Álvaro Álvarez Díaz
Muchos colegas y aficionados, donde me incluyo, aplaudimos la designación del pinareño Alfonso Urquiola para dirigir la principal selección de béisbol de este país que asistirá, en el mes de octubre, a dos importantes y exigentes certámenes internacionales; primero el Campeonato Mundial, con sede en Panamá, del primero al quince; y los Juegos Panamericanos, en Guadalajara, México, en la segunda quincena.
Igualmente compartimos el procedimiento para conformar la preselección de 38 jugadores de donde saldrá el equipo de 24 a la cita universal en Panamá. No recuerdo otro momento en que el manager haya sido el encargado “absoluto” de llamar a los que él considera responderán a su estrategia sobre la base de los métodos a emplear.
Hasta aquí todo es perfectamente comprensible pero, excluir a Norge Luis Vera Peralta de ese grupo no me parece atinado, con el mayor respeto al experimentado timonel. Obviar el currículo de Vera es injusto. Es cierto que la historia, a veces, no es lo que determina, sin embargo estimo que merece mayor respeto el hombre que, por mucho, es el mejor pitcher de Cuba.
Los argumentos para no incluirlo me parecen infantiles: “no está en su mejor momento”; “no está en forma”. ¿Cómo es posible?. No se trata de cualquier lanzador, además es lógico que no esté en óptima forma y pregunto: ¿Cuántos lo están? ¿Cuándo comienza el Mundial?. Tengo entendido que el llamado es para cumplir un ciclo de preparación de cuarenta días aproximadamente y es ahí donde el atleta logra la carga necesaria para enfrentar el reto.
Estoy convencido que en ese grupo no existe un lanzador con la maestría deportiva que posee Vera, algunos están por escribir su historia y este no es el momento para enseñar, no olvidemos que será el último Mundial; otros han tenido un comportamiento inestable en su incursión en la arena internacional.
Claro, tampoco se trata de romanticismo, el objetivo está bien definido: hay que ir a Panamá y a México a ganar no hay otra opción y Urquiola lo sabe bien. Mi propósito no es indicarle al mentor del equipo Cuba lo que tiene que hacer, pero me siento con todo el derecho de opinar al respecto.
Ojalá no lo necesiten, el tiempo se encargará de demostrar quienes tienen la razón, si es el colectivo de dirección: Felicidades, pero si no… ¿Cómo lo explican? Los caprichos, generalmente no proporcionan un final feliz. Hay muchos ejemplos que pueden ilustrar lo anterior; en el fútbol han sido varios los que han tenido que reconocer la equivocación y a la postre renunciar porque, sencillamente no tuvieron en cuenta el criterio de la mayoría.
Finalmente quiero dejar claro que no hay sentimientos regionalistas en lo expuesto, cualquier persona que siga el béisbol, defienda lo justo y respete la trayectoria como atleta de Norge Luis Vera, estoy seguro coincidirá con la opinión de este comentarista. Es más, por el solo hecho de lo que ha representado para Cuba, el aporte que puede brindar a muchos que están ahí y no han sido capaces de convencer, era preciso extenderle, al menos, una invitación al entrenamiento.
Créame Alfonso que hasta aquí te admiraba, eso no se le hace a los grandes.
Publicado en su blog bajo el título ¡Apretaste, Urquiola! Swing en el diamante 12 de agosto de 2011
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