lunes, 3 de diciembre de 2007

ALICIA ALONSO: UNA LEYENDA UNIVERSAL DE LA DANZA


Reinaldo Cedeño Pineda

Ya no baila; pero batió todos los récords de permanencia de una bailarina clásica. Tal vez bailó más de lo aconsejable; la pasión, el espíritu, la demoraban.

Todavía en 1995 fue capaz de actuar diariamente en una gira del Ballet Nacional de Cuba por Italia.


Dos años después, en el Metropolitan de Nueva York realizó una actuación especial. Se cumplía medio siglo del estreno del célebre ballet Tema y variaciones, de George Balanchine.


Fueron sus últimas presentaciones. Alicia Alonso pasaba largamente de los setenta años.


Tema y variaciones, afirman, fue toda una batalla entre la entonces joven bailarina del American Ballet Theatre y el reconocido coreógrafo.

Balanchine complicaba los pasos y los giros, retando a la Alonso; mas esta aceptaba el reto una y otra vez, con la misma disposición. La conjunción de maestrías convirtió a la obra en parte de la historia de la danza..


Ya no baila, aunque no sé. La he visto sentada, bailando con los ojos. Conmueve cuando danza con las manos.


Alicia Alonso nunca fue una mujer hermosa. A lo largo de su vida los caricaturistas han remarcado su boca alargada y su nariz. Sin embargo, bastaba que pisara las tablas para verle las alas.


Tuvo ejecuciones brillantes, mas lo singular en ella, fue su interpretación. Ahí quedan, insuperables, la gitana en el ruedo de Carmen, o la transida locura de Giselle.


Bailaba de la mente a los pies, y su estilo romántico detenía el tiempo.


La crítica intentó traducir esas sensaciones con palabras:


Mario Pasi: Es la última divina de nuestro tiempo.


Maurice Béjart: Ella es un ser eterno.


Arnold Haskell: ¿Cómo puedes interpretar a Giselle, si Giselle eres tú?


Había comenzado a lo grande, en 1938, en Nueva York. Recorrió el mundo como prima ballerina con el American Ballet Theatre, y en 1948, con el esfuerzo de unos pocos, fundó un ballet con su nombre, que a la larga sería el Ballet Nacional de Cuba.

Nunca se rindió. No lo hizo ante su operación visual o el escaso apoyo oficial de los inicios; ni ante los prejuicios culturales o sexuales que le salieron al camino, a ella y a su compañía.

Bailó en las montañas, en los centrales y en los teatros. Sus coreografías de los clásicos, forman parte del repertorio activo de varias compañías del orbe.

Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, entre sus reconocimientos se hallan la Orden El Águila Azteca, el Premio Benois de la Danza, la Orden José Martí y el Premio Irine Lidova a la obra de la vida.

Y, ahora, la tengo frente a mí. Una octogenaria, una leyenda. Apenas tengo unos minutos para conversar con la última divina.

En el mundo se habla de Escuela Cubana de Ballet… se refieren a un “modo particular” de asumir la danza clásica en un país caribeño. ¿Dónde hallar realmente estas singularidades?

“Las escuelas de ballet en el mundo tiene las mismas demandas técnicas; pero en la forma en que se enseña, dadas las experiencias diferentes que se han heredado, en la metodología, ahí están las variantes, las riquezas…

“Lo otro, lo que ya se comprende como Escuela es el efecto que demuestra la compañía, el Ballet Nacional de Cuba que es un producto ya hecho, lo que ven todos.

“Usted ve una compañía rusa, una francesa, y usted nota diferencias. Por eso la crítica enseguida afirma cuando nos ve bailar: “esa es la escuela cubana. Es que hay una personalidad, una forma de moverse, una forma de decir diferentes.

“La escuela está en la forma en que hemos asumido los grandes clásicos. En la concepción artística y general; más particularmente en la forma de los bailarines de decir esa concepción: en la versión teatral, la técnica.

“Eso está en cada bailarín. El cubano cuando se mueve tiene un gusto de bailar, de acentuar su baile.

“Técnicamente, les pedía siempre a los alumnos que estuvieran con el ritmo en los pies; pero con el cuerpo, de la cintura para arriba, bailando con la melodía, que ahí está el sentir, el “habla” del bailarín.

