sábado, 8 de julio de 2017
LA ABEJA COMO METÁFORA DE UN HOMBRE: ACOTACIONES PARA LA LECTURA DE UN LIBRO DE POESÍA (de Reinaldo Cedeño)
Noel Pérez García
1 (…) contemplando las rosas que me han tocado en este mundo [Luis Yuseff]
No deberían volar, pero vuelan. Y bailan: una extraña danza llena de significados, un mapa. De ese ballet y del imposible vuelo, se calcula, depende la tercera parte de nuestros alimentos. Solo eso bastaría para honores y altares. Pero está la miel, que es la propia historia del hombre, con todo y sus dioses. Y entonces la abeja se volvió símbolo. Del trabajo, sobre todas las cosas. Y también de la elocuencia persuasiva. Esa que la miel depositada por abejas en la boca de un lactante Platón, definieron la dulzura de su estilo. Aún hoy, hay quien parece haber sido alimentado estrictamente de miel. Pero, ojo. Nunca olvidar el aguijón y la determinación de usarlo para defender sus posiciones, aun a costa de su vida.
2 La importancia de llamarse [Reinaldo Cedeño, en Santiago de Cuba]
Algunos hablarán de los premios, que no son pocos. Hablarán de peñas, concursos y otros proyectos que convocan, como pocos, a decenas y cientos de personas, en una ciudad que justifica con la (ausencia de) promoción su ostracismo. Y hablarán de su carisma. Y es cierto. Pero yo prefiero hablar del trabajo: de ese andar de proyecto en proyecto, de idea en idea, de acción en acción; como abeja que en su vuelo poliniza la cultura santiaguera, cubana, universal, con sus premios, sus libros, su mundo digital. Hablar del periodista, del promotor cultural, del investigador, del cronista, del narrador. Y hoy, especialmente, del poeta y su más reciente poemario.
3. Borda una extraña pasión
He escuchado decir que los poetas siempre están escribiendo el mismo libro. En el caso de Cedeño, el tiempo y su obra vendrán a confirmar o no esta afirmación. Por lo pronto, con este libro de poesía, sí me atrevo a asegurar que al poeta lo mueven las mismas (extrañas) pasiones: la literatura, el cine, la crónica… Textos que bien pudieron conformar aquellos Poemas del lente con el que mereciera el Hermanos Loynaz del 2013; otros que nos hablan de la avidez del lector, de los corderos digeridos. Y todos, sin dudar, impregnados de ese don para captar la anécdota, el latido, la pincelada; el don de estremecer y salvar; que ha llevado a su autor a merecer en cuatro ocasiones el Premio Nacional de la Crónica Miguel Ángel de la Torre.
4. Oculto en mi propia piel
¿Cuántas pieles tiene el poeta? ¿De cuántas se permite desembarazarse en el verso? Desde esa piel con que vino al mundo siete días antes/ de que los tanques amigos/ entraran en las calles de Praga, hasta aquella de la que arranca la postilla y quita el vendaje; ¿cuántas arrugas ha dejado la vida? La sinceridad, otro ingrediente del que está lleno este libro.
5. ¿Cómo encontrar mi país?
Otra extraña pasión: Cuba. Ese caimán a mano alzada y también, ese país a la salida. El que tuvimos, y el que tenemos. El de los excomulgados; el de los desexilios; el de la tía Mummy; el de los nigger de las avenidas; el de Sergio, Diego, Virgilio. El de Santiago de Cuba, la más grande pasión; con sus: Doña Guiomar, Carmen Corella, Silvina Fabars; con su Puerto de Boniato y los pretorios suspendidos entre el cielo y la tierra. El de la danza de los inocentes y la del maestro Valera y Catalina. El Santiago de Cuba en el que (el otra vez periodista, promotor cultural, investigador, cronista, narrador y poeta) ha realizado su obra, nos ha legado su miel. Y por el que, en más de una ocasión, no importan las consecuencias, ha tenido que mostrar su aguijón.
6. La abeja libando sal
Dicen que ya no se lee poesía. Que eso es solo cosa de poetas. Que la poesía no vende. Que está muerta. Y entonces llega Reinaldo Cedeño Pineda con un poemario publicado en mayo de 2017, por Ediciones Exodus; tras haber merecido mención en el Concurso Nacional de Poesía Paco Mir (Isla de la Juventud, 2015), y en el que se incluyen poemas también premiados en otros concursos dedicados al género. Y con este poemario crea una gran expectativa entre un público diverso que sigue su enigmática danza de abeja, llena de significados, hasta uno de los escenarios de un Encuentro de Poetas del Caribe y el Mundo. Y todo ello me hace releer, como premonitorios, estos versos: voy como el maná a caer/ seré lluvia en el desierto/ voy levantando a ese muerto [la poesía]/ que no dobló la cerviz.
7. y resbalé en un abismo (bonustrack)
Una última acotación. Ya la obra está hecha. Ahora comienza el azaroso camino de los lectores y la crítica. No se espere de mí, humilde presentador del poemario, otra cosa que alabanzas y buenos deseos en ese recorrido. Eso sí, solo un señalamiento. Espero que Cedeño sepa de cuántas varas es la camisa que se pone, al presentar este libro sin la certeza de que todo el que así desee, pueda llevarse a casa La abeja libando sal.
Santiago de Cuba, julio 7, 2017
37. Festival del Caribe
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