Corazón. Asimismo, llama la
atención el menor abordaje de la literatura cubana.
Estos son solo unos apuntes para compartir la
experiencia. El concurso acaba de nacer, sigue perfeccionándose y tiene abierto
los brazos a sugerencias y colaboraciones. El periodista villaclareño Yandrey
Lay, mención especial en la última convocatoria, escribió un estimulante
mensaje a los organizadores que hemos decidido amplificar:
«No importa cuántas ganas uno ponga en su trabajo,
no se puede obligar a que la gente lea (…) Y aquí ocurre lo asombroso. La conquista
del imposible es el pan de cada día en la vida de la gente. Ustedes han logrado
que tantas personas de tantos lugares diferentes hayan tomado un libro y no
solo lo hayan leído, sino que también hayan escrito sobre él, hecho que
evidentemente sobrepasa la categoría de asombroso y lo lleva al siguiente
nivel: el de lo extraordinario».
Tomado de Juventud Rebelde
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