Reinaldo Cedeño Pineda
Poco a poco se ven señales en
Santiago de Cuba después del huracán Sandy. Poco a poco.
Anoche sentí la algarabía de
los edificios de 18 plantas de la Avenida
Victoriano Garzón en el centro de Santiago de Cuba: había
llegado la corriente. El edificio iluminado, primero uno, luego otro, son todo
un símbolo.
Las
calles centrales comienzan a verse más despejadas. Hay camiones y equipos de carga
por doquier, incluso alzadoras cañeras... aunque aún falta un mundo.
Calles interiores y poblados aún deben esperar.
Hoy encontré a una amiga comiendo un pedazo de galleta. Se le cayó todo el techo de su casa y aún está anonadada. No es solo ella.
Un muchacho, casi
ingenuamente me pregunta en que parte de la ciudad se encuentra. un recluta del
Servicio Militar con su característico uniforme verde. Rostros muy jóvenes, casi niños, han llegado de todo el país
a echarnos una mano.
Hay muchos subidos a los
postes.
Hay machetes y motosierras
por todos lados.
También hay largas colas.
Radio Mambí-Radio Siboney en
el Reparto Sueño, son ejemplo. Aquí se enfrían botellas de agua, se recargan baterías, lámparas, móviles de
todo el barrio y de más allá…
Ya hace casi seis días,
Santiago de Cuba vive sin fluido eléctrico.
Ahora todo parece más cerca.
Se ven casas y edificios que antes no se adivinaban por los árboles que han caído.
El sol es tremendo.
La luz que resguardamos
dentro, también.
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