jueves, 18 de agosto de 2011

¿ELIJO YO… Y CANTO YO?




NO a la imposición de un género musical El derecho a la diversidad musical en la recreación
Unas palabras sobre centros nocturnos y programas radiales.


MISAEL LAGEYRE MESA

misael@rsiboney.icrt.cu

Director de Programas de Radio / Graduado del Instituto Superior de Arte (ISA)


Siempre he considerado que la satisfacción comienza con la elección. Es como un punto de partida: no se conoce aún el final, pero hay motivación por el intento. De ahí que muchas veces estemos a merced de otros para lograr un momento de placer, porque ni siquiera hemos planteado nuestro deseo o criterio.

Debo aclarar a tiempo que mi búsqueda no navega en lo morboso, sino en lo vivencial y cotidiano. Y cuento que estas palabras escritas son el florecer de cientos de insatisfacciones nacidas en sitios donde supuestamente debí aceptar como lógico lo que ocurría, o en momentos que no esperaba estar equivocado, según me sugirió algún coterráneo convencido sabrá Dios de qué.

Lo cierto es que el proceso de elegir se ha tornado difícil y retórico porque sencillamente hemos olvidado la diferencia, la madre adoptiva de la elección, por así decirlo. Pareciera que la diferencia es casi un delito, un acto irresponsable y egoísta. Pura banalidad, la diferencia está por doquier, sólo que cuando nos conviene utilizarla con fines manipuladores.


(El holandés Tiesto, considerado el primer DJ del mundo)


Decididamente ya es hora de crear espacios distintos, no para personas raras, sino para seres comunes pero con gustos diversos. Ya no es justo que el fin de semana y teniendo como meta irnos a escuchar música, bailar y compartir con amigos, diversión por excelencia de estos tiempos, tengamos que aceptar que en todos los sitios recreativos de la ciudad se ponga la misma música, oferta sonora que viene bajo el empaque “aquí se pone de todo”, y que no es más que una mezcla obstinante de géneros que por razones evidentes no compaginan, sobre todo cuando el “DJ” es de pésima factura como casi siempre ocurre.

¿Es acaso tan difícil o preocupante crear un espacio propio para quienes gustan de la buena salsa y el reguetón, o para aquellos que ven en la música electrónica bailable su razón de ser, sin olvidar a los que sucumben con la energía del rock y el pop, y que buscan con ansiedad disfrutar de su gusto durante sus pocas horas de esparcimiento?

Lo mismo ocurre con los programas radiales que tratan de cultivarte, cuando en realidad solo logran inconformidad y resignación, al ofrecer un segmento musical que comienza con Linkin Park, atraviesa sobre Elena Burke y aterriza en los brazos de Aventura.

No nos engañemos, que de esta tierra somos y de cocteles sabemos: por más amplio que sea nuestro espectro gustativo dentro de la más activa de las artes, la música, siempre tendremos preferencias y necesidades objetivas de satisfacción personal para cada momento. Y esto no conspira en manera alguna contra la integridad cubana y mucho menos contra la fusión cultural que nos caracteriza, que dicho sea de paso es inmensa y por tal motivo fragmentaria.

¿No sería mejor que si usted quiere disfrutar de un buen repertorio de trova contemporánea tenga siempre dónde hacerlo? ¿O si quiere escuchar un programazo con las mejores baladas de esta década pueda hallar una frecuencia que se lo brinde sin remilgos porque sus realizadores crean que están pecando?

Y por favor, que nadie me hable de que no hay suficientes centros para este desempeño, o que el soporte técnico es precario. Incierto, con lo que hoy Santiago de Cuba tiene, y sé que otras provincias también, sobra para identificar cada sitio con cualidades de género y estilo propio.

Recordemos, y esto es valedero, que cuando alguien está plenamente satisfecho y feliz, y además rodeado de personas afines que comparten sus intereses, las acciones que pueden propiciar el desorden, la indisciplina y la queja son prácticamente nulas.

Se trata de hacer espacio para todos en una isla familiar donde no queremos Robinsones disgustados.

Creo que la mejor manera es respetando y entendiendo una individualidad tan simple como esta. Y para aquel que tenga un gusto enciclopédico y se siente realizado cuando “ponen de todo”, seguro estoy que sobrarán las atracciones pues, reitero, con las posibilidades que contamos hay más que suficiente para cualquier proyecto bien definido en este sentido. No obstante algún día logrará notar que donde hay de todo casi siempre es lo peor lo que se impone, y con ello su correspondiente ambiente.


Sería genial poder elegir el próximo fin de semana en qué lugar quiero estar. Si mi ánimo y mi cuerpo me dan para un hip hop, un bolero o un merengue bien tropical. Claro, estoy obviando la sonrisa de mi bolsillo insatisfecho.


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---RADIO SIBONEY: 40 años de música y compañía http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/08/radio-siboney-40-aos-de-msica-y-compaa_04.html

---RADIO SIBONEY: 43 años http://laislaylaespina.blogspot.com/2011/08/radio-siboney-43-anos.html


1 comentario:

La Polilla Cubana dijo...

Y no dejemos de mencionar la programación radial: los sabados a partir de las 8 pm no hay más que música bailable... ¿y qué para los que simplemente queremos oir la música que nos gusta? ¿Alguien conoce de un solo programa donde SÓLO se programe trova, sea nueva o tradicional? Sueño con ello...