Reinaldo Cedeño Pineda
Una enorme herida presenta por estos días la vía principal de Santiago de Cuba.
Los pobladores se asombran ante la gigantesca operación. Y los enormes tubos de “plástico duro”, en realidad PAD (polietileno de alta densidad), han dividido el último tramo de la carretera central.
Es todo un acontecimiento el simple acto de cruzar la calle, cuando hay que sortear un obstáculo de esa naturaleza, con sus novecientos milímetros de diámetro.
Incluso, se encontraron los restos de un viejo puente sobre lo que fuera el río o arroyo Yarayó…
Las soldaduras por termofusión, son particularmente llamativas para todos.
Las fuerzas de Recursos Hidráulicos con máquinas de último modelo horadan la tierra, dejan caer los tubos, la expulsan instantáneamente, y en poco tiempo la retiran…
Mi colega Odalis Riquenes Cutiño −profesional de talla cuya amistad me honra− destacó en el diario Juventud Rebelde que:
“ (…) la nueva conductora sustituirá a las líneas tres y cuatro que actualmente abastecen al 80 por ciento de la población santiaguera, incluyendo hospitales y objetivos económicos, hasta hoy condenados a un suministro inestable y alargados ciclos de entrega debido a las constantes averías propias de un sistema vetusto y de largo tiempo de explotación”.
Tomar un transporte rumbo a Boniato, en las afueras de Santiago, donde vivo, se ha convertido en un quebradero de cabeza… pero valgan estas incomodidades por ahora si se trata de alcanzar objetivos tan loables.
Las imágenes fueron tomadas este 19 de mayo de 2008.
La terminación será en unas semanas. El trabajo es continuo. Habrá AGUAAAAAAAAAA en Santiago de Cuba.
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