domingo, 7 de septiembre de 2008

ESPERANDO el CICLÓN


Reinaldo Cedeño Pineda
escribanode@gmail.com


¿Ha estado usted alguna vez a la espera de un ciclón?

Es sobrecogedor ver a través de las pantallas como se acerca el simbólico espiral, rotando con su carga mortífera. Y tener que esperar…

El Oriente de Cuba será impactado desde esta noche-madrugada por el huracán IKE, un nombrecito raro entre nosotros, pero que seguramente será recordado.

La categoría cuatro de IKE en la escala Saffir-Simpson (vientos máximos sostenidos de entre 210 y 250 kilómetros por hora) lo traduce como un huracán severo.

Escribo después del mediodía. Nublado, muy nublado. Todo plomizo. Ahora mismo empieza a lloviznar, nada significativo aún. Llovizna a ratos. Ya se anuncia que si en Santiago de Cuba el viento excede los 65 kilómetros por hora, será suspendido el servicio eléctrico, y no podré escribir bajo esas circunstancias, además de la racionalidad aconsejable en esos casos en el uso del servicio telefónico, vía para conectarme a Internet.

(Ya recargué las pilas (baterías) de mi pequeño radiecito portátil).

Aunque el ojo del huracán IKE al parecer impactará en el norte oriental del archipiélago cubano (Holguín, parte de Guantánamo, Las Tunas, Camaguey), en el Oriente Sur: Santiago de Cuba, Granma y el resto de Guantánamo también están, ESTAMOS en alarma ciclónica.

(Un tercio de las casas santiagueras no resistirían un huracán de gran intensidad)

La Defensa Civil decretó la fase tres: “alarma ciclónica”, lo que quiere decir que la llegada del meteoro es inminente. El Norte del Oriente cubano no ha sido afectado por un ciclón hace medio siglo.

(Los cubanos nos hemos vuelto un poco meteorólogos)

Pero, ya sabemos que un huracán no es su ojo (el temible ojo del huracán); sino que es una amplia zona de vientos y lluvias que pueden ser bien destructivos.

Los pronósticos señalan además su probable trayectoria por otras zonas de mi país, cuya región occidental (Pinar del Río y La Isla de la Juventud) fuera devastada por el huracán Gustav, apenas el 30 de agosto.

(Las imágenes vistas hace poco son desgarradoras: más de 100 mil viviendas fueron afectadas… aunque no se perdió la vida de un solo cubano. Esa es la Revolución)

Ya en la Punta de Maisí (provincia Guantánamo), el extremo oriental de Cuba, se sienten ráfagas. Se reporta una racha de 120 kilómetros por hora en el Jamal de Baracoa. Habrá penetraciones del mar. Ya el radar de Gran Piedra (mointañas de Santiago de Cuba) puede ver el centro del ciclón.

Mi casa, por suerte, es de una construcción sólida, con cubierta de placa… pero después que hemos visto los desastres en el Occidente, hemos decidido tomar todas las medidas posibles:

Eso se traduce en asegurar ventanas y clavetear trancos por la posible fuerza del viento, asegurar igualmente las puertas, recoger en el patio aquellos objetos que puedan volar como proyectiles, quitar las antenas, colectar agua y alimentos, abrir lugares para que el agua fluya mejor…

Desde esta mañana, mi padre y yo andamos clavando… por si acaso. No es exageración, es elemental precaución.

La televisión transmite un programa especial, y la radio. Hay llamados constantes a la disciplina y una cifra de miles de evacuados a lugares seguros. Se reiteran las medidas. Hay experiencia en Cuba al paso de un ciclón…

Estoy resguardado en mi casa, pero la ansiedad me come…

¿QUÉ ES UN CICLÓN?

Pero, ¿qué es un ciclón?

En palabras técnicas, lo dice así el Instituto de Meteorología de Cuba:

“Un ciclón tropical es un término genérico que se emplea para designar a los sistemas de baja presión que se forman en los océanos, en un ambiente homogéneo y generalmente en la zona tropical.

“El ciclón tropical está acompañado de una amplia área de nublados, con lluvias, chubascos y tormentas eléctricas y tiene asociada una circulación superficial de los vientos en sentido contrario al de las manecillas del reloj en el hemisferio norte, siendo en el mismo sentido que éste en el hemisferio sur”.

Un huracán es un ciclón totalmente desarrollado, con vientos a partir de los 117 kilómetros por hora (una “depresión tropical” tiene vientos máximos sostenidos inferiores a 63 kilómetros por hora, y una “tormenta tropical”, vientos de entre 63 y 117 kilómetros por hora).

Todas esas mediciones son para los especialistas. Para el común de los mortales, un ciclón es una furia de la naturaleza, una descarga de viento y agua que combinados pueden ser letales y capaces de los mayores desastres.

Un ciclón es un pedazo del diluvio.

LA MEMORIA PERSONAL

No he vivido en mi casa un ciclón realmente fuerte. Nunca he sido evacuado; pero he visto y sufrido lluvia, mucha, días enteros…

Las puertas se han recrecido… he tenido que practicar kárate para cerrarlas. El agua se ha filtrado por los lugares más insospechables. Los papeles se han humedecido a un grado increíble, los aparatos eléctricos se han cargado de humedad…y para encenderlos he tenido que pedir Dios y ayuda. Los botones de la computadora se me han pegado a los dedos. El moho ha hecho su agosto…

Cerca de mi casa, en un bajío y en medio de un aguacero interminable, acudí al llamado de una familia a la que le había entrado agua en su casa. Una cañada insignificante se había vuelto una corriente desbordada. Nadaban las cosas por encima de la cintura…. Por suerte, se han mudado hace tiempo de ese lugar.