“La personalidad del bailarín se expresa donde hace algo más despacio, donde pone el acento. Ahí está la individualidad, y si es hombre, en como le da la mano a la bailarina o como la mira.

“Y el punto final: hay una sensualidad en el hombre y la mujer cubanos que no existe en ningún otro bailarín. Es ese sentirse hombre y mujer, una forma muy particular que no se pueda agarrar; pero se puede sentir: Esa es la Escuela Cubana de Ballet.

“Esa formación artística nuestra la hemos compartido, y luego, las Cuatro Joyas. [i] Y los que han llegado después, van a ir heredando, aprendiendo unos de otros”.

Pero, el ballet de sus inicios… no se parece al de estos tiempos…

“Sí, creo que se les ha puesto muy difícil a los bailarines de hoy. El ballet es como todo en la vida, cada vez se pone más difícil.

“Cuando yo empecé a bailar, y ahora me refiero al hombre, aquel que pudiera hacer dos vueltas y pararse en cuarta más o menos… si agarraba a una muchacha y podía sentársela en al hombro, ya estaba dentro de la compañía…

“En la mujer, la que pudiese hacer un pirouette, un piqué en arabesque con un compañero, poner la pierna de cierto modo, y que tuviera una gracia más o menos… ya estaba dentro. ¿Fuoutté? Si hacías seis, te ponían una medalla. Así era cuando yo empecé.

“Luego, las cosas se fueron complicando. Parte de esa complicación técnica la tuve yo, que me enamoré de la danza y estaba siempre buscando lo más difícil. El Ballet Nacional de Cuba ha heredado eso.

“En general, en el mundo se ha heredado lo difícil de la demanda técnica y ahora la sufren, pero la gozan. Lo maravilloso es como lo van venciendo, poderse empeñar y saber que camino escoger. Nosotros tuvimos que hacer ese camino”.

¿Ballet: Técnica o arte?

“El cuerpo del bailarín, naturalmente forma parte de lo que están bailando, no pueden ser bailarines automáticos, hay que expresar ese arte que sienten, decir la historia.

“La técnica es tan fuerte que a veces uno se enamora; pero hay que tener cuidado y enamorarse de los dos: la técnica y el arte”.


¿Qué lugar ocupa la preparación física?


“Todo tiene que bailarse que parezca natural, que el público no tome conciencia de ese esfuerzo físico, de lo duro que es.


“Esa experiencia la tuvimos con unos levantadores de pesas del equipo nacional. Cuando veían a los bailarines levantando a las muchachas, haciendo las cargadas, decían: mira que fácil es…

“Y yo les digo, ¿sí?... a ver. Y aquello fue tremendo cuando intentaron hacerlo Y yo les pedí: ahora cárgala y sonríe al mismo tiempo… No, no es tan fácil. Lo entendieron…”.

¿Realmente, le faltó algo por bailar?


“Sí, continuar bailando. Nunca uno se queda satisfecho.


“Todavía yo bailo dentro, todavía mis músculos se contraen, inmediatamente reaccionan. Siento la música y hay un reflejo condicionado que lo llevo dentro todo el tiempo”.

“Todavía no lo he bailado todo. Cuanto más tiempo pasa, más deseo de bailar me da. Nunca se acaba”.


[i] Cuatro Joyas . Calificativo reservado por el critico Arnold Haskell a la promoción de bailarinas cubanas formada por Loipa Araújo, Aurora Bosch y las ya desaparecidas Mirta Plá y Josefina Méndez).

1 comentario:

A Cuban In London dijo...

Muchas gracias por haberme visitado. Disculpa porque no estaba en casa y no pude invitarte a la colada de las tres. Es la una de la tarde en Londres y me dispongo a tomar mi hora de almuerzo, pero quería antes leer un poco de la entrevista que le hiciste a "La Señora". La vi en el ¿94? ¿95? bailando El Quijote, o mejor dicho, fingiendo que estaba bailando, ya que la tenían que cargar por todo el escenario. Voy a seguir leyendo un poco más de tu blog. Me interesa saber que es lo que pasa en la isla, sobre todo cuando no tenga la vena política que normalmente tienen los comentarios en internet.

Chao y un abrazo de cubano.