sábado, 22 de septiembre de 2012
LOS LOCOS Y LAS PUERTAS / Una crónica para Teresa Melo
(Teresa Melo invitada al
espacio LETRAS COMPARTIDAS, conversa con Reinaldo Cedeño en la Biblioteca Elvira
Cape de Santiago de Cuba / Foto. Cortesía Miguel Noa)
Reinaldo CEDEÑO Pineda
Venceremos. Así se llamaba
el periódico donde un día me estrené, se llama. En el oriente del oriente: Guantánamo. Sostener
su nombre era difícil. El período especial mordía con saña.
Una hamburguesa era la
bendición; cuatro ruedas, una excentricidad; un bombillo encendido, la
noticia No son metáforas.
Vivía en la casa del río. Vivía
en una casa habitada por fantasmas. Vivía como podía. Tampoco son metáforas.
Me fui al parque Martí con
las cuatro heridas de mi zapato. A los veintitrés años, se estrechaban los
caminos. Muchos amigos, como los dioses antiguos, habían caminado sobre las aguas.
Sostenía un libro de poesía
en las manos, un libro breve. Conocía a la autora de La Escalera, en el Museo del
Carnaval, en la calle Heredia. A ella y a otros insomnes a los que no quise abordar nunca. ¿Me detuvieron
la cordura, los años, los prejuicios, la ignorancia?
Abrí la página al azar,
con desgano. “Cuento con moraleja” era el título:
Los locos encontraron cerrada la puerta del jardín
Los cuerdos también la encontraron cerrada
Los cuerdos
Se tendieron
allí sin llaves
y sus cuerpos se llenaron de hormigas
y
hojas secas
Los locos —los locos―
rieron
mirando con fijeza
y pasaron todos a través de la puerta.
Era un mensaje en clave. Mi
escala para volver.
A los veintitrés años pude
cruzar la puerta, de manos de Teresa Melo.
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