viernes, 29 de junio de 2012

Narrador invitado / Yasser Alberto Cortiña Martínez: EL NIÑO



MUY ESPECIAL. Desde Chile / Por  Yasser Alberto Cortiña Martínez


Lanzarse al sabor de la arena desértica fue su mejor salida.

Kilómetros, sol, necesidad de un grito que no se formulaba. Escasos años y la búsqueda de un padre sin rostro y sin personalidad. Un niño de cera que no entendía cómo rayos decirles a los otros que lo trajo la cigüeña. Una madre sin destino, sin origen. Y un padre. Como añoraba un padre.

Sus pensamientos se debatían los instintos de ser humano recién llegado  mientras la lágrima no aparecía en el conducto.

Destejió los cabellos enmarañados por el viento y se sentó a esperar en el medio del desierto una señal que lo hiciese volver. No había amigos, ni palabras, ni posibilidades  de escapar. Solo. Completamente solo.

¿Qué hace venir a la tierra a un niño? ¿Por qué razón los días se le iban de la mano sin entender nada, sin captar una maldita energía que le devolviera las ganas de seguir viviendo? ¿Por qué diez años pesaban tanto?

Y entonces halló la daga junto a su cinturón y recordó la película de hace unos días. Un corte vertical en su muñeca, tal vez solucionaría todo. Sí, aunque algo en la mente decía una y otra vez que no.

Acercó  la punta del cuchillo. Penetró la piel y rasgó aguantando el dolor como un chico grande como un hombre, como su propio padre, como madre de su madre. Metió sus muñecas de niño de cera entre la arena del desierto y acostándose entregó su cuerpo al sol.

No se supo nada de su paradero. Nadie lo buscó. Nadie lo extrañó. Él lo sabía por eso se fue. Por eso corrió sin parar. Por eso cegó su vida. Porque no habían padres que le indicaran el norte del norte.

El niño se fue sin conocer el amor.

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1 comentario:

Fidel Fontaine dijo...

La comprensión de la narración está en el sostenimiento de su excelencia, eso que va de los detalles del estilo a la correcta musicalidad en la ejecutoria. Lo importante, lo medularmente ético, es la calidad.
Yasser propone estructuras y enlaces difuminados por esa pared mágica que sutilmente evoca un acto estético sobre el que han corrido ríos de tinta: alzar la escritura en un acto de libertad, sacarlo de su pureza, mostrar una decisión que es a la vez rendición y grito.
Siempre será bueno que mantenga narraciones originales, como todos los entes líricos y grandes escritores del planeta.
Eso es lo que realmente importa.
¡Enhorabuena!