Reinaldo Cedeño Pineda
Los pretorios de Santiago están suspendidos entre el cielo y la
tierra. Puente de la vida que despierta, de la vida que se va. La yerba rompe
la argamasa de cal y lágrimas.
Una señora baja todos los días sin ver los peldaños, con los
libros acunados y la caja de tiza.
Una niña agita su mano.
Por el pretorio de los desamparados sube un señor con un siglo en
cada pierna. Mientras se cuecen las raíces, se apoya en la baranda y ve caer la
tarde distraída, inexorable.
Por el pretorio de los enamorados, silba un muchacho. Ayer era un
niño, pero un dolor lo hizo hombre.
Por el pretorio de los héroes, el mundo pasa sin advertir el
bronce. La sangre está escondida en los ladrillos. La sangre sostiene los
ladrillos.
Los pretorios de Santiago están suspendidos entre el cielo y la
tierra.
1 comentario:
Como siempre, preciosos tus posts. Gracias.
Saludos desde Londres.
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