Jesús García Clavijo
irenec@medired.scu.sld.cu
Se habló de amor y todavía queda un suspiro en la ventana. No podía ser de otra manera, los aniversarios de los sabios son bendiciones de los elegidos y
Vinieron los nombres como mariposas, y mariposa fue la voz de la primera invitada Erika Abad con un poema largo como ella anunció, y bello como omitió, deleitando a los presentes como una caricia delicada.
La voz de Alina Puig dejó para siempre dos canciones en el patio, jugueteando entre los balances, Alfonsina y el mar, todo lirismo, y Regalo, canción hermosa de Augusto Blanca, motivo para recuerdos de los presentes cuando en años de esplendor, la cultura corría por las calles de Santiago de Cuba, como el calor y el buen hacer de su gente.
Un préstamo de Cuba que anda por
Yolanda Franco Sagué, poeta y escritora, resaltó los valores humanos y la historia de cada uno de los presentes, su voz tierna, como delicada su risa, ayudaron a sus manos, palomas en vuelo, dándole paso al autor de estas líneas para decir sus poemas.
Y se habló de los valores humanos, de Martí y de la obra y la virtud.
Una voz hermosa pidió otro poema y volvió la gracia y la juventud de Erika a refrescar la tarde con sus canciones, trepando las ramas de los árboles del patio, entrelazadas con poemas del que escribe estas líneas, como unidad de luz y de confianza para volvernos a ver en otro aniversario con la pureza, la sabiduría y la razón.
Se hizo de noche y nadie se dio cuenta, quizás Júpiter puso un manto para cubrirnos y acurrucarnos agradecido.
Minerva salió con armaduras, defensora de su hogar y de sus hijos, a luchar por siempre, la esperanza del reencuentro.
Octubre del 2010
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