En la provincia Guantánamo (cuando trabajaba por allá a principios de los noventa), ante la inusitada crecida del río Guaso que se elevó hasta ocho-nueve metros, vi a varias personas ahogándose, mientras se las llevaba la corriente. Vi lanchas de salvamento por las calles por donde a diario pasaba, gente en los techos pidiendo auxilio, niños llorando....

Me así aterrado a los barrrotes del balcón. Miraba desesperado y apreté mis dedos hasta sangrar. Nada pude hacer, nada podía… pero jamás he podido he olvidado.

Aquel puente, aquel río allá abajo (el Guaso), ni lo veía… ahora temblaba. Enormes troncos retumbaban contra sus pilotes, madreos de todo tipo, una enorme pipa de metal arrancada a un centro turístico... El río parecía un mar con olas y remolinos. Los ríos suelen ser "traicioneros"

Hubo compañeros de trabajo que se quedaron con lo que tenían puesto. Un árbol de aguacate, salvó a cinco personas que lograron alcanzar sus ramas. Vi quebrarse una casa de dura mampostería. El río la socavó. Verdaderamente increíble.

Y dice mi padre, que no he visto nada…

FLORA y SANTA CRUZ EN LA MEMORIA DE LOS CUBANOS

Mis padres se acuerdan del ciclón Flora (del 3 al 8 de octubre de 1963) que acabó con la vida de unos dos mil cubanos, con unas inundaciones terribles precisamente en el Oriente de Cuba.

El fenómeno tuvo “un lento y errático movimiento”, hizo un extraño lazo, un lazo maldito. Cuando todos pensaban que se iba, retrocedió. Cuba no tenía aún el sistema de embalses, no había desarrollado la cobertura meteorológica completa y apenas comenzaba su sistema de defensa civil.

“En un extraño movimiento de lazo, el huracán había penetrado por Guantánamo, seguía rumbo norte hacia Holguín, Gibara y Nipe, y cuando se pensaba que continuaría hacia las Bahamas, un brusco retroceso provocado por las altas presiones que encontraba en la costa norte, lo hacía descender de nuevo sobre la provincia, bajando hasta el litoral sur con aterradora fuerza, para salir por el golfo de Guacanayabo, a la altura de Niquero, en dirección a Santa Cruz del Sur, el sureño poblado camagüeyano”

Hubo montañas completas deslizadas, ríadas incalculables, poblados incomunicados, gente rescatada en helicópteros, Fidel en un anfibio…

Hubo “acumulados de hasta 1800 mm en 72 horas. Prácticamente la lluvia de un año en tres días”.

Mi padre siempre me decía que el río sacavó kilómetros y kilómetros de carretera, como si la fuera levantando con una gran pala metálica.

Por ahí está el documental Ciclón de Santiago Álvarez que impresiona cada vez que se ve.

He visitado Santa Cruz del Sur, en la costa sur del Camagüey. Era un niño y por allá vivía mi tío Fernando.

Cuando me señalaron hasta donde había llegado el mar, muchos kilómetros dentro, y la altura (unos seis metros), no le dije nada a nadie… pero no lo creí. Vi un lugar llano, hermoso, con el mar cerca. La vista se me perdía, extrañado, yo gente de estar rodeado de montañas.

Santa Cruz del Sur es “una lengüeta de arena rodeada de playazos”.

Los testimonios que uno lee son espeluznantes. El 9 de noviembre de 1932 fue la mayor catástrofe en la historia de Cuba. Una marea de tormenta producto de un huracán sepultó al pueblo, y murieron unas 3 500 personas.

Otros recuerdan el huracán del 18 de noviembre de 1944.

“Los vientos alcanzaron rachas de 262 km/h en la capital del país (…) Los vientos huracanados soplaron durante 14 horas, estando por 7 horas por encima de los 200km/h. Se reportaron 300 muertos”

ESPERANDO

En fin que estoy esperando el ciclón, protegido en casa, junto a mis padres, con las medidas tomadas… pero no dejo de estar preocupado.

Por suerte, estoy convencido que pérdidas de vida como la del Flora o el huracán de Santa Cruz del Sur, no se repetirán más en Cuba.

Ojalá el paso de IKE no sea tan grave. Los cubanos estamos unidos.

VER MAPAS DE CUBA:

http://laislaylaespina.blogspot.com/2008/09/los-mapas-de-cuba-y-el-caribe.html

VER MÁS sobre DESASTRES NATURALES en CUBA:

---CATÁSTROFES naturales en Cuba
http://www.radiometropolitana.cu/2008/secciones/ciencia/agosto/fr-catastrofes25.htm

---Ciclón Flora: Desastre natural al paso del huracán (Reportaje con fotos. Revista Bohemia)
http://www.bohemia.cubasi.cu/centenario-bohemia-2/flora.html.html

--- Santa Cruz del Sur, 9 de noviembre de 1932: los sueños borrados: http://www.cadenagramonte.cubaweb.cu/historia/santa_cruz_sur.asp

---CICLÓN FLORA: el lazo mortal (Testimonios) http://www.lademajagua.co.cu/infgran710.htm


1 comentario:

ZaIra !!! dijo...

De verdad que que horrible tiene que ser estar esperando un ciclón y saber que aunque intentes prepararte jamás estaras lo suficientemente preparado para recibirlo. Mucha suerte espero que todo resulte bien. Un saludo desde México