7. Congreso de la UNEAC: CUANDO EL ARTE ES LA PROPIA VIDA

(El joven Leonel Aja, resctado por el arte)

(La escultora Caridad Ramos, una década de amor al servicio de su comunidad)

Reinaldo Cedeño Pineda

La Fundación Caguayo para las Artes Monumentales y Aplicadas (bajo la presidencia del escultor Alberto Lescay) y en coordinación con la propia UNEAC, propició un fértil intercambio con los delegados al 7. Congreso de la UNEAC este viernes 11 de abril, en la sala Titón de la sede santiaguera (calle Heredia).

Quiero dar fe del fructífero intercambio entre parte de los delegados y los asistentes; pero sobre todo de un momento de alta emotividad:

Al cierre, la escultora Caridad Ramos estrenó el documental (guión y dirección del cada vez más excelente Guille de la Rosa) acerca del joven Leonel Aja, un sordo cuya pasión por la pintura, lo ha rescatado para la vida.

La obra de unos pocos minutos, ya había arrancado lágrimas en el Congreso.

Para vencer las barreras de la hipoacusia y la mente, debieron fundirse el apoyo familiar, el lenguaje de señas aprendido sobre la marcha, la sensibilidad de una artista como Caridad, más el talento y la voluntad de Leonel.

Es una muestra del trabajo comunitario (Proyecto Golondrina.Vuelo) liderado hace una década por la creadora en el Distrito Antonio Maceo de Santiago de Cuba; y además había sido citado como referencial por el Ministro de Cultura Abel Prieto, durante la clausura del 7. Congreso de la UNEAC.

El realizador nos acerca a la esperanza de los padres, la fe de la artista en el ser humano y la creación, y a un joven que pinta, que sueña, que toca la oreja de una escultura con mil olas batiéndole dentro.

Al final, como premio, se despejaron las incógnitas de si el artista en ciernes podía ser aceptado en la escuela de Artes Plásticas.

A Leonel le han dicho sí.

(Un acto de fe: flores a la memoria de Don Emilio Bacardí. En primer plano, Sara Inés Fernández, una defensora de la ciudad de Santiago de Cuba, su preservación y su historia)

Una jornada antes, frente al Museo Emilo Bacardí, una santiaguera sensible que necesita mucha ayuda (Sara Inés Fernández, ex secrataria del Sindicato de al Cultura en la provincia, y algunos cronistas populares), había recibido a parte de la delegación al Congreso, en nombre del proyecto “De la ciudad, sus calles y sus nombres”.

Sencillo, en un acto de fe, depositamos una ofrenda floral ante la tarja de Don Emilio Bacardí, en memoria del primero que creó un museo para guardar la reliquias de los grandes hombres de la gesta independentista del siglo diecinueve, el patriota y el cronista, el benefactor… que muchos han olvidado.

Ese proyecto ha generado el conocimiento por los pobladores santiagueros de la historia de sus calles, de los nombres de patriotas y personalidades que ostentan sus arterias, y del rescate de algunos sitios vinculados al devenir de una ciudad cargada de historia como Santiago.

Me voy con el parecer del trovador José Aquiles que ha regresado con la alegría en el rostro y dentro, dispuesto a seguir haciendo para asistir a su próximo congreso; el del actor Dagoberto Gaínza, con cuatro décadas de entrega a las tablas, en su primera vez en una cita magna; el de Gilberto del Río, con la certeza de que el trabajo de las comisiones del Congreso sigue en Santiago de Cuba; de la escritora Aida Bahr, en la línea de la doctora Pogolotti, preocupada por la formación educativa; o el del memorioso escritor Marino Wilson Jay quien subrayó que este Congreso fue un rotundo mentís a aquel otro que luego generara sucesos tan tristes como el del caso Padilla…

Dijo bien: “El Congreso es uno de los hechos culturales más importantes de los últimos diez años en Cuba”.