domingo, 25 de agosto de 2013
De Santiago de Cuba, REINALDO CEDEÑO
Es Santiago de Cuba el remoto entorno de una
bahía para el sueño. Reinaldo Cedeño, poeta nacido allá, en 1968, representa
parte de la intelectualidad que escribe libros curiosos y bellos en pleno
2013. Atípica, su formación no es la de una vía fácil ni repetida. Es
licenciado en periodismo y master en comunicación social. Eso le
propició llegar a ser director de las Ediciones Caserón, entre otras cosas
relevantes.
El ingente esfuerzo por representar a los
escritores santiagueros lo propone como uno de los baluartes más
especiales. Su libro Poemas del lente, publicado en el 2012, pasó
primero por las manos de un jurado conformado por Marilyn Bobes, Luis
Lorente y Marcelo Morales. Los editores pertenecían a las ediciones Loynaz,
de Pinar del Río.
El texto resulta cuidadoso, atractivo. Los
sepias y la ilustración de portada hacen de este libro de la colección
Laurel, algo generoso a la vista y por lo tanto, llamativo para
el buscador de lecturas.
Pero será el prestigio conocido, y sobre todo
la realidad de la obra la que va determinar el destino de Poemas del
lente. A grosso modo, vemos una temática diversa y diferente. Hay mérito
en la concepción del cuaderno, porque aborda las impresiones de películas
famosas y muy interesantes el corpus de su recorrido poético. Lo que
podría diferenciar sus poemas está en que, conocedor de la obra de arte que
desea juzgar, hay un incalculable sinnúmero de recursos tropológicos que
concatenan el saber poético.
No pensemos en los leitmotiv, porque
ellos constituyen a veces la eclosión de un artista por unificar lo que en
cierto sentido es el “desorden” de la música interior. Él más bien
dictamina su verdad sobre las películas vistas y trazando comparativas bien
ingeniosas, trata de acercarse a lo sensible, al contenido de la imagen
observada.
Creo que aporta, sin redundancia, o sea, sin la
repetición inútil de un concepto vacío, una diferencia en las poéticas actuales
aunque, claramente, los poemas podían tener una mayor perfección. Pero hacia
eso va, porque radarizados de tanta perspicacia ya en Poemas del lente
une una imagen visual a una imagen literaria, y eso es un reto
para cualquiera que se lo proponga. No es fácil lograrlo. Siempre he
creído en la multiplicidad, tal vez porque he tenido lecturas muy
diversas, y todas me aportaron algo.
También Cedeño, buscador de tanta
“quimera”, sorprende por su verso, que se define por la gran seguridad con
que lo proyecta. No hay tanteos, no hay debilidades, sino que dominador del
lenguaje este fluye como si declarara lo que el gran compositor Paul Anka,
dijera en su canción clásica: this is my way. Así que anda bien
Santiago.
Allí, donde la Fosa de Bartle y la Gran Piedra existen,
existen también los extremos de la acción- reacción de todo fluir: Cedeño está
entre los mejores y mejor es también, para decirlo como Malraux, su
condición humana.
(TOMADO DE CUBARTE / Fecha: 2013-08-06
De Santiago de Cuba, Reinaldo Cedeño)
